Capítulo 41
1217palabras
2022-11-03 14:37
Gracie
Entonces, lo miré fijamente, mi boca se abrió para expresar una respuesta.
Pero, ¿qué podría decir?

Sin embargo, cuando él estaba a punto de hablarme, se abrió la puerta del quirófano y el doctor se acercó hacia nosotros con una mirada cansada pero satisfecha.
—¿Cómo está? —preguntó Sebastian.
—La bala no le alcanzó el corazón por unos centímetros, vivirá.
Inmediatamente, dejé escapar un suspiro que hasta ese momento no sabía que estaba conteniendo.
—¿Cuándo se va a despertar? —preguntó Sebastian nuevamente, mientras la tensión desaparecía lentamente de sus rasgos.
—No puedo decirlo con certeza, tu padre me llamó, su vuelo acaba de aterrizar, creo que estará aquí pronto.

Por lo cierto, me preguntaba cómo habían logrado que Hayden fuera tratado en el hospital sin ningún informe policial, ya que nunca hubo declaraciones ni nada por el estilo.
Cuando Sebastian subió a Hayden a la ambulancia, ordenó al resto de las personas, los cuales supuse que eran sus hombres, que limpiaran el depósito y no dejaran rastro de nada.
También parecía como si fueran dueños del hospital y de los médicos .
De hecho, eran personas peligrosas, despiadadas, hablaban de acabar con vidas como si estuvieran discutiendo sobre su próximo plato de comida..., ahora que se había presentado la oportunidad, finalmente podía escapar de aquella oscuridad, por lo que no debería estar discutiendo sobre eso.

