Capítulo 71
1243palabras
2022-09-02 00:00
Al otro lado del teléfono, dijo Yvonne con timidez: "¿No será porque te extraño? Además, nos acabamos de comprometer y aún no nos hemos ido de luna de miel. Vine para estar contigo, pero no te preocupes, no te molestaré mientras trabajas. Me limitaré a estar callada y observarte. Seré invisible".
Ella hizo todo lo posible para halagarlo por teléfono, aunque eso implicara perder todo su orgullo y dignidad frente a él.
Sabía que su prometido estaba allí con su ex esposa, pero tenía que fingir que no lo sabía.
Y no solo eso, tenía que fingir ser una mujer compasiva y sensata frente a ella.
Mientras Yvonne hablaba, notaba cómo se le acumulaba en el corazón todo el resentimiento reprimido hacia Eleonora. Era muy difícil deshacerse de ese odio sin usar la venganza.
Quentin estaba desorientado con la repentina llegada de Yvonne.
La empresa se enfrentaba a muchas cosas en cuestión de poco tiempo que lo ponían tenso, así que lo que menos le preocupaba ahora era su vida amorosa.
La razón por la que se divorció de Eleonora y se comprometió tan pronto con Yvonne fue porque quería que fuese un golpe duro para ella y, de esa forma, vengarse.
Hacía un año, Simon había traído un desastre sin precedentes a la familia Lance y eso hizo que el padre de Quentin y la compañía estuvieran en este estado por su culpa.
Por eso, cada vez que Quentin se enfrentaba a estas cosas, odiaba aún más a la familia Balton cuando regresaba a casa y tenía que enfrentarse a Eleonora.
Cuando se divorció de ella, hizo la vista gorda ante el anuncio mediático que puso Yvonne en internet sobre su compromiso con él. Quentin había planeado usar este asunto para reprimirla y atraer a Simon, quien había estado desaparecido durante más de un año.
Sabía que, si no estuviera muerto, no ignoraría la miserable situación de su única hija.
Sin embargo, Quentin había sobreestimado a Simon e hizo el movimiento equivocado cuando él aún no había aparecido.
Entonces comenzó a dudar de que todavía estuviera vivo.
De lo contrario, ¿cómo podía permanecer indiferente cuando su único pariente en el mundo sufría?
Llegó a pensar que no amaba a nadie, ya que todas las mujeres eran iguales.
Pero, de nuevo, descubrió que estaba equivocado.
Quentin nunca había amado a Yvonne, por lo que no estaba interesado en ella en absoluto. Hasta le resultó difícil ser superficial.
Sin embargo, Eleonora, a quien odiaba hasta los huesos, le provocaba ataques de ira una y otra vez.
Así que, Quentin no pudo evitar llevarse a Eleonora al Reino Unido sin que le importaran las consecuencias.
Pero lo último que esperaba era que Yvonne lo siguiera.
"Quentin, ¿me estás escuchando?, preguntó Yvonne con vergüenza cuando creía que el móvil se le había quedado colgado, puesto que no escuchaba respuesta alguna.
No estaba segura de si Quentin estaba enojado por su repentina llegada. Incluso se arrepintió de su comportamiento rebelde y lo llamó.
"Yvonne, estoy teniendo una conversación importante con los socios inversores aquí, así que no puedo irme esta noche. Me temo que estaré muy ocupado. ¡No tengo tiempo para estar contigo! Tú quédate en el hotel. Enviaré a alguien para que te lleve al aeropuerto mañana. ¡Vuelve a China!" Había una evidente insatisfacción en las palabras de Quentin hacia su repentina llegada. Le había pedido a Yvonne que regresara a China con un tono frío y duro.
El corazón de Yvonne se hizo pedazos y sus ojos comenzaron a nublarse.
Su verdadera prometida vino desde muy lejos a buscarlo y lo único que hizo él fue ordenarle que se fuera.
