Capítulo 36
1436palabras
2022-08-14 00:01
Perspectiva de Dina
—¡¿Me marcaste?!
Yo miraba boquiabierta mi propio reflejo en el espejo del baño, incapaz de creer lo que veía. Aunque, de nuevo, ¿por qué me sorprendía? Yo ya lo sabía... Me refiero a que noté cómo de repente pude sentir sus emociones mucho más claras y sentí el vínculo que estaba creciendo muy pacífica y lentamente dentro de nosotros. Era como si todo dentro de mí hubiera caído en su lugar; me sentía en paz, como en casa.
Sin embargo, eso no impidió que mi mente se volviera loca. Me había marcado y eso significaba que ahora era su pareja. En otras palabras, estaba completamente emparejada con el alfa de la manada Black Lunar. Una de las manadas más poderosas del continente, con un líder igual de despiadado y feroz. Y yo estaba emparejada con ese líder...
En ese instante, Levi salió de la ducha, con una toalla envuelta alrededor de su torso. Por un segundo, olvidé que se suponía que debía estar enojada con él. Maldita sea, ¿por qué tenía que verse tan jodidamente delicioso? Unas gotas de agua corrieron por sus músculos tonificados, se deslizaron por sus abdominales y desaparecieron tras su línea en V, y yo rogaba a mis dedos que las siguieran...
Me alejé al instante, solo para que mis ojos se encontraran con su expresión arrogante y fanfarrona en el espejo. Me sonrojé por haber sido atrapada de forma tan obvia con las manos en la masa y traté de fruncir el ceño, mientras señalaba la marca en mi hombro y me recordaba a mí misma que estaba enojada. De inmediato, sus ojos dejaron los míos y se deslizaron hasta la marca en mi hombro.
—¿Ups? —exclamó Levi con una sonrisa tímida y se encogió de hombros como si no fuera gran cosa. Le gruñí, pero rápidamente me silenció. Con un movimiento rápido, me dio la vuelta y mordió suavemente mi labio con el que hacía un puchero. No pude evitar soltar un gemido y lo besé cuando sus dientes rozaron mis labios.
—Lo siento —susurró una vez que se apartó. Su alegría se había ido y me miró con una sincera disculpa en sus ojos—. Anoche, perