Capítulo 37
1034palabras
2022-08-15 00:00
Perspectiva de Dina
Suspiré mientras dejaba que el agua caliente me envolviera en su cálido abrazo. Un baño era justo lo que necesitaba en este momento. Estaba tan dolorida... ¡Increíblemente dolorida! Énfasis en increíblemente…
De repente, recordé las caricias ásperas y los suaves besos de Levi y una sonrisa se deslizó por mi rostro. No pude evitar morderme suavemente los labios ante esa imagen.

—¿En qué estás pensando? —preguntó al tiempo que entraba al baño. Le eché un vistazo; ahora estaba vestido con jeans y una camiseta blanca, que abrazaba su cuerpo perfectamente. Su cabello tenía ese estilo húmedo de "acabo de tener sexo" y sus labios estaban rojos e hinchados por los besos robados. Se veía absolutamente perfecto.
—En ti —respondí con sinceridad y una amplia sonrisa se extendió por su rostro—. ¡Acércate más y te circuncidaré! —Le advertí, no quería tener otra ronda con el alfa. Como dije, estaba DOLORIDA y, a este ritmo, no podría caminar a la universidad el lunes.
—¿Primero me dices que piensas en mí y luego me amenazas para que me mantenga alejado? —Levi sonrió, fingiendo estar herido—. Eso es demasiado incluso para mí, amor. —Solo sonreí y me eché hacia atrás, mientras él caminaba hacia la bañera y se sentaba en el borde. Lo vi rascarse nerviosamente la nuca y me di cuenta de que tenía algo en la mente. De inmediato me senté, nerviosa por la conversación que estaba por venir.
—He estado pensando —prosiguió Levi y un segundo después sus fríos ojos azules se encontraron con los míos—. Sobre lo que dijiste antes...
Al instante, tomé una respiración profunda. Así que esta era esa conversación. Rápidamente, mi estómago se apretó de los nervios. Sabía que íbamos a tener esta conversación en algún momento, aunque no esperaba que fuera mientras me relajaba con un baño. Por supuesto, por Levi podía darle una oportunidad a este rol de Luna, pero tenía miedo de su reacción cuando se diera cuenta de que no estaba hecha para ello. Tenía miedo de que se decepcionara y por eso... me descartara.
—Levi, yo... —lo interrumpí antes de que pudiera continuar y jugueteé nerviosamente con mis dedos bajo las aguas jabonosas—. Te quiero, más que a nada en el mundo, pero... —Mi boca se secó y tragué saliva—. Solo quiero que estés preparado, porque tal vez yo no sea lo que necesita la manada.

Mis palabras fueron apenas un susurro y mi piel de repente se sintió fría, contrastando con el agua caliente. Pero en lugar de asentir y fruncir el ceño preocupado, Levi sonrió. Se deslizó por el borde, agachándose junto a mí y me acarició amorosamente la mejilla.
—Dina —dijo sonriendo; su voz era un retumbar bajo y ronco—. Si la manada no te acepta... Si crees que no puedes cumplir el rol de Luna... —Sus ojos azules nunca dejaron de ver los míos; no había vacilaron alguna en su expresión—. ¡Entonces dejaré de ser el alfa!
En ese instante, hubo una breve pausa mientras yo procesaba sus palabras. Renunciaría como alfa. ¿De verdad haría eso? ¿Por mí? ¿Dejaría de hacer lo que amaba, por...?
—¡¿QUÉ?! —exclamé, casi en pánico—. ¡NO! ¡Tú-tú no puedes! ¡Lo amas! ¡Te encanta ser el alfa!

Él sonrió, inclinando la cabeza. No había más que admiración y una sensación de protección en sus profundos orbes azules.
—Pero a ti te amo más —afirmó simplemente.
En ese segundo, se me cortó la respiración y se me hinchó el corazón. Cualquier protesta o argumento que pude enunciar murió en mi lengua. Sus palabras resonaron en mi mente, cuerpo y alma, echando raíces en mi corazón y floreciendo en todo mi ser.
—Dina —suspiró, acariciando suavemente una lágrima de felicidad perdida en mi rostro—. Finalmente encontré a alguien que me acepta, por completo, y que no me tiene miedo ni a mí ni a mi lobo. Eres todo lo que nunca me atreví a soñar y más. Eres más preciada para mí que cualquier rango que pueda tener. Así que, por favor —suspiró, un rastro de esperanza persistía en sus ojos—, piénsalo. Si no quieres ser Luna, entonces no seré Alfa; problema resuelto.
—No digas eso —jadeé, tratando de no llorar en la bañera. Lancé mis brazos alrededor de su cuello, acercándolo más e inhalando su adictivo aroma—. ¡Por supuesto que lo haré! Haré cualquier cosa para hacerte feliz, yo solo... —Me aparté, mientras luchaba por secarme las lágrimas y no enjabonarme los ojos en el intento. No sé por qué seguía esperando que Levi fuera como Dylan. Al contrario, él no guardaba parecido alguno con mi hermano; estaría actuando como una mocosa si pensaba que él...
En ese instante, respiré hondo y me reí de mi propia estupidez. Levi me amaba y yo lo amaba a él. Por ahora, eso era suficiente.
—Lo siento —dije entre una mezcla de sollozos y risas, y me giré para mirarlo—. Solo estoy nerviosa por todo esto y... te-tengo miedo de decepcionarte.
—Nunca podrías decepcionarme. —Levi sonrió y se inclinó para robarme un beso antes de que de repente se pusiera serio—. Excepto por tus comidas. Con eso sí que… me decepcionaste bastante…
De inmediato le salpiqué un poco de agua. ¡Estúpido alfa! ¡Primero dice algo perfecto para después arruinar el momento con algún tonto comentario de mierda...!
Rápidamente, Levi se vengó y, por supuesto, terminamos en una pelea de agua. Como resultado, Levi se abrió camino hasta la bañera, acomodándose detrás de mí. Arrojó su ropa mojada al suelo antes de abrazarme. Yo suspiré, apoyando mi cabeza en su amplio pecho, mientras él frotaba suavemente mi vientre, mis muslos y mis senos.
—No creo que pueda aguantar otra ronda —murmuré, aunque me encontré cada vez más excitada. Levi no respondió, sino que me acercó más, presionándome contra su erección, dura como una roca.
—¿Estás segura? —murmuró con voz ronca mientras mordisqueaba el lóbulo de mi oreja. Al instante, un gemido escapó de mis labios y me olvidé por completo de mi dolor. Un segundo después, sus dedos recorrieron mi cuerpo y desaparecieron entre mis pliegues. Suavemente comenzó a frotar mi tierna perla, haciendo palpitar mi sexo.
—¡Alfa Stone!
Los dos saltamos ante el sonido del intruso.
—¿Dónde estás, viejo?