Capítulo 79
1266palabras
2022-09-09 00:00
Sheehan dijo con angustia: "Henric, hay muchas cosas que no entenderías".
"¿Qué es lo que no entiendo? ¿La infidelidad? Papá, apuñalaste a mi tío por la espalda, ¿qué más me estás ocultando?". El muchacho estaba muy alterado. En ese momento recordó que cuando vio a su tía en la habitación, notó un comportamiento extraño. "¿Ustedes prolongaron la enfermedad de mi tío y deliberadamente evitaron que mejorara?".
Era evidente que su tío estaba sufriendo. El muchacho se sintió desconsolado, su padre ya había cruzado la línea con Petty.
Sin pensarlo, le dijo: "Cuando revisé a mi tío descubrí que tenía marcas de uñas de mujer en el rostro. Estoy seguro que mi tía lo estuvo torturando. Esperan con ansias su muerte para salir a la luz, ¿verdad?".
"¡Cállate Henric!". Sheehan se alteró también debido a la vergüenza. "He trabajado para tu tío por tantos años en esta empresa, ¡así que también me pertenece!".
Henric negó con la cabeza. Ni siquiera reconoció al hombre que tenía delante.
De forma muy hiriente, le dijo: "¡No lo puedo creer! ¡Ni siquiera te mereces la categoría de ser humano!".
"¡Dije que te calles!". Sheehan no pudo contener la ira. Agarró un cenicero de jade de la mesa y se lo aventó con fuerza.
Henric no logró esquivarlo y el cenicero golpeó su frente. La sangre comenzó a fluir de inmediato.
El cenicero cayó en el piso de madera rompiéndose en mil pedazos.
Como había escuchado los gritos, el ama de llaves se acercó a la puerta tímidamente, sin saber si debía entrar o no.
La señora Zac escuchó que estaban discutiendo por Petty. Durante mucho tiempo había percibido un comportamiento extraño y la había visto venir muy a menudo. Ahora que escuchó que el conflicto se debía a esto, corroboró sus sospechas.
Siempre hay cosas sombrías y secretas detrás de las familias ricas y poderosas.
Al escuchar el fuerte sonido, la señora Zac se preocupó, así que se apresuró a entrar y vio que Henric tenía en el rostro cubierto de sangre.
La mujer se acercó a él mientras gritaba: "¡Joven maestro, estás sangrando! Déjame revisarte".
Henric miró a su padre con odio. Su ojo derecho estaba totalmente cubierto con una espesa capa de color rojo.
Sheehan sintió una gran pena. '¿Por qué no lo esquivó?', pensó.
Henric retiró con suavidad la mano de la señora Zac y le dijo a su padre amargamente: "¡Continúa, continúa golpeándome. Si muero, mi corazón ya no tendrá que sufrir más!".
"¡Joven maestro, por favor no digas eso!". El ama de llaves se hincó y no pudo evitar estallar en lágrimas.
Sheehan señaló la puerta con el dedo. "¡Fuera! ¡Fuera de aquí! ¡De ahora en adelante, ya no eres mi hijo!".
Henric tenía el corazón destrozado. Miró a su padre con tristeza, se dio la media vuelta y salió sin dudarlo.
"¡Henric, Henric, estás sangrando!". La mujer se levantó para perseguirlo.
"Señora Zac, no es necesario, déjalo ir. Si se quiere morir, ¡que se muera!".
En ese momento, Sheehan se dejó caer pesadamente sobre la silla, puso las manos sobre su pecho mientras jadeaba con intensidad. Era evidente que se sentía mal.
"¡Señor, debe tomarse su medicina!". La señora abrió un cajón, tomó unas pastillas y se las entregó. Rápidamente le sirvió un vaso de agua.
Después de tomárselas, el hombre se hundió en su silla, lucía impotente. Su cara estaba terriblemente pálida.
"Señor Lance, ¿quiere que llame al hospital?".
Sheehan negó con la cabeza y le dijo débilmente: "Retírate, quiero estar solo".
La señora Zac no tuvo más remedio que irse.
Mientras tanto, Henric se había montado a su motocicleta y se fue manejando a gran velocidad.
