Capítulo 78
1370palabras
2022-11-29 00:01
GRACIE
Corrí a ciegas; mi corazón latía como desquiciado contra mi caja torácica; mis venas se saturaban de adrenalina mezclada con miedo. En verdad, no podía ver las vueltas que daba alrededor de la mansión; estaba oscuro, ¿dónde estaban las luces? Necesitaba a Hazel y salir de ese lugar. No podía imaginar el trauma que debía sufrir en ese momento, no sabía si estaba asustada o si lloraba por mí o por Hayden.
Hayden...

¡Oh Dios! Me preguntaba si se habría dado cuenta de que nos habían secuestrado; nunca lo había necesitado tanto como en ese instante. Era cierto, nunca debí haberme ido, pero ya era demasiado tarde para arrepentirme. En ese momento solo cabía luchar por mí y por Hazel; al mismo tiempo estaría luchando por él.
Mis piernas se detuvieron cuando llegué a un callejón sin salida; grité de frustración pues no había tiempo para dar la vuelta. Los pasos se escuchaban cada vez más cerca, solo era cuestión de segundos antes de que me alcanzaran.
"Aquí estamos, ¿no?", sonó la voz, aterradora. 
Me di la vuelta y me encontré cara a cara con el hombre que había visto esa mañana, ¿o tal vez el día anterior? ¿Cuánto tiempo habría estado inconsciente?
Se trataba de Robert; a su lado estaba Melissa, con una mirada dura y en blanco, tan diferente a la chica que había presenciado hacía solo unos minutos. También había otros dos hombres junto a él, esperando sus órdenes para lo que planeara hacerme. A pesar del miedo, me negaba a mostrarme temerosa.
"¿Por qué estoy aquí? ¿Qué quieres de mí? ¿Dónde está mi hija?", pregunté.

"¡Cállate! ¡Una palabra más y no dudaré en matarte!", replicó, como única respuesta. 
Luego, se volvió hacia Melissa y comentó: "Confío en que la cuidarás bien, ¿no es así?". Él le dio unas palmaditas cariñosas en el hombro. Sin embargo, la paliza que había presenciado hacía un momento me decía que él era cualquier cosa menos cariñoso. 
Se acercó a mí y me tomó del cabello con sus puños. 
"Acompáñanos de buena gana y no tendré que lastimarte", siseó.

