Capítulo 53
1871palabras
2022-08-30 15:00
Sam y Mateo se la han pasado discutiendo desde que llegamos, porque mi amiga no acepta que duerma con nosotras. Trato de que ambos entren en razón, pero la respuesta de ella es, que si nos acostamos los tres quedaríamos muy incómodos, y la de él es, que Sam duerma sola y nosotros dos en la habitación de invitados. Sam tampoco está de acuerdo con eso y me acuesto a esperar que lleguen a una solución, porque lo único que quiero, es dormir.
Mateo recibe una llamada, sale de la habitación dejándonos solas y decido aprovechar el tiempo para hablar con Sam.
—No tiene caso que lo envíes a otra parte. Solo va a esperar a que te quedes dormida para cambiarse de cama.
—¿Cuántas veces paso? —pregunta Sam ofendida— Y yo que me sentí mal por la escena que Dilan y yo dimos, cuando tú…
—Yo nada Sam —me defiendo— Ya te conté que Mateo y yo nuca llegamos a tanto. A veces cuando nos quedábamos todos en la misma casa, él esperaba a que te durmieras para acostarse a mi lado, pero solo eso. Me abrazaba y seguíamos durmiendo.
—Me lo juras…
—Una vez casi pasa algo, pero no paso. Te lo juro.
—IVANA…
—Sam ya. Por favor olvídalo. Deja que se quede con nosotras.
—¿Y quién me asegura que ahora que los dos están tan cómodos con el sexo, no va a pasar nada?
—¡Por Dios! ¡Mira mi pierna! —digo señalando lo obvio— ¿De verdad crees que tengo la energía para ponerme en esas ahora? Solo quiero dormir Sam…
—Y yo quiero hablar… —confiesa— y con Mateo cerca no creo que podamos hacerlo.
—¿Entonces esa es la razón de tu rabieta?
—En parte… Sí.
—Chicas —Mateo vuelve a la habitación algo desconcertado—. Voy a tener que salir un rato. Scarlett olvidó unos documentos y está teniendo problemas en el aeropuerto. Debo ir y ayudarla.
—¡Perfecto! —grita Sam emocionada y Mateo la fulmina con la mirada.
—Iv… —él me mira como si fuera culpa suya lo sucedido.
—No te preocupes. Voy a estar bien. Ve y has lo que tengas hacer.
—¿Segura? Es que no quiero dejarte.
—Oye… no es como si la estuvieras abandonando. Se va a quedar conmigo. Lleva años quedándose conmigo. Ya deja el drama —lo regaña Sam.
—Exacto. Lleva años quedándose contigo. —le reprocha Mateo y ambas captamos el verdadero significado de sus palabras.
—Mat ya… —intento calmarlo porque mi tolerancia para las discusiones se agotó— Ve y ayuda a tu amiga. Cuando termines, vuelve. Sam promete abrir la puerta sin importar la hora y puedes quedarte con nosotras.
—Está bien. —dice resignado, me da un beso en los labios y sale de la habitación.
—¿Entonces si volvieron? —pregunta Sam al ser testigo de nuestra cercanía.
—Es más complicado que eso.
Le relato a mi amiga los detalles de mis últimos días, incluido mi reencuentro con Mateo. Repito la conversación que tuvimos, el acuerdo al que llegamos y le confieso que me acosté con él.
—¿Lo hiciste por despecho o porque lo quieres? —es lo único que me pregunta.
—Porque lo quiero. Tú más que nadie sabe cuánto lo quiero.
Ella asiente y yo retomo la historia en el momento en que llego a mi casa y me encuentro con David.
—Entonces si no fuera por Alex puedo haber pasado algo peor.
—Sí. David estaba enloquecido. Ya lo había visto drogado antes, aunque hoy… No sé qué se está metiendo, pero le está destrozando la cabeza.
—Y ¿Estás de acuerdo con que tu hermano lo meta a la cárcel?
—No sé. O sea… si estoy de acuerdo con que necesita una lección. Pero pienso en mamá y se me parte el alma. Sabes cómo es con David.
—Si —dice enojada—. Y por eso es como es. Discúlpame Iv, pero tu hermano ya ha hecho muchas cosas y siempre ha salido limpio por la influencia de tu madre. Yo, por primera vez en la vida, apoyo la decisión de Carlos.
Sé que Sam tiene razón, pero no dejo de sentirme ansiosa, porque intuyo los nuevos problemas que se avecinan.
Nunca en mi vida había visto a Carlos enojado. Él siempre es la personificación de la templanza, pero algo me dice que ni siquiera mi madre lo va a hacer cambiar de opinión, lo que significa que en mi casa se va a armar la tercera guerra mundial, porque mamá no va a permitir que David esté en la cárcel. Siempre lo ha tratado como si fuera de porcelana, y cuando se entere de que está preso, no va a importar lo que le digamos, tomara el primer avión que encuentre disponible y volverá.
—Nunca me ha gustado involucrarme en los asuntos de mi familia, pero supongo que muy pronto voy a tener que elegir un bando y por más que ame a mamá, voy a apoyar a Carlos en todo lo que decida hacer.
—Si… y yo te voy a apoyar. Mi mamá también. Carlos le pidió su testimonio como doctora y ella aceptó.
—Dios Sam… en qué momento mi vida se complicó tanto. Como es posible que me pasen tantas cosas en solo dos semanas. Conozco a Alex, Mateo vuelve, termino con Juan, mi hermano por poco y me mata… te lo juro que ya me duermo asustada por lo que pueda suceder cuando abra los ojos. Es como si el universo se estuviera desquitando por vivir durante tanto tiempo en la monotonía. Yo si quería un cambio, pero todo esto es to much.
