Capítulo 60
1818palabras
2022-09-06 15:00
Hoy hace, 19 años llegue a este mundo.
Las primeras horas de la mañana, las dedico a responder mensajes y llamadas de “amigos” y familiares
Hablo un buen rato con mi papá. El hombre continúa muy afectado por todo lo que pasa en nuestra casa y desea volver lo más rápido posible al país, pero debe seguir en su viaje. Tratamos de animarnos mutuamente y me promete que cuando vuelva vamos a celebrar mi cumpleaños juntos, así haya pasado un mes.

Sam se despierta muy temprano para sorprenderme con un desayuno delicioso con todas las cosas que me gustan. Panqueques, crema de avellana, fruta picada y café. Me entrega una caja y apenas la abro me llevo la mano al pecho y hago un puchero. En ella hay fotos enmarcadas de nosotras, Dilan y Mateo. Sé que en varias de ella debería aparecer Juan, pero Sam seguro lo borro con Photoshop. También hay una pequeña caja azul y dentro un, brazalete de oro.
—Las fotos son para que nos lleves a donde quiera que vayas, y ya que todas las pulseras de la amistad que hemos tenido se han roto, mande a hacer un par más finas.
—Sam, esto debió de costar… —digo asombrada porque la pulsera tiene una piedra que se ve bastante cara.
—Mi papá me dejo dinero Iv. No había querido tocarlo… Pero creo que esta es un buen momento para comenzar.
—Es hermosa. Gracias. —este es el tipo de joyería que me gusta. La que viene asociada a un momento memorable o a una emoción especial.
—No importa a donde vayas. Somos hermanas y eso nunca va a cambiar.

“Este es el momento Ivana. No alargues más las cosas,”
—Hablando de eso… tengo algo que contarte.
Le confieso que ya tengo todo listo para mudarme al finalizar el verano. Al principio se molesta porque se lo estoy contando apenas ahora, pero me perdona rápido. Lloramos, nos abrazamos y nos reímos.
Nuestras vidas están cambiando mucho y a las dos nos asusta, pero a la vez no emociona.

