Capítulo 72
1239palabras
2022-11-26 00:01
GRACIE
"¿Qué estás haciendo aquí?", exclamé, sin poder ocultar mi incredulidad. Mientras tanto, eché un vistazo rápido al centro comercial; como Hayden no estaba a la vista, mi mirada se dirigió de nuevo a Shawn. Se sentía como si hubiera pasado una eternidad desde la última vez que lo había visto.
Pasó un segundo cosquilleante, luego otro.
"¿Sabes cuánto tiempo he estado buscándote?", sonó su suave voz, reflejo de su mirada.
Eso desató una oleada de culpa en mí, consumiéndome, pero me esforcé en reprimirla; solo no podía evitar estar tan nerviosa. Una gran parte de mí estaba feliz de verlo aquí; incluso, mi corazón se derretía de saber que había sentido suficiente preocupación como para buscarme.
"Grace Smith... ¿o debería decir Graciela Evans?", articuló él.
Ante la mención de mi nombre, mi mirada se fijó en la suya. Casi había olvidado que también le había mentido sobre mi verdadero nombre; había sido muy fácil para mí usar otro nombre cuando me escondía para evitar ser descubierta.
"Siempre te has mantenido reservada, ¿sabes cómo me sentí al descubrir que lo poco que habías compartido conmigo habían sido solo mentiras..., incluso tu nombre?", reclamó. Sus ojos cargados de dolor me hicieron sentir cien veces peor por la traición.
"Lo siento, mentí", intenté, de la única manera que podía en ese momento. Un suspiro se escapó de su boca, en tanto su mirada se volvía seria.
"Supe que algo andaba mal al instante; así que te he estado siguiendo la pista. Muchas cosas no encajaban, él apareció de la nada y tú..., ¿por qué no me lo dijiste todo, te hubiera podido ayudar? Todavía puedo ayudarte ahora", expuso. Yo debí contener el aliento cuando él me tomó del hombro con delicadeza.
"En verdad, no necesito ayuda, Shawn, estamos perfectamente bien... con él", mencioné, mirándolo a los ojos y dando especial importancia a la última parte.
No pareció creerme en lo más mínimo, la mano sobre mi hombro se apretó aún más, su mirada suave pero convincente.
"No tienes que tenerle miedo. Hemos estado tratando de atraparlo, solo un poco más de tiempo y por fin obtendremos suficientes pistas para atraparlo...".
Sus palabras provocaron una punzada de miedo y pánico a través mío.
"¡No lo hagas!", protesté.
Él me miró extrañado y me soltó despacio.
Yo podía parecer preocupada por el papá de mi niña, pero en realidad la ansiedad que pesaba en mi corazón se debía sobre todo a Shawn.
De alguna manera, Hayden parecía por completo intocable... muy diferente de cuando era adolescente. En cambio, Shawn, sabía que era un buen policía, pero ¿enfrentar a Hayden? No podía evitar preocuparme.
"¿Qué te pasa, Gracie? ¡Él no es una buena persona! Lastima a la gente. No sé cómo de repente cambiaste de opinión sobre él. Ya tengo algunas pistas en su contra y no tengo intención de dar marcha atrás ahora que estoy tan cerca...".
El resto de sus palabras se ahogaron, pues vi a Hayden que parecía buscarme y mi corazón se aceleró de manera incontrolable.
"Tienes que irte... por favor", le pedí, con premura. Mis palabras portaban suficiente aspereza como para lastimarlo; respiré profundo tratando de recuperar el manejo de mis nervios.
Shawn, el buen amigo que había cuidado de mí durante seis años, incluso llegaba tan lejos para salvarme del malo, que me creía cautiva. Comprendí que debía estar dolido por mi manera de reaccionar, pero solo quería protegerlo. Sabía que Hayden no me haría daño a mí, pero no podía estar segura de lo que le haría a alguien más, en especial a quien él considerara su enemigo.
"Hay algo que descubrí, no es seguro, incluso en este momento...".