De inmediato, una patrulla comenzó a perseguirlo. Tan pronto como lo alcanzaron, lo arrestaron y se lo llevaron a la comisaría.
Le hicieron una prueba de aliento y efectivamente descubrieron que conducía bajo los efectos del alcohol. Obviamente lo multaron.
Cuando vieron que estaba sangrando, pensaron que había estado en una pelea. Después de interrogarlo durante algunos minutos, lo llevaron a la enfermería para curar su herida.
Como Henric se había ido a toda prisa, cuando salió solo tenía su celular y unos cuantos dólares en el bolsillo. Había usado la mayor parte del dinero para comprar alcohol.
'¿Y ahora qué hago?', pensó. Estaba preocupado pues no le alcanzaba para pagar la multa.
Sacó su celular y le marcó a Anna, pensó que ella podría ayudarle. Para su mala suerte, la chica tenía su teléfono apagado.
Henric no sabía a quién pedirle ayuda. Sintió que era vergonzoso y que iba a verse como un irresponsable estudiante universitario.
Justo cuando estaba pensando qué hacer, sonó su teléfono, era un número desconocido.
Al contestar, escuchó una voz suave que le sonó muy familiar: "Hola Henric, ¿ya te dormiste?".
Inmediatamente reconoció la voz de Rosy. "No, no me he dormido", le dijo.
La chica continuó: "Es que no puedo dormir y quería contarte algo, ¿te acuerdas del grupo de motociclistas del que te hablé? Van a hacer una competencia mañana y ya te inscribí. ¿Vamos juntos después de cenar?".
Le contestó tajantemente: "¡Me temo que no podré ir!".
"Pero, ¿por qué?". Rosy estaba un poco decepcionada. Le había presumido a sus amigos lo guapo que era su nuevo novio.
"Venía manejando algo tomado y estoy en la comisaría en este momento. Suspendieron mi licencia por tres meses. No puedo conducir".
"¡Oh!". Rosy se sorprendió. No lo podía creer.
En menos de media hora, la chica apareció en la comisaría. Pagó la multa y pidió que le regresaran la motocicleta y la licencia. Sin embargo, Henric aún estaba borracho, por lo que le dijeron que le entregarían sus pertenencias hasta el día siguiente.
Eran casi las once de la noche, se había hecho tarde después de enfrentar toda una serie de problemas.
Henric le dio las gracias a Rosy al salir de la comisaría.
Ella sonrió y dijo: "Eres demasiado educado, me siento muy feliz de poder ayudarte. ¿Qué te pasó en la cabeza?".
"Nada ¡Estoy bien!". Henric esbozó una sonrisa de forma irónica.
Rosy ya no le quizo insistir. Le dijo: "¡Sube al auto, te llevo a tu casa!".
'¿Casa?', el hombre pensó. Después de la pelea, se había roto la relación con su padre. No podía volver por el momento.
Después de lo sucedido, no sabía cómo enfrentar la situación.
"¡Aaam, no es necesario, creo que volveré al dormitorio del hospital!".
Rosy subió al auto y cerró la puerta, puso algo de música y le preguntó: "¿Aun trabajas en el hospital?".
Henric murmuró con desgano: "Lo que pasa es que quisiera regresar a buscar algunas cosas".
Al notar su mal humor, Rosy ya no preguntó más. Encendió el auto y se dirigió al Great Love Hospital.
En el camino, el hombre estaba muy molesto y no podía cambiar su estado de ánimo.
Él venía sentado en silencio en el asiento del copiloto. Mientras estaba lo suficientemente cerca, casi podía tocarlo.
Rosy lo miró de reojo. Su rostro era encantador.
Henric de vez en cuando sentía la mirada de Rosy. Se acomodó en el asiento y fingió que estaba durmiendo.
En realidad no sabía de qué hablar con ella.
La chica tenía algunas preguntas, pero cuando lo vio tan cansado y durmiendo, se abstuvo de preguntar.
Apagó la música tratando de no incomodarlo. Incluso, disminuyó la velocidad.
La chica disfrutaba estando a solas con él. Lo observaba en silencio y sentía su aliento. En ese momento, su corazón se comenzó a acelerar.
Se sentía muy feliz. Deseaba que el camino se alargara indefinidamente, para poder quedarse junto a este hombre.