Capítulo 14
1996palabras
2022-11-01 16:58
Nunca me había sentido tan humillada y disgustada conmigo misma como ahora.
Sabía exactamente cuáles eran sus intenciones. Me sentía exactamente como él quería que me sintiera, pero eso no impedía que yo experimentara una gran vergüenza y decepción conmigo misma.
Recordaba cómo él había lamido mis fluidos corporales y su lengua llevándome al org*smo.
Traté de apartar de mi mente esas imágenes pero era un esfuerzo inútil.
Me acosté boca abajo, pues mi trasero aún estaba demasiado adolorido por la gran cantidad de nalgadas que él me había dado.
Cerré los ojos tratando de dormir, con la esperanza de que al despertar lograra olvidar todo aquello.
Sin embargo, por más que lo intentaba, no lograba conciliar el sueño.
Sentía un hormigueo muy persistente en la zona entre mis piernas.
Inconscientemente deslicé mis dedos dentro de mi ropa interior y comencé a masajearme lentamente, pero no lograba sentir nada. Ese débil masaje no se asemejaba en nada a la enorme presión que sentía cuando Hayden me tocaba.
Sintiéndome sorprendida por lo que estaba haciendo, retiré mis dedos rápidamente sintiéndome tan culpable como siempre.
Un suspiro tembloroso salió de mi boca mientras cerraba los ojos con la intención de dormir bien, pero no lo conseguía, pues en mis sueños siempre veía a un chico de ojos verdes.
Mis dulces sueños ahora no tenían nada de dulces.
Mi pacífico sueño había pasado a convertirse en una oscura pesadilla.
**
Quise saltarme el desayuno, pero mamá se opuso a ello.
Ella siguió apilando mis platos hasta que estuvo completamente satisfecha.
"Pero mamá, no puedo...", comencé a decir pero fui interrumpida.
"Por supuesto que no puedes. Deberías estar siguiendo una dieta", comentó Ashley.
Mi hermana acababa de hacer que mi autoestima disminuyera aún más.
Mamá le frunció el ceño, recriminándola por la forma en que me había tratado.
"¿Dieta? Creo que está perfectamente bien. No todo el mundo necesita estar tan delgado como un palo de escoba", señaló mamá.
A pesar de la depresión que sentía sonreí débilmente ante el comentario de mamá.
"Por cierto, Gracie, tu cumpleaños es la próxima semana. ¿Qué te gustaría recibir como regalo de cumpleaños? Podríamos organizar una fiesta con tus amigos y compañeros de clase", dijo ella aplaudiendo y sonriendo ampliamente.
"La verdad no creo que sea una buena idea", fue mi respuesta a aquella sugerencia.
Mamá todavía no entendía mi situación. Solo tengo tres amigos y no soy nada popular entre la gente. Apuesto a que mis compañeros de clase ni siquiera se dan cuenta de si voy al colegio o no.
"Entonces, ¿qué quieres hacer? Tu papá también volverá a visitarnos, ¿no es genial?", dijo mamá.
De manera que papá regresaba. Hacía mucho tiempo que él no nos visitaba, pues siempre estaba muy ocupado con el trabajo. Si él realmente viniera a celebrar mi cumpleaños, eso sería algo realmente maravilloso.
"Cualquier cosa estará bien", respondí con aire despreocupado mientras probaba mis huevos revueltos.
"Eres muy aburrida, deberías hacer una fiesta. ¡A veces eres demasiado aburrida!", comentó Ashley mientras ponía los ojos en blanco en un gesto dramático.
Esa era una de las razones por las que nunca nos habíamos llevado bien. Incluso cuando éramos niñas, ella era totalmente diferente de mí y nunca me comprendía en absoluto.
Sin embargo, ya estaba acostumbrada a ello, así que sus burlas me tenían sin cuidado. Lo que me angustiaba en ese momento era la posibilidad de verlo de nuevo.
**
Cuando vi a Clarissa acercándose a Lyn y a mí presa de una gran agitación, de inmediato supe que algo andaba mal. Su rostro estaba bastante pálido, y sus ojos estaban enrojecidos, lo que permitía deducir que ella había estado llorando durante algún tiempo.
Corrimos hacia ella. Mi corazón latía aceleradamente, pues yo estaba alarmada al verla así.
