Capítulo 38
2295palabras
2022-08-15 23:00
Perspectiva de Dina
En ese instante, Levi soltó un quejido al tiempo que yo me ponía completamente roja. La voz era de Michael.
—¡Mierda! —murmuré por lo bajo, lista para saltar de la bañera y esconderme debajo de la cama. Como si pudiera leer mi mente, Levi me rodeó con un brazo, sosteniéndome en el lugar.
—Me desharé de él —afirmó con un suspiro y besó mi mejilla mojada… ¡Pero no hizo nada más! No sé qué esperaba, ¡pero no era eso! Confundida, lo miré fijamente...
En ese momento, mi corazón se detuvo porque finalmente me di cuenta de lo que estaba haciendo. Sus ojos se habían vuelto de un color plateado brillante, lo que significaba que estaba conectándose mentalmente con su beta.
—¡¿Qué?! NO, no… —Jadeé y de inmediato sentí mi cuerpo arder de vergüenza. No sabía mucho sobre el vínculo mental, pero conocía la curiosidad de Michael. En cuanto se enteraba de algo, iba a investigarlo. Y a este paso... Bueno, digamos que sería fácil para él darse cuenta...
—Listo —dijo Levi de repente, mirándome de forma inquisidora. Sin embargo, antes de poder terminar su oración, la risa estruendosa de su beta resonó por los pasillos. De inmediato, mi corazón dio un vuelco y creo que incluso mi loba se estaba cubriendo el rostro.
—Nos descubrieron —murmuré, sintiendo que la vergüenza me invadía como un tsunami.
—Lo iban a hacer de todos modos —dijo Levi como si no fuera la gran cosa—. Ahora tienes mi marca, ¿recuerdas? Y no solo eso, también tienes mi olor impregnado en ti.
—¡Oh, mierda! —exclamé cuando las palabras de Levi se desvanecieron en el aire.
Lancé un par de maldiciones más, mientras mi mente entraba en frenesí. Oh, mierda, mierda, mierda… ¡TODOS lo sabrían! ¡Y Dylan! ¡Mierda, todavía era mi tutor legal! ¿Qué diría? Peor aún, ¿qué iba a hacer? ¡Fui marcada por el alfa! ¡Yo era la pareja de su amigo! ¡MIERDA!
«En serio, ¿eso te sorprendió?», reflexionó mi loba, a quien le gustaba mucho la idea de ser la pareja de un alfa poderoso. De hecho, ella no quería nada más que marcarlo de nuevo... Le gruñí de inmediato. En serio, ¿ella no veía a dónde podía ir todo esto?
Una cosa eran los rumores sobre mí y Levi, que en realidad nunca me molestaron porque había sido demasiado estúpida para darme cuenta de que tenía sentimientos por él, ¡PERO entrar en su casa como su SIRVIENTA y salir como su PAREJA! ¡Por supuesto! ¡Eso era completamente natural! (Por cierto, ¡¡¡ES SARCASMO!!!)
—¿Estás avergonzada? —preguntó Levi, ¡aparentemente todavía no se daba cuenta! ¡Maldito idiota!
—¡Sigo siendo tu sirvienta! —le recordé—. ¿Qué crees que pensará la gente?
—Que haces horas extra —dijo con una sonrisa pícara. ¡Maldito idiota!
Al instante, me di la vuelta mirándolo con incredulidad, que pronto se convirtió en ira y luego en furia pura. Mis mejillas ardían de vergüenza y las lágrimas asomaban por mis ojos. ¡¿Cómo pudo decir eso?! Mi loba gruñó y sentí como si alguien acabara de atravesar mi corazón con una espada.
—¡Mierda! —exclamó, arrepintiéndose de sus palabras en el momento en que salieron de su boca—. ¡Dina…!
—¡Eres increíble! —grité, interrumpiéndolo antes de que tuviera tiempo de decir algo más. Un instante después, salí de la bañera y agarré una toalla, me envolví con ella con fuerza y cerré la puerta del baño antes de entrar en su habitación. Rápidamente agarré mi ropa y, aunque todavía estaba mojada, comencé a vestirme.
En ese momento, mi cuerpo y mi sangre estaban hirviendo de rabia. Una cosa era que los demás lo dijeran, pero ¡¿él?! ¡¿Cómo pudo?! Las lágrimas de ira siguieron asomando por mis ojos. ¡Supongo que eso solo lo confirma! Todo el mundo iba a pensar exactamente lo mismo...
—¡Dina! —Levi agarró mi brazo y me giró hacia él. Ni siquiera me había dado cuenta de que había salido del baño; tenía la piel todavía empapada y cubierta con nada más que un par de calzoncillos mojados—. Entenderán que no fue así como…
—¿Como la sirvienta se abrió de piernas hasta obtener la posición de Luna? —le grité, y si no hubiera estado tan enojada, me reiría al ver que el alfa grande y malo se alejaba de mí—. ¡Sí, estoy segura de que lo entenderán muy bien!
—Eso no es lo que pasó… —replicó, pero una vez más lo interrumpí.
