Capítulo 60
1220palabras
2022-11-19 00:01
HAYDEN
No pude evitar sentirme irritado cuando vi el número en el identificador de llamadas.
"Sí que te tomaste suficiente tiempo", dijo apenas atendí.
"Tenía cosas de las que ocuparme, pudiste haber elegido mejor momento, hermano".
"A todo esto, ¿por qué la buscaste de vuelta? Durante tanto tiempo despotricaste diciendo que ella no era buena para ti, así que...".
"Por que no querías volver a encontrarla. Además, te estabas transformando en una persona que nadie podía reconocer".
"Y tú crees que ella podrá ayudarme? Eso es estúpido".
"Siempre puedes dejarla ir si no te gusta mucho tenerla de vuelta".
A sus palabras las siguió un silencio sepulcral, aunque podía imaginarme la expresión burlona que sabía tenía su rostro.
"Eso pensé...".
Un sonido grave escapó de mi garganta ante sus palabras; él no debía sonar tan confiado de haber hecho lo correcto. Quizás ella termine destruyéndome en vez de sanándome... Tampoco pensaba que yo podría curarme, ya estaba demasiado quebrado.
"Como pareces saber todo, ¿acaso sabías que tienes una sobrina de cinco años?".
Entonces, otro silencio se apoderó del espacio.
"¿Qué dijiste?".
La sorpresa en su voz me dijo que no sabía nada hasta ese momento.
"Lo supuse", repetí.
Discutimos por un rato como no lo habíamos hecho en años. Yo me sentía muy impaciente de volver con ella, por lo que la discusión no duró más de diez minutos.
Había un trabajo pero que iba a tener que esperar por el momento. Corté la llamada y volví hacia la sala de estar, solo que ni ella ni Hazel estaban allí.
La encontré en la habitación, de pie hacia la ventana y dándome la espalda. Entonces, como si sintiera mi presencia, giró para mirarme...
Una sola mirada suya ya fue suficiente para saber que algo estaba muy mal.
Tenía los ojos rojos e hinchados, como si hubiese estado llorando quizás por los últimos diez minutos.
"¿Gracie?". No podía controlar el modo en que mi cuerpo se tensaba mientras miraba alrededor buscando la causa.
Pero enseguida encontré la respuesta cuando volví a mirarla.
Había sido yo.
Estaba así por mi culpa.
Caminé lentamente, no me sentía apurado por acortar la distancia entre nosotros.
"¿Qué sucedió?", dije con suavidad esta vez.
Su mirada parecía distante a pesar de que estaba posada en mí.
"No es nada, de todos modos, no importa lo que yo quiero, ¿o no?", dijo dejando salir una risa amarga de su boca.
Mi corazón se encogió al escuchar la amargura y la tristeza que su tono de voz dejaban ver
"Dime, por favor".
Entonces, me miró de costado y luego me observó como si fuera la primera vez.
"No quiero, Hayden, por favor, no lo hagas", a pesar de que su voz sonaba firme, se podía escuchar una fuerte súplica.
La miré confundido por un momento e intenté buscar en su mirada la respuesta.
De pronto, me sorprendió apretándome el brazo bien fuerte.
"Por favor, no me obligues... Realmente no quiero; si lo que quisiste decir antes es que nos casemos, realmente no quiero hacerlo".
"Gracie...".
Cerró sus ojos por un breve instante para luego volver a posar su mirada brillante y vidriosa sobre mí.
"Déjame hablar, luego de que diga lo que tengo que decir, quizás me lastimes... de verdad. Déjame decirte todo mientras tenga el coraje".
Sentí el dolor como si fuese un cubo de hielo. Podía ver su total convicción en su rostro; sabía que la iba a lastimar.
"Hayden, soy simplemente humana. Si continúas tratándome así, saldré lastimada. Luego lloraré porque no soy suficientemente fuerte como para pelear contigo", hizo una pequeña pausa para inhalar profundo y volvió a mirarme.
"No me amas y está bien, no pido que lo hagas. Tampoco estoy segura de que fuera a soportar el peso, pero yo no te importo".
"¡Sí que me preocupo por ti!", antes de poder evitarlo, un gruñido escapó de mi garganta.
Una expresión de dolor se formó en su rostro y yo sentí un pinchazo en el corazón que reflejaba la amargura que veía en ella.
"¿Entonces, por qué no lo veo, Hayden? A veces pienso que te importo, incluso hasta recibiste un tiro por salvarme en el pasado... ¿Pero otras veces? Hay otras veces en las que simplemente no te importa si soy feliz, si estoy triste. Pero yo no soy un objeto, también tengo sentimientos...".
"Yo también quiero ser feliz, realmente quiero serlo, pero ni siquiera tú puedes darme eso. Es como un sueño lejano, uno que posiblemente nunca llegue a ver transformarse en realidad...".
Entonces, lágrimas frescas comenzaron a salir de sus ojos y ella se las secaba con furia. Sin embargo, yo no veía odio en su ojos cuando me miraba, solo veía un profundo cansancio, como el de una persona que acaba de perder una batalla muy larga.
"Realmente eres una persona muy egoísta. Tú me quieres, ¿y qué pasa con lo que quiero yo? ¿Importa realmente, aunque sea un poco? ¡Eso no es suficiente y no será así!", se le quebró la voz entre sus palabras mientras se secaba los ojos con las mangas de su ropa.
Luego, se produjo un largo silencio. Sentí que el corazón me pesaba... Me sentía lleno de todas las palabras que quería decir, pero no podía.
"Lo siento".
No pude encontrar otra palabra para decir. Estaba atravesando una crisis emocional, pero yo no podía pronunciar otras palabras.
Ella tenía razón...
Realmente era un maldito egoísta...
Porque ella parecía poder sacar mis emociones al desnudo y exponerlas en carne viva.
Las mejores y las peores.
No podía controlar lo que sentía y eso lo arruinaba todo.
Era como una adicción.
Una fatal que no frenaría hasta arruinarnos a los dos.
Cerré mis ojos porque ya no podía mirar más los suyos. Ver sus emociones a flor de piel me rompió el corazón y sentí que amenazaba con romperme el pecho para salir.
"Realmente quiero que me importe, y mucho. Tanto que no puedo dar y... Pero no sé cómo hacer todo eso, realmente no lo sé".
De pronto, me estremecí cuando sentí que unos brazos me envolvían con fuerza a media altura.
Inhalé y exhalé una y otra vez pero seguía sintiéndome confundido.
¿Por qué estaba haciendo esto?
No podía darle nada, merecía su odio, a pesar de que la idea me hacía sentir frío y vacío.
"Entonces, te ayudaré, déjame ayudarte, Hayden. Yo puedo enseñarte a sentir... Ayúdanos", murmuró.
Me tensé aún más cuando apretó sus labios con suavidad sobre uno de mis hombros.
"¿Por qué haces esto?", gruñí con una voz áspera que no reconocí propia.
"Sé que no me dejarás ir. Entonces, ¿por qué no intento ser feliz? Ambos tendremos lo que queremos, ¿no es verdad?".
Me incliné para apoyar mi frente con la suya y acariciar su nuca suavemente con la punta de mis dedos.
"¿Y qué sucede si eso no es lo que quiero y lo que siempre quise fue a ti completa... Quiero decir, todo, que me necesites tanto como yo te necesito a ti, no tener que obligarte a que te quedes... Eso, lo que más deseo en el mundo, es tu amor. ¿Me darás eso, entonces? Ambos tendremos lo que queremos, ¿aún así me ayudarías?", no podía suprimir las turbulentas emociones que crecían dentro mío incluso cuando sentía todo su cuerpo tensarse contra el mío.