Capítulo 59
1213palabras
2022-11-18 00:01
GRACIE
"¡Mira, el tío Hayden está haciendo panqueques!".
Elegí ese momento, entonces, para dirigir mi mirada hacia él. Y él me devolvió una mirada fija, sin pestañear.

Resistí la urgencia de escaparme, especialmente cuando él comenzó a mirarnos.
Por suerte, Hazel eligió ese momento para tirarme de la ropa y rompió la atracción magnética que él producía en mí.
Me agaché para estar a su altura y limpiarle los pedacitos de panqueque que tenía en su barbilla y en sus dedos.
"Y yo lo ayudé, ¿no es cierto, tío Hayden?" dijo con tanto entusiasmo que no pude evitar sonreír. Por más de que me preocupara que se estuviera acercando demasiado a él y en tan poco tiempo, era también tan conmovedor verla así de emocionada y llena de vida.
"Eso está muy bien Hazel, pero en el caso de que necesites algo o tengas hambre, puedes preguntarme a mí; no es necesario que molestes a tu... Tío Hayden", dije desviando la mirada de la suya que podía sentir que me quemaba.
Acaricié su pelo con mis dedos; no podía decirle todavía. A juzgar por lo feliz que se veía de tener un amigo nuevo, seguramente se tomaría bien la noticia de que él era su padre. De todos modos, todavía no podía hacerlo.

"Hazel, ¿podrías dejarnos a tu mamá y a mí solos por un momento?". Sus palabras inesperadas lograron tensarme un poco.
Su mirada fue de Hayden hacia mí y me encontré haciéndole un gesto lento de aprobación. Apenas se fue, él tironeó de mi brazo para que me pusiera de pie y me miró inquebrantablemente.
"¿Cuándo le vas a decir la verdad?".
La dureza de su tono de voz me hizo estremecer.

"Necesito más tiempo; no puedo simplemente irrumpir con esta noticia de que tiene un padre cuando claramente le dije que no tenía uno".
Respiró profundo y, si no me equivocaba, lo que le acababa de decir lo había lastimado un poco. Apretó un poco más mi brazo y me atrajo hacia sí hasta que nuestras narices casi se tocaban.
"¡Yo creo que ella estará perfectamente bien!", dijo con una clara molestia en sus palabras.
"Hayden...", comencé a decir cuando, de pronto, puso cierta distancia entre nosotros.
"Ni siquiera necesito que lo hagas, ¡siempre puedo decirle que soy su padre yo mismo!", dijo respirando con dificultad.
Fue mi turno de inhalar con fuerza y tuvimos una batalla de miradas que pareció durar una eternidad. Luego, exhalé con fuerza; no había forma de que pudiera escapar.
"Hayden..., se lo diré pronto, lo prometo. Solo deja que se acostumbre a este lugar y a todo".
Mi respuesta pareció satisfacerlo porque su mirada dura pareció aflojarse de a poco hasta que se disipó por completo. Casi como si nunca hubiera estado ahí.
"Quiero saber todo de ella; qué le gusta, sus cosas favoritas, sus pasatiempos, dime todo", habló con suavidad y sin dejar de mirar el lugar donde ella había estado hace un rato.
Mi corazón se estrujó ante la repentina suavidad en su mirada. No era tan duro como yo pensaba. No habían pasado ni dos días, pero eso era suficiente para incitar ese sentimiento dentro suyo.
Entonces, su mirada volvió hacia mí y me observó por un momento.
"Dime todo, al principio, cuando te enteraste de que estabas embarazada, ¿consideraste hacerte... tú sabes...?", su voz se fue apagando de a poco.
Era la primera vez que lo veía sin palabras. Sabía qué era lo que me estaba preguntando, si había considerado hacerme un aborto.
Me preguntaba si mi respuesta era importante para él, pero de todos modos, decidí decirle la verdad.
"No...".
Parpadeó algunas veces; parecía emocionado, ¿alivio y orgullo? No estaba segura, quiero decir que había decidido tener mi bebé pero no por él, lo hice todo por mí para tener a alguien a quien darle todo el amor que había gastado en la gente incorrecta a la que había llamado familia. Así tendría a alguien a quién amar, pero lo más importante..., tendría un bebé que iba a experimentar lo que yo nunca había experimentado.
Libertad...
Como siguió mirándome expectante, continué.
"Al principio estaba confundida, no podía siquiera protegerme a mí misma, qué iba a hacer con un bebé... Pero nunca pensé en hacerme...".
"Nunca la lastimaré", me interrumpió mientras me buscaba intensamente con la mirada, como si quisiera que creyera en él.
Y yo creía en él.
Luego de haberlos visto juntos unos momentos antes, supe que él se estaba encariñando con ella tanto como ella con él.
Había notado que evitaba insultar y maldecir frente a ella, hasta cocinó para ella mientras yo dormía.
Realmente estaba intentando ser un buen padre.
"Jamás dejaré que algo malo le suceda a nuestra pequeña, te lo prometo", repitió aunque esta vez su tono fue más feroz..
Sentí que se me hacía un nudo en la garganta y tragué saliva para intentar que bajara.
Incluso cuando le hacía la pregunta que me venía atormentando, no pude sacar mi vista de su ojos intensos y cuestionadores.
"¿Y yo? ¿Me vas a lastimar a mí, Hayden?", mi voz salió como un leve susurro, pero sabía que me había escuchado perfectamente.
A un leve parpadeo en su mirada lo siguió un silencio ensordecedor.
"¿Crees que te voy a lastimar?", dijo finalmente.
"Ya lo hiciste, incluso ayer secuestraste a mi hija y...".
"Solo quería estar con mi hija... y contigo", dijo haciendo una pausa antes de agregar lentamente la última parte.
"Y yo haría lo que fuera por eso..., por tenerte conmigo. Incluso si eso significa...", y dejó la oración inconclusa.
Se me cerró el estómago ante la repentina oscuridad en su mirada. Me hizo temblar por dentro.
"¿Incluso si eso significa qué, Hayden?".
Ante mi pregunta se mantuvo en silencio, luego desvió su mirada de la mía y comenzó a alejarse mientras yo hablaba.
"No quiero odiarte, Hayden. Ya te odié por mucho tiempo y simplemente estoy cansada. A veces siento que de verdad puedo comprenderte, pero hay otros momentos en los que me provocas mucho miedo, tanto que... quiero salir corriendo, pero...".
Entonces, se detuvo a mitad de camino y giró para mirarme.
"Siempre te encontraré", agregó.
"Sí", dije en un susurro; su mirada me quemaba tanto que me hacía parpadear.
Pero pude ver suavidad en su mirada y, cuando lentamente se acercó a mí, respiré profundo.
Me levantó la barbilla para que me encontrara en su mirada.
"Entonces, no me odies más. No te voy a lastimar, conejita, basta de eso. Dije que íbamos a ser una familia y haré los arreglos legales lo antes posible".
El significado de sus palabras hizo sentido en mi cabeza lentamente. Sentí que la sangre me abandonaba el cuerpo mientras agitada buscaba su mirada. Rezaba desesperada haber entendido mal.
Su mirada era intensa y ruda, tan distinta al modo suave en que había rozado sus labios con mi frente.
El sonido agudo de su celular lo hizo parpadear y desviarse de mis ojos.
"Ya vuelvo", murmuró y se fue, pero no sin antes lanzarme una mirada cargada de intensidad.
Lo observé irse; mi corazón latía furioso contra mis costillas.
¿Qué había querido decir con su última oración?
Tuve que apoyarme contra la mesada porque mis rodillas se debilitaron.
No pudo haber querido decir eso...
No pudo.