Capítulo 7
1196palabras
2022-10-31 16:42
7
Por mucho que no quisiera verlo, ni hablar con él, tenía que recuperar mi mochila, y mi teléfono.
Era la hora del almuerzo, y por eso, me senté en nuestra mesa habitual, con Jasper, Lyn y Clarissa. Sin embargo, estaba totalmente distraída, pues seguía pensando en cómo me iba a acercar a él, para pedirle mis cosas. ¿O acaso, debía permitir que se quedara con ellas?

Hasta ese momento, Hayden no había hecho nada. Sólo sentía su mirada penetrante, durante las clases, en las que estábamos juntos.
Quizá, debería encontrarme con él cuando estuviera muy ocupado, pues quería que hubiese gente al alrededor, especialmente, después de lo que había pasado el día anterior.
El timbre sonó, indicando que el almuerzo había concluido, y todos los estudiantes empezaron a retirarse del cafetín.
"Adiós, nos vemos en el aula", dijo Clarissa, recogiendo sus cosas, seguida de Lyn, quien esbozó una pequeña sonrisa, antes de irse con ella.
"Estuviste muy callada hoy. ¿Te sientes bien?", preguntó Jasper.
"Por supuesto que sí. ¿Por qué no lo estaría?"

Él se encogió de hombros ligeramente, y dijo: "No sé, mejor nos vamos a la clase.
Asentí con la cabeza, y me levanté de la mesa. En ese momento, no podía encontrarme con Hayden. Por ello pensé era mejor buscarlo más tarde, porque la idea de estar a solas con él, me aterraba muchísimo.
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Entré al baño, y abrí el grifo para lavarme las manos. En ese momento, escuché a unas chicas charlando en el puesto de al lado.

