Capítulo 74
1305palabras
2022-11-27 00:01
HAYDEN
Al igual que yo, Sebastian tampoco creía que Melissa hubiera asesinado al detective.
¿Cuál sería su motivo para asesinarlo? Incluso si lo hubiera hecho, ¿por qué dejaría su auto tan cerca, dejando así pruebas que la llevarían a ella?
La conocía bien, ella era más inteligente que eso, a menos que ella quisiera que yo pensara tal cual como lo estaba haciendo en ese momento.
Había tantos vacíos por cubrir y no había suficiente tiempo; yo necesitaba llegar al fondo del asunto.
Abrí la puerta y me sorprendió encontrar las luces aún encendidas; ella debería haber estado dormida; en cambio, la encontré inclinada sobre la cama, parecía estar buscando algo.
"¿Por qué no te has dormido todavía?", pregunté.
Ante mis palabras, ella se sacudió y se dio vuelta con brusquedad para mirarme.
No obstante, su mirada no se enfocaba en mi rostro, sino en otra cosa.
M*erda. La sangre, lo habia olvidado.
"Estás herido...", su mirada se amplió alarmada, quizá buscaba el origen de la herida.
Se apresuró hacia mí, con sus rasgos llenos de preocupación; me tocaba los hombros y la cara con suavidad.
"¿Dónde te duele? ¿Necesitas ver a un médico?".
"No es mía". En cuanto esas palabras salieron de mi boca, ella, con los ojos más abiertos, apartó las manos y dio dos pasos hacia atrás, esquivando mi mirada.
Me encontré extrañando la sensación de sus caricias en mí, también la preocupación en su rostro.
Arrebaté su mano retraída y la puse de vuelta sobre mi cara, hasta que ella me miró una vez más.
"No maté a nadie... hoy, si eso es lo que estás pensando", aclaré.
"No es eso", asintió ella, con rapidez en busca de las palabras. "Por un momento solo me preocupaba que estuvieras herido, eso es todo", intentó una sonrisa, si bien le salió temblorosa.
M*erda.
Podría maldecirme mil veces por aparecer así y perturbarla; a pesar de que trató de ocultarlo, todavía era obvio que se sentía conmocionada.
"Me daré una ducha", murmuré, besando las comisuras de sus labios.
*
*
GRACIE
Salió del baño, luego se acostó; también, me besó en la frente y nada más.
Sin lugar a dudas, estaba estresado; parecía demasiado tenso, incluso recostado a mi lado; sentía que evitaba mi mirada y no me gustó.
De la misma forma en que él odiaba que yo le ocultara cosas, también me desagradaba cuando él se mantenía a distancia emocional de mí, como lo hacía en ese momento.
"¿Estás bien?", pregunté y de a poco estiré mis dedos para tocar sus hombros tensos.
Abrió los ojos de golpe, me miró en silencio, parpadeó un poco y volvió a cerrar los ojos, para mi decepción.
"Nos iremos de aquí pronto, Gracie", aseguró en voz baja, después de un momento.
Sabía muy bien que estaba evitando mi pregunta; si no quería responder, no había mucho que yo pudiera hacer para persuadirlo.
Lo había esperado despierta durante horas después de acostar a Hazel; todo había estado bien, en silencio, antes de que se fuera, pero entonces...
¿Quizás descubrió que no había sido del todo honesta con él? El pensamiento aceleró los latidos de mi corazón.
No, si ese hubiera sido el caso, de seguro me habría confrontado al respecto.
Shawn había dicho que encontraría la manera de hablar conmigo, aunque desde entonces no había sabido nada de él. Peor aún, no podía encontrar mi celular; lo había buscado durante horas, eso hacía en el momento en que entró Hayden.
Me había alarmado verlo entrar manchado de sangre y todo.
Me sentí aliviada de saber que él no había resultado herido; sin embargo, a alguien debía pertenecer esa sangre.
¿En qué me transformaba eso? ¿Acaso en una mala persona?
Aunque él mantenía sus ojos cerrados, sabía que aún no se había dormido; tal vez al día siguiente podría averiguar qué le pasaba y ayudarlo a superarlo.
