Capítulo 39
1313palabras
2022-08-10 17:26
A las ocho de la mañana, Quentin, que había dormido la siesta en el auto, escuchó el ruido de afuera.
Cuando abrió los ojos, vio a la gente de la comunidad hablando de su coche.
Evidentemente, un Maybach de edición limitada, en una comunidad así, parecía ser un poco llamativo.

El hombre se levantó y recibió una llamada telefónica de Yvonne.
"Hola, Quentin, ¿qué pasó en la empresa que fue tan importante para que te vayas anoche? ¿Por qué te fuiste tan tarde?", dijo ella muy preocupada a través del teléfono.
"Oh, Hola. Es que se presentó un proyecto y tengo que ir al extranjero hoy".
"Entiendo, cariño. ¿Dónde estás ahora? Te enviaré el desayuno".
"No, no te preocupes. Ya estoy de camino al aeropuerto".
"Quentin, ¿cuándo volverás? He comprado un pasaje para acompañarte, ¿de acuerdo?".

Al oírla, él frunció el ceño y dijo; "No, volveré tan pronto como acabe el negocio. Si te sientes un poco sola, puedes volver a la Mansión Moore. Por cierto, saluda a tu familia de mi parte. Los visitaré cuando regrese".
Yvonne se esforzó por mantener la boca cerrada, pues recordó que su familia tenía que irse pronto.
Ayer, él apenas los había saludado en el banquete de compromiso. Al principio, a su familia no le gustó el romance que habían existido entre Quentin y ella, pero él tampoco se esforzó por agradarles en absoluto. Eso hizo que su prometida se sintiera muy avergonzada. Ella no tenía la cara para volver a la Mansión Moore, no hoy. ¿Cómo podría volver sola? No era razonable que su prometido no la acompañara a visitar a sus padres.
Claro, aunque eso era lo que ella pensaba, le resultó difícil decirlo en voz alta.

