Capítulo 22
2047palabras
2022-08-06 15:00
La mañana transcurre rápido, gracias a los dioses.
Vuelvo a mi casa antes del mediodía, porque todavía no he logrado descansar lo suficiente y decidí cancelar mis actividades de la tarde.
Creo que este es el primer momento tranquilo que tengo desde el fin de semana.
Las cosas están cambiando. Yo estoy cambiando. Y eso me hace sentir bien. Incluso, estoy algo sorprendida por la forma en como he afrontado mi relación —si es que le puede llamar así— con Alex.
No tener etiquetas y solo disfrutar de nosotros, está siendo más fácil de lo que pensé.
“Claro que no llevamos saliendo ni una semana.”
“No importa, igual quiero vivir el presente.”
Y la verdad es, que por primera vez no siento ansiedad o miedo al relacionarme con alguien.
Él es tan sincero conmigo, y estoy muy cómoda siendo sincera con él. No me preocupo por nada. Podemos hablar de lo que sea. Él es maduro, guapo, inteligente, es un amante exenté, un hombre sencillo, talentoso…
“Para Ivana… No te dejes llevar.”
“Pero es que…”
“Pero es que nada. En este juego, el que se enamora pierde.”
“Sí. Y yo soy la que tiene todo para perder.”
“Pero no voy a perder. Y si en algún momento pierdo el rumbo y no encuentro el camino de vuelta. Me prometo a mí misma retirarme del juego antes de salir lastimada.”
Antes de salir de la universidad, Alex y yo tuvimos una pequeña conversación por teléfono. Queríamos vernos, pero estábamos agotados. La falta de sueño y el sexo intenso nos pasó factura, y juntos, no íbamos a poder descansar. Así que decidimos ir por caminos separados, y vernos mañana.
Programo una alarma para solo dormir una hora. No quiero estropear mi sueño de la noche. Además, pretendo terminar mi trabajo de la clase de guion.
Una vez finalizo mis tareas, bajo a cenar. Hoy solo estamos mi mamá, Martha y yo, Así que no tengo problemas con ir al comedor.
El tema de conversación gira en torno al próximo viaje de mis padres.
A mi madre y a mí nos cae una bomba, cuando Martha anuncia que se va a ir a otro país con su hijo, por tres meses.
—Ósea que ¿Me voy a quedar sola con Carlos y David durante un mes? —digo alarmada.
—Cariño, si tú crees que es demasiado tiempo puedo ir con tu padre solo una semana —mi mamá entiende que no es fácil para mí la situación—. Seguro él va a entender.
Aunque quiero decir que sí. No puedo ser tan egoísta. Mi padre va abrir una nueva sucursal de su empresa, en Paris. Y decidió que es una oportunidad excelente para pasar tiempo a solas con mi madre. Así que no puedo interferir en sus planes, porque ellos se lo merecen. ¿De que vale tener tanto dinero si no puede pasar tiempo con la persona que amas?
—Ma, está bien —trato de sonar creíble para que no se preocupe—. Entre las clases, el trabajo en la galería, y los exámenes finales, estare muy ocupada. Solo voy a venir a la casa a dormir y si en algún momento, siento que no los puedo aguantar, voy a hacer lo de siempre. Irme para la casa de Sam.
—Si, eso suena bien. Pero, ¿Tu cumpleaños?
—Ustedes han estado en todos mis cumpleaños, no pasa nada porque se pierdan este. Pero si te sientes muy culpable, puedes comprarme ropa linda en París.
—Pero ¿Tienes planes para ese día? No creas que no me doy cuenta de nada, tú y tus amigos no están bien. No quiero que estés sola ese día.
—Son ideas tuyas ma. Con el único que no estoy bien es con Juan. Pero no quiero hablar de eso. Sam está planeando algo. Seguro la vamos a pasar genial.
—Muy bien. Si dices que vas a estar bien, yo te creo. Aunque con Martha afuera, no me siento muy cómoda dejándolos solos.
—Si te das cuenta de que somos adultos ¿No? Lo de la niñera ya no aplica. Martha tiene derecho a hacer su vida, igual que tú. Ya relájate.