"¡Suéltame, m*ldita sea!", le espeté. De inmediato, me dieron un violento revés en la cara. Había sido ella y era dura; no sé por qué me sorprendió; también me empujó en las manos de los otros dos hombres. Supongo que me había equivocado con ella. 
La mirada de Robert brilló, como si estuviera satisfecho con lo que acababa de presenciar.
"Llévensela de vuelta", ordenó. Esa fue la última vez que los vi a ambos, mientras sus hombres me arrastraban, sin cortesía alguna.
*
*
Sentada sobre el suelo duro, me estaba dando un colapso mental; mis labios estaban agrietados, mi lengua hinchada y seca; necesitaba agua. Me preguntaba cuánto tiempo había estado atada en ese lugar. Lloré, recé para que Hazel estuviera a salvo y para que Hayden nos encontrara.
Nadie sabía, tal vez nunca tuviera la oportunidad de volver a verlo nunca más; pensar en eso me hizo llorar en silencio, al mismo tiempo, fortaleció mi determinación de sobrevivir; lamentaba haberle dicho esas palabras en un estado de dolor. Desde ese nuevo cautiverio, creía que no había ningún lugar seguro, excepto con él y en sus brazos.
Mi tensión aumentó cuando la puerta se abrió despacio con un ligero crujido. No era Robert, sino Melissa; traté de enderezarme, sin éxito, pues las ataduras me mantuvieron en la misma posición.
¿Por qué estaba ella allí?
Se paró frente a mí, con una bandeja en la mano.
"Por favor, solo dime dónde está mi hija, ¿qué quieres de nosotras?". 
Su mirada parpadeó por un momento, mostrando que todavía tenía un punto débil debajo de la apariencia malvada, si tan solo pudiera persuadirla...
"Él solo te quiere a ti, ella debería estar a salvo... Por ahora". 
Cuando noté la forma en que vaciló antes de la última frase, casi se me salió el corazón por la garganta.
"¿Qué quieres decir con eso? ¿Dónde está ella? Quiero verla", reclamé.
"Ella está a salvo por ahora, pero todavía hay varias formas en que una niña podría desaparecer, podría ser vendida o...", se calló, ignorando por completo mis palabras. 
¿Cómo podía sonar tan despreocupada al respecto?
"Solo déjame ir. Te escuché antes, no querías que nos lastimara, ¡solo déjanos ir!". 
Ante mis palabras, su mirada se endureció; dejó caer la bandeja al descuido y se dio la vuelta para irse.
"No importa lo que hayas visto u oído, siempre tendré que hacer exactamente lo que él me ordene".
"¡Él te trata como basura! ¡No tienes que obedecerle en nada!". Sabía que sería inútil, aun así quería intentarlo. 
Se dio la vuelta para darme la cara, con la mirada encendida.
"¡Deberías entenderme mejor que nadie! Tu familia te traicionó, pero aun así hiciste sacrificios por ellos, ¿no es así?", hizo una pausa, con los ojos muy abiertos como si no debiera haber dicho eso en voz alta. La miré en evidente estado de conmoción.
"¿Cómo es que sabes todo eso? ¿Acaso me investigaste?", pregunté. No obstante, aunque lo hubiera hecho, ¿cómo habría sabido con precisión lo que había sucedido hacía años? 
"Es un desperdicio ser leal con personas a las que no les importa, prefiero solo sobrevivir; eso es todo lo que he estado haciendo", murmuré en voz baja. 
Para mi sorpresa, ella sacó algo del bolsillo trasero de sus vaqueros: un celular.
"Sé rápida...", susurró ella. Su mirada recorrió veloz la habitación, parecía... ¿asustada? Mis dedos temblaban cuando me apresuré a ingresar el número; al segundo timbre respondió. 
Por desgracia, al mismo tiempo la puerta se abrió.
Robert irrumpió en el interior, nervioso, con su cabello salvaje. 
En esa oportunidad, iba acompañado por más de tres hombres. 
Nos observó, primero a mí y luego a Melissa; de seguro, no escondí el teléfono a tiempo porque parecía haber visto todo. Su rostro se desfiguró de pura furia y cargó contra nosotras.
"¡Tonta! ¡Qué hiciste!".
*
*
HAYDEN
M*ldita, m*ldita, m*ldita sea. 
Habían pasado horas, doce m*lditas horas desde que habían desaparecido. 
Hazel, tan pequeña, tan inocente para todo eso, todas esas mierdas que venían conmigo. 
La idea de que ella y Gracie estuvieran asustadas y solas, tal vez heridas o algo peor, me hacía hervir la sangre.
Las encontraría; quienquiera que estuviera detrás de eso iba a rogar por muerte y misericordia, una que yo no daría. 
No quería pensar en todas las posibilidades de todo lo que podría haber sucedido en ese lapso de tiempo.
Mi cordura se desvanecía poco a poco.
Todavía no habíamos obtenido su ubicación; cuando llegamos al parque de donde habían desaparecido, solo nos encontramos con los cadáveres de nuestros hombres. Quienquiera que hubiera sido, había sido bastante inteligente como para eliminar todo rastro que pudiera guiarnos hacia ellos.
Como no había ningún pedido de rescate, la situación se presentaba aún más arriesgada y peligrosa.
Sin embargo, las encontraría y, por Dios, mejor que estuvieran ilesas o...
Interrumpieron mis pensamientos papá y Sebastian; entraron con expresión gélida y enojada, sin lograr ocultar del todo el miedo... 
El escenario era como revivir la muerte de mamá y Jenny una vez más. 
Gracie y mi hija todavía estaban en manos de quienquiera que fuera ese b*stardo. 
Si bien yo fui quien les había dado la oportunidad que estaban esperando, si no hubiéramos tenido esa pelea entonces...
"Nada de eso, creo que...". Las palabras de Sebastian se desvanecieron cuando mi teléfono celular sonó; se trataba de un número desconocido; todo mi cuerpo se puso en alerta máxima cuando presioné el botón de respuesta. Como no salió ningún sonido, mis nervios se tensaron aún más.
"¡Quién es!", exigí, pero todavía no obtuve respuesta. Después de un momento escuché una voz fuerte.
"¡Tonta! ¡Qué hiciste!", el vozarrón fue seguido por un estruendo acompañado de un grito aterrador.
 Aunque se cortó la comunicación, ya había reconocido la voz enfadada; pertenecía a Robert.
Las ruedas en mi cabeza se pusieron en alerta máxima; la muerte de Shawn, el auto de Melissa, la advertencia que ella le había hecho a Gracie. 
¡Oh, m*erda!
¿Por qué no había considerado todo antes? Tendría sentido.
"¿Qué fue eso?", preguntaron papá y Sebastian, al mismo tiempo.
"¡Tenemos que buscar a Robert ahora!".
*
*