Capítulo 39
1716palabras
2022-08-16 00:00
Perspectiva de Dina
—¡¿QUÉ?! —chilló Rita una vez que le di la noticia.
—¡Shh! Baja la voz. —La hice callar, al tiempo que intentaba que su sonrisa radiante no me afectara. Dios, ¿así es como me veía cuando me contó que estuvo con Michael? En ese instante, puse los ojos en blanco al ver su desbordante felicidad, pero no pasó mucho tiempo antes de que me contagiara su emoción y una sonrisa también se formara en mis labios—. ¡No es para tanto! Solo voy a tener una cita con Levi.
Es cierto, no la sofoqué con todas las noticias que podría darle. Como habíamos planeado, dejaría de trabajar para él y tendríamos citas por un tiempo antes de hacerle saber a todos que éramos pareja y que yo sería Luna. Quizás en ese tiempo también me acostumbrara a la idea.
Sin embargo, para empeorar las cosas, un alfa no marca a su pareja hasta que complete su entrenamiento como Luna y tuviera la firma de aprobación del Consejo. De modo que, estábamos haciendo las cosas un poco al revés...
—¿Con Levi? —reflexionó Rita como si supiera algo que yo no—. Así que... ¿hace cuánto que ustedes dos se llaman por su nombre de pila?
—No lo sé. —Me encogí de hombros, tratando de fingir que no era algo importante—. ¡Simplemente sucedió!
—¡Ajá! —exclamó ella en tono de sospecha; rápidamente cruzó los brazos y me miró de arriba abajo—. ¿Y cómo es que tienes su olor impregnado por todas partes? —De inmediato palidecí un poco, lo que provocó que Rita riera a carcajadas—. ¿Crees que no pude oler todo el aroma que llevas? —Volvió a reírse, agitando las manos frente a su nariz para probar su punto—. ¡Caray, es suficiente para alejar a los malos espíritus!
—¡OK! ¡OK! —Cedí y al instante sentí mis mejillas arder y ponerse rojas—. Puede que también hayamos tenido... sexo, pero...
—¡Ooooh! —me interrumpió, haciendo más aguda su voz y luego bajándola de inmediato. No pude evitar sentirme totalmente avergonzada.
—¡Ey! No recuerdo haberte interrogado así cuando tuviste una cita con Michael —le fruncí el ceño y, antes de que pudiera interrumpirme, la silencié con un dedo de advertencia bajo su nariz—. ¡Encima te desapareciste por dos días!
—¡Pero te envié un mensaje de texto! —replicó Rita; su sonrisa nunca fallaba.
—"Estoy viva, déjame en paz" no es un mensaje de texto, ¡es un insulto hacia una buena amiga! —dije, chasqueando mis dedos frente a ella—. ¡Tienes suerte de que no te haya dado tu merecido!
—Está bien, detente —sonrió Rita, levantando las manos en fingida rendición. Por un segundo simuló estar ocupada con su almuerzo; luego su sonrisa traviesa regresó y me miró. Traté de ignorarla, ¡pero su alegría era tan contagiosa! De inmediato, una sonrisa se abrió paso en mis labios.
¡Maldita sea, hay ocasiones en que odias a tus mejores amigos! Son tan buenos para descubrir lo que escondes y hacerte enojar por eso...
—¿Y? ¿Es bueno? —preguntó Rita con una sonrisa pícara. Gemí mentalmente al entender qué estaba insinuando.
—No es como si tuviera mucho con lo que compararlo. —Intenté esquivar la pregunta con un tono neutral, pero en el momento en que me encontré con los ojos de Rita, no pude contenerme más—. Es bueno.
—¿Así de bueno?
—Sí, ¡así de bueno!
Rita chilló al instante, mientras sus brazos se lanzaron alrededor de mi cuello y me apretaron como si intentara matarme. Me reí, como la cachorra enamorada que era y antes de que nos diéramos cuenta, estábamos chillando como pingüinos recién nacidos. Me encantaba esa sensación: ¡el amor!
—Dina y Levi están sentados —comenzó a cantar Rita, tratando de provocarme— en el árbol de los enamorados. —No pude evitar reírme... Si ella supiera que no éramos tan inocentes como esa canción y que no solo me estaba acostando con el alfa, sino que también estaba completamente emparejada con él, de seguro volvería a chillar como pingüino.
En ese momento, miré a mi alrededor para ver si habíamos atraído alguna atención no deseada. Fue entonces cuando volví a ver a dos lobos, que había visto antes de entrar al campus esa mañana. Parecían relajados, pero también conscientes y alertas. Sin dudas nos estaban observando…
De inmediato, mi piel se puso fría y mi mente volvió a los rogues que intentaron secuestrarme. Sin perder un segundo, saqué mi celular y llamé a Levi.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó Rita, tratando de ubicar con la mirada lo que de repente cambió mi estado de ánimo tan drásticamente.
—Probablemente no sea nada. —Me encogí de hombros con fingida calma, mientras un ataque de pánico tenía lugar en mi mente. ¿Cómo pudieron los rogues entrar tanto en nuestro territorio? ¿Y además en la universidad? Al instante, mi mente se llenó de preguntas e inquietud.
—Dina. —La voz tranquila y contenta de Levi llegó desde el otro lado de la línea—. ¡No se supone que...!
—¡Están aquí! —susurré, tratando de no llamar la atención de nadie—. ¡Los pícaros...!
—¡¿Qué?! —Un fuerte rugido sonó a través del altavoz, haciendo que todo el celular vibrara—. ¿En dónde estás?
—En la universidad —contesté rápidamente, tratando de mantener mi voz baja para que Rita no escuchara y tuviera un ataque de pánico también—. ¡Son dos!
