Capítulo 46
1389palabras
2022-11-10 23:00
Gracie
Me di la vuelta al escuchar aquella voz familiar y al hacerlo descubrí que mi hermana mayor me estaba mirando. ¿O quizá debería decir mi "ex hermana"?
Ashley

Nos miramos el uno al otro en silencio durante lo que pareció una eternidad, aunque en realidad no fueron más que unos cuantos segundos.
"Han pasado muchos años, acabo de verte y...", dijo en un tono de voz escasamente audible, rompiendo el silencio.
En el pasado solía imaginar cómo sería aquel día que ahora había llegado, el día en que mi pasado me alcanzaría. Me preguntaba qué haría y qué diría si alguna vez llegaba a reencontrarme con mi antigua familia.
Sin embargo, ahora que ese día había llegado, sorprendentemente yo no tenía nada qué decir.
Ahora que yo la estaba contemplando venían a mi mente todas aquellas cosas que yo prefería olvidar para siempre.
Me refiero a todo aquello que estaba prohibido y que yo quería sepultar definitivamente.

Su aspecto era idéntico al que tenía en mis recuerdos, solo que era un poco mayor. Supongo que seis años no era demasiado tiempo.
"Has cambiado; por un momento no te reconocí", dijo ella con una sonrisa juguetona en los labios.
"Sí, así es, y noto que tú también te ves diferente", repliqué con frialdad, lo que hizo que ella ya no sonriera con tanta emoción. Después de todo, nuestro encuentro no era precisamente una reunión familiar. De hecho, era cualquier cosa menos eso.
Lo que yo más deseaba en aquel momento era alejarme de ella y eso fue exactamente lo que hice.