Lo más sensato era que tomara una decisión lo antes posible.
A continuación, el médico se fue y Sebastian se dirigió hacia mí.
—Me iré.
Definitivamente, la obsesión de Hayden era demasiado oscura y peligrosa, y no acabaría hasta que ambos fuéramos consumidos por las llamas.
Y aunque él me quería... de todos modos eso no borraría todo lo que había hecho conmigo durante años.
En el fondo sabía que nunca volvería a ser la misma de antes...
Él se había asegurado de eso, y distaba demasiado de la persona que alguna vez había sido...
Mi alma se había corrompido.
De prisa, tragué saliva y me encontré con su mirada.
—Pero tienes que mantener tus palabras, que él nunca me encontrará... si lo hace...
—No lo hará —me contestó con firmeza.
En tanto, asentí lentamente, mientras me invadía una sensación de vacío, sentía como si algo se estuviera escurriendo dentro mío, mi garganta estaba obstruida, las comisuras de mis ojos me ardían, por lo que me obligué a parpadear para responder.
—Quiero verlo... por última vez —susurré
Y aunque no estaba segura por qué quería hacerlo, no podía soportar irme sin volver a verlo.
Supongo que estaba demasiado confundida.
De prisa, él me respondió asintiendo brevemente, y luego echó un vistazo a su reloj de pulsera.
—Tienes cinco minutos antes de que llegue nuestro padre.
No entiendo por qué me sorprendieron sus palabras, su hijo yacía inconsciente después de haber recibido un disparo, por supuesto que tenía que venir.
—Eres la hija de su enemigo que causó que su hijo estuviera en una condición tan crítica, créeme, no le agradaría verte.
Cinco minutos serían más que suficientes... para poner fin a todo esto.
***********************************
En verdad, parecía mortalmente pálido desde donde podía observarlo.
Hayden McAndrew.
Él siempre había sido tan fuerte... tan aterrador e intimidante... siempre me había hecho sentir tan pequeña, como si pudiera aplastarme sin siquiera mover un dedo. Se sentía tan raro verlo aquí acostado absolutamente inmóvil y pálido.
Tenía los ojos cerrados, supongo que todavía estaba bajo los efectos de los sedantes.
En efecto, el médico había dicho que estaba fuera de peligro, pero que pasaría algún tiempo antes de que pudiera recuperar la conciencia.
—Me voy, Hayden —susurré
—No debiste haberme salvado... pero lo hiciste, ahora me iré muy lejos y no podrás detenerme... Nos liberaré a ambos.
Y aunque podría haber jurado que lo vi hacer un mínimo gesto, cuando volví a observarlo, no pude percibir nada.
De inmediato, inhalé profundamente y exhalé en voz alta antes de continuar.
—No soy una malagradecida, ya no me debes nada por todo lo que has hecho conmigo durante estos últimos años, se acabó... No nos debemos nada, no estaré aquí cuando despiertes.
—Tenías razón, esto es lo que siempre quise p... pero... pero ahora mismo —me atraganté con las palabras.
"Ya no estoy seguro de lo que quiero..."
—Realmente espero que lo logres —le dije, en cambio.
Luego, me limpié la cara con el dorso de la mano y comencé a caminar hacia la puerta.
—¡No te vayas!
Inevitablemente, me paralicé a mitad de camino, mientras los vellos de mi cuerpo se erizaban.
—Mírame —a pesar de que su voz era entrecortada, aun así mi cuerpo obedeció su orden, por lo que me di la vuelta lentamente para mirarlo.
Sus ojos verdes estaban débiles y vidriosos, probablemente por todos los sedantes, su respiración se había convertido en jadeos ásperos mientras luchaba por sentarse.
—¡Qué estás haciendo! —le grité, aunque ya no me parecía tan débil.
De repente, se arrancó las agujas de su brazo, y comenzó a caminar tambaleándose hacia donde yo me encontraba.
No obstante, sus heridas se reabrieron, a medida que la sangre brotaba a través de su camisa, pero no parecía importarle el dolor.
—Que estás haciendo! —le advertí con horror, ya que estaba sangrando abundantemente.
—¡Al diablo con tú… tu perdón! ¡Yo… no lo necesito! —su voz sonaba áspera, producto de sus intensas emociones.
—Lo siento, Hayden —expresé en susurro sofocado.
Sin embargo, tampoco entendía por qué me estaba disculpando, tal vez fue por aquella mirada desesperanzadora en su expresión vidriosa... o tal vez por la cruda súplica que percibí en su voz.
—Quédate p... por favor —incluso mientras yo negaba con mi cabeza, una lágrima forzada rodó por uno de sus ojos.
Me estaba rogando que no me fuera...
—¡Te encontraré! —Se las arregló para terminar de decir aquellas, antes de desplomarse inconsciente en el piso.
Rápidamente, llamé a gritos al médico y a las enfermeras, quienes entraron corriendo y me sacaron de la habitación.
*
*
Seguidamente, lo sedaron...
En ese momento, mi mirada se encontró con Sebastian por última vez, y luego me fui.
Corrí tan rápido como pude en aquella noche fría y lluviosa.
Finalmente, era libre… 
Todo había terminado, y aunque debería estar feliz, no podía dejar de llorar, un pesado vacío de tristeza se había apoderado de mi estómago.
De pronto, una risa sofocada y amarga se escapó de mi boca, y aunque estaba completamente empapado, era lo que menos me importaba.
En verdad, ya no tenía a nadie...
No pertenecía a ningún lado, ¿adónde podría ir?
Inevitablemente, sentí como si estuviera perdiendo... mi único apoyo... Él siempre había sido mi enemigo y lo había odiado durante demasiado tiempo, entonces ¿por qué sentía como si mi corazón estuviera a punto de salirse de mi pecho?
Me había quitado mi infancia...
Se había robado mi adolescencia...
Había atormentado mi vida durante diez años...
Lo odié demasiado... Y aunque ahora debería sentir lo mismo, ya no podía hacerlo.
Tal vez de alguna manera el lobo feroz le había robado el corazón al conejito.
Pero estaba segura de que él no me soltaría si llegaba a encontrarme, consumiría los pequeños pedazos que quedaban de mí hasta que ya no hubiera nada.
"Te encontraré..."
No obstante, su oscura promesa continuaba dando vueltas en mi cabeza, mientras desaparecía en la oscuridad noche.
************