Capítulo 54
1932palabras
2022-08-25 00:00
Los eventos relatados por Dina.
Afortunadamente, El Rey Vampiro y Dylan ya no estaban más, solo habíamos quedamos Michael y yo en la oscuridad.
—¿Eres una loba terrible? —Michael me cuestionó, mirándome cuidadosamente.

—No —respondí con absoluta sinceridad. —¿O eso creo…? —confesé, sin saber realmente qué pensar— Mi loba es bastante increíble, aunque no deja de ser un lobo promedio... , creo.
—¿De verdad, crees eso? —Michael repitió confundido.
—Ella, definitivamente, era más grande que el lobo de Dylan cuando se transformaba —le expliqué—. Y demasiado fuerte. Mi hermano la odiaba, así que después de que nuestros padres murieran, me prohibió cambiar de posición frente a alguien. Supongo que ha pasado bastante tiempo desde que pude compararla con alguien más.
—¿De qué tamaño estamos hablando? —Michael continuó, claramente interesado, por lo que expresé mi descontento.
—Michael, creo que me habría dado cuenta si fuera una especie de lobo leyenda —me burlé, señalando lo obvio—. En otras palabras, hay una razón por la que estos lobos son temidos, ¿verdad? ¿Yo encajaría en la descripción de un monstruo salvaje? ¡No! Entonces, no habría manera, de que pudiera ser un lobo Huargo —Miré a Michael, buscando consuelo y cierta confirmación de que mis razones eran lógicas, pero lo único que encontré fue su ceño fruncido y una mirada preocupada.
—¿Estoy en lo cierto, verdad? —le pegunté nuevamente, esperando que mi lógica fuera razonable, aunque no pareció convencer a Michael, a pesar de que no dijera nada.

Inevitablemente, tragué saliva, pero justo cuando estaba a punto de volver a abrir la boca, de repente, la puerta se abrió y entró el Rey junto con un hombre vestido con una larga túnica blanca, que parecía un médico.
En ese preciso instante, mi corazón se desplomó.
¡No, Dios!
¡Un grupo de chicos malos y un médico jamás son considerados una buena combinación!

—Mira si tiene la marca —le exigió Lucian, abriendo la puerta de mi celda— ¡Si no, tendremos que dibujarle una para confirmarlo!
En tanto, le gruñí al doctor advirtiéndole que se fuera, pero esta vez el vampiro estaba acompañado por más hombres, por lo que, desafortunadamente, lograron dominarme rápidamente. Definitivamente, no pude evitar gritar de rabia cuando me presionaron contra la pared.
¡Estos tipos no estaban jugando limpio!
Y, aunque traté de luchar contra ellos, con mi lobo aun inconsciente, mi fuerza era apenas un susurro de lo que solía ser.
—¡Quítate de encima mío! —Gruñí, intentando que el vampiro me soltara, pero lo único que hizo aquel bastardo fue sonreír. En ese momento, mi ira se disparó y le chasqueé los dientes, por lo que él retrocedió y yo sonreí. ¡Se lo merece!
—Déjame verte, querida —dijo el médico con una serenidad inquietante, como si todo eso no fuera nada nuevo para él. Entonces, volví a gritar para que me dejaran en paz, aunque, de todos modos, el doctor comenzó a desabrocharme el vestido.
En ese momento, un escalofrío hizo que se me helara la sangre, mi corazón dio un vuelco y mi estómago se convirtió en un nudo apretado. "¿Qué... qué era?" Aunque jamás terminé aquel pensamiento, de repente, mis reflejos se activaron y comencé a destrozar, patear y gritar aún más. ¡Carajo! ¡Estaba a punto de ser violada por estos bastardos...!
—¡Oye! —Escuché a Michael gritar y gruñir— ¡¡Déjala en paz!!!
—Quédate quieto muchacho —respondió el Rey con calma. De reojo, pude ver a Michael doblarse de dolor mientras el vampiro estaba parado sobre él— ¡O te sacaré esa bala del estómago!
A continuación, el médico apartó la bata y alumbró una especie de luz sobre mi espalda, y, al instante, supe lo que estaba buscando. ¿Mi tatuaje? ¿En serio? ¿Todo esto solo era por mi tatuaje?