"¿Qué es lo que ocurre? ¿Por qué estás tan agitada?", le pregunté.
"Se trata de Jasper. Alguien lo atacó anoche", explicó ella.
Mi cara se quedó sin sangre al oír aquella declaración de Clarissa,
"¿Qué dices? ¿De verdad Jasper acaba de ser víctima de un ataque?", pregunté sorprendida.
Ella estaba sollozando y trataba inútilmente de contener las lágrimas.
"Su madre me llamó anoche y me dijo que está en coma; le dieron una paliza. Sus lesiones fueron tan graves que tuvo que ser trasladado en avión. El médico todavía no sabe si va a sobrevivir", explicó con la voz quebrada mientras se enjugaba las lágrimas con un pañuelo.
Mis nudillos se pusieron blancos debido a la fuerza con la que aferré mi bolso.
Yo solo pude pensar en una cosa en el momento en que ella nos dio esa noticia.
'¿Podría Hayden ser el responsable de aquel ataque tan salvaje en contra de Jasper?', me preguntaba.
La sangra me hervía de cólera al contemplar aquella posibilidad.
Entonces me dispuse a buscarlo, ignorando los ruegos de ellas, que querían que me quedara allí.
No pude encontrarlo en todo el día, así que pensé que aquel día no había asistido a clases. Ya era la hora del almuerzo y los estudiantes se dirigían apresuradamente hacia la cafetería.
Guardé mis libros en mi casillero y me disponía a marcharme en busca de Lyn y Clarissa cuando por fin lo encontré.
Tras una intensa búsqueda había logrado hallarlo en un salón de clases vacío.
Sin embargo, él no estaba solo cuando lo encontré.
Me quedé de pie en el umbral de la puerta. Al parecer, ellos estaban demasiado ocupados para notar mi presencia.
Él estaba en compañía de algunas de las personas con las que solía pasar tiempo. Reconocí a Kyle y Josh sentados frente a él discutiendo en voz baja.
Sus cuerpos estaban cubiertos de piercings y tatuajes, al igual que el cuerpo de Hayden.
Parecían ser tan peligrosos como Hayden y cuando los veías era como si tuvieran un letrero que rezara: "No te metas conmigo o lo lamentarás".
Admito que no estaba segura de querer estar allí en ese momento, pero debía hacerlo por Jasper, pues él había salido lastimado tratando de defenderme, así que debía actuar con valentía.
Desde el sitio donde yo estaba podía distinguir su mandíbula angulosa mientras le daba una calada a su cigarrillo.
Él exhaló el humo riéndose de un comentario que ellos habían hecho.
Pensé que había reglas en contra de eso, pero tal vez él no se sometía a esas reglas.
Brittany estaba pegada a él como si fuera una segunda piel. Ella se sentó entre sus piernas mientras sus dedos recorrían los músculos de sus brazos. Ella dijo algo pero yo estaba demasiado lejos para poder oír sus palabras. Una amplia sonrisa se dibujó en su rostro.
Lo miré fijamente durante un rato. Aunque se notaba claramente que era un sujeto peligroso, en ese momento parecía estar tranquilo.
Eso hizo que volviera a hacerme la misma pregunta de siempre.
'¿Por qué se comportaba así conmigo?', volví a preguntarme.
Era obvio que él no se comportaba con nadie de la manera en que se comportaba conmigo.
'¿Por qué me odiaba tanto?', me preguntaba con insistencia.
Siempre me había lastimado pero ahora también lastimaba a mis amigos.
Yo no estaba dispuesta a permitir que él les hiciera daño a mis amigos.
Como si de repente se hubiera dado cuenta de que yo lo estaba mirando, él levantó la vista y clavó sus ojos verdes en los míos.
Nos miramos el uno al otro durante algunos segundos y decidí que había llegado el momento de actuar con valentía. Era ahora o nunca.
Las comisuras de sus labios se movieron y fue como si mi cerebro me gritara que me detuviera y me alejara de él tanto como pudiera.
Ellos dejaron de hablar en cuanto llegué al lugar donde estaban reunidos y todos me miraron.
Ignorando la mirada cruel que Brittany me lanzó, lo miré fijamente.
