Capítulo 36
1191palabras
2022-11-03 13:55
***********************************
Mientras tanto, caminaba de un lado a otro completamente inquieta, observando el reloj. Realmente mis nervios estaban al límite y no podía señalar una razón válida por la que debía sentirme tan preocupada.
Finalmente, luego de aproximadamente diez minutos, la puerta principal se abrió y apareció Hayden.
De inmediato, dejé de moverme cuando su mirada se posó repentinamente sobre mí.
A continuación, él acercó dando tres pasos agigantados, aunque la expresión de sus ojos no revelaba nada.
—Y... ¿Ya has regresado? —tartamudeé sorprendida, considerando el hecho de que era un caso de asesinato, por lo que deberían haberlo detenido por más de diez minutos.
—¿Por qué no debería estar de vuelta? —me respondió paralizándome con su mirada.
—¡No fui yo! Te lo juro... Yo no les dije nada.
—Por supuesto que no fuiste tú... o no estaríamos teniendo ninguna discusión en este momento, porque de seguro que te habría castigado.
En ese preciso instante, un estremecimiento involuntario acompañado de un alivio repentino comenzó a recorrer mi cuerpo, mientras su mirada se tornaba vidriosa como si estuviera disfrutando de un pensamiento secreto.
—¿Sospechas de quién podría haberlo hecho?
—No lo sé —le contesté tratando de ocultar lo que presentía, a medida que me retorcía bajo su estricta mirada. No quería implicar a Clarissa en aquel asunto, ya que él la lastimaría y no podía permitir que eso sucediera.
—Me parece que sí. Tu amiguita de la escuela se encargó de no cerrar su pu** boca, haciéndome perder diez minutos de mi valioso tiempo.
De pronto, sentí un nudo en la garganta, ¿él ya lo sabía?
—C... ¿Cómo te enteraste?
—No importa como me entere, lo que realmente debería preocuparte ahora es lo que voy a hacer.
—No vas a hacerle daño, ¿verdad? ... Por favor no le hagas nada —le imploré, sin darme cuenta de que me había aferrado a uno de sus brazos con desesperación.
En ese momento, algo parpadeó en su mirada mientras observaba como me sostenía con fuerza de su brazo, por lo que lo solté de inmediato como si me estuviera quemando la piel...
De prisa, su ceño comenzó a fruncirse en su rostro, y luego me atrajo contra su pecho duro como una roca.
—¿Por qué crees que puedes ayudar a todos? Esa es tu debilidad... y al mismo tiempo tu punto más fuerte... y es lo que te hace tan diferente a los demás...
—Por favor, déjala en paz —le dije con voz ronca.
—Ya que estás tan preocupada... me gustaría saber que es lo que estarías dispuesta a hacer para salvarla.
—¿Que es lo que quieres H...Hayden?, no tengo nada q... que pueda darte —le respondí humedeciendo mis labios absolutamente nerviosa.
Rápidamente, una leve sonrisa comenzó a extenderse por su rostro.
—¿De verdad lo crees? —su voz sonaba peligrosa mientras sus dedos se abrían paso debajo de mi camisa, y sus palmas rozaban la piel desnuda de mi estómago.
En ese momento, mi corazón amenazó con salirse de mi pecho, el cual se había vuelto objeto de su mirada, y estaba segura de que cualquier idea que pudiera estar albergando en su mente no resultaría para nada buena.
Al menos para mi......
—Porque estás tan asustada... no te preocupes, no te haré daño, ya no... ¿Sabes lo que quiero en este momento?
De repente, sentí un nudo en mi garganta que no me dejaba respirar, a medida que inclinaba su rostro cada vez más cerca del mío.
—Sabes, la primera vez que te vi pensé que eras la persona más hermosa que jamás había conocido... parecías un lindo conejito... por eso decidí llamarte conejito... eras mi pequeño conejito, y todavía lo sigues siendo... nadie debía tocarte excepto yo, por lo que me aseguré de eso.