"No, Quentin, no te he dicho que dejes tu trabajo. Te esperaré mientras tanto en el hotel. ¡Cuando tengas tiempo, por favor ven! Si estoy muy aburrida, puedo pedirle al mayordomo que el hotel tiene para mí que me lleve a conocer el Reino Unido". Antes de que Quentin volviera a negarse, Yvonne colgó el teléfono.
Se escuchó un golpe rítmico en la puerta e Yvonne preguntó quién era.
La persona que le esperaba fuera dijo atentamente que él era James, su mayordomo.
En ese conocido hotel, el ambiente y los servicios eran todos de primera clase.
Cada lujosa habitación contaba con un mayordomo. Independientemente de que fuera verano o invierno, el mayordomo estaba bien vestido y llevaba un esmoquin británico. Estaban listos para servir a los inquilinos en cualquier momento.
Yvonne se levantó y abrió la puerta.
El mayordomo británico, que la había recibido antes en el vestíbulo del hotel, sostenía en sus manos una botella de vino tinto francés.
"Señorita Moore, este es el vino tinto que me pidió. Ha sido abierto para usted". Las palabras de James no eran muy fluidas.
Como mayordomo, debía dominar varios idiomas como mínimo.
"¡Gracias!", respondió la chica.
James vio que tenía lágrimas en el rabillo de los ojos. Entonces, preguntó con preocupación: "Señorita Moore, ¿se encuentra bien? ¿No le parece cómoda su habitación?".
Yvonne negó con la cabeza. "No es eso."
¿Necesita que haga algo por usted?", preguntó James con sinceridad.
Yvonne frunció el ceño ligeramente. "No es nada. James, te llamaré si necesito algo".
El mayordomo observó que la huésped se estaba impacientando, pero supo qué hacer y dijo: "Entonces, con su permiso, me marcho".
Después de eso, se enderezó, hizo una reverencia y se fue con elegancia.
Yvonne sostuvo la botella de vino tinto y regresó aturdida a la sala de estar.
La idea de la botella de vino tinto fue de ella. Quería que Quentin viniera esta noche para poder disfrutarlo juntos.
Pero, por desgracia, él no aparecería esa noche.
Miró la botella de vino marrón que, bajo la luz brillante de la sala de estar, se veía frío y rojo, como si se estuviera riendo de ella con frialdad.
Se levantó, tomó una copa con un borde de cobre dorado de la vitrina, luego destapó la botella y se sirvió medio vaso.
Lo movió lentamente, mientras el líquido escarlata rodaba sobre las paredes de la copa.
Yvonne levantó el cuello y se la bebió entera.
El vino tenía un toque dulce y, a la misma vez, amargo.
Después de bebérselo, Yvonne no pudo contener las lágrimas que brotaron como un manantial.
"Quentin, ¿por qué? ¿Por qué me haces esto? Eleonora, m*ldita p*rra, ya te divorciaste de él, ¿por qué lo sigues seduciendo? Hace un año, me lo robaste. Ahora, él ya es mi prometido y, sin embargo, todavía irrumpes en nuestras vidas. ¡Eleonora, debes morir!' Yvonne lloraba mientras no paraba de quejarse, volcando todo su odio e insatisfacción hacia Eleonora.
Por otro lado, la terquedad de Yvonne le daba dolor de cabeza a Quentin.
Él odiaba a las mujeres problemáticas.
Al principio, pensó que Yvonne sería como ella le había dicho. Incluso si no podía conseguir su amor, mientras estuviera escrito por papel que estaban casados y ella pudiera acompañarlo desde la distancia, estaría satisfecha. Pero, desafortunadamente, las mujeres siempre habían sido animales codiciosos.
No mucho después del compromiso, las demandas codiciosas de Yvonne aparecieron.
Por el contrario, cada vez que Eleonora lo veía, parecía como si estuviera viendo a un Dios de la Plaga. Su única intención era la de mantenerse alejada de él todo lo que pudiera.
Las personas eran extraños. Cuanto una más quería acercarse a él, más asqueado se sentía. Sin embargo, cuantas otra más ganas tenía de escapar, más ganas tenía de tenerlo atado a su lado.