Capítulo 72
1325palabras
2022-09-03 00:01
En el Great Love Hospital, Petty no encontraba a Jason. Esto le hacía que estuviera más inquieta que un cangrejo en una cazuela.
Jason se había ido con Henric, pero él no contestaba al móvil y lo tenía apagado.
Entonces miró la pantalla del monitor y descubrió que Henric y Jason no se fueron al mismo tiempo, lo que implicaba que no estaban juntos.
¡¿Cómo podría haber abandonado Henric a Jason?!
Petty estuvo a punto de llamar a la policía.
Sheehan también tenía prisa por irse de la sala y llamó a Henric una y otra vez, pero él no respondió a ninguna de sus llamadas.
Mientras tanto, Henric estaba sentado junto al río, bebiendo latas de cerveza.
No acababa de entrarle en la cabeza todo este asunto.
La primera vez que le sonó el móvil, llamó su tía Petty. Del mismo odio, tiró el móvil a un lado y no contestó.
Después fue Sheehan quien lo llamó.
Lo único que quería Henric era emborracharse sin que nadie lo molestara, así que no se dignó a contestarle a nadie.
Henric ignoró por completo las llamadas. Dejó que sonara su móvil una y otra vez, mientras la pantalla oscilaba entre la oscuridad y el brillo. Lo único que hizo fue limitarse a beber.
Por su parte, Petty estaba muerta de miedo al no poder localizarle.
"Sheehan, ¿qué debemos hacer? Le pregunté a la enfermera en el pasillo hace un momento. También miré la sala del vigilante de seguridad y ahí pude ver que se fue solo. No está familiarizado con el lugar y se deja engañar fácilmente, ¿a dónde iría? ¡¿Y por qué Henric no me contesta al móvil?!" Petty casi se quedó sin fuerzas en los brazos de Sheehan, pero él la ayudó a levantarse rápidamente.
Este era un hospital con demasiada gente. No era bueno que los demás lo vieran así a él y a su cuñada.
"No te preocupes. Tal vez fue a buscar a Henric. No sabemos si está con él ahora o no".
"¿Cómo? ¡Si Henric se fue después que él!"
"Tal vez Jason se escapó y Henric no se dio cuenta. O tal vez no te contesta al móvil porque está buscando a Jason. No te preocupes, Henric te devolverá la llamada en cuanto vea las llamadas perdidas".
En ese momento, Jason había salido silenciosamente del automóvil de la familia Lance para abandonar el edificio. Después de salir del hospital, estaba con los nervios a flor de piel.
Estando en el hospital, llamó a Anna. De hecho, ella reconoció su voz casi al instante.
Jason siempre sintió que Anna era como Eleonora, muy querida por la gente.
Mientras hablaba con ella por teléfono, le preguntó en qué zona residencial vivía. Al salir del hospital, salió corriendo, tomó un taxi y se dirigió a su casa.
Cuando llegó a la entrada del apartamento de Anna, el taxista le pidió dinero. Sonrió como disculpándose y dijo: "Tío, no tengo dinero, pero puedo pedirle a mi amiga que te lo dé".
Cuando Jason la llamó a Anna, ella había salido del trabajo y acababa de entrar a su casa.
"Anna, estás en casa, ¿verdad?"
"Jason, ¿por qué eres tan pesado? ¿No me acabas de llamar?"
"Anna, acabo de bajarme del taxi, pero no tengo dinero para pagarlo. ¿Podrías bajar y ayudarme?"
"M*erda, ¿quién me manda a mí a involucrarme con un joven apuesto?", pensó Anna para sí misma.
De repente, ella pensó que cuando contestaba al móvil, este niño atontado le preguntó en qué parte del centro vivía, en qué zona residencial y si estaba lejos de su casa o no.
En ese momento se dio cuenta que la inteligencia de este chico era tan baja que podría mentirle perfectamente y él se lo creería.
En realidad, no esperaba que la encontrara.
Nadie diría que una persona tan estúpida lo consiguiera.
"No, dejaré que el conductor te tome como rehén y luego te venda. Eres tan guapo y además eres el segundo joven maestro de la familia Lance, ¡así que podría venderte a un buen precio!", bromeó Anna. Aunque ella le gastó una pequeña broma, en realidad ya había bajado las escaleras.