"Quiero hablar contigo", le dije sintiéndome orgullosa de mí misma por no tartamudear al dirigirme a él, aunque sentía que en cualquier momento mis piernas dejarían de responderme.
"Pues no quiero hablar contigo", me dijo él en tono de desprecio.
Brittany me lanzó una mirada triunfante, pues al parecer aquellas palabras de él la habían complacido mucho.
"¿Escuchaste lo que dijo esa mujer con esa cara tan fea?", dijo ella. "No quiero hablar contigo", dijo a continuación imitando la forma en la que yo había pronunciado esa frase.
"¿Le hiciste daño a él? Si fuiste tú quien le hizo daño entonces reconócelo", le dije con valentía.
Ladeó la mandíbula cuando yo dije aquello, como intentando decidir si debía responder mi pregunta o no.
"Tal vez lo hice o tal vez fue otra persona quien lo hizo", contestó.
Apreté los puños con fuerza y repetí la pregunta, pero con más fuerza esta vez
"¿Le hiciste eso a Jasper? ¿Por qué lo hiciste?", le pregunté.
Entonces se puso serio, tiró su cigarrillo a medio fumar y lo pisó con su bota de combate.
Empujó a Brittany a un lado y se irguió en toda su estatura. Yo retrocedí instintivamente.
El dio un par de zancadas y me aferró por los hombros. Su aspecto era realmente intimidante.
"Admito que fui yo quien lo lastimó. ¿Qué piensas hacer ahora? Ni siquiera puedes protegerte a ti misma. Debo confesar que disfruté cada segundo de la paliza que le di", replicó él en tono desafiante.
Sus dedos se clavaron en mis hombros causándome mucho dolor, así que apreté mis labios para no gritar.
"Eres un demente. Estás completamente loco", le dije con gran furia.
Él solo se rio en voz alta y tiró de mí hacia él, así que nuestros pechos casi se tocaban.
Me estremecí en el momento en que él tomó un mechón de mi cabello entre sus dedos.
"Nunca he dicho que yo sea una persona normal. Recibiste tu advertencia y la próxima vez no será una simple paliza", dijo él con calma, aunque yo podía percibir la maldad en su voz.
'¿Llamaba a esa paliza que le había dado a Jasper algo simple? ¡Estuvo a punto de matarlo!', pensé yo. Me preguntaba si podía denunciarlo ante las autoridades ahora que acababa de confesar ser el autor de esa brutal golpiza.
Como si hubiera podido leer mi mente, me dijo en tono desafiante: "¡!Vamos, hazlo!"
Entonces él me empujó y estuve a punto de perder el equilibrio.
"Eres muy valiente al venir a confrontarme. Al parecer, te importa mucho ese cojo", declaró.
Había algo en su mirada que hizo que me quedara inmóvil. Su mirada se había tornado sombría y su aspecto era aterrador.
"Será mejor que no intentes hacerles daño a mis amigos", le advertí y luego me dirigí hacia la puerta mientras sentía cómo su mirada me traspasaba la espalda.
*
*
Realmente me sentía muy triste por la lamentable situación en la que se encontraba Jasper. Era culpa mía que él estuviera en el hospital luchando por sobrevivir.
"Ni siquiera puedes protegerte a ti misma", me había dicho él. Esas palabras resonaban en mis oídos mientras caminaba hasta la habitación de mamá, con la factura del teléfono en mis manos.
Tristemente era cierto lo que él me había dicho.
Seleccioné un libro al azar del estante y metí la factura dentro. Me di la vuelta para irme y al hacerlo hice caer al suelo algunos libros.
Cuando me agaché para recoger los libros encontré una fotografía.
La tomé y la metí dentro de un libro cualquiera pero entonces vi algo que llamó mi atención.
Tuve que parpadear dos veces para asegurarme de que lo que veía no era solo mi imaginación.
La fotografía que acababa de encontrar era una vieja fotografía de papá y Hayden.
En aquella fotografía él no parecía tener más de siete años y junto a él había una pequeña niña con un inmenso oso de peluche y una amplia sonrisa en su rostro, que parecía tener unos cinco años de edad.
La niña de la fotografía tenía ojos verdes, al igual que Hayden.
Eso me hizo preguntarme si esa niña era hermana de Hayden.