—¡Yo sé eso! —continué, prácticamente rugiendo—. ¡Tú lo sabes! ¡Y eso es exactamente lo que NADIE creerá! —Al final de la oración ya estaba gritando y rugiendo.
Cuando terminé de hablar, me solté y lo aparté. Se escucharon unos gruñidos y gemidos de frustración. Rápidamente agarré una camiseta de Levi's y me la puse, sin importarme si se mojaba.
¡Mierda! Nunca había sido una chica a la que le importara lo que los demás pensaran de mí, entonces, ¿por qué esto me carcomía por dentro? Es decir, ¡mi hermano es Dylan Ridley! ¿Podría ponerse peor…?
Y ahí fue cuando me di cuenta... ¡Pensarán que yo soy como él! ¡Que exploto a la gente, que me aproveché de Levi y me deshice de toda mi dignidad por un sugar daddy! ¡Demonios, apuesto a que pensarán que este era mi plan desde el comienzo y...! ¡¿Puede alguien matarme ahora, por favor?!
—Dios, esto es tan vergonzoso… —dije con un quejido mientras me sentaba en la cama. Me sentía como si alguien me acabara de azotar con una dosis de realidad. ¡Mierda! ¡Mierda, mierda, mierda…!
—Entonces lo mantendremos en secreto —me interrumpió la voz de Levi.
—¡¿Qué?!
En ese instante, miré hacia arriba y encontré al alfa genuinamente preocupado y arrodillado frente a mí.
—Lo mantendremos en secreto —repitió, sus ojos verde, como un océano tormentoso, nunca dejaron de ver los míos—. Te mudarás. Dirás que el trabajo te quitaba demasiado tiempo y no podías estudiar. Luego, saldremos como parejas normales y-y... cuando el momento sea propicio, vamos a...
De pronto se detuvo y, mientras él trataba de encontrar las palabras correctas para decir, lo miré de nuevo. Era uno de los hombres más hermosos que jamás había visto; su apariencia era la de un hombre duro y seguro, y sus ojos eran mayormente fríos e intensos, pero también contenían muchas emociones.
Por lo general eran de un color azul grisáceo frío, pero en este momento, adoptaron un color verde oscuro, con un dejo de azul y negro en ellos. Me recordaban al mar justo después de una tormenta. Él también estaba peleando su propia batalla. ¡Él estaba luchando por nosotros!
—¿Tú-tú harías eso —tartamudeé, sintiendo que mi ansiedad desaparecía de mi cuerpo como por arte de magia—. ¿P-por mí?
—¿Aún no te has dado cuenta? —preguntó y sus grandes manos callosas acariciaron mis mejillas; con un suspiro, me incliné hacia ellas—. ¡Haré cualquier cosa por ti!
Al escuchar eso, me sentí a punto de llorar. Nunca había tenido a alguien que cuidara de mí. Siempre fui yo quien debía cuidar a mi hermano, tenía que protegerlo, preocuparme por él, no llamar la atención por su bien… Sin embargo, aquí había un hombre dispuesto a darlo todo por mí, incluso ir en contra de su propia naturaleza y de su lobo posesivo, solo por mí...
—¡Ey! No-no llores. —Levi sonaba casi en pánico; en ese instante, repentinamente, sentí una lágrima perdida correr por mi rostro—. ¡Oye, lo siento! No debí haber dicho eso…
De inmediato, negué con la cabeza y arrojé mis brazos alrededor de su cuello. Quería que dejara de hablar, pero no encontré palabras para describir mi gratitud, mi felicidad y mi amor por él. En su lugar, estrellé mis labios contra los suyos, vertiendo todo lo que sentía en ese beso.
Al principio pareció sorprendido, pero rápidamente me devolvió el cariño. Con cuidado, como si estuviera navegando aguas turbulentas, su lengua acarició mis labios, pidiendo entrada. Sin dudarlo consentí y su lengua se lanzó dentro de mi boca con nuevo vigor, como si esta fuera la primera vez que lo hacía.
Antes de que supiera lo que estaba pasando, Levi me había atraído hacia él. Mis piernas se envolvieron automáticamente alrededor de su cintura, mientras él se levantaba del suelo. Nos sentó de nuevo en la cama, esta vez estaba yo arriba suyo. Sin esperar un segundo, nuestros cuerpos mojados se frotaron el uno contra el otro, la tela que nos separaba no pudo hacer nada para ocultar nuestro deseo. Lo amaba, ¡Dios, lo amaba tanto!
—Entonces —dijo Levi cuando finalmente nos alejamos para respirar; su voz estaba ronca y cubierta de un aura misteriosa por la respiración pesada—, solo para saber... ¿No estoy en problemas?
—¡Oh, estás en graves problemas! —respondí sonriendo y tirando de él para darle otro beso—. Da la casualidad de que estás en problemas con una mujer que te ama. Muchísimo.
Apoyé la cabeza bajo su barbilla, respirando su olor a madera. Allí calmé mi furia, la tormenta que se formó dentro de mí. Ya sabía que Levi haría cualquier cosa por mí y me sentí como una idiota por siquiera dudarlo un segundo, por olvidar lo que estaba dispuesto a renunciar por mí; por nosotros. Sentí la necesidad de pagarle, no por culpa ni por deber, sino por el puro amor que sentía por él.