Efectivamente, sus palabras me tomaron por sorpresa, ya que recordaba que siempre me había llamado gorda... fea... perra y todo ese tipo de insultos.
—No fue difícil amenazar a los demás chicos para que se alejaran de ti... los tercos tuvieron que aprender por las malas, pero para ese entonces yo te odiaba...y aunque también me gustabas, eso me hizo odiarte aún más, irónico ¿no?. Así que quería lastimarte… y no dude en hacerlo ¿todavía recuerdas todos aquellos años?
¿Cómo podría olvidarlo, pero adónde quería llegar con aquella conversación?
—Y aunque podría haber lastimado a tu familia, lo cual hubiera sido mucho más fácil... solo te quería a ti... ya fuera odio o de lo que se tratara... , siempre quise desquitarme contigo, y al hacerlo debería haber satisfecho mi sed de venganza... pero no fue así...
En ese momento, me alejé de él con todas mis fuerzas, y sorprendentemente me soltó.
—¿Ya me has hecho demasiado y tu sed aún no está satisfecha? ¿Qué más quieres de mí? ¿Solo te detendrás cuando esté muerta? ¿Estarás satisfecho entonces? —grité parpadeando para contener las lágrimas de enojo que comenzaban a deslizarse por mis ojos, aunque fue en vano... Realmente lo odiaba.
—Me odias, lo único que siempre quisiste fue arruinar mi vida, no deberías estar haciendo esto conmigo, ¡no deberías tenerme aquí!
Repentinamente, una mirada de dolor empezó a brillar en el rostro de Hayden.
¿Se sentiría herido?
Debo admitir, que nunca antes lo había visto de esa manera.
—Ya no... ya no te odio conejita —suspiró mirándome fijamente
Sin dudas, aquellas palabras hubieran sido un alivio algunos meses atrás... pero ya no... especialmente ahora.
—Pero lo que siento por ti no es amor... No... nunca podría ser amor... es mucho más fuerte... más intenso que eso... quiero... quiero...¿por qué te anhelo tanto? Sé que está terriblemente mal... pero no puedo evitarlo —él murmuró la última parte, e inmediatamente me di cuenta de que estaba hablando para sí mismo.
De pronto, sentí que se me cortaba la respiración cuando su mirada se volvió a dirigir hacia mí, determinada, tormentosa... ¿Y acusadora?
—Te advertí que no me provocaras ningún tipo de sentimiento hacia ti.
Realmente pensaba que todo era mi culpa...
—¡No quiero que sientas nada por mí! Lo único que siempre he deseado es que me dejes en paz, ¡no haría absolutamente nada para obligarte a que sintieras algo por mí!
—Pero hiciste algo en estos últimos días... Y aunque no lo dijiste en serio, de todos modos lo hiciste...
—Tan solo quería que dejaras de lastimarme, mi intención no era...
—¿Estás segura de que ese fue tu único motivo? ¿O querías engañarme hasta que tuvieras la oportunidad de dejarme? ¡¿Crees que soy estúpido? —De hecho, él estallaba de la ira, sus ojos ardían con furia, por lo que un rayo de miedo me atravesó cuando se dirigió hacia mí. Parecía tan enojado que hubiera esperado que me golpeara, pero nunca lo hizo.
Sin embargo, su expresión se transformó repentinamente, ya no lucia enojado, y sorpresivamente comenzó a tornarse tan amable, que hasta incluso alargó lentamente un nudillo para acariciar mis pómulos.
—No me dejarás, ni siquiera podrás morir, porque solo me perteneces a mí.
Enseguida, envolvió mi cuerpo tembloroso en un fuerte abrazo, apretando mi rostro contra sus hombros.
¿Realmente habría un límite para aquella extraña obsesión? Y aunque podía soportar que me odiara, esto ya era demasiado.
***************************