Capítulo 23
1854palabras
2022-11-22 08:43
Aniversario
 
Estaba en un sueño hermoso donde Zac Efron, Nick Jonas y Noah Centineo se estaban peleando para ver quien se ganaba mi amor, todo iba tan lindo y fue hermoso verlos pelear por mí, hasta que de repente mi detestable alarma apareció en mi sueño haciéndome despertar, lo peor de todo es que no vi quien gano. De mala gana apague la alarma, me quedé como es costumbre acostada en mi cuarto viendo al techo fijamente por casi media hora, luego de eso me hice una cola alta, me lave los dientes y cara para luego bajar a desayunar con mi hermosa pijama, la cual constaba de la camisa que me regaló Matth y mi pans de bob esponja, la verdad es la que casi siempre uso. Cuando baje las escaleras mis hermanas estaban viendo una serie en el televisor, mientras mi mamá preparaba el desayuno, ya que aún era temprano comparado a la hora que me levanto, así que salude a las brujas, las cuales ya están grandes mi hermana mediana es más alta y eso que es cinco años menor que yo, pero que se puede hacer. Después de eso me dirigí a la cocina para ayudar a mi mamá. Luego de desayunar me subí a arreglar ya que Matth vendría por mí en una hora.

Luego de darme una extensa ducha, me aliste, la verdad me puse lo primero que vi, deje mi cabello suelto, ya que ahora está más largo y las ondas casi rulos que nunca me gustaron ahora se veían hermosos, después de eso me coloque mis vans negras, luego agarre mi teléfono, un poco de dinero y salí de mi cuarto encontrando a Matth ya sentado en la sala.
Después de despedirnos de todos salimos directo a la feria. Y lo primero que hicimos fue subirnos a la rueda de Chicago más grande que he visto, aunque estaba en desacuerdo ya que yo odio las alturas pero al final Matthew me convenció como es de costumbre, no entiendo porque nunca le puedo decir que no.
—No estoy muy segura Matth. —Le dije cuando ya estábamos sentados en nuestro lugar asignado.
—Tranquila es una excelente idea, verá que le encantará. —contestó sonriendo mientras la máquina se empezaba a mover.
—Sabe que odio las alturas, enserio que no se ni como deje que me convenciera. —Le dije mientras se empezaba a mover más rápido, lo que ocasionó que cerrara los ojos y abrazara a Matth, mientras empezaba a gritar y él solo se reía. Estuvimos así todo lo que duró el juego en el cual simplemente me negué a abrir los ojos, pues de solo pensarlo se me revolvía el estómago.
—Verdad que fue divertido. —agregó sonriendo cuando nos bajamos del juego.

—¡No, claro que no! ¡Casi me muero allá arriba! —dije un poco alterada.
—No sea exagerada, no fue para tanto. —Dijo aun riéndose o más bien burlándose de mí.
—No se ría, se lo digo enserio, eso fue horrible. —Le conteste haciendo pucheros.
—Está bien princesa, ya no se ponga así, venga. —Dijo sonriendo de una forma muy tierna, esa sonrisa que sé que solo a mí me muestra cuando dice la verdad, así que lentamente me acerque a él, para luego abrazarlo.