—Tiene la marca —confirmó casi con orgullo, mientras mi ritmo cardíaco se aceleraba. ¡No me había gustado para nada lo que acababa de oír!
—Bien —proclamó el rey—. Procedan.
¡Y definitivamente tampoco me gustó cómo sonaba eso!
Rápidamente, intenté buscar una manera de poder hacer algo, tratando de poner en práctica parte del entrenamiento de mi padre, aunque fue inútil enfrentarme a aquellos dos vampiros que me sujetaban contra la pared. De reojo, pude observar que el médico sacaba una jeringa que contenía un líquido transparente, por lo que mi corazón se estremeció por completo y se me heló la sangre.
—¿Qué es eso...? —Grité, tratando de alejarme de aquel sujeto inalterable. De pronto, sentí que la aguja perforaba mi piel, y a continuación, tuve la extraña sensación como si alguien estuviera inyectando fuego en mi sangre. De inmediato, gruñí cuando mi cuerpo fue golpeado repentinamente por una intensa ola de calor, y de pronto, mi lobo apareció, pero, aunque estuviera despierta, experimentaba la misma confusión y el mismo dolor que yo.
¿Qué estaba pasando...?
—¿Qué es lo que le están haciendo? —preguntó Michael desde algún lugar muy lejano, ya que todo a mi alrededor había desaparecido lentamente y lo único que podía ver eran imágenes borrosas e indicios de formas y sonidos moviéndose.
Enseguida, otra ola de calor y dolor me hizo temblar, por lo que traté de respirar, pero solo se escuchó como un jadeo superficial. En tanto, la parte inferior de mi cuerpo se sentía como lava fundida y un repentino y primitivo impulso se despertó dentro mío. En ese instante, mi corazón se desplomó, cuando me di cuenta de lo que sucedía.
¡Lujuria!
Por lo cierto, mi loba aullaba como loca, necesitaba a su compañero y mi piel se sentía como si estuviera hirviendo. Lloré de dolor otra vez, tratando de acercarme lo más que podía al frío piso de concreto para aliviarlo. Nunca antes había experimentado algo así, pero no hacía falta ser un genio para descubrir lo que me estaba pasando. La única pregunta era: ¿Cómo podía ser que estuviera en celo?
—No te preocupes —respondió el rey nuevamente, y pude escuchar que se abrían más puertas— Él no va a lastimar a tu preciosa pareja.
¿Mi compañero?
No pude evitar que se me escapara otro gemido cuando la tercera ola me golpeó por completo. De hecho, el dolor, el calor abrasador, y la necesidad, ya eran insoportables ¡Necesitaba a Levi, a mi compañero!
De pronto, sentí que alguien me acariciaba suavemente el brazo y al instante el dolor disminuyó. Jadeé de alivio, pero solo duró un segundo, ya que mi loba había pasado de estar inactiva a convertirse en un monstruo furioso. Sin duda, ella quería a su pareja, se sentía tan débil y con tanto dolor, aunque nada podía calmarla, excepto su compañero.
Sin embargo, quien me había tocado no había sido él ...
—Qué es…? —Escuché a Michael murmurar justo a mi lado antes de que inhalara con fuerza. De prisa, levanté la vista y mi miedo alcanzó un nuevo nivel de terror. Al oler mi calor, sus ojos instantáneamente se pusieron negros como el alquitrán y la innegable mirada de lujuria nubló su visión. El miedo y la ansiedad subieron por mi columna, apoderándose mis entrañas y apretando mi corazón. ¿Qué... qué estaba pasando aquí?
Enseguida, el aire se llenó con un fuerte gruñido, mientras Michael peleaba con su lobo. Aunque ya había elegido una pareja, él y Rita no habían comenzado el proceso de apareamiento, lo que lo convertía en un lobo sin pareja, y, por lo tanto, se sentía muy afectado por una hembra en celo.
En verdad, quería gritar, aunque mi garganta estaba oprimida por el intenso dolor y la necesidad concentrada en mi abdomen.
—¡Continua! —Se escuchó decir al Rey que estaba detrás de nosotros— ¡Aparéala!.
—¿Qué? ¡¡¡NO!!!