—No quiero mudarme y no quiero que estemos separados —confesé, alejándome para poder mirarlo—. Pero me gustaría que saliéramos e hiciéramos las cosas que hacen las parejas normales, antes de revelar… —señalé su marca— esto.
—Bien —suspiró y su rostro evidenciaba que el alivio volvió a su cuerpo—. En realidad, yo tampoco quiero que te vayas de esta casa. De hecho, quiero que te mudes a mi habitación.
Por alguna razón, eso despertó instantáneamente a la diabla de mi hombro, también conocida como "la feminista roja".
—¿Y si quiero que tú te mudes a mi habitación? —Lo desafié, al tiempo que me cruzaba de brazos.
—Mi cuarto es más grande —respondió Levi rápidamente, con una expresión arrogante y confiada—. Además, tiene un vestidor y un baño contiguo, en donde puedes tomar baños de burbujas.
—Bueno, me convenciste —consentí con una sonrisa. No tenía ningún sentido tratar de defender la independencia de las mujeres hoy (¿Qué? ¡Nada le gana al baño de burbujas! Y feminista o no, no iba a perdérmelo por ninguna causa)—. Nos quedaremos en tu habitación entonces.
En ese momento, aunque llegado a este punto parecía imposible, ¡el ego de Levi se hinchó aún más! Noté cómo su sonrisa se ampliaba y en sus ojos aparecía un nuevo brillo; verlo así lo hacía irresistible, aunque probablemente sería imposible vivir con él de ahora en adelante...
—¿Quieres que te ayude a mudarte? —se ofreció rápidamente, pero no alcancé a contestar. Solté un chillido cuando me inmovilizó en la cama de repente; en un instante, me robó un beso y se fue. Confundida, fruncí el ceño y lo vi desaparecer por la puerta. Después de unos ruidos, volvió a entrar en la habitación... ¡trayendo mi tocador! Me reí, sin saber qué más hacer. ¡Mierda, eso era sexy! ¡Y divertido a la vez!
—Mi hombre musculoso —exclamé, mientras él volvía a la cama. Tarareó algo incoherente en respuesta y su sonrisa se hizo ancha como un río. Se zambulló en la cama y colocó su cuerpo sobre el mío. En esa posición bajó la cabeza repetidas veces para robarme varios besos.
Ante tanta fogosidad y pasión, arqueé la espalda para sentir más de él. Inmediatamente me recompensó apretando su erección contra mi entrepierna y haciéndome temblar de placer. Mierda, era bueno... Aunque, de nuevo, probablemente había hecho esto un millón de veces...
¡Ay, mierda! Ahora me preguntaba si debía o no abrir la caja de pandora sobre la cantidad de mujeres con las que estuvo. ¿Pero realmente quería saber? ¿No? ¿Sí? ¡NO! ¡Yo era su pareja y su futuro! Todas las demás chicas eran parte del pasado. Y-y... Y... ¡a la mierda! ¡No podía evitarlo…!
—Levi —jadeé, mi mente ya se había preparado para lo peor—. ¿Con cuántas chicas has tenido sexo... en esta cama?
«No me importa», gruñó mi loba, recordando a cierta Laura a la que todavía debía poner dos metros bajo tierra. «¡Haremos que se olvide de ellas de todos modos!», concluyó mi loba.
De pronto, Levi se levantó sobre sus codos. Su sonrisa no me dio una sola pista de lo que vendría después.
—Solo contigo —respondió. Definitivamente NO esperaba eso. Incluso mi loba estaba confundida.
—¿Esperas que crea eso? —Lo desafié, imitando su típico ceño fruncido inquisidor.
—Eres la única chica con la que tuve sexo en toda esta casa —contestó de nuevo, con una expresión divertida y engreída en su rostro. Traté de no demostrarlo, pero mis ojos se abrieron con sorpresa.
—Pero…
—La Casa de la Manada tiene paredes insonorizadas —me interrumpió—. Tengo una habitación extra allí.
—Eso es perturbador —comenté con el ceño fruncido.
—Nunca quise traer a nadie aquí. —Se encogió de hombros y me sonrió—. No hasta que llegaste a mi vida.
—Eso es tan tierno... —Fingí una sonrisa, antes de ponerme seria—. Pero es inquietante que tu segundo dormitorio esté insonorizado. —Agarré su hombro y con cuidado lo alejé, poniendo algo de distancia entre nosotros, en caso de que necesitáramos hablar—. ¿Es una habitación al estilo de 50 sombras de Grey? Porque no estoy segura de estar interesada en esa clase de juegos...
—No lo es —respondió, tratando de no reírse—. Preparé esa habitación en mis primeros años como alfa porque trabajaba muchas horas allí y aún no tenía una oficina en esta casa.
—Así que, básicamente, eres flojo —bromeé, sintiéndome un poco más relajada sabiendo que él no estaba metido... en esas cosas. Aunque todavía podía tener algún fetiche...
—¿Quieres averiguarlo? —dijo con una sonrisa traviesa antes de que sus labios devoraran los míos.