—Una madre nunca está tranquila —y como si no tuviera suficiente con los dramas de Sam, ahora comienza el show de la señora Patricia—. No voy a poder disfrutar del viaje si no estoy segura de que comieron, o si están a salvo y en casa. No cariño. Hasta que no seas madre no me vas a poder entender.
—Ya sé. Pero también debes confiar en que nos educaste bien. Nos enseñaste a ser independientes y podemos sobrevivir. O por lo menos, Carlos y yo podemos. David si requiere una niñera, pero ningún ser humano con sentido común se le mediría a ese trabajo.
—Ivana, es tu hermano.
—Y es un castigo que estoy pagando por algo que hice en mi vida pasada. Estoy segura.
—Deja de decir esas cosas. Recuerda el día que casi lo perdemos —¡Ahí no! Ya se va a poner a llorar— Que hubiera pasado Ivana ¿A?
—Ma ya. No pensemos en eso. El punto es, que no nos vamos a morir de hambre. Tenemos dinero y cientos de restaurantes disponibles. Y estamos en siglo XXI. Si algo realmente grabe pasa, en cuestión de minutos ustedes se van a enterar. No puedes poner en pausa tu vida solo por un “tal vez.”
—¿Cómo? ¿Desde cuándo eres tan madura y profunda? —pregunta sorprendida.
No puedo decirle que la influencia de un hombre hermoso e inteligente está haciendo efecto en mí.
—Si ves, estoy creciendo. No tienes nada de qué preocuparte.
—Muy bien hija. Me voy un poco más tranquila. Pero prométeme que me vas a llamar todos los días.
—Lo prometo.
—Y que vas a tratar de convivir con tu hermano.
—Solo puedo prometer que no lo voy a matar.
—Ivana…
—Es broma.
Me mira con sospecha, porque ella mejor que nadie sabe la poca tolerancia que Carlos y yo le tenemos a David, pero, sobre todo, el poco amor fraternal que este siente por mí.
Con mi hermano mayor, tengo una relación cercana. Debido a la diferencia de edad, siempre lo he visto y respetado casi de la misma forma que a nuestros padres. Y aunque tenemos personalidades muy diferentes, sentimos un respeto mutuo y cuando lo necesito siempre está presente.
De las pocas cosas que tenemos en común, es el resentimiento por David. Todo lo malo que ha pasado en esta familia, es gracias a él. Y no podemos perdonarle las lágrimas que nuestros padres han derramado por culpa suya.
—Está bien. Cambiemos de tema. Ya no me contaste, cómo les fue en la fiesta de Mateo.
“Mierda.”
—Emmm… muy bien. Llego con novia nueva.
“¿Por qué le dices eso? Solo la animas a seguir preguntando.”
—¿En serio?
—Sip.
—¿Y tú como estas con eso?
—Ma, la verdad. No sé.
—Ayer me sorprendió que fueras a su bienvenida. Creí que aún no lo perdonabas.
—Y no lo hago. Es más, ayer ni siquiera hablamos, solo hice acto de presencia.
Mi mamá lo sabe todo.
Una tarde, los sentimientos me ahogaban. Lateramente, no podía respirar. Pensar en Mateo me quitaba el aire. Me sentía claustrofóbica, incluso en el lugar más abierto. Mi mamá no tardó en darse cuenta y como no podía hablar con Sam, decidí hablar con ella. Me consoló y me aseguro que el dolor iba a desaparecer algún día. Me dijo que era una buena amiga, pero que no podía poner la felicidad de alguien sobre la mía.
Obvio, no la escuche.
—Ivana. Yo sé que has evitado el tema por mucho tiempo. Pero creo que lo mejor es…
—No…
—No ¿Qué?
—No voy a hablar con él.
—Cariño. Créeme. Todo ese dolor que sientes solo va a desaparecer en el momento que cierres el ciclo. Las cosas inconclusas son heridas abiertas que sangran y se infectan si no las tratas a tiempo.
—¿Qué sentido tiene? Ambos seguimos con nuestras vidas.
—Hija… —Dice tratando de ser indulgente.
—Madre… —la miro con los ojos bien abiertos y ella entiende que ya no quiero seguir con el tema.
—Está bien. Yo solo te hablo desde mi experiencia y ahorrarte así un dolor más profundo. Pero si quieres aprender a las malas. Es tu decisión.
