Capítulo 47
1421palabras
2022-11-11 00:01
El viejo pueblo no había cambiado un ápice. Todo seguía siendo tal como yo lo recordaba. Sin embargo, experimentaba una sensación extraña al regresar al pueblo.
Yo había pasado dieciocho años de mi vida en ese lugar que me traía tantos recuerdos, la mayoría de los cuales guardaban relación con ÉL.
Ya fuera que me gustara o no, él seguía siendo una parte esencial de mi vida. Cada vez que veo los ojos de Hazel recuerdo los suyos. Los ojos de ella eran muy vivaces y llenos de felicidad, mientras que la mirada de él era sombría y hostil.
Se trataba de dos cosas completamente opuestas que jamás deberían cruzarse.
Algunos días lograba convencerme de que ya no era una persona débil de dieciocho años de edad y que por lo tanto él ya no tenía poder alguno sobre mí, así que ya no tendría que cuidarme las espaldas como lo estoy haciendo ahora. Con frecuencia creo que él ya no me recuerda. ¿O sería solo yo?
Observé desde una distancia segura el paso del cortejo fúnebre tratando de pasar desapercibida.
La llovizna caía sobre mi rostro mientras miraba cómo enterraban a la mujer que me había criado.
Solo había unas cuantas personas alrededor: algunos de sus antiguos colegas, a lo que yo recordaba, y algunos de nuestros antiguos vecinos.
Todavía me resultaba difícil creer que ella ya no estaba, que se hubiera marchado así.
Todos abandonaron el lugar, pero yo seguía en mi sitio mirando al vacío. Estaba casi oscuro cuando me recuperé lo suficiente y decidí irme.
"Estoy muy contenta de que hayas podido venir. Estoy segura de que mamá estaría muy feliz en este momento", me dijo Ashley.
"Realmente espero que lo esté", murmuré honestamente. La miré y vi que su cabello estaba recogido en una cola de caballo. Su atuendo, completamente negro, la hacía lucir aún más exhausta de lo que debía estar en aquella penosa ocasión.
No tenía sentido que me quedara en ese lugar más tiempo del que ya había permanecido allí. Aunque Hazel acompañaría a la Sra. Paula, sería bueno que yo también pudiera acompañarla aquel día.
"Bueno, yo... verás, no puedo regresar a casa en automóvil. Es un viaje de solo diez minutos en automóvil desde aquí. Pensé que ya que estás aquí, tal vez podrías...", explicó ella en tono vacilante mientras me miraba esperanzada.
Miré hacia el cielo, que ahora había oscurecido, y vi un relámpago acompañado de un trueno. La lluvia era inminente.
Pensé que podría hacerle el favor de llevarla a su casa en mi automóvil, pues era muy probable que tardara mucho en volver a verla.
"Desde luego, te haré el favor de llevarte a casa. Sube al automóvil, por favor", le dije.
Todo lo que quería hacer en aquel momento era volver a casa y acostarme en mi cómoda cama. En cuanto ella se subió al vehículo partimos a toda velocidad.
No traté de entablar una conversación con ella, pero ella sí intentó hacerlo. Me pareció que estaba nerviosa por alguna razón.
O tal vez todo aquello la estaba afectando tanto como me estaba afectando a mí.
Solo habíamos avanzado durante unos siete minutos cuando el automóvil se detuvo con un chirrido de neumáticos.
"¿Qué es lo que sucede? ¿Por qué nos detenemos?", preguntó ella.
"Veré qué es lo que sucede", murmuré abriendo la puerta. Al salir me expuse a la lluvia torrencial que caía en ese momento.
Tal vez nos habíamos quedado sin gasolina. Pero, ¿cómo se podía haber acabado la gasolina tan de repente? Me había asegurado de que el tanque de la gasolina estuviera completamente lleno antes de mi llegada.
"¿Qué pasa?", preguntó Ashley al tiempo que abría la puerta del automóvil.
"No lo sé con seguridad, pero al parecer la gasolina se terminó de repente. Si no fue eso lo que sucedió, no me explico qué otra cosa podría haber pasado", expliqué.
Mi piel estaba completamente empapada por la lluvia y temblaba de pies a cabeza.
Me apresuré a regresar al automóvil para buscar mi teléfono en mi bolso, y cuando lo extraje del mismo descubrí que en aquel lugar no había señal telefónica. Supongo que el problema se debía al mal tiempo imperante.
"Tenemos que ponernos a salvo primero y luego buscaremos ayuda", sugirió ella mirándome con preocupación.