"Él no me lastimaría, Shawn, lo creas o no, me quedo con él de buena gana y somos muy felices juntos", aseveré, después de echar un vistazo rápido detrás de mí, pues supuse que él todavía estaba hablando de Hayden.
"¡No, esto no se trata de él!".
Si no me equivocaba, de pronto él parecía inquieto, a juzgar por la rápida mirada que lanzaba a nuestro alrededor.
Su nerviosismo me subió por dentro con tensión. Si no se trataba de Hayden, de qué estaba hablando.
"¿Qué quieres decir?".
"Se trata de tu hermana... No puedo decírtelo aquí... Encontraré la oportunidad de verte más tarde hoy y explicarte todo". Desapareció antes de que yo pudiera pronunciar una palabra.
Me quedé con la vista fija tras él, más confundida que nunca. ¿Hermana? ¿Estaba hablando de Ashley? Ni siquiera tuve la oportunidad de decirle que no era posible reunirse conmigo ese día.
¿Hermana?
¿Estaba hablando de Ashley? Ni siquiera tuve la oportunidad de decirle que no era posible reunirse conmigo ese día.
"¿Quién era ese?", sonó la voz de Hayden, detrás de mí y casi muero del susto.
Me di la vuelta y dominé mi expresión para dejarla neutral; como su pregunta sonaba inocente y su mirada parecía casual, yo apostaba a que no nos había visto a los dos juntos.
"Solo un viejo amigo", aseguré, conteniendo la respiración. Decidí ir con una verdad a medias en caso de que sí lo hubiera visto.
Su mirada dejó la mía y observó la dirección en la que Shawn acababa de irse. Él asintió y no continuó con el tema, de modo que se apoderó de mí un alivio estimulante.
"¿Volvemos ahora?", propuso.
Asentí con entusiasmo, mientras él ponía su mano en la parte baja de mi espalda.
"¡Quiero un helado!", interrumpió Hazel. Luego, su atención se desvió hacia ella.
"Entonces vamos a buscar uno, princesa... y tú también".
Ante sus palabras asentí, distraída.
No podía evitar mirar hacia el lugar donde había estado Shawn.
¿Qué había querido decirme sobre Ashley?
Aparté la mirada cuando me di cuenta de que mi hombre me estudiaba con cuidado.
Solo esperaba no haber delatado nada, incluso si lo hubiera hecho, ¿sería tan malo? Nunca mencionó que no podía hablar con Shawn ni nada, tal vez yo solo reaccionaba de manera exagerada por todo esto.
*
HAYDEN
Despacio, me dirigí a la habitación. Desde que regresamos del centro comercial, me resultaba evidente un cambio en ella; aunque había tratado de ocultarlo, yo siempre me daba cuenta cuando ella estaba molesta por algo.
La envolví con mi brazo alrededor de su cintura por detrás y le planté un beso en el cuello.
"¿Qué está pasando?", murmuré.
Sin prisa, ella se dio la vuelta para mirarme dejando su rostro a la vista.
Ese día había sido una experiencia diferente para mí; por primera vez en mi vida me parecía tener todo lo que había me había faltado durante tanto tiempo: amor, felicidad.
"No es nada, solo estoy un poco cansada, supongo", respondió ella, con una sonrisa que quizá intentaba ser tranquilizadora. No obstante, no me daba ninguna tranquilidad porque yo sabía muy bien que ella mentía.
Con todo, decidí aceptarlo; besé los lados de sus sienes con suavidad y le seguí la corriente.
"Entonces deberías descansar un poco".
Un chillido escapó de su boca cuando la levanté y la llevé a la cama.
"Duerme un poco, no quiero que estés cansada para más tarde", sugerí.
Cuando comprendió el significado de mis palabras, se le tiñeron las mejillas de un profundo rubor; eso me arrrancó una risita.
Me quedé en la habitación hasta que cerró los ojos; en ese momento, le di una última mirada y salí.
Era hora de hacerle esa visita a su "viejo amigo".
*
*
*