"Quentin, es raro que te acuerdes de mis padres. De todos modos, deberías volver pronto para verlos. En dos semanas regresarán a Hong Kong".
"Está bien, hablemos de ello cuando vuelva". El hombre colgó el teléfono rápidamente, pues vio a Anna saliendo del edificio junto a otra chica.
La mujer llevaba un sencillo vestido azul claro, un exagerado sombrero de alero en la cabeza y unos enormes lentes de sol en la cara. Sin embargo, él reconoció su figura y su espalda al instante.
Definitivamente, ella era Eleonora, y aunque parecía esconder algo, era muy cautelosa.
Quentin recordó que seguro estaba obligada a vestirse así gracias a la publicación que se hizo demasiado popular en Internet en los últimos días.
En seguida, observó que las dos se alejaban poco a poco, así que encendió rápidamente el motor.
Después de tocar la bocina durante mucho tiempo, los vecinos que rodeaban y miraban su coche por fin se dispersaron.
Cuando llegó hasta afuera de la comunidad, vio que ellas ya se habían separado para tomar su movilidad.
Anna se dirigió hacia el metro, mientras que Eleonora subió al autobús.
El hombre siguió de cerca al autobús, hasta que se detuvo frente a un edificio de oficinas.
Él sabía que aquella empresa era claramente la de Pollard.
Pero, ¿qué estaba haciendo ella allí?
¿Estaba buscando trabajo?
Quentin encontró un lugar no muy lejos de la puerta del edificio y estacionó su auto, esperando que Eleonora saliera rendida.
No parecía ir bien, pues, en menos de 20 minutos, la familiar figura salió de la compañía y se puso los lentes de sol tranquilamente.
A solo dos metros de distancia, él vio la soledad y la decepción en su rostro.
Parecía que la entrevista había sido un fracaso para ella.
Esta era la quinta entrevista que ella tenía y en la que había sido rechazada, por lo tanto, sintió que se iba a derrumbar.
Muchas empresas la llamaron, pero cuando acudía a la entrevista, le hacían algunas preguntas que no tenían nada que ver con el trabajo y los responsables de la misma actuaban como si hubieran concertado una cita, ocultándose cerca y comentando sobre ella.
Por sus chismes, la mujer supo poco a poco que no la invitaban para una entrevista, sino que solo querían ver el rostro de la persona que había sido abandonada por el hombre más famoso de la ciudad, Quentin.
Eleonora quería llorar, pero no tenía lágrimas.
De pronto, recordó a la ejecutiva que la había entrevistado hace un momento en Europe's international company.
"Tú eres Eleonora. Bueno, te ves un poco bonita, pero ¿crees que es apropiado que postules para el puesto de ventas de nuestra empresa con tu título universitario? Los talentos de ventas de nuestra empresa son casi estudiantes de posgrado, incluso retornados del extranjero. Tu nivel de educación es demasiado bajo para que estés aquí".
La mujer tuvo el impulso de arrojarle el currículum a la cara, pero reprimió la ira en su corazón y preguntó con tristeza; "En cuanto a mi educación, mi currículum ya lo había dejado claro. Si creía que mi diploma no era lo suficientemente cualificado, ¿por qué me invitó a la entrevista? ¿No cree que es una pérdida de tiempo?".
"Vaya, parece que estás bastante enojada. Si te llamamos es porque si no te vemos en persona, no podemos saber de qué eres realmente capaz".
Eleonora miró a la gente curiosa que estaba fuera de la ventana y de la puerta. Lógicamente, sabía que había sido engañada, tal como lo hicieron las empresas anteriores.
Cuando uno estaba fuera de su entorno, su poder disminuía considerablemente. Como era de esperarse, la ex esposa, que había sido abandonada por Quentin, se había convertido en la broma más grande de toda la ciudad.
Eleonora cerró la puerta con fuerza y estaba lista para irse, pero de repente, escuchó las burlas del gerente general y de los demás. "¿Qué tal hoy? ¿Viste el rostro de la ex esposa del joven Lance?".
"Sí, parece ser más encantadora que en las fotos de Internet. No es de extrañar que pueda gustarle".
"Pero, ¿de qué sirve? Ella es solo una mujer abandonada. El Joven Maestro Lance se comprometió ayer...".
Al oírlos, Eleonora empujó a los espectadores por completo y, con gran dolor en su corazón, corrió escaleras abajo.
No esperaba que su ex esposo influyera tanto en su vida después de su divorcio.
Sin embargo, ella se calmó y salió del edificio y caminó mientras Quentin, inconscientemente, la seguía en su auto.
Eleonora estaba tan molesta, que no se dio cuenta del lujoso auto que la seguía de cerca; mas, cuando llegó a un lugar poco transitado, el coche bloqueó su camino.
Solo entonces, al levantar la cabeza, se dio cuenta del lujoso Maybach frente a ella.
Eleonora se quedó atónita, pues había visto aquel auto varias veces, y parecía ser el de Quentin.
No pasó mucho tiempo para que la ventanilla bajara y revelara el rostro de aquel hombre por el que estaba molesta.
"¡Entra en el coche!", dijo él con una ligera sonrisa.
Al principio, ella estaba de mal humor, pero ahora que tenía al culpable que afectaba gravemente su vida cotidiana, se enojó aún más.
"¿Quién te crees que eres? ¿Por qué debería escucharte?".
Cuando vio a la mordaz mujer, de la que se había separado hacía dos días, se sintío enojado y divertido al mismo tiempo.
Parecía que estaba muy deprimida después de haber estado con él por más de un año. Sin embargo, en ese tiempo, ella había sido obediente con él, y había estado completamente intimidada.
"¡Entra en el coche!", repitió él con seriedad.
No obstante, ella solo lo miró con rabia y siguió avanzando.
Inesperadamente, antes de que diera algunos pasos, él la sostuvo y salió del auto.
Como eran más de las nueve de la mañana, la gente se había ido a trabajar y no había nadie en el camino.
Por lo tanto, Quentin levantó a Eleonora sin más. Ante esto, ella gritó, pero en cuanto lo hizo, el hombre dijo con frialdad; "¡Si no quieres incurrir en los reporteros, será mejor que mantengas la boca cerrada!".