Capítulo 49
1546palabras
2022-11-12 00:01
Capítulo cuarenta y nueve
Punto de vista de Grace
Sentí mucho frío; el frío que sentía en ese momento era bastante intenso.
Lo primero que experimenté mientras recuperaba la conciencia gradualmente fue aquella intensa sensación de frío.
La gelidez invadió mi cuerpo paulatinamente hasta que me sentí completamente entumecida.
Aturdida, logré abrir los párpados y entreabrí los ojos. Al hacerlo advertí que estaba inmersa en la oscuridad.
Ashley... Ashley... Ashley. Seguramente todo se debía a las acciones de Ashley.
Pensé en Ashley en ese momento en el que despertaba. Ella había...
Me incorporé en el duro suelo en el que me hallaba tan repentinamente que percibí un montón de puntos negros durante algunos instantes mientras me esforzaba por contener las náuseas que me habían invadido.
Estaba demasiado oscuro para que yo pudiera saber dónde me encontraba. Sin embargo, podía adivinarlo.
Estaba completamente segura de que mis sospechas al respecto eran ciertas.
Mi ropa y mi cabello, húmedos, estaban completamente pegados a mi piel. Me preguntaba cuánto tiempo había permanecido inconsciente con aquella droga que ella me había inyectado.
Las palabras de ella solo podían referirse a una sola persona.
La persona a la que ella había hecho alusión seguramente era ÉL. No podía tratarse de alguien más.
Fue ese pensamiento, y no el frío que sentía, lo que hizo que un escalofrío recorriera todo mi cuerpo.
Paseé la mirada a mi alrededor presa del pánico como si él estuviese allí presente, acechando en la oscuridad, esperando atraparme en cuanto se le presentara la oportunidad.
Pero yo no permitiría que eso sucediera. Escaparía antes de que ...
Busqué a tientas con ambas manos una salida de aquel lugar durante lo que me pareció una eternidad. Me tropecé unas cuantas veces mientras intentaba escapar de allí pero finalmente encontré una vía de escape: mis dedos habían palpado una puerta.
Rogué en silencio que pudiera salir por aquella puerta para así acceder a un lugar donde yo pudiese...
Sin embargo, antes de que yo consiguiera asir la perilla de la puerta esta se abrió y yo caí hacia atrás al tiempo que vislumbraba un destello de luz.
En ese momento los latidos de mi corazón se aceleraron.
El temor se apoderó de mí al ver que a solo unos cuantos metros de mí estaba....
Mi peor pesadilla. Ahora aquel ser cuya presencia tanto me perturbaba estaba justo frente a mí.
Vi aquella mirada que me había perseguido durante los últimos seis años.
Ambos permanecimos inmóviles durante algunos instantes. Si hubiera querido moverme de donde estaba seguramente mis piernas no me habrían respondido. Su intimidante presencia me hacía sentir paralizada.
La oscuridad me impedía distinguir sus rasgos pero en el momento en que su sombría figura comenzó a aproximarse a mí supe que se trataba de él.
"Te sientes tan real", dijo él con una voz más grave y profunda de la que yo guardaba en mis recuerdos.
Me sentí confundida al oír las palabras que él acababa de pronunciar. Me preguntaba a qué se refería con aquellas enigmáticas palabras.
"¿Cómo es posible?", murmuró él mientras deslizaba sus nudillos a lo largo de mi mejilla hasta tocar mis labios con suavidad.
Lo que me hacía sentir aún más perpleja era el hecho de que si él había recurrido a Ashley para lograr secuestrarme, entonces...
Él interrumpió mis pensamientos bruscamente al tomarme y estrechar mi rostro contra su pecho.
Cuando nuestros cuerpos entraron en contacto su calor corporal invadió mis músculos entumecidos.
Las palabras que él pronunció a continuación hicieron que me invadiera un escalofrío; se trataba de un escalofrío que ni siquiera el intenso frío que había podría haberme hecho sentir.
"Al menos aquí tengo la posibilidad de verte y de tocar tu cuerpo", señaló él.
Al parecer, él no estaba convencido de que yo estuviera realmente allí. Mis emociones oscilaban entre el miedo y el alivio.
No había tiempo para cavilar acerca de nada; debía concentrarme en escapar de allí lo antes posible antes de que él se diera cuenta de mis errores, pues en tal caso...
Sin embargo, no se me ocurría la forma de huir de aquel sitio.
Me encontraba atrapada en aquel lugar y sus fuertes brazos me aprisionaban.
De repente sentí que él ya no me asía con tanta firmeza, así que decidí soltarme de él e intentar escapar de allí.
Corrí pero no logré avanzar mucho antes de que él me diera alcance y me aferrara por los brazos. Él perdió el equilibrio y ambos caímos sobre el sofá. Yo quedé atrapada entre su cuerpo y el sofá. A continuación, él juntó sus labios a los míos antes de que yo hubiera podido recuperar el aliento tras la caída.