Me acerqué más a él y puse mi cabeza en su pecho; sabía muy bien cuánto lo amaba; tal vez le haría saber que estaba aquí con él y que estaba dispuesta a compartir cualquier situación con él. Un fuerte ronroneo retumbó en su pecho cuando sus manos envolvieron mi cintura y me reclamaron, posesivas.
"¿Sabes que te amo, verdad? M*ldita sea, siempre estaré ahí, no necesitarás a nadie más", murmuró, contra la parte superior de mi cabello.
No se sentía como otras declaraciones de amor; seguro que lo manifestaba de la misma forma posesiva. Por algún motivo, en esa oportunidad, me olía que algo andaba mal. ¿Pero qué?
*
*
Hazel y yo almorzábamos despacio; como Hayden había mencionado que nos iríamos pronto, sin especificar el momento de la partida, ya me sentía impaciente.
En su ático, aunque al principio no había deseado su atención, con el tiempo, él había llegado a hacerme sentir que me pertenecía.
A la mitad del almuerzo, él salió para responder una llamada, según parecía, una muy importante, dejándome a solas con mi niña.
Robert, el padre de Melissa, también había llegado temprano; junto con el padre de Hayden, habían salido a jugar al golf.
Me había olvidado por completo de la mujer hasta que su padre vino hoy.
Algo en él me producía escalofríos subiendo por mi columna vertebral; tal como la primera vez que lo vi aquí, por su mirada me pareció que me reconocía. No podría haberlo imaginado las dos veces y la idea me inquietaba.
"Encontré esto entre su ropa", comentó el ama de llaves, interrumpiendo mis pensamientos; ella era una mujer menuda de mediana edad que venía todos los fines de semana.
En ese momento, me pasaba mi celular; escuché su breve explicación en tanto que lo aceptaba de su mano y murmuraba mi agradecimiento.
¿Acaso él lo había tenido todo el tiempo? Lo había buscado por todos lados. No le di mucha importancia pues debía limpiar las comisuras de la boca de la niña con una servilleta.
"Quiero agua", pidió ella. Escaneé alrededor de la mesa sin reparar en que el vaso había sido vaciado.
"Ya te traigo", aseguré. Me puse de pie y caminé rumbo a la cocina.
Tarareaba en silencio mientras vertía el agua en un vaso; estaba a punto de irme, pero algo me llamó la atención: el periódico de la mañana justo encima de la barra, recordaba haber visto al Sr. McAndrews hojeándolo esa mañana.
No se trataba del periódico, era la imagen, justo debajo de los titulares, de la que no podía apartar la vista.
¿Shawn?
Despacio, leí el titular y el vaso se deslizó de mi mano, astillándose en pedazos y provocando un fuerte ruido al romperse.
De inmediato, me quedé lívida y me encontré repitiendo con incredulidad: no, no, no...¿Policía? ¿Encontrado muerto? Mis nudillos se pusieron blancos, a punto de romper el diario en pedazos. ¿Muerto? No era cierto, no podía creerlo; lo había visto el día anterior, tal vez había algún error.
No me di cuenta de que todo mi cuerpo temblaba; lágrimas de sorpresa, incredulidad y dolor rodaban por mis ojos...
Eso estaba mal, tenía que estarlo.
De alguna manera tenía que refutar esa noticia o mi corazón nunca descansaría; subí las escaleras en busca de Hayden, quizá debería contarle todo; él todavía no sabía que el día anterior yo había visto a Shawn a quien había llamado solo un "viejo amigo".
La puerta estaba entreabierta, así que no tuve que empujar para abrirla. Parado de espaldas a mí, al teléfono, conversaba por completo inconsciente de mi presencia.
Yo debería esperar hasta que terminara.
"¿Qué pasa con el policía muerto? ¿Tienes la información que quería sobre él?", reclamó al teléfono. Sus palabras me congelaron la sangre e hicieron que mi corazón latiera con fuerza en una ola de conmoción, mis pies estaban paralizados debajo de mí. ¿Policía muerto? ¿Shawn? ¿Por qué él iba a preguntar por Shawn?
*
*