Ciertamente, aguardaba entre el dolor y el miedo, y con todo mi ser luchaba por alejarme lo más posible de él. Desde mi confuso estado mental, también podía verlo pelear, sus caninos estaban alargados, sus dedos se habían convertido en garras y su pecho se movía hacia arriba y hacia abajo por la respiración agitada.
De repente, sentí su mano en mi estómago e instantáneamente el dolor se convirtió en una insensible molestia, por lo que dejé escapar un gemido de alivio, aunque solo duró unos segundos, ya que su toque enfureció a mi loba. Ella atacó, luchando conmigo por el control y a pesar de que no tenía forma de contenerla, de alguna manera, ella no podía abrirse paso. Afortunadamente, la barrera invisible entre nosotras la mantuvo abajo, haciéndola aullar de dolor.
Luego, levanté la vista y me encontré con la mirada negra de Michael, mientras sus ojos recorrían el resto de mi cuerpo y un leve estruendo vibraba dentro de su pecho. Seguidamente, él tragó con fuerza, haciendo que su nuez de Adán subiera y bajara, a medida que un hilo de sudor comenzaba a formarse en su frente, tratando de dar pelea a su instinto natural.
¡Aparearse!
En efecto, las lágrimas habían comenzado a deslizarse por mi rostro. Yo no deseaba cualquier pareja, necesitaba a mi compañero. ¡Quería estar con Levi! En ese instante, un millón de pensamientos invadieron mi mente. ¿Qué haría Levi si se enteraba? ¿Podría enfrentarlo? ¿Podría enfrentar a Michael? ¿Y Rita? ¿Yo misma qué haría? No pude evitar gritar con desesperación.
¿Por qué diablos había sido tan inútil?
Como si mis gritos lo hubieran despertado, los ojos de Michael regresaron a los míos, y, de prisa, dejó escapar un gruñido feroz antes de lanzarse repentinamente hacia adelante. En ese momento, me preparé para lo peor, pero... no sucedió.
Rápidamente, se lanzó hacia las barras de plata, tomándolas con fuerza y rugió de dolor cuando su cuerpo se desplomó frente mío. La habitación estaba llena del olor a carne quemada, mientras Michael tomaba su mano con fuerza. Luego, se alejó de mí, manteniendo una distancia segura entre nosotros, presionando su espalda contra la pared que estaba por detrás.
—No —exclamó con los dientes apretados, a medida que su cuerpo temblaba por el dolor y su respiración se volvía cada vez más pesada.
Efectivamente, grité de alivio y, sinceramente, si el dolor no hubiera regresado con fuerza, ahora que ya no podía tocarme más, me hubiera volteado y lo hubiera abrazado.
—Bueno, es eso o te mato —dijo el Rey, sin inmutarse por lo que acababa de ocurrir.
—¡Ella, NO es mi pareja! —gritó, volteándose hacia el vampiro que estaba a nuestro lado. Sus ojos azules cristalinos eran, sin duda, lo más hermoso que había contemplado a lo largo de aquel calvario— ¡Y jamás traicionaría a mi compañera!
En aquel momento, me dolía tremendamente el corazón por él, y creo que hasta incluso, logré esbozar una sonrisa. En verdad, supongo que lo había subestimado demasiado y aunque él había sido testigo y sabía como se sentía la traición entre compañeros, no podía siquiera imaginar por lo que había pasado al presenciar a su madre atravesar por aquella situación. Por supuesto, él no iba a hacer que su pareja tuviera que pasar por todo eso, ya sea marcado o no…
—Bueno —dijo el Rey, moviéndose absolutamente incómodo cerca de mi Beta, con sus ojos fríos y vacíos de cualquier emoción—. Supongo que, entonces, no serás de demasiada utilidad ¿verdad?
Indudablemente, no pude evitar, suspirar cuando el rey tomó la cabeza de Michael. Aquel chasquido resonó en las paredes mojadas y su cuerpo instantáneamente se relajó y cayó al suelo. Su cuello estaba doblado en un ángulo extraño y sus vibrantes ojos azules sin vida, parecían perdidos en la inmensidad...
Al instante, mi cuerpo se entumeció por completo, y sentí como si mi corazón hubiera estallado y una piedra pesada me estuviera presionando el pecho. ¡No podía respirar! No podía, ni quería creer lo que había sucedido.
Michael se había ido...