Capítulo 20
1967palabras
2022-08-05 15:00
Dejo mi teléfono y salgo al encuentro de Alex y Julián.
La pizza huele delicioso y mi estómago se queja con un fuerte gruñido.
No había notado el hambre tan feroz que tengo. Julián ya está comiendo un arroz con pollo casero y Alex me espera con la pizza.
Mientras cenamos, hablamos de todo un poco. Y me siento muy cómoda.
Ellos son tan diferentes a mis amigos. Mientras uno habla, el otro escucha con atención, sin juzgar ni opinar, a menos de que se lo pidan.
Julián comienza a contarnos sobre los problemas que está teniendo con su novia, porque ella se siente abandonada, ya que él no tiene casi tiempo libre.
Si Julián fuera parte de mí circulo social, todos nos podríamos de su lado y odiaríamos en manada a la chica insensata, por creer que el sueño de nuestro amigo es menos importante que ella.
—Ella tiene razón —le dice Alex a su amigo—. Si vas a tener una novia, es para comprometerte. Piensa bien que es lo que quieres y habla con ella. Si no llegan a un acuerdo, lo mejor es que terminen y que cada uno haga lo que tenga que hacer. En cualquier relación es indispensable estar en la misma página.
—No todo podemos vivir la vida que tú tienes. A mí me gusta tener novia. Pero también me gusta estudiar, trabajar y estar en la banda...
—Y pasar horas leyendo, salir de paseo, etc. Man, si lo quieres todo, entonces por lo menos consigue una novia que comparta tus mismas pasiones. Bueno… no todas, pero si algunas. A Lissa no le gusta nada de lo que haces.
—Si le gusta una cosa se hago —dice mientras me hace un guiño y yo me rio.
—Ojalá el sexo fuera suficiente. Eso simplificaría tanto. —Alex se queda un rato pensativo y yo mientras tanto me lleno la boca de pizza para no tener que decir nada.
El poco tiempo que he pasado con Alex ha hecho una grieta en la caja de cristal que vivo. Escucharlos hablar de como manejan sus relaciones, me hace pensar en lo equivocada que he vivido siempre.
Alex tiene razón. Ojalá el sexo fuera lo único importante. Ojalá el amor bastara. Pero eso son ideas muy Disney.
Las cosas son mucho más complicadas. Van mucho más allá de los sentimientos. También se trata de las decisiones que uno toma.
Terminamos de cenar.
Julián entra en su habitación y luego sale vestido para ir a buscar a su novia.
Dijo que no le gustaba vivir en la incertidumbre y que lo mejor era que las cosas quedaran en su lugar de una vez. “Que sea lo que tenga que ser”—fue lo último que salió de su boca antes de correr a vestirse.
Mi estómago está a punto de reventar después de haberme comido la mitad de una pizza extra grande.
Me quedo en el sofá de la sala viendo sin ver la, televisión y esperando a que Alex salga de su cuarto. Desde que Julián se fue, hace veinte minutos, entro a su en ella y no ha vuelto a aparecer.
—¡Carajo! —lo oigo gritar.
Se asoma y mi mira desde el marco de la puerta algo avergonzado.
—¿Qué pasa? —le pregunto preocupada.
—Lo olvidé por completo. Hoy estuve tan… Bueno ya sabes —mi mira culpándome por lo que sea que haya olvidado—, estuve muy entretenido. Mañana debo entregar un informe de 10.000 palabras a las 10 de la mañana y apenas he escrito 5.000.
“Conclusión Ivana, no va a haber más sexo. Por lo menos por hoy.”
—Iv. Lo siento mucho —Alex se pasa la mano por el rostro.
—No te preocupes. Primero lo primero. Ya lo habíamos hablado. —no quiero hacer un puchero, pero muy en el fondo si estoy decepcionada. Yo quiero quedarme con él un poco más. Además, ¿A dónde voy a ir? No quiero ir a mi casa, pero es mi única opción porque aún no puedo ir con Sam. —. No te preocupes por mí. Puedo tomar un taxi y volver a casa.
—¡No! Como crees. Yo te voy a llevar.
