Capítulo 26
1290palabras
2022-11-02 14:17
Me pasé el cepillo por el pelo una vez más hasta que quedó liso como una seda. Tenía puesto el vestido rojo y hermoso que mamá me había dado como regalo de cumpleaños ese día temprano.
Como no quería una fiesta, había decidido pasar el rato con Lyn y Clarissa. Primero, tendríamos una pequeña celebración, beberíamos unos tragos..., y luego, nos quedaríamos a dormir en la casa de Lyn.
Miré rápido el reloj de pared y vi que todavía tenía unos diez minutos. No había recibido ningún mensaje amenazante en todo el día de ayer y tampoco había escuchado nada de Hayden desde la noche que durmió en mi habitación...
"Mamá, papá, me voy", grité mientras bajaba por las escaleras.
Me los encontré en la sala de estar conversando en voz baja. Mamá estaba bastante pálida...
"Mamá, ¿qué sucede?", cuando me escuchó, me miró sorprendida.
La miré a ella y luego a papá. Algo no estaba bien.
"¿Sucede algo malo? Acabo de decir que me iba...".
"No... No puedes irte", dijo papá tragando saliva. Se lo veía nervioso por algo, muy nervioso.
Junté las cejas en gesto de confusión. ¿Por qué se comportaban de forma tan extraña? ¿Habría ocurrido algo malo? Estaba a punto de preguntar cuando se escuchó un golpe en la puerta.
"Yo abro".
"No puedes", dijo mamá deteniéndome.
Y fue en ese momento que supe que algo no estaba nada bien...
"Cariño... ¿por qué no subes a tu habitación por un rato?".
"¿Mamá...?", dije llena de dudas.
"¡Ahora! ¡Y no hagas más preguntas!", gritó papá sin dejar espacio para discusión.
Entonces, subí lentamente las escaleras hacia mi habitación. ¿Qué estaba pasando? Me sentía muy nerviosa.
¿Qué podría estar mal con ellos? ¿Por qué se veían e incluso se escuchaban así de asustados?
No podía simplemente quedarme sentada; necesitaba averiguar.
Bajé las escaleras despacio y observando todo. La sala de estar estaba vacía. Entonces, escuché voces que venían del estudio de papá y, lentamente, me acerqué.
La puerta estaba apenas entreabierta. Fue ahí cuando una voz familiar me detuvo en seco.
¿Era la voz de Hayden?
Todo el vello de mi cuerpo se erizó.
¿Cómo podría conocer a mis padres? Además, ellos parecían conocerlo a él también.
¿Qué estaba sucediendo?
Estaban tan absortos en su discusión que no me escucharon entrar.
"Le hemos mantenido oculto este secreto durante sus dieciocho años. No podemos decirle ahora que no somos sus padres", dijo mamá.
Me quedé inmóvil como si fuera un maniquí. Sentí como si me hubieran tirado una cubeta de agua fría encima.
¿No eran mis padres?
No... No, no podía ser cierto. Tenía que haber escuchado mal...
"Ese es un problema de ustedes. Estoy aquí para llevármela, tenemos un trato y se terminó el tiempo".
"No puedes simplemente llevar...".
"Mamá... ¿Qué está pasando aquí?", dije interrumpiendo lo que fuera que estuviera diciendo mamá.
Todas las miradas se posaron en mí, pero la mía estaba enfocada en Hayden.
Mi mente era un completo caos en ese momento.
"¿Por qué dijeron que no son mis padres?".
"Cariño, nosotros...".
"No le dijeron... Supongo que depende de mí", dijo Hayden con su mirada dura fija en mí.
De pronto, me agarró de la mano con fuerza, me sacó de la habitación y salimos de la casa...
Miré a mis padres, ¿por qué no estaban ayudando? Cuando mamá comenzó a caminar hacia nosotros, papá la agarró fuerte de los hombros y la detuvo.
Las lágrimas me quemaban los ojos. ¿Qué estaba sucediendo?
"¡Suéltame!", grité luchando por soltarme. Pero él abrió el auto y prácticamente me tiró hacia adentro. Luego, antes de arrancar, cerró todos los seguros.
Por un momento, nos miramos y, milagrosamente, fue él quién bajó la mirada primero.
"¿Adónde me estás llevando?", dije con pánico en la voz mientras miraba por la ventana.