—Si, lo es.
—Ya me voy a retirar. Tengo trabajo que terminar antes de dormir.
—Descansa ma.
Me quedo sola en el comedor pensando en las palabras de mi mamá. No acostumbro escucharla mucho, porque, ¿Qué hijo lo hace? Aunque no puedo negar que tiene mucho sentido. Mateo es una herida abierta, pero no sé si esté dispuesta a pasar por el tratamiento para curarla.
—Él te vino a buscar esta mañana. — Martha sale de la nada y me devuelve a la realidad.
—¿Quién?
—Mateo.
El jugo de mango que estoy bebiendo, se me va por el camino incorrecto y comienzo a toser. No puedo creer lo que estoy escuchando.
—¿A qué horas vino? —las manos me comienzan a sudar.
—Como a las diez de la mañana.
—¿Y qué le dijiste?
Martha me mira con sospecha.
—Pues que estabas en la universidad ¿Qué más le iba a decir?
—Pues sí.
—Me pareció raro que pensara que podía encontrarte aquí. ¿De verdad lo viste ayer?
La verdad está dibujada en mi rostro. Martha sabe que estoy mintiendo. Conoce muy bien mi cara de travesura, pues siempre ha sido ella quien ha descubierto mis tretas.
—No. —le confieso.
—No voy a preguntar dónde pasaste la noche, porque te conozco y no me vas a decir la verdad. Ya eres grande y sabrás lo que haces. Pero ¿Por qué le mientes a tu mamá?
—Porque ella no es tan considerada como tú —le muestro mis dientes fingiendo una sonrisa.
—Pues tú verás. Pero si descubro que estas en problemas, no voy a ser tan considerada o tan discreta.
—Te prometo que no hay ningún problema.
—Muy bien. —mi nana, va a la cocina y vuelve con un postit naranja y lo deja sobre la mesa.
—Te dejo esto.
Miro el pedazo de papel como si tuviera frente a mí una boba a punto de explotar.
—¿Lo leíste? —pregunto nerviosa.
—Solo es su número de celular. Quiere que lo llames. Dice que no tiene como contactarte. Me pidió el favor que le diera tu número. Pero no lo hice. Supuse que si quisieras que él te llamara ya le abrías dado tu teléfono.
—Supusiste bien.
“¡Te amo Martha!”
—Cariño. Tu mamá tiene razón. En todo lo que dice.
—¿Estabas escuchando? —la acuso, pero trato de sonar graciosa. Sé que ella siempre está escuchando.
—Sí. No quería darte el mensaje delante de tu mamá y meterte en problemas.
—Aja… —respondo con sarcasmo, ya que no me convence su justificación.
—Solo piénsalo. A veces no es necesario caerse, para saber dónde hay un hueco.
Ya en mi cuarto, medito las palabras de mis madres mientras veo el papelito naranja como si fuera una aparición.
Evitar a Mateo va a ser más difícil de lo que pensé. Viviendo tan cerca, más temprano que tarde, vamos a terminar encontrándonos. Sobre todo, si él me busca.
“¿Para qué me busca? ¿Acaso pretende restregarme a su novia en cara?”
“Tal vez Sam, como no pudo contigo, lo convenció él para que intente arreglar las cosas.”
“No creo. A ella no le gusto que llegara con esa chica y está de acuerdo con que lo evite.”
Guardo el postit en una libreta sin siquiera leerlo. No tengo planes de usarlo, pero no me atrevo a tirarlo.
Debo hacer un plan.
Mis padres se van por un mes. Eso es una ventaja, porque puedo quedarme en otro lugar. Pero ¿Dónde? En la casa de Sam corro el mismo riesgo que aquí. Podría hablar con Alex. Sería alucinante despertar todos los días como hoy. Pero creo que vivir juntos este tiempo es demasiado para nuestra relación, sea la que sea. Pagar un hotel durante un mes, es muy caro para mi presupuesto. La mejor opción es buscar un apartamento amoblado y pagar alquiler.
“Eso es lo que voy a hacer.”
“Es una idea genial.”
“Probaría lo que es vivir sola.”
“Y lo mejor de todo. No tengo que preocuparme por Mateo o por David.”
Con esa idea mente, abro mi computadora y comienzo a buscar apartamento.