—Gracias, pero no gracias. Ya tuve suficiente de tu moto por hoy. Y si mis padres me ven subida en ella, me va a desheredar.
—Iv, no me hagas sentir peor. Te hice venir hasta aquí para nada. Por lo menos espera a que llegue Julián, así usamos su auto. Puedes jugar, ver alguna película o escuchar música, eso no me desconcentra; incluso si no te da mucho asco, puedes ir a la habitación de Julián y sacar el libro que quieras, te aseguro que a él no le importa.
—No te preocupes, voy a estar bien. —su insistencia me causa gracia. Pero yo no me quiero quedar a molestarlo mientras estudia.
—No quiero que te vayas en un taxi, pero no sé cuánto me tome terminar. Por favor quédate. —su frustración es algo tierna y como no tengo intenciones de ir a torturarme intentando evadir a Mateo y su novia, acepto.
—Está bien. Has lo que tengas de hacer. Yo tengo mi propio libro y puedo aprovechar para adelantarlo. Ahora que conocí Julián, me doy cuenta de que no soy tan buena lectora como pensaba, y quiero terminarlo rápido.
—Genial —dice emocionado—. Entonces, ponte cómoda. Si necesitas algo, solo dime.
Alex vuelve a su habitación y se sienta frente a su computadora. Me parece muy sexi lo comprometido que es.
“Sería un novio perfecto.”
“¡No! No lo arruines Ivana. Recuerda, cero dramas.”
Para alejar los malos pensamientos, decido poner orden a la cocina y dejarla igual de impecable a como la encontré. Luego me siento en un puf y abro mi libro.
No sé cuánto leí, creo que ni siquiera logre terminar un capítulo, pero mi cuerpo llego a 0% de energía y se apagó.
*****
Despacio, voy recuperando la conciencia. Me siento desorientada. La cama en la que estoy es desconocida. Solo llevo puesta mi blusa y las bragas. Intento recordar que fue lo último que hice.
“Alex.”
Abro los ojos y ahí está. Todavía tecleando en su computador.
—¿Qué hora es? —digo medio inconsciente.
—La 1:00 am.
—¡¿Qué?! —su respuesta me altera y termino de abrir los ojos— ¿Por qué no me despertaste?
—Créeme, lo intenté, pero tú no duermes, caes en coma. Te levante del puf, te quite la ropa para que estuvieras más cómoda, y en todo ese tiempo, no diste señales de vida. —está burlándose de mí, eso es claro. —¿Te vas a meter en problemas con tus padres?
—No, ellos creen que estoy en casa de Sam… Pero seguro si tendré problemas con ella, porque le dije que dormiría en su casa.
—Tu teléfono tuvo un pequeño ataque. Yo no me atreví a contestarlo.
Busco rapido mi teléfono.
Tengo 16 llamadas perdidas de Sam junto con 5 mensajes.
Sam:
Ya todos se fueron, puedes llegar cuando quieras.
¿A qué horas vienes?
Iv… respóndeme me estoy preocupando.
IVANA TE HE LLAMADO NO SE CUANTAS VECES Y SIEMPRE ME ENVÍA AL BOSÓN, MÁS TE VALE QUE ESTÉS MUERTA O YO MISMA TE MATO.
SI EN MEDIA HORA NO DAS SEÑALES DE VIDA VOY A LLAMAR A LA POLICÍA Y A TU MADRE.
El último mensaje lo envió hace quince minutos. Todavía tengo tiempo de llamarla y evitar que se arme la tercera guerra mundial en mi casa.
Salgo al corredor para no distraer a Alex y marco el número de Sam.
—¡Oh por dios! ¿Estás bien? —responde mi amiga entre sollozos.
—¡Estoy bien! Por favor no llames a la policía y mucho menos a mi madre.
—¡Pero ¿Qué carajos estabas pensando?!
—Sam lo siento, de verdad no fue mi intención.
—No dejaba de pensar un montón de cosas horribles. Me imaginé que estabas por ahí, ebria, con el corazón roto y te iba a encontrar muerta en tu propio vomito.