"Están corriendo unos rumores por ahí, de que su familia está involucrada con la mafia".
"Brittany, ese novio tuyo, es demasiado misterioso, ¿verdad? ¿Nos podrías decir, si esos rumores son ciertos?", preguntó una de ellas.
¿Acaso, estaban hablando de Hayden?
"¡Eso no es problema de ustedes!", escuché que decía una voz, parecida a la Brittany.
"¿Por qué estás tan molesta?", preguntó otra, que pensé, era su amiga.
Sin esperar la respuesta, salí del baño. Sólo sabía que sus padres eran muy adinerados, pero nunca había escuchado, que tuvieran alguna conexión con la mafia. Sin embargo, a la hora de la verdad, no tenía mucha información sobre él, además del hecho de que me odiaba, y de que me había hecho la vida un infierno. Una vez más, me dije que esas afirmaciones no eran de mi incumbencia.
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Las piernas me flaquearon, al verlo en la puerta de su auto, con un cigarrillo en la mano. Casi perdí el equilibrio, cuando me miró, pero ya estaba ahí, así que debía seguir adelante.
"¿Qué estás haciendo aquí?", se burló con frialdad, cuando me acerqué.
Apreté las manos, y me enredé toda, de los nervios que sentía.
"Yo..yo..quisiera que me devolvieras la mochila, que dejé en tu auto", logré decirle, sosteniéndole su ardiente mirada, mientras me recorría de pies a cabeza.
Y volvió a verme a los labios.
"¿Por qué estás tartamudeando? ¿Acaso, estás asustada, conejita?", me preguntó, mientras daba un paso intimidante hacia adelante.
A su vez, yo retrocedí asustada, y le dije: "Por favor, sólo deseo que me entregues, la mochila".
En tan sólo dos zancadas, me alcanzó, y me sujetó por un brazo, cuando empezaba a retroceder. Luego lanzó el cigarrillo al piso, y lo aplastó con el zapato.
"¡Siempre estás rogándome. Te ves tan patética e indefensa, que siento que te odio, cada vez más",  gritó, apretando mi brazo, con tanta fuerza, que estaba segura, de que me lo había dejado morado.
Cometí un gran error, pues no debí acudir a él, pero lo había visto muy tranquilo, hacía unos pocos minutos.
"¡Ya déjame en paz, por favor!"
"¿Qué ganas con decirme esas palabras para lastimarme? Es cierto, soy gorda y fea, pero también tengo derecho a vivir en paz", le grité, sin saber de dónde había sacado el valor para hacerlo. En realidad, después de eso, me sentí un poco mejor conmigo misma.
Para mi sorpresa, él me soltó, y se fue hacia su automóvil, a fin de sacar la mochila, y el bolso.
Por un momento, no pude descifrar el brillo de su mirada, antes de que se fuera.
¿En realidad, me iba a dejar tranquila? Entonces, recé para que me entregará ambas cosas, sin poner problemas.
Me vio fijamente a los ojos, en todo momento, mientras se acercaba otra vez, a dónde yo estaba.
"Creo que cometiste un error, conejita, porque una de las cosas que más detesto, es que me griten", dijo con sonrisa maligna.
"¿Querías tu mochila y tu bolso? Entonces agárralos del piso"
Acto seguido, vació el contenido de la mochila en el piso, muy cerca de mis pies.
"¿No te gustó? ¿Entonces, ya no lo quieres?", afirmó, riéndose.
Apreté los puños con fuerza, al escuchar un crujido, cuando estrelló mi teléfono contra el piso.
Me acerqué, ciega de la ira, y sin pensarlo, y lo empujé por el pecho.
"¿Qué le hiciste a mi móvil?! ¿Por qué eres tan perverso? ¡Eres un acosador!"
"¿Eso es todo lo que atinaste a decirme? ¡Qué ganas con decir esas palabrotas! Bueno, en realidad, ya te la habías ensuciado, cuando te introdujiste mi p*n* en la boca. Y después, ¿qué hiciste cuando te lo metí, hasta la garganta? ¿Te acuerdas?", preguntó con tono de burla.
Parpadeé para contener las lágrimas de rabia, y le di una bofetada, sin pensar, en ese momento, en las consecuencias de mis actos.
Hayden apretó la mandíbula, su mirada se endureció, y sus ojos adquirieron un tono verde más intenso, como si se tratara de una tormenta en ciernes en pleno océano. Retrocedí involuntariamente, pero sin arrepentirme de lo que había hecho.
El ambiente se puso tenso, cuando nos vimos frente a frente. No podía apartar la vista de él, aunque quisiera, ya que mi corazón latía desbocado, en mi pecho.
"Te advertí, que te arrepentirías, si osabas abofetearme de nuevo", dijo entre dientes, con la mirada cargada de odio. Al verlo, retrocedí asustada, una vez más.
En ese instante, escuché una voz detrás de mí, que nos sacó de ese trance: "¿Gracie?"
Era Jasper. Nunca antes, me había sentido de tan aliviada de verlo. Primero, él observó mis pertenencias, esparcidas por el piso, antes de ver a Hayden.
Luego le dijo enojado: "¿Por qué la estás molestando? ¿No te da vergüenza acosar a una muchacha? ¿Acaso tu madre no te enseñó a tratar a las mujeres?"
Hayden palideció al instante, y la ira desapareció de inmediato de su rostro.
"Creo que es mejor, que no te metas en esto", dijo con un tono seco y distante.
"Y yo pienso, que ya deberías dejarla en paz", respondió Jasper.
El ambiente se estaba volviendo tenso una vez más, y yo quería evitar, a toda costa, que se repitiera lo que había pasado en el cafetín. 
"Jasper, vámonos, por favor", dije agarrándolo del brazo.
Por un momento, Hayden lo vio con un brillo extraño en los ojos, como si quisiera matarlo, pero al instante, cambió la mirada.
"Sí, vámonos. Creo que tenemos que comprarte otro teléfono".
Mientras nos alejábamos del lugar, no sé por qué volteé, y vi en su mirada oscura e intensa, un gran deseo de venganza, que creí que me arrasaría.