De pronto, hubo un silencio espeluznante en el otro extremo. A través del vínculo, pude sentir su cerebro funcionando a toda máquina mientras mantenía una conversación mental con su lobo. De inmediato, mi estómago se apretó. ¡¿Ahora que?!
—¿De casualidad son gemelos idénticos? —preguntó Levi de repente; su ira parecía haberse evaporado.
Su extraña consulta me sorprendió enormemente; sin embargo, miré alrededor y los encontré rápidamente. Ahora estaban coqueteando con algunas de las chicas humanas del campus. Uno de ellos se había teñido el cabello de un color blanco brillante, mientras que el otro permanecía con su castaño natural. Pero sus rasgos faciales eran idénticos. ¡Eran gemelos!
—¿Cómo...? —murmuré, incapaz de entender cómo pudo saber eso. ¡A no ser que…! Al darme cuenta, traté sin éxito de reprimir un gruñido—: ¡Levi!
—Esos son tus guardias, amor —confirmó lo que ya sospechaba. Luego, se rió entre dientes y pude sentir su alivio a través del vínculo. ¡Bien! ¡Quizás él podría sentir cómo lo estaba estrangulando en mi mente!—. Lo siento —continuó; ojalá haya sentido mis pensamientos asesinos—. Se suponía que te lo diría antes de dejarte en el campus, pero —casi podía ver la sonrisa en su rostro— me distraje.
Al instante, le fruncí el ceño al teléfono. Está bien, tenía razón... en cierto modo. Los dos habíamos estado bastante distraídos esa mañana. Primero, hubo sexo en la ducha, luego panqueques y más sexo en la cocina, antes de que me dejara en la universidad —después de otra fuerte sesión de besos en su auto—. Dios mío, ¿por qué no me había dado cuenta antes de lo mucho que lo necesitaba? ¡Estábamos actuando como adolescentes hormonales!
«¡Y nos gusta!» intervino mi loba contenta. Bueno, no puedo discutir con eso, él era muy bueno.
—¿Te molestan? —preguntó Levi, sacándome de mis pensamientos.
—¡No! —ladré y al instante solté un suspiro que no me había dado cuenta que estaba conteniendo—. ¡Solo casi me matan del susto!
«Y ahora Rita nos mira como si estuviéramos locas», señaló mi loba. Levanté la vista y, efectivamente, Rita me estaba dando una mirada de "tienes mucho que explicar, amiga". En ese instante, solté un quejido... Casi me secuestran, me atacaron vampiros y me convertí en la pareja de Levi Stone, todo en un fin de semana... Eso era mucho para asimilar. Ver a esos dos "guardias" al acecho hizo que mi mente rumiara en exceso...
—Lo siento, amor —susurró Levi; seguramente pudo sentir mi ansiedad a través del vínculo—. Debí haberte dicho... Con todo lo que pasó, quería asegurarme de que estés a salvo
—Está bien —suspiré. Me sentía un poco mejor sabiendo que no estaba sola en caso de que algo sucediera—. Entiendo.
—Te amo, Dina —prosiguió; su voz sombría me calmaba casi tanto como su olor; ¡casi!—. ¿Lo sabes, verdad?
—Lo sé. —Sonreí, mientras un calor crecía dentro de mí—. Yo también te amo. —Un gruñido bajo retumbó al otro lado del teléfono, dándome escalofríos en la espalda. Sé lo que estaba pensando... Mi loba saltó de alegría ante la expectativa de sexo, pero no estaba dispuesta a dejar que se saliera con la suya tan fácilmente, ¡no esta vez!—. ¡Pero no está libre de culpa, señor! ¡Esos guardias casi me matan del susto!
—Enfrentaré cualquier castigo que consideres necesario, amor —afirmó sonriendo, obviamente no estaba asustado.
En ese instante lo maldije, pero de pronto, una idea surgió en mi mente. ¡Eso es! ¡El castigo perfecto! ¡Usaré ropa interior sexy toda la noche y lo ignoraré! Sin embargo, como si hubiera escuchado mis pensamientos, Levi se echó a reír a carcajadas.
—Puedo ser muy persistente, ¿lo sabías? —comentó, y eso confirmó que escuchó mis pensamientos. Una nueva cortesía del vínculo de pareja... no pude evitar sonreír.
—Así que... Emm... Nos... —comencé; un instante después sentí la confianza surgir de mi interior y desbordar mi cuerpo—. Nos vemos.
Antes de que pudiera responder, colgué y tiré el celular a mi cartera. Luego resoplé, ¡con eso sudará un rato!
—¿Entonces? —preguntó Rita, mirándome con sospecha.
—¿Ves esos tipos de allí? —susurré, señalando en la dirección de mis guardias gemelos.
—¿Dupont y Dupond? —inquirió, refiriéndose a una vieja caricatura con la que se obsesionó cuando era niña—. Los veo. Son lindos, pero ya tengo novio.
—Esos son mis guardias —expliqué, ignorando la mirada pervertida que me estaba dando.
—¿Tan posesivo es? —inquirió con una sonrisa, adivinando que fue Levi quien los puso allí. Asentí y dejé que mis ojos vagaran hacia ellos. Sé que la mayoría se sentiría acorralada si la estuvieran vigilando, especialmente los lobos, ya que nuestra naturaleza es deambular libremente. Pero saber que estaban allí, y saber quién los puso allí, me hizo sentir segura, amaba incluso…
En ese momento, una pequeña sonrisa se deslizó por mis labios y mi ira hacia mi pareja se evaporó lentamente. En su lugar, sentí gratitud e hice una promesa para mis adentros: esta noche haría que Levi trabajara duro por su perdón, al menos por un rato.
—¡Vamos! —le dije a Rita, instándola a que viniera conmigo—. ¡Vamos a saludarlos!