—Tengo otra cosa para ti —dice Sam ya un poco más seria—. La verdad la tengo desde hace un par de días, pero no quería darte otro dolor de cabeza. Luego recordé todo lo que hemos pasado y llegué a la conclusión de que tú debes decidir qué hacer con esto —pone un sobre blanco delante mi—. Como no aparecías por la unidad residencial, la mamá de Juan me la entrego a mí. Es la carta que dejo antes de irse.
Tomo el papel en las manos como si estuviera envenenado.
—¿La leíste?
—No. Te juro que no.
—Te creo.
—¿Tú la vas a leer?
—Hoy no.
Hago el sobre a un lado y mantengo a raya la curiosidad que me genera su contenido.
“No vale la pena poner en riesgo este día, por algo que se seguro, me va a hacer sentir mal.”
Terminamos de desayunar y como Dilan nos dijo que nos vistiéramos como si fuéramos a la fiesta de una celebridad, mi mejor amiga y yo salimos de compras y nos toma el resto de la mañana encontrar los vestidos perfectos.
Yo decido quedarme con un vestido de destellos de diferentes colores, no es ceñido al cuerpo, pero si muy corto y con la espalda descubierta. Luego manipuló a Sam con la excusa de que es mi cumpleaños y que ella debe hacer todo lo que yo quiera, para que se compre un vestido igual de atrevido al mío. Ella accede y elijo uno azul oscuro, sin magas, ceñido en la parte superior y esponjado en la falda, una prenda hermosa e ideal para mujeres de pecho pequeño.
En la tarde pasamos al salón. Decido cortarme un poco el cabello y Sam me sorprende al hacerse el balayage y quedar prácticamente rubia.
—¿Y ese cambio tan extremo a que se debe?
—¿Me veo muy mal?
—Como crees… Estas ¡WOW! Pero pregunto por qué tú no haces estas cosas.
—Necesito un cambio. Tal vez me tome algo de tiempo superar todo lo que tengo acumulado, pero quiero comenzar por algo y pensé que el cabello sería un buen inicio.
—Tu psicóloga y Julián te están ayudando mucho, ¿verdad?
—Sí. Ella hace muy bien su trabajo y él es un gran amigo.
—¿Amigo? Creí que tal vez… te gustaba.
—Me gusta pasar tiempo con él, pero más allá de eso, aún es muy pronto para mi Iv. Julián es un hombre de mundo, ha estado en muchas relaciones y tenido experiencias con las que yo ni siquiera he fantaseado, y no sé, a veces, cuando estamos juntos hablando de cualquier cosa, me siento como una niña.
—Te entiendo. A mí me paso algo parecido con Alex. Conocerlo fue como salir de una burbuja.
—Exacto. Pero por lo menos tú tenías experiencia en el amor y el sexo cuando lo conociste. En cambio, yo solamente tengo experiencia en querer a alguien que no me corresponde y medio perder la virginidad con él.
—Hay Sam…
—No tienes que sentir pena por mí. Yo hace años acepté que Dilan y yo solo vamos a ser amigos. Te lo juro. Incluso si él un día llegara a decirme que me quiere y me pide que tengamos una relación seria, no podría. No tendría paz teniendo un novio como él. En cuanto a Julián… tenemos muchas cosas en común, es un excelente conversador, tiene sentido del humor y con el me siento muy cómoda, hasta que comienza a insinuarse —Sam toma aire y por unos segundos se pierde en su mente—. No te lo dije, pero ayer intento besarme.
—¿Y no te gusto?
—Me tomo por sorpresa y me hice a un lado. Me dio tanta vergüenza. Y me sentí aún peor cuando él se disculpó. Dijo que había interpretado mal mis señales, pero que si solo quería que fuéramos amigos él estaba bien con eso. Todavía me siento como una perdedora Iv. Cualquier chica estaría feliz con que un hombre tan guapo e inteligente quiera besarla.
—Sam no idealices a Julián. Es cierto que tiene todas esas virtudes que tú dices. Pero hasta hace unos días estaba ebrio y llorando porque su novia lo dejo. Sus amigos se burlan de él, porqué se enamora muy fácil, y una vez Alex dijo que el problema de Julián es que le gusta la idea de tener novia. Él no se enamora de las mujeres sino de lo que tener una relación implica.
—¿Y crees que tenga razón?
—Yo no lo conozco. Y tú tampoco. Así que no vamos a juzgarlo. Lo único que yo sé, es que tú no necesitas ese tipo de drama ahora en tu vida. Tu psicóloga dijo que debes ampliar tu círculo social. Haz eso y no te claves con la primera persona que te agrada. Ya vendrán otros y otras con quien puedas tener una amistad, puede que sea pasajera o duradera, eso solo lo sabrás con el tiempo. Y con respecto al sexo. No te preocupes, hazlo a tu ritmo y solo con alguien que te haga sentir cómoda. No vuelvas a hacerlo por sentirte presionada, ni siquiera por ti misma. Entrégate solamente cuando tengas al frente a alguien que te haga arder la piel. Si esa persona aparece Sam. La necesidad de tenerlo cerca va a eliminar la ansiedad, el miedo o la vergüenza que puedas sentir.
—¿Eso fue lo que paso con Alex? ¿Cuándo lo viste por primera vez te ardió la piel?
—Tanto que casi me consume. Cuando lo tuve cerca por primera vez se me reseteo el cerebro y solo podía sentir. Mi cuerpo estaba congelado y a la vez en llamas. Y cuando me beso, deje de ser Ivana Ferres, la hija, la hermana, la estudiante, la amiga, y solo quedo la mujer. Alex se apoderó de mi mente y en lo único que podía pensar era en estar con él. Y no eran pensamientos románticos Sam. Yo solo deseaba que me tocara de mil formas.
Mi mente se pierde en los recuerdos de esos primeros días donde la energía sexual me abrumaba.
No había querido contarle nada Sam porque sabía que no me iba a entender y tenía miedo a que me juzgara. Pero ahora me siento cómoda y algo aliviada de poder explicarle lo que paso por mi mente desde el momento que conocí al chico que me trastorno.
—Si te soy sincera amiga, llegue a creer que cuando tuviéramos sexo, toda esa niebla en mi mente que solo me permitía pensar en él, iba a desaparecer y podría ver las cosas con más claridad. Pero el deseo solo aumento y en pocos días pasaron cosas que jamás imagine ni en mis mejores fantasías.
—¿Y cuándo estuviste con Mateo también te sentiste así?
Tengo que pensar un poco en la respuesta porque quiero elegir las palabras correctas para no confundirla más de lo que está.
—La verdad es que no —concluyo—. La relación entre Mateo y yo se desarrolló en otro orden y a otra velocidad. Primero fuimos amigos, luego novios, y no sé si fue por la edad o los miedos que tú ahora tienes, pero para nosotros fue muy difícil poder concluir el sexo. Al final logramos hacerlo ya siendo exnovios. Pero más que un acto sexual, fue añoranza, necesidad, amor y cumplir una promesa establecida hace años. Claro que hubo pasión y deseo… pero es… como cuando sabes que algo tiene que pasar y solo debes tener paciencia. No sé cómo explicarte… Es diferente cuando sabes que planeando y ahorrando durante un tiempo determinado, vas a poder comprarte el auto de tus sueños, a que simplemente un día lo ganes en una rifa o alguien te lo regale. Ambas situaciones son válidas. Pero la emoción es diferente. En la primera, sientes que es algo que te mereces, porque trabajaste y te esforzaste para tenerlo. Y la segunda es la dicha de sentirte la persona favorita de Dios, porque te pone al frente, algo que tal vez ni estabas buscando o es mejor de lo que te esperabas.
—Yo nunca he sentido algo tan fuerte por alguien Iv. Ni siquiera por Dilan. Él es más como un trauma de la infancia. Ese niño que me jalaba el cabello y todos decían que lo hacía porque yo le gustaba y quería llamar mi atención. Y pues ya sabes que nunca he sido muy abierta a las personas, así que me quede solo con lo que tenía cerca.
—No te preocupes amiga. Si de verdad decides abrirte al mundo, vas a encontrar por lo menos a una persona que te haga sentir así. No cometas el error de comparar tu vida con la de alguien más. Tú tienes tu propia historia, Sam, y es tan emocionante e importante como cualquier otra.
Llegamos al apartamento con el tiempo justo para vestirnos y maquillarnos antes de que llegue Dilan a recogernos.