Jason estaba ansioso. Quería huir, pero cuando miró hacia atrás y vio el estado de alerta del conductor, no se atrevió a hacerlo.
"Anna, eres muy tonta. Si pudiera venderme a un buen precio, ¿por qué me entregaría a cualquier persona? ¡Me entregaría a ti!"
"Ja ja..." La risa feliz de Anna se escuchó del otro lado del móvil. "¿Quién es el tonto aquí? ¡Tú! ¿Por qué querría venderte? ¿Para ganar dinero y comprar dulces?"
El conductor miró confundido a aquel chico guapo que tenía en frente. Parecía un joven maestro con dinero. ¿Cómo no iba a tener dinero?
"¿Qué pasa? ¿Por qué nadie me paga? ¿No estás de acuerdo con la tarifa y quiere defraudarme?", dijo el conductor enfadado.
"Señor, ¿a qué se refiere con defraudarle?" Jason miró extrañado al taxista.
El conductor lo miró mientras las dudas previas en su rostro se convertían en ira.
"¿Me estás tomando el pelo?"
Al ver que el conductor estaba disgustado, Jason dijo con inocencia: "No entiendo lo que me quiere decir".
"Hoy en día, los jóvenes son realmente asombrosos. Salen a engañar a la gente a una edad tan temprana. Mírese, ¿cómo puede ser tan mentiroso? ¿Creen que es fácil para nosotros ganar unos cuantos dólares? Como no pagues, ¡llamaré a la policía!"
"Señor, no llame a la policía. No quiero que me lleven apresado. Yo..." Al escuchar la palabra "policía", Jason se asustó un poco.
"¿Por qué intimidas de esa forma a un niño? ¿Cuánto dinero te debe para que quieras llamar a la policía?" De repente, Anna apareció frente al auto. Cuando escuchó al conductor decir que iba a llamar a la policía, Jason se dio un buen susto.
A Anna le dolió en el alma ver que estaba tan perdido.
Al enfrentarse a un chico tan angelical, el conductor se atrevió a asustarlo. En su rostro se podía ver la incomodidad que tenía. Si ella fuera la taxista, no preguntaría por los honorarios. De hecho, estaría dispuesta a pagarlo ella misma.
"¡Argh! ¿En qué momento me enamoré de un idiota?", se preguntó Anna a sí misma, ya que sintió que sus pensamientos eran un poco ridículos.
"La tarifa del taxi es de ochenta y dos dólares. ¿Estás dispuesto a pagarlo? ¡¿Y qué quieres decir con un niño si ya es un adulto?!", le dijo malhumorado el conductor a Anna. Luego se quedó mirando a aquel joven y pensó: "Este niño tiene al menos dieciocho o diecinueve años y lo sigue llamando niño. ¡Parece que esta chica también está enferma!"
Anna sacó cien dólares de su bolsillo, los sostuvo con delicadeza entre sus dedos y luego se los arrojó al conductor a través de la ventana. "Si digo que es un niño, es porque es un niño, ¡no es de tu incumbencia! ¡Toma el dinero y vete, no hace falta que me des el cambio!", le dijo Anna ferozmente al conductor.
Al verla a ella, Jason estaba muy feliz. Abrió la puerta del auto y se bajó gritando: "Anna, sabía que podía confiar en ti como una hermana y no me ignorarías".
Entonces detuvo a Jason y le dijo de mal humor: "Joven maestro Jason, ¿crees que esto de verme así es divertido? Ayer me humilló esa arpía. ¿Por qué has venido aquí hoy? ¿Estás buscando a tu hermana Eleonora? ¡Te he dicho ya que ella no está aquí!"
A Jason no le importó ver a Anna así de enfadada, y extendió su mano para agarrar la suya. A pesar de su expresión inalterable que ponía los pelos de punta a la gente, él se acercó a ella y le dijo: "¡Anna, tengo mucha hambre! Aún no he comido nada".
"¿Has venido hasta aquí para comer? ¿Crees que mi casa es un refugio?", malhumorada, Anna puso los ojos en blanco.