No se molestó en responderme y continuó conduciendo a una velocidad excesiva y peligrosa.
"¿Qué estabas haciendo con mis padres? ¿Qué estabas discutiendo con ellos?".
"Los escuchaste. Ellos no son tus padres".
"¡Eso es una mentira! ¡No lo creo!", grité.
"Tenías un tío llamado Matteo. Él es tu verdadero padre".
Ante sus palabras, negué con la cabeza conmocionada.
"¡Estás mintiendo! No creo nada de lo que dices", repetí.
Estaba mintiendo... Tenía que estar mintiendo... Todo se sentía surrealista. Simplemente cerraría los ojos y, cuando los volviera a abrir, descubriría que todo era un sueño.
"¿Lo estoy? ¿Entonces, por qué no intentaron detenerte cuando te llevé?".
"Y si eso fuera cierto, ¿por qué me estás llevando? ¿Qué tiene que ver contigo?".
Entonces, me miró fijamente y con las manos apretando con fuerza el volante.
"Tiene todo que ver conmigo, sino no estarías aquí".
"¿Qué quieres decir?", le pregunté pero ni se molestó en responderme.
"¿Qué le sucedió a él? El tío Matteo. ¿Por qué nunca regresó...? Sé que trabajaba para tu familia y que luego desapareció...".
Entonces, la vena en su cuello se tensó y amenazó con romperse. De pronto, detuvo el auto con un chirrido que casi me hace perder el equilibrio. Ahí vi que estábamos frente a su casa.
Él abrió la puerta y salió del auto, pero yo me quedé dentro congelada.
Por eso, abrió la puerta y me agarró fuerte del brazo.
"Sal".
"¡No iré a ningún lado contigo!", grité luchando en vano contra su agarre.
Pero prácticamente me arrastró dentro de su casa.
Mi espalda chocó contra la pared con tanta fuerza que me hizo gritar de dolor.
"¿Quieres saber qué mi*rda pasó con él?", gritó hundiendo sus dedos en mi cara con tanta fuerza que sentí que me rompería la mandíbula.
"¡Está muerto! Y tú deberías seguir sus pasos y encontrarte con él".
"¿M-muerto?", pregunté aturdida. Había considerado esa posibilidad, pero escucharlo de sus labios me afectó en otro nivel.
"¡No eres sorda asique deja de repetir mis palabras!".
"¿Tú lo mataste?".
"Eso no tiene importancia. El punto es que tú estás aquí y vas a pagar por sus pecados", me dijo muy cerca de mi cara.
"¿Me vas a... matar?".
Por un momento, pareció desconcertado, incluso casi compasivo. Pero con un solo parpadeo, desapareció. Aunque quizás simplemente me lo había imaginado.
"¿Qué crimen cometió? ¿Por qué lo odias tanto?".
"¡Él fue quien mató a mi madre y a mi hermana!", rugió.
No estaba preparada para su respuesta ni para la conmoción que me sacudió. Esperaba lo que sea... lo que sea..., excepto eso.
¿Cómo... podría...?
"No más preguntas, ahora es tu turno... Ya te he dicho que no hay escapatoria".
Entonces, un sollozo me sacudió todo el cuerpo. Mis rodillas se doblaron y me habría caído si no fuera porque me sostenía con fuerza.
Luego, me agarró del pelo con fuerza y comenzó a lamerme la cara, a lamerme las lágrimas...
Me arrancó la camiseta y el sostén, y dejó la parte de arriba de mi cuerpo expuesta. Sostenía mis brazos por arriba de mi cabeza mientras rozaba mis pezones con sus dedos.
"Qué buenas tetas".
Y lloré cuando las apretó y las golpeó con fuerza. No se detuvo hasta que quedaron rojas e irritadas y con las marcas de su palma.
Luego, succionó uno de los pezones con fuerza y retorció el otro con sus dedos. Era muy doloroso...
Dolía tanto, sin embargo, no había una pizca de piedad en su mirada.
Por el contrario, parecía disfrutar de mi dolor.
Entonces, comenzó a meterse más de mi pecho en la boca, y lo chupó tanto y con tanta violencia que apareció una gota de leche. La lamió y luego me miró a los ojos una vez más.
"Espero que él esté viendo desde el infierno cómo la z*rra de su hija paga por sus errores".
Tiró de mi bombacha rompiéndola y metió dos de sus dedos dentro mío sin previo aviso...