Capítulo 40
845palabras
2022-08-16 00:00
El punto de vista de Levi.
"¿Y todavía no tienes idea de cómo entraron?", pregunté mientras bloqueaba otro golpe de Mick.
"No", dijo Mick que había estado a mi lado esta mañana. "La patrulla estuvo tranquila toda la noche, no hubo ni un solo...", lo golpeé en el estómago y luego lo arrojé contra la puerta. El felpudo absorbió el impacto, aún así gruñó de dolor mientras intentaba levantarse.

Quizás me haya estado conteniendo menos de lo usual. No solo me había hecho creer que él y Dina tenían algo, sino que además me hizo creer que no tenía ninguna posibilidad con ella, que ella nunca me querría. Y mi lobo se enojó bastante por eso.
No podría contener un gruñido. Todo ese tiempo intentando contenerme y ser mejor persona... ¿todo para nada? ¡Eso no nos gustaba a todos en absoluto!
"Ninguna infracción hasta que diste la orden de atacar", Mick jadeó mientras volvía a levantarse. "Y no hay señales de por dónde entraron. Ellos...". Todavía dolorido, respiró profundo. Mi lobo sonrió con satisfacción. ¡Bien! "De alguna manera cuidan el centavo".
Fruncí el ceño.
"Cualquier brebaje suficientemente fuerte como para engañar los sentidos de un lobo cuesta una pequeña fortuna", murmuré mientras recordaba la vez en que Alfa Danvers nos contó sobre eso. "Los canallas no tienen suficiente capital y Dylan ciertamente tampoco".
"¿Quieres que revise sus extractos bancarios para ver si aparece algo?", ofreció Mick, pero negué con la cabeza.

"Ya he revisado", confesé mientras sentía que el sentimiento de frustración crecía en mí. "Es un callejón sin salida; él no tiene ninguno". ¡Si tan solo...! Pero la única cuenta bancaria que yo tenía era la de Dina, a pesar de que estaba bajo el nombre de él. Pensé que era extraño hasta que recordé que él era todavía su tutor legal, algo a lo que no había prestado mucha atención desde entonces.
Suspiré y me froté la punta de la nariz.
"La única explicación lógica es que los vampiros estén de algún modo financiando esto", dije con el ceño fruncido. "¿Pero por qué?".
"Bueno, esto se está poniendo ridículo... ¿por qué estarían cazando a cualquiera de ellos?". Mick salió caminando del estadio con el ceño fruncido. "Sé que Dylan es un incordio, ¿pero Dina? ¿Qué intentan lograr?".

¡Eso es lo que quería saber! Gruñí para mis adentros y sentí cómo mi lobo luchaba por volver a golpear a Mick.
"¿Tuviste noticias de los rastreadores ya?".
"Eh, déjame ver...". Tomó su teléfono, buscó entre sus notas y yo gruñí. Dios, ¡necesitaba un nuevo Beta! "Mmm, ¡oh! ¡Olvidé esto! Aparentemente, uno de los canallas del campo de canallas... tú sabes, donde los vampiros los asaltaron y los esclavizaron".
"¡Ve al grano!", gruñí; la paciencia no era uno de mis rasgos fuertes. ¡Quería volver a casa con Dina! Y si eso me producía ganas de azotar, ¡lo haría sin problema!
"Bueno, aparentemente, uno de los canallas escuchó a los vampiros decir que estaban formando un ejército", dijo con el ceño fruncido y con mirada preocupada. "Un ejército poderoso".
"¿Un ejército?", repetí; entendía su preocupación. Cuando se trataba de alguien alto y loco en el imperio de los vampiros, había uno solo que encajaba con ese perfil: "Averigua si Dylan tuvo algo que ver con el Rey Lucian antes de que desapareciera".
"¿En serio?", preguntó Mick y pude notar cómo tragaba saliva. "¡¿El Rey Vampiro?!".
"Es improbable", confesé porque realmente no creía que aquellos dos se cruzaran en el camino. "Pero, desafortunadamente, encaja con su modus operandi de dominación mundial". Suspiré y sentí que me ponía nervioso, y a mi lobo no le gustaba la idea de que su compañero estuviera en peligro; especialmente con alguien como el Rey Lucien.
"Si eso es verdad", dijo Mick mientras su gesto de preocupación crecía, "Levi, entonces...".
"Sé lo que significa, pero no necesariamente significa algo", dije con calma, a pesar de que decir pavadas de esa forma no me tranquilizaba. ¡Hacer que el Rey Lucian se enojara podría potencialmente llevarnos a una guerra entre mi manada y el clan de vampiros más grande del mundo! Sin embargo, también sabía que este no era el momento para entrar en pánico o sacar conclusiones precipitadas. Era casi ridículo: de algún modo parecía que cuanto peor se ponía la situación, más tranquilo me sentía. "De todos modos, prepara todo por las dudas. Quiero que los guerreros refuercen el entrenamiento y que estén armados con balas de plata". Lo miré de nuevo a Mick que todavía se veía preocupado. "Es solo por las dudas", repetí sin dejar de pensar que lo que lo preocupaba era el derrame de sangre.
"Eso sigue siendo un montón de papeleo", murmuró con el ceño fruncido. Exasperado, desvié mi mirada y, en su mente, mi lobo se palmeó la cara. Por supuesto, eso era lo que lo tenía preocupado...
"Entonces, sugiero que comiences", sonreí.
"¿Por qué esto se siente como un castigo?", resopló y se fue dando pisotones como si fuera un niño.
Una sonrisa irónica se dio paso a mis labios.
“Nunca dije que no lo fuera…”.