Capítulo 7
609palabras
2022-08-08 17:04
Eleonora envolvió la toalla alrededor de sus hombros y le dijo: "¡Ya me voy!".
"¡De ninguna manera!". Tan pronto como Quentin terminó sus palabras, Eleonora sintió que sus pies se levantaban del suelo.
El hombre la cargó y caminó hacia el dormitorio. La cabeza de Eleonora se apoyó en su ancha espalda. Ella apretó el puño y lo golpeó con fuerza. "¡Bájame! Dijiste que me dejarías ir. No puedes retractarte ahora. Bájame...".

Quentin la aventó a la cama.
Eleonora sabía perfectamente lo que pasaría a continuación.
Él acababa de decirle que tenía que darle lo que él quisiera.
Y ante eso, Eleonora dejó de forcejear.
Le arrancó bruscamente la toalla, por lo que se mordió los labios y cerró los ojos.
Ella no quería verlo. ¡No quería!

La noche se alargó infinitamente.
La oscuridad desesperaba a Eleonora.
Finalmente, Quentin cayó rendido.
Eleonora encendió la lámpara de la mesita de noche y la tenue luz iluminó la cama.

Miró al hombre que estaba a su lado.
Su encantador rostro estaba cubierto con una misteriosa capa de luz azul.
Eleonora estiró sus manos temblorosas con ganas de estrangularlo hasta matarlo.
Alcanzó a poner sus delgados dedos en su cuello, pero vaciló. Ella no pudo hacerlo.
Durante más de un año, Quentin le había causado demasiados dolores físicos y emocionales. Tenía ganas de matarlo, pero titubeó cuando por fin tuvo el cuello del hombre entre sus manos y sintió el calor de su cuerpo.
Las lágrimas cayeron sobre el pecho de su esposo.
Quentin se dio la vuelta y no supo lo que había pasado. Murmuró entre sueños: "¡Lo siento, Eleonora!". Luego la abrazó con fuerza.
Estas palabras llenaron de dolor su corazón en un instante.
En realidad estaba dormido y al parecer sentía pena por ella en sus sueños.
¿Qué clase de persona era?
Los ojos de Eleonora estuvieron abiertos casi hasta el amanecer.
Por la mañana, una llamada telefónica lo despertó. Cuando abrió los ojos, descubrió que estaba abrazando a Eleonora, por lo que frunció el ceño mientras se apartaba. Rápidamente se paró a buscar su ropa en el armario y se vistió. Cuando estaba listo para irse tenía un semblante apagado.
"¿No dijiste que íbamos a...". En este momento, a Eleonora no le importaba nada más que divorciarse.
Quentin se dio la vuelta con una mirada sombría y la interrumpió: "Cumpliré con mi promesa. Le pediré al abogado que te busque antes del mediodía con los papeles. ¡Pero espero que para esas horas hayas desaparecido de mi vista!".
Eleonora se mordió los labios y dijo: "Me parece perfecto. No te preocupes. ¡Seremos dos extraños a partir de ahora!".
Parecía que ninguno de los dos extrañaba el matrimonio que había durado más de un año.
No había nada que perder. Desde el principio estuvo enfadado por haberse casado con ella. Todo el mundo lo sabía.
Se terminó. Finalmente el agobio se había terminado.
Quentin salió sin mirar atrás.
La puerta del dormitorio se cerró de golpe.
En ese momento, la chica dejó escapar un largo suspiro de alivio.
En cuanto Eleonora empacó su equipaje, llamó a su mejor amiga y le dijo: "Anna, préstame algo de ropa y unos calzones antes del mediodía. Te espero en la mansión de la familia Lance. Has venido aquí antes ¿recuerdas?".
"¿Necesitas también ropa interior? ¿Qué quieres hacer?".
"Por favor, necesito un cambio de ropa completo".
Anna, al otro lado del teléfono, estaba confundida por lo que le preguntó: "No tienes fiebre, ¿verdad? Estás en casa de la familia Lance rodeada de artículos de lujo y me pides algo de ropa para ponerte. ¿Estás bien?".
Eleonora hizo una pausa y luego dijo: "¡Estoy divorciada!".