"¡Espera, Gracie!", me llamó ella en el momento en el que me marchaba de aquel lugar.
"¿Qué quieres?", repliqué con rudeza en respuesta a su llamado.
Vi que su rostro traslucía un sentimiento semejante al dolor, pero eso no hizo que yo dejara de actuar con frialdad. ¿Acaso ella esperaba que nos fundiéramos en un estrecho abrazo?
"Mamá está muerta", dijo ella al tiempo que hacía un gran esfuerzo por contener las lágrimas.
Me quedé de piedra al oír tales palabras, pues jamás había esperado que ella dijera eso.
Me volví con lentitud y al hacerlo advertí que estaba llorando.
Se suponía que no debería importarme, pues era ilógico que sintiera algo de afecto por aquellos que me habían traicionado. "¿Cuándo aprendería?", me preguntaba.
"Ella murió la semana pasada a consecuencia de un ataque cardiaco", continuó ella.
Aferré mi bolso con los dedos haciendo un esfuerzo por ser insensible. Sin embargo, no podía serlo completamente.
"Ella jamás volvió a ser la misma después de tu partida", declaró ella.
"¿Mi partida, dices? Creo que no estás empleando las palabras correctas", señalé.
Ella me miró brevemente. Luego, desvió la mirada y se quedó mirando al piso.
"Ella jamás se perdonó a sí misma por todo aquello. Lo creas o no ella no fue la única persona involucrada en lo que te sucedió. Papá también estaba involucrado. ¿Sabías que incluso nos abandonó? No tuvimos otra alternativa que regresar a nuestro antiguo pueblo."
No quería escuchar aquellas palabras, pues me resultaban muy desagradables.
"Se supone que tú la conoces mejor que nadie. De hecho, ella te amaba más que a mí, así que me pregunto cómo ella pudo...", comentó ella.
"¡Basta ya! ¡No quiero seguir escuchándote!", repuse al tiempo que sentía que las lágrimas asomaban a mis ojos.
Me preguntaba qué hacía yo allí de pie escuchando su sermón.
"¿De veras no te importa en absoluto? ¿No sientes ni siquiera un poco de tristeza?", me preguntó. 
Aparté la mirada de sus ojos inquisidores. Tardé un poco en recobrar la compostura y luego volví a mirarla a los ojos.
"Tienes razón. No me interesa saber nada acerca de tu familia. Lo siento, pero debo marcharme", dije aferrando mi bolso mientras pasaba junto a ella.
"Su entierro será el viernes de la próxima semana. Sería maravilloso que tú asistieras, Gracie", declaró mientras yo salía del centro comercial.
Sentí cómo el aire fresco golpeaba mi rostro y pude volver a respirar con normalidad después de haber sentido que me faltaba el aire.
Entonces me dirigí apresuradamente a mi automóvil, lo abordé y me marché.
Me sequé las lágrimas con la parte trasera de mis mangas.
Ya no me importaba en lo más mínimo. Aquello me tenía sin cuidado.
No era algo que me afectara. Definitivamente no debía afectarme en lo más mínimo. No tendría lógica que así fuera.
No podía creer que mamá hubiera muerto. Yo no esperaba que muriera todavía; no había contemplado esa posibilidad.
La verdad es que yo esperaba que nos viéramos una última vez.
Jamás le pregunté la razón por la cual me abandonó con tanta facilidad después de haberse ocupado de mi crianza durante dieciocho años.
Me preguntaba con insistencia por qué todo había terminado de una manera tan abrupta.
Nunca tuve la oportunidad de decirle cuánto la odiaba.
Más exactamente lo que habría querido decirle era cuánto los odiaba a ambos.
Ella había señalado que mamá no era la única culpable.
Todo aquello era una sarta de mentiras en las que yo no debía creer.
Detuve el auto y me sequé lo ojos con golpecitos. En aquel momento mi corazón era un torrente de emociones. Ira y tristeza corrían por mis venas.
Por una parte sentía tristeza por la sensación de pérdida irreparable que experimentaba y por otro lado me sentía iracunda debido al hecho de que lo sucedido en realidad me afectaba, aunque no debería ser así.
*
*
Las palabra de Ashley siguieron resonando en mi mente todo el día y con frecuencia me sorprendía al ver que yo estaba absorta pensando en ello. Creo que Hazel notó algo diferente en mí, a juzgar por la forma en que me miraba.
"Ella será enterrada la próxima semana. Sería maravilloso que pudieras asistir", había dicho ella.
¿Acaso yo estaba contemplando la posibilidad de regresar a nuestro antiguo pueblo?
¿Por qué me comportaba así? ¿Qué era lo que me estaba sucediendo?
No podía permitirme olvidar su traición, pues seis años antes yo casi había muerto debido a ello.
Pero en realidad lo que más me inquietaba era ÉL.
El pánico me invadía al pensar en la posibilidad de que él nos descubriera a Hazel y a mí. Debía andarme con más cuidado si quería que Hazel y yo estuviéramos a salvo.
Ese día me había encontrado con Ashley y ella me había reconocido con facilidad. Me preguntaba qué habría hecho yo si me hubiese topado con Hayden.
Aunque ansiara regresar jamás podría hacerlo. Eso lo tenía completamente claro.
Hice una mueca de dolor al sentir un dolor agudo en mi dedo y al examinarlo vi que estaba sangrando ligeramente, así que aparté la bandeja de papas sin pelar.
"¡Te cortaste, mami!", exclamó Hazel alzando la mirada de sus notas coloridas.
Al ver su reacción le lancé una mirada tranquilizadora mientras me lavaba las manos con el agua del grifo.
"No me duele nada, no te preocupes", le dije. Lo que en verdad me dolía era el corazón, no el dedo.
Ella hizo un gran puchero mientras se acercaba a mí.
"Otra vez estás diciendo mentiras, mami", comentó ella al tiempo que señalaba mi dedo sangrante.
Me agaché para quedar a su altura y así poder hablarle con mayor concentración.
"Tienes razón, cariño. A mami le duele mucho el dedo pero seguramente el dolor será mucho menor si lo soplas", le dije al tiempo que apartaba el pelo que había caído sobre su rostro con la mano sana.
"Bueno, mami. Entonces soplaré tu dedo y ya no sentirás dolor", replicó ella asintiendo con emoción.
"¿Ya te sientes mejor, mami?", me preguntó ella mientras me miraba fijamente con la esperanza de que hubiera hecho algún truco de magia que lograra aliviar mi dolor.
Le lancé una gran sonrisa, pues me conmovía su actitud. Yo no podría haber dejado de sonreírle. Su presencia bastaba para levantarme el ánimo y hacerme olvidar el dolor que me agobiaba.
Haber escuchado las palabra de Ashley había sido un grave error y ahora me parecía que estaba cometiendo un error aún más grave. 
Serán solo unas cuanta horas. Iré allí sigilosamente y nadie se enterará de ello.
Tomaré todas la precauciones necesarias para que mis planes no se frustren.
*
*
"Sí, así es, mucho. Muchas gracias, cariño, de verdad te lo agradezco mucho", le dije.