Su lengua se movía dentro de mi boca con agresividad, EXIGENTE, como si fuera un hombre que estuviera muriendo de sed y solo yo pudiera apagar aquella intensa sed. Siguió moviendo su lengua en mi boca hasta que mis pulmones parecieron quedarse sin oxígeno mientras mi cuerpo ardía y yo buscaba con desesperación una bocanada de aire. Sus dedos recorrieron mi cuerpo y apretaron mis senos a través de mi ropa.
Solté un gemido ahogado. Mientras luchaba por aspirar aire sentí algo: una sensación febril que se iba apoderando de mí, irradiándose desde mi bajo vientre hasta cada uno de los rincones de mi cuerpo.
De repente, él mordió mis labios con tanta fuerza que la sangre manó de ellos y yo lancé un grito de dolor.
"También tengo la posibilidad de sentir el sabor de tu cuerpo", dijo él.
Mordisqueó el punto en el que me había mordido, como si estuviera intentando aliviar el dolor que me había causado.
Deslizó sus manos dentro de mi camiseta y luego la hizo trizas con facilidad. Posteriormente me despojó del resto de mi ropa.
"Eres una mujer muy hermosa...", murmuró él al tiempo que tomaba unos mechones de mi cabello. Su lengua recorrió mi cuello con deleite y luego puso uno de mis pezones hinchados en su boca. Lo mordisqueó con fruición hasta que estuvo muy húmedo y erecto.
Un gemido escapó de mis labios. Inicialmente traté de apartarlo pero acabé arqueando mi espalda contra él.
Él estaba muy intoxicado, lo que explicaba el hecho de que pensara que todo aquello no era más que un sueño, una alucinación. No conseguía entender por qué él era tan fuerte.
"Intenté apartarte de mi mente, olvidarme de ti, pero no lo logré. Tu recuerdo me persigue sin cesar. No sabes cuánto te necesito. para mí es muy difícil vivir sin ti", dijo él con una voz en la que se adivinaba una gran tensión.
Al cabo de un rato su gentileza se esfumó y comenzó a tocarme con fuerza, de una manera agresiva y exigente.
Oí el sonido de la cremallera de su pantalón al abrirse y al cabo de un rato él procedió a apartar mis muslos con sus rodillas.
Sus intenciones eran claras. En ese momento él se disponía a...
Cerré los ojos firmemente y una lágrima rodó por mis mejillas. Pero yo no estaba llorando porque quisiera escapar pero no pudiera hacerlo.
El motivo de mi llanto era que acababa de darme cuenta de que yo lo deseaba tanto como él me deseaba a mí.
Yo conocía bien sus caricias y mi cuerpo aún reaccionaba a las mismas. Y la verdad es que no quería que dejara de tocarme.
Yo realmente ansiaba sentir su cuerpo. El deseo se había apoderado de mí.
Debo confesar que yo no podía prescindir de él. Necesitaba sentirlo junto a mí tanto como preciso del aire para poder respirar.
No pude evitar sucumbir a sus encantos. Decidí que por una vez me mostraría débil y dejaría que su aire sombrío me embriagara.
Sentí su embestida sin previo aviso; había olvidado lo grande que era su miembro viril, que ahora llenaba mi vagina por completo. Podía sentir su cálido aliento en mis hombros mientras él jadeaba y gruñía con cada nueva embestida.
Clavé las uñas en sus hombros. Lo aferré mientras gritaba y me estremecía; colapsé debido a la intensidad de aquel orgasmo.
Por un momento sus embestidas se intensificaron hasta causarme dolor. Sus embestidas eran tan poderosas que sentía como si él estuviera dejando una marca en mis entrañas.
Otra vez había logrado ejercer un completo dominio sobre mí. En verdad me había poseído.
Entonces él llegó al clímax. Su semilla caliente cubrió mis entrañas hasta lo más profundo. Él gruñó mientras me embestía unas cuantas veces más y luego se derrumbó sobre mí.
En ese momento me percaté de que él estaba inconsciente. El ritmo de su respiración cambió.
Yo yacía debajo de él, soportando el peso de su cuerpo mientras trataba de recuperar el aliento.
Yo estaba aprisionada por su cuerpo y nuestros cuerpos aún estaban fundidos en uno solo. Aunque él estaba inconsciente sus brazos aún me sujetaban con fuerza.
Cerré los ojos durante solo unos segundos mientras comenzaba a sentir que me invadía un arrepentimiento que parecía recorrer cada fibra de mi cuerpo, cavando un oscuro y profundo hoyo en mi interior que amenazaba con ahogarme.
Las comisuras de mis ojos me ardían mientras sollozaba sintiendo cómo su pecho subía y bajaba.
"¿Por qué me había comportado así? ¿Qué era lo que me estaba sucediendo?", me preguntaba.