—¿Qué? —su exageración me da risa y eso la disgusta más—. Pero ¿Cuándo yo me he embriagado así? ¿En serio me crees tan imprudente?
—Discúlpame, pero yo ya no sé qué pensar; últimamente haces cosas que nunca me imaginé que arias.
—Pues para tu paz mental, mi posición frente al alcohol sigue siendo igual. Lo único que he bebido, son un par de Coca—colas frías.
—Tus explicaciones solo hacen que me moleste más ¿Por qué no me contestabas?
—Estaba dormida. —no quiero explicarle nada, pero esta vez la que se equivocó fue yo, así que no me queda de otra.
—¿Qué? ¿Dónde estás?
—En casa de Alex.
—¡Oh por Dios! ¿Tú y Alex…? —esta vez su tono cambia al de una adolescente curiosa por las aventuras de su amiga.
—No voy a satisfacer tu curiosidad Sam.
—Es lo menos que me debes.
—Sam… Lo único que paso fue que estaba cansada. Tú lo sabes, estuve exhausta todo el día. Vine al apartamento de Alex a pasar el rato mientras la fiesta en tu casa terminaba. Comimos pizza, estuvimos charlando un rato con su roomie. Luego ellos tuvieron que ocuparse de sus propios asuntos y yo me dedique a leer, pero caí amiga, lo siento, no lo pude evitar. Alex intento despertarme muchas veces, pero ya sabes como soy cuando estoy tan cansada.
—Sí, pareces un muerto.
—Exacto ¿Ya me perdonas?
—No, pero lo voy a pensar.
—Okey, mientras lo piensas, me harías un favor. Podrías traerme algo de la ropa que tengo en tu casa.
—¿Cómo? ¿No vas a venir?
—Es la una de la mañana Samara. Tú que dices preocuparte tanto por mí ¿Pretendes que me suba a un taxi a esta hora?
—Dile a Alex que te traiga.
—Alex está haciendo un trabajo para la universidad, no ha dormido nada y yo no pienso subirme a esa condenada motocicleta con un hombre cansado.
—Pero ¿Y su auto?
—El Auto es de su roomie.
—No sé, no creo que debas…
—¡Ahí por todos los dioses Sam! Ya supéralo ¿Sí? Tú eres la reina de la sensatez, sabes que quedarme aquí es lo mejor. Solo dime si va a traerme ropa antes de ir a la universidad o no.
—Si, yo te la llevo.
—Gracias. Te envió la dirección en un mensaje de texto. Ahora si me permites quiero seguir durmiendo.
Y desconecto la llamada, antes de darle la oportunidad de renegar por algo más.
Vuelvo a la habitación y Alex no se ha movido ni un poco.
—¿No vas a dormir? —Le pregunto.
—Ya lo aré cuando terminé esto ¿Cómo te fue con tu amiga? —me responde, pero no me mira.
—Normal. El drama de siempre cuando alguien hace algo que ella considera incorrecto.
—Todavía no entinado como soportas que las personas se metan así en tu vida. Ya eres mayor de edad. Puedes hacer lo que quieras.
—Sam es como mi hermana, yo sé cómo lidiar con ella y sus dramas, pero no hablemos más de eso. Necesito volver a dormir. —bostezo y me estiro. Aún me falta batería que recargar.
—Puedes seguir usando mi cama. Yo voy a amanecer aquí sentado.
—¿A qué horas tienes clase?
—A las 10 de la mañana.
—Tienes más de 9 horas para terminar, ¿no prefieres dormir un rato? No te aconsejo el trasnocho, porque es peor que una resaca.
—Si me acuesto en esa cama contigo no voy a poder dormir. —por fin voltea a mirarme.
—Yo me pudo quedar en la sala. —respondo haciendo un puchero.
—Claro que no. Solo duérmete, en serio no te preocupes —y vuelve su atención al computador—, no es la primera vez que paso la noche en vela, y no será la última. Voy a tomar más café y ya me acostaré cuando termine.
No discuto más con él. Si es lo que quiere, pues que así sea. Yo por mi pate si planeo dormir todo lo que sea posible.