Capítulo 40
1180palabras
2022-08-10 17:43
Eleonora fue arrojada bruscamente sobre el asiento del pasajero y su cinturón de seguridad fue abrochado.
A continuación, en tanto ella se desabrochaba torpemente el cinturón, Quentin ya se había subido al auto y había cerrado la puerta con seguro.
"¿Qué quieres hacer? Es de día y me estás secuestrando. ¡Si no me dejas ir, llamaré a la policía!".
Sin tener en cuenta que la mujer se estaba volviendo loca, Quentin arrancó el auto y condujo hasta la villa donde habían vivido juntos.
En el camino, Eleonora gritó y trató de destrozar a golpes a Quentin.
Mas, él no se movió para nada.
Entonces, ella sintió que en verdad tenía mala suerte.
¿Por qué no podía deshacerse de esta persona que solo le causaba problemas?
Pronto se dio cuenta de que era inútil llorar o golpearlo, así que se quedó callada. "¿Adónde me vas a llevar?", le preguntó de repente mientras lo miraba con pena.
"Eleonora, tienes mala memoria. Has viajado por esta carretera por más de un año. ¿Ya no lo recuerdas?".
¿Cómo podía recordar el camino hacia aquella villa? Si fue en ese lugar donde soportó su pesadilla por más de doce meses.
Ahora que lo sabía, lo único que pudo sentir en ese momento fue un gran miedo en su corazón.
"¿Por qué me llevas hacía allá? Abre la puerta. ¡Quiero salir!". Eleonora hizo todo lo posible por escapar, pero fue en vano.
"Eres como una p*rra loca todo el tiempo. ¿Puedes calmarte?", contestó él totalmente impaciente y con el ceño fruncido.
"Detente, Quentin, me has secuestrado. ¿Cómo quieres que me calme? No olvides que tú y yo somos extraños ahora, y si hay alguna conexión entre nosotros, es que somos ex esposos, eso es todo. ¡Espero que seas un hombre de palabra y no me involucres después de casarse!". La voz de la mujer era un poco ronca porque no paraba de gritar.
"¡Que te enredes conmigo no depende de ti!".
"Quentin, ¿crees que no llamaré a la policía?".
"Puedes intentarlo, pero, ¿a quién crees que escucharán? Cuando ellos vengan, puedo decir que mi ex esposa no soporta dejarme porque me extraña, así que trata de enredarme de nuevo". Quentin se le acercó con picardía, le sopló suavemente en la oreja y sus dedos cruzaron su nariz. Entonces, ella se alejó inmediatamente de él.
"¡Si no quieres agregar el delito de seducir a tu ex marido en esa publicación tan popular, será mejor que te calles!". El hombre alejó su rostro del de Eleonora y encendió el auto como si nada hubiera pasado.
En ese momento, al recordar la viral publicación, ella se echó a llorar. "Quentin, ¿no crees que me has causado suficientes problemas? Soy como una rata cruzando la calle o un payaso del que todos quieren reírse. Cada vez que salgo a la calle, tengo que esconderme y cubrirme. Dime, ¿por qué has venido? ¿Quieres que me muera para que puedas estar tranquilo?".
Al verla en ese estado, el corazón del hombre se estremeció.
"Sí, incluso si mueres, ¡me será difícil deshacerme del odio que hay en mí!". Quentin se mordió los labios y no pudo evitar apretar su mano en el volante, haciendo que sus articulaciones se notaran mucho.
Durante un año, decenas de médicos expertos, tanto nacionales como extranjeros, habían revisado a su padre en el hospital, pero su condición no había mejorado. Todo esto se debía al maldito padre de Eleonora, Simon. Por eso, como él había desaparecido, su hija tuvo que soportar el dolor.
"Bien, déjame ir. ¡Voy a morir!", le dijo ella con lágrimas en los ojos.
Evidentemente, no tenía sentido vivir si él no la dejaba ir aunque se divorciaran. De todos modos, no tenía nada que perder en este mundo.
"¿Morir? Es fácil para ti decir eso. Pero, si te atreves a hacerlo, ¡explotaré tu cuerpo en la calle y haré que fallezcas con los ojos bien abiertos!".
Eleonora miró la crueldad en la mirada del hombre. Luego, se apoyó en el asiento trasero del auto, y continuó llorando en completo silencio.
Minutos más tarde, el coche entró por fin en el patio de la villa.
Quentin salió del auto, caminó hacia el otro lado del coche y tomó a Eleonora en sus brazos, quien parecía haber perdido el alma.
Ella solo dejó que la sostuviera, pues sintió que ya estaba muerta en vida en ese momento.
El hombre usó una mano para colocar la contraseña de la puerta, la cual se abrió al instante, y metió a la mujer a la villa en sus brazos.
Aquel lugar seguía siendo el mismo que Eleonora dejó, pues Quentin no permitió que nadie lo cambiara.
El trabajador pagado por hora venía a limpiarlo a tiempo, y dejaba todo igual.
Una vez adentro, la chica cerró los ojos sin querer abrirlos, ya que no le agradaba la idea de mirar el lugar donde se había quedado por más de un año.
Hace dos días, acababa de salir de allí, no esperaba que él la regresara tan pronto.
Quentin la abrazó todo el camino hasta el dormitorio, y al llegar, la arrojó a la misma gran cama familiar de siempre.
Ella incluso pudo oler el aroma familiar de la casa.
Entonces, el hombre apretó todo su cuerpo contra Eleonora.
En seguida, ella se mordió el labio y esquivó su beso.
No obstante, él sujetó su rostro y la besó a la fuerza, volviendo a sentir aquella sensación dulce y fragante que había añorado.
Quentin estaba, inconscientemente, tan obsesionado con aquella sensación, que apesar de que su beso causara las lágrimas de Eleonora, él no se detuvo. De hecho, sus amargas lágrimas lo provocaron mucho más, por lo que se sentía como un lobo hambriento que necesitaba desahogarse urgentemente.
En tanto ella lloraba, él la desvistió, y luego se quitó la ropa también.
Eleonora temblaba mientras sujetaba sus brazos con fuerza frente a su pecho.
Aquel terrible sentimiento le era demasiado familiar.
Acto seguido, los labios del hombre bajaron por completo.
Quentin sintió que se había sobreestimado, pues solo dos días después de su divorcio, la figura de Eleonora estaba fija en su mente y no podía deshacerse de ella.
Especialmente anoche, cuando Yvonne quiso tener s*xo con él, descubrió que su cuerpo no reaccionó en absoluto.
Por supuesto, aquello no debería ser así.
Así que hoy, él no podía esperar para capturar a Eleonora y ver si su habilidad sexual todavía estaba allí.
Casualmente, cuando se encontró con su ex esposa, su reacción fue muy intensa.
¿Cómo podía ser eso posible?
Sea lo que fuere, él no pudo parar.
Después de un estallido de dolor, la mujer se mordió fuertemente los labios hasta que tuvo un líquido caliente en la boca.
Por otro lado, no fue hasta que los dos estuvieron empapados en sudor que Quentin finalmente se detuvo.
Entonces, ella le dio la espalda al hombre y un profundo sentimiento de vergüenza inundó el ambiente.
"Quentin, ya te has divorciado de mí. ¿Por qué me haces esto? Tienes una prometida, no deberías volver a buscarme", sollozó en voz baja.