Capítulo 4
513palabras
2022-08-08 16:39
Quentin era un hombre de palabra. Si decía que se iba a divorciar, lo cumpliría. Desde el principio ella había sido solo una herramienta para su venganza.
Aunque no podía contarse como real en absoluto, nunca se imaginaría que su matrimonio duraría un año y tres meses.
Eleonora arremetió: "No, no me interesa la mansión y no quiero discutir más contigo. ¡Nunca aceptaré nada de la familia Lance!", además, le preguntó sin rodeos: ¿Cuándo podemos ir a hacer los trámites?". 

Realmente quería dejarlo, estar con él todo ese tiempo había sido una pesadilla. Llevaba tanto deseando divorciarse de él.
Al escuchar a Eleonora, Quentin estaba muy molesto.
'¡P*rra!', pensó. Sintió que era difícil seguirla escuchando.
En cuanto escuchó la palabra divorcio, ella no veía la hora.
A pesar de que su relación estaba destruida, en el fondo Quentin estaba muy triste. Al ver que realmente quería divorciarse, usó las peores palabras para atacarla y burlarse de ella.
"Oye, tú y yo somos pareja desde hace más de un año, ¿no podrías esperar un poco? ¿Tienes prisa por buscarte otro hombre?".

Eleonora conocía el mal genio de Quentin y sabía perfectamente de lo que podría ser capaz. Si ella continuaba confrontándolo, sería contraproducente. Si se arrepentía de darle el divorcio, iba a perder más por menos. Por ello, no dijo ni una palabra más.
Como ella había optado por guardar silencio, Quentin le dijo super molesto: "Si no hablas, me estás dando la razón. Eres una hipócrita. ¡No cabe duda que eres solo una p*ta más!".
Eleonora se percató de su absurdo comportamiento pero aún así, permaneció en silencio.
No importaba lo que dijera, todo estaba bien mientras pudiera divorciarse.

Esto ocasionó que la ira de Quentin creciera rápidamente como un incendio en una pradera.
"Eleonora, te ves peor que un muerto. No entiendo por qué me casé contigo. ¡Eres realmente nefasta!".
La mujer respondió con calma: "¿Entonces para qué te casaste conmigo? Tú lo sabes mejor y no necesito recordártelo. Si ya no puedes aguantarme una noche, puedo irme desde ahora".
Quentin contestó furioso: "Bueno, el que calla otorga. Cuando me casé contigo, solo pagaste por el pecado de tu padre. Ya estoy cansado de ti y tu cara de mosca muerta. Pero recuerda que tu familia le debe a mi familia. Incluso ni con tu vida, pagarías lo que nos deben. Ya puedes largarte ¡Vete de aquí!".
Eleonora había sido muy sumisa, sin embargo ya no estaba dispuesta a soportarlo más. 
Como se había atrevido a cuestionarlo, ¡él estaba tan enojado que parecía un lobo!. 
Ella entró al dormitorio sin decir nada. 
Sacó una pequeña maleta del guardarropa.
No tenía mucho que llevarse, no había tantas cosas suyas en la mansión.
"Salte por favor. Me voy a cambiar de ropa", le dijo Eleonora a Quentin, que estaba a su lado con el rostro lívido.
"Vas muy rápido. No olvides que aun no hemos firmado los papeles del divorcio. Es más, te conozco demasiado. ¿Crees que me preocupo por ti?". Una vez que dijo esto, Quentin salió del cuarto y azotó la puerta.