Capítulo 48
627palabras
2022-11-11 00:01
Punto de vista de Hayden
La condición de papá se deterioró aún más. El médico dijo que tuvo una recaída y que tendría que quedarse en el hospital hasta que estuvieran seguros de que su vida no corría peligro.
Solo habían pasado dos días desde mi llegada y ya me estaba arrepintiendo de haber ido hasta allí. Los pensamientos comenzaban a agolparse en mi cabeza; quedarme en la casa empeoraba las cosas.
No sé cuánto tiempo me senté en el lugar oscuro que solía ocupar en el bar, la música... una buena dosis de licor era todo lo que necesitaba para evadirme de la realidad.
Pedí otro trago de tequila y lo bebí de un golpe.
"¿Necesitas algo más?", preguntó la bailarina nudista enseñando sus encías al tiempo que prácticamente hundía sus enormes senos rellenos de silicona en mi cara. Me preguntaba cómo ella podía caminar con ese gigantesco par de senos sin caerse debido al peso de los mismos.
"¡Piérdete!", le dije en tono de enfado. No estaba interesado en disfrutar de sus encantos en aquellos momentos.
La mirada gélida que le lancé fue suficiente para hacer que ella siguiera su camino mientras murmuraba algo. Creo que debía estar diciendo "Tú te lo pierdes", o algo por el estilo.
Era difícil de creer que yo no había tenido sexo durante los últimos seis años. Seis largos años. Toda una eternidad.
ELLA había arruinado mi vida, pues había dado al traste con todos los planes que yo tenía con ella.
Mi cuerpo y mi mente ansiaban lo que solo ella era capaz de proporcionarme; ninguna otra mujer podía conseguir excitarme ni siquiera la mitad de lo que me excitaban mis sueños eróticos con ella.
Yo lo había intentado en varias ocasiones, pero nunca lograba vencer la sensación de repulsión que experimentaba.
Masturbarme pensando en ella es la única opción cuando la necesidad es demasiado intensa, lo cual sucede con mucha frecuencia. Eso bastaba para mí físicamente, pero no a nivel mental.
Mi teléfono celular sonó y fruncí el ceño mientras miraba el identificador de llamadas. No sabía si debía responder la llamada o no, pero finalmente decidí hacerlo.
*
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Regresar a casa tan ebrio a alta horas de la noche era lo último que quería hacer en aquella noche fría y lluviosa.
Él había dicho por teléfono algo sobre un paquete, o algo por el estilo, que iba a ser entregado en nuestra casa. No especificó el contenido; solo mencionó que debía ser entregado urgentemente.
Pensé que era una solicitud bastante extraña. ¿Por qué ese paquete debía ser entregado precisamente en nuestra casa?
No tuve tiempo de preguntarle sobre eso porque me colgó el teléfono. Algún día podría matarlo de verdad.
Por mucho que yo le hubiera dicho que lo que me decía me importaba un comino, aquel asunto estaba relacionado con el trabajo, y si hay una regla que siempre respetamos es la de no mezclar las desavenencias personales con los negocios.
Fue un milagro que hubiera logrado llegar a casa sano y salvo estando intoxicado con todas aquellas copas de licor que había bebido.
Abrí la puerta con violencia y advertí que toda la casa estaba completamente a oscuras, pues no había electricidad debido a la fuerte tormenta.
Entrecerré los ojos para adaptarlos a la oscuridad y en ese momento un relámpago iluminó el cielo.
Permanecí completamente inmóvil, petrificado por aquella visión.
Sin importar que estuviera alucinando o no, yo estaba absolutamente seguro de que eso estaba sucediendo en ese momento.
No quería que aquella visión se esfumara, que desapareciera dispersa en un millón de burbujas como había sucedido tantas veces.
Para mí aquello no era un sueño, sino lo más real que yo había experimentado en un larguísimo periodo de tiempo.
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