—A mí me basta con no subirnos nuevamente, ¿de acuerdo? —Le dije viéndolo a los ojos sin deshacer el abrazo.
—De acuerdo princesa. ­—respondió dándome un beso, sin soltarme.
Luego de eso nos subimos a casi todos los juegos los cuales obviamente ninguno era en altura por petición mía.
Luego de eso jugamos a tiro al blanco el cual ganamos.
—Que bueno que gane, ahora podemos escoger un premio. —Le dije viendo los premios.
—Bueno la verdad es que yo gane. —respondió Matth volteandome a ver.
—Claro que no. —dije enojada.
—Claro que sí, ya que usted tiene una pésima puntería, a lo cual me sorprendió que no le parara dando las personas y los dejará sin ojos. —agrego burlándose de mí.
—Deje de difamarme, ya que mi puntería es fenomenal, ahora cállese simple mundano que quiero elegir mi premio. —dije riendo.
—No, claro que no, yo lo quiero escoger. —contestó riendo igual que yo.
—Ufff, está bien lo dejare escoger mi premio, solo porque soy buena. —Le dije volteándolo a ver. Ya que sabía que gracias a Matth habíamos ganado, ya que derribó a todos los animales que pertenecían al juego, ya que yo tenía pésima puntería como Matth decía.
—Gracias, quiero ese oso gigante. —dijo señalando el peluche. El cual era hermoso. Así que decidí que me lo quedaría y sería como nuestro hijo, la verdad eso fue muy chistoso.
—Creo que lo correcto es que usted se lo quede. —Me dijo Matth leyéndome la mente y dándome al hermoso y gigante oso, el cual estaba vestido de vaquero era súper tierno.
—Está bien, como su mamá me parece correcto quedármelo. —Dije sosteniendo a nuestro hijo, a lo que él solo rió.
—¿Su mamá? —Dijo entre risas.
—Sí, soy su mamá y usted es su papá, ya que lo ganamos juntos en nuestra cita de aniversario. —Le dije seria, aunque la verdad ya no aguantaba la risa.
—Bueno está bien, solo porque es usted aceptó. —Dijo ya resignado de que no cambiaría de parecer.
—Eso me alegra, solo que le advierto que quiero la pensión alimenticia, por nuestro hijo. —agregue abrazando al oso.
—Pero si el oso no come. —respondió señalando al peluche que tenía entre mis brazos.
—No hable así de su hijo, él tiene nombre. —dije intentando parecer ofendida.
—¿Enserio, hasta ya tiene nombre? —Me pregunto sorprendido.
—Por supuesto que sí, no quiero que mi hijo este por la vida sin nombre. —Le respondí con obviedad.
—Está bien, a ver ¿cómo se llama? —Me dijo riéndose.
—Se llama Tyler Matthew Jonathan Stone Jackson. —Le dijo.
—¿Por qué tres nombres? —Me pregunto sorprendido.
—Pues no sé, solo me gusta y listo. —Le dije ya que era cierto, no sabía la razón solo me había parecido lindo.
—Está bien, lo que usted diga y ahora si se puede saber ¿Qué es lo que quiere de pensión? —Me dijo subiendo una ceja, lo cual se veía muy bien en él.
—Pues es una caja de chocolates a la semana o cada dos semanas, eso sí, sino cumple lo meto al juzgado y no dejo que mire a nuestro pequeño Ty. —Le dije. A lo cual es se quedó sorprendido y la verdad esto me está gustando, ya que yo no soy así pero me gusta hacer imitaciones de cosas que me recuerdo que vi en las novelas de la televisión y sé que él lo sabe y me sigue el juego.
—¿Sería capaz de apartarme de mi hijo, Samanta Jackson Brown? —Dijo en tono dramático a lo cual casi me río.
—Sería capaz de eso y mucho más Matthew Stone Ferrer, porque entre ser y no ser yo soy. —Dije lo último fingiendo ser Teresa una actriz mexicana y volteando a ver a otro lado como si hubiera una cámara.
—No se pierdan el próximo capítulo, si quieren saber si Samanta logra separar a Matthew de su hijo, mañana a la misma hora y por el mismo canal. —agregó en tono de presentador de televisión. Después de eso nos empezamos a matar de la risa, como dos locos desquiciados, a mi hasta me dolió el estómago y salieron algunas lágrimas de tanto reírme.
—Eso estuvo excelente. —Le dije recuperando un poquito el aire.
—Lo sé, me encanta hacer esto con usted. —Me dijo riéndose también.
—Igual a mí, usted es el único que me entiende y me sigue la corriente con mis locuras. —Le dije abrazando al oso.
—Lo sé, ya que si son sus locuras automáticamente se convierten en las mías. —Me dijo abrazándome.
—Hay tan lindo, pero ya enserio él será nuestro hijo y se llamará así, aunque lo de la pensión no es cierto, pero si me quiere regalar chocolates son muy bien recibidos. —Le dije entre risas.
—Bueno está bien, ya veremos y acepto que sea nuestro hijo solo que lo del nombre no sé si hay negociación o chance para cambiarlo. —dijo pensativo.
—Nop así se queda. —Le dije abrazando a mi hijo.
—Esta bien, ya que, entonces necesito que me mande el nombre completo por mensaje en Wathsapp porque no se me quedo. —contestó resignándose ya que la verdad soy muy terca y no muy fácilmente cambio de opinión.
—Por supuesto, ahora nuestro hijo dice que quiere que me compre a mí un algodón de azúcar. —Dije viéndolo inocentemente.
—Claro, lo que nuestro hijo diga. —dijo agarrándome la mano, guiándome al puesto de algodones de azúcar.
Después de pasar todo el día juntos decidimos ir a mi casa a ver una película después de ver la película nos dimos nuestros regalos a lo cual yo le regale una camisola de su equipo favorito, junto a una camisa igual a la que le me regalo, junto a un llavero en donde estaba una foto de los dos y una de esas almohadas que van en el cuello ya que como él viaja por muchas horas y cuando me contó de su primer vuelo y me dijo que le molesto el cuello por casi una semana decidí regalarle una.
—Gracias princesa hermosa, todo me encanta y esta almohada me servirá mucho. —Me dijo abrazándome.
—De nada y me alegra que le guste, ya que es con mucho cariño. —Le dije devolviéndole el abrazo, cuando nos separamos me dijo que abriera mi regalo, lo cual era otro de mis libros favoritos en físico una caja de chocolates una bolsa gigante de gomitas y una esfera de esas que se agitan y traen nieve, solo que esta era especial ya que los dos estábamos en ella sentados en una banca en París con la torre Eiffel de fondo. Ese detalle me encantó.
—¿Le gusto? —Me preguntó nervioso, a lo cual sonreí.
—Claro que sí, me encantó. —Le dije volviéndolo a abrazar, enserio que sus abrazos se volvieron mi lugar favorito en la vida.
—Eso me alegra y sabe mi sueño es que algún día estemos así juntos en París, bueno juntos viajando por todo el mundo, pero si no se puede aunque sea ir a París, sentarnos en una banca cerca de la torre Eiffel, tomados de la mano, sin que nos importe nada más. —Me dijo tomando mi mano, lo cual me conmovió, ya que él no es de esos que declaran poemas a cada rato y si dice algo es porque lo siente. Así que lo bese pues simplemente sabía que era la mejor forma de demostrarle en estos momentos cuando me había conmovido con sus palabras.
—Me encanta la idea, yo voy a donde sea si es con usted, al fin del mundo si es necesario. —Le dije abrazándolo. Luego de eso nos quedamos un rato hablando hasta que nos quedamos dormidos en el sillón de mi casa.
Al siguiente día desayunamos todos juntos con mi familia, luego de eso se fue para su casa ya que tenía una salida con sus amigos el día de hoy.