Mi cuerpo se puso tenso. Yo estaba en estado de máxima alerta, pues no quería permanecer más tiempo en ese lugar. Sentía un nudo en el estómago.
"No, no, no. Esto no me puede estar pasando", dije presa de la angustia.
"No quiero seguir aquí. Necesito volver a casa pronto", agregué.
Ella bufó ruidosamente, cruzándose de brazos mientras me miraba.
"¡No seas tonta! ¿Cómo piensas irte de acá? ¡Mira el clima!", me espetó.
Me di la vuelta y un temblor recorrió todo mi cuerpo. Contemplé con incredulidad la enorme mansión que estaba frente a mí.
"¿Cómo se había detenido el automóvil justo en ese lugar?", me preguntaba.
Aquella mansión era muy alta y su fachada era intimidante y sombría.
No me di cuenta de que estaba hiperventilando hasta que ella me agarró firmemente la mano.
"Podremos refugiarnos pronto allí. ¿Estás de acuerdo?... Ya estás temblando", comentó.
"¡No!", protesté al tiempo que me liberaba de ella.
Estaba en un estado de pánico en ese momento. ¿Cómo me había metido en ese problema? Estaba empezando a pensar que había cometido un gran error.
Había cometido un gravísimo error, pues no debería haber...
"Dijiste que tu casa está cerca de aquí... Será mejor que vayamos allá", expliqué.
"No, no vivo cerca de aquí. Mentí para que accedieras a llevarme en tu automóvil. La verdad es que todavía faltan unos veinte minutos para que lleguemos a mi casa. Además, no podemos seguir avanzando con este mal tiempo. Estás tiritando de frío. ¿Acaso ves otras casas por acá?", dijo ella y luego hizo una pausa para respirar profundamente.
"Y no esperarás que durmamos en el automóvil; es muy inseguro hacerlo. Pero no te preocupes; esa mansión está completamente abandonada. Nadie ha vivido en ella durante los últimos seis años", señaló.
Entonces dirigí la mirada hacia la mansión de ELLOS.
No había ni una sola luz proveniente de la casa, así que no podía haber nadie dentro. Pensé que ella podría tener razón, pero de todos modos yo no me atrevería a entrar.
Negué con la cabeza frenéticamente. Regresaría a casa aquella misma noche.
El problema era que la tormenta estaba arreciando. Incluso si el automóvil funcionara correctamente, no sería tan seguro conducir de regreso a casa en esas condiciones climáticas.
"Puedes quedarte aquí; iré a buscar un mecánico", expliqué.
Ignoré la mirada enloquecida que me lanzó y salí del automóvil.
"Espérame; te acompañaré", respondió. Era evidente que no estaba dispuesta a quedarse sola en el automóvil.
Me negué a discutir con ella porque hacerlo supondría una pérdida de tiempo, así que solo me encogí de hombros y acepté que me acompañara.
Apenas había dado unos pasos cuando sentí un pinchazo a un lado de mi cuello. Gemí ante el repentino dolor que sentí y me di la vuelta para mirarla con sorpresa e incredulidad.
La inyección, ya vacía, rodó de sus manos y cayó al suelo.
"¿Por.. por qué lo hiciste? ¿Qué me diste?", grité y luego mis piernas cedieron, así que caí al suelo, que estaba húmedo debido a la lluvia.
Su rostro estaba lleno de lágrimas. Caía una lluvia torrencial pero aún así yo podía distinguir las lágrimas en sus ojos. ¿Lágrimas de tristeza, quizá?
"Tuve que hacerlo para asegurarme de que cooperarías. Créeme que tenía que hacer esto; no tenía otra opción. Si no lo hacía entonces...", dijo ella secándose las lágrimas.
No conseguía mantener mis ojos abiertos, pues los párpados me pesaban mucho.
"Solo tengo que mantenerte allí; al menos eso es lo que ÉL me dijo", comentó ella.
Una alarma se encendió en mi cabeza mientras ella señalaba la casa; traté de moverme pero estaba demasiado débil para poder hacerlo. Traté de luchar para no sumirme en la oscuridad pero sabía que pronto perdería aquella batalla que estaba librando.
"¿Quién te lo dijo?" , logré decir débilmente haciendo acopio de las pocas fuerzas que me quedaban.
Ella se encogió levemente de hombros. "Quizá tú lo sepas mejor que yo", contestó ella.
"No, no...", murmuré sin aliento antes de desplomarme completamente inerte sobre el frío suelo.
"Adiós hermana", fueron las últimas palabras que escuché antes de que el mundo entero girara a mi alrededor y me viera envuelta en la más completa oscuridad.
*
*
"