—Hay amiga… por primera vez no sé qué decirte.
—No tienes que decir nada. Solo necesito que me acompañes y acaricies mi cabello hasta quedarme dormida.
Sam hace lo que le pido, y aunque normalmente funciona, la adrenalina sigue recorriéndome las venas y no me permite conciliar el sueño.
—Iv… —dice Sam en un susurro.
—Mmm
—¿Qué vas a hacer con Alex?
Me volteo para mirarla a la cara y continuar con nuestra conversación antes de que Mateo vuelva.
—Ya viste. Él se fue.
—Pero tú no lo detuviste.
—¿Y con qué fin iba a retenerlo Sam? Las cosas entre nosotros no funcionaron y no tiene caso seguir haciéndonos daño. Además, no voy a hacerle eso a Mateo.
—Entiendo. Pero ¿Le crees?
—¿Qué cosa?
—Lo que paso con la chica en el bar.
—¿Cómo? ¿Él te contó?
—Sí. Estos días Alex se aferró a mí como un perro herido. Julián dice que tal vez al hablar conmigo se sentía cerca de ti. Me contó todo lo que paso después de la pelea de Dilan y Juan. Le dije que no debió haber conducido en ese estado, que tal vez tú le perdonaras lo de chica, pero que eso no lo ibas a dejar pasar.
Me divierte lo bien que me conoce Sam.
—Si le creo —confieso—. Aunque no se lo dije.
—Él lo ha pasado muy mal. De verdad me da mucha pena su situación.
—Alex se ha pasado la vida huyéndole a estas cosas Sam. A él solo le importa su carrera. Ahora puede que esté un poco abrumado, pero cuando consiga todo por lo que ha trabajado, lo va a superar. Se va a graduar de la universidad, va a ganar la batalla de las bandas y se convertirá en la estrella de rock que ambas sabemos que es. Y en ese momento yo me voy a convertir en una chica más.
—No digas eso. No creo que él piense en ti de esa forma. Julián dice que lo conoce hace cuatro años y nunca lo había visto así.
—Un momento… —la observó, y a pesar de que las luces están apagadas, podría jurar que está sonrojada— Ya has dicho dos veces “Julián dice” ¿A caso te volviste también su amiga?
—Siii… —Su tuno de vos toma un aire diferente cuando habla del amigo de Alex—. A decir verdad, la razón por que la que no llegue a casa temprano hoy, es que tuvimos una cita.
—Aceptaste salir con un desconocido. Esto si… no lo puedo creer.
—Mi psicóloga recomendó que ampliara mi círculo social, y las cosas se dieron. Alex estaba tras de mí, interrogándome cada vez que podía, y Julián estaba tras él, preocupado por su amigo. He pasado más tiempo del que me gustaría admitir con ellos dos en los últimos días. Y es por eso que también creo la historia de Alex. No te alcanzas a imaginar lo atormentado que ha estado por no saber cómo estabas. ¡Te lo juro! Lo vi tan mal, que pensé en tragarme mi miedo y orgullo para preguntarle a Carlos donde estaba su casa. Iv… si lo hubiera sabido, yo misma hubiera llevado a Alex hasta la puerta…
—¿De verdad me harías eso?
—Sí. Porque cuando me contó todo lo que paso, supe que la verdadera razón por la que escapaste de esa forma, fue por él. Y tal vez me odiarías, pero supuse que, si hablabas con Alex, los dos iban a estar mejor, y cuando eso pasara, me perdonarías.
—Pues ya vez. Hablamos y nada está mejor.
—Por lo menos, sabes que él es inocente.
—Si, pero ahora ya no voy a tener algo a lo que aferrarme para poder olvidarlo.
—¿Vas a volver con Mateo? —puedo notar la confusión de mi amiga. Ella quiere a Mateo, pero el instinto maternal que tanto la caracteriza, la obliga a proteger a quien más sufre, y en este caso, ella ha sido testigo del dolor de Alex, por eso se preocupa por él.
—¿Qué? ¿No te alegra la idea? Porque desde que llego, has estado sobre mí pidiéndome que arregláramos las cosas.
—Yo solo quería que volvieran a ser amigos.
—Nosotros dos no podemos ser solo amigos Sam. No con todo tan reciente y con nuestra situación tan inconclusa. Hay cosas que debemos resolver. Nos debemos la oportunidad de averiguar si todavía podemos estar juntos.
—Y si se dan cuenta de que si, ¿Van a volver a ser novios a distancia?
—No. Pero… —Me levanto de la cama para estar más cómoda y Sam hace lo mismo— Tome una decisión y de verdad espero que lo puedas aceptar.
—Vas a irte.
—Si… Aún no sé adonde. Pero muy pronto lo sabré. Voy a buscar en todas las escuelas donde pueda estudiar cine y elegiré la que mejor me convenga a mí y solo a mí. Así que al final del verano voy a mudarme a algún lugar del mundo. Y dependiendo de cómo salgan las cosas, Mateo va a venir conmigo.
—Iv… —a mi amiga se le llenan los ojos de lágrimas— me vas a hacer mucha falta. Pero entiendo… lo tienes que hacer y yo ya no pienso retenerte más. Prefiero tener lejos y extrañarte a tenerte cerca y que termines odiándome.
—Por favor no se lo digas a nadie. Ni a Dilan, ni a tus dos nuevos amigos. Primero quiero tenerlo todo organizado antes de compartirlo con alguien más.
—Okey. Pero ¿Y Alex?
—Él va a estar bien Sam. Los dos vamos a estar bien.
Eso último, lo digo como un ruego a quien sea que me escuche, porque es a lo único que puedo aferrarme en este momento para no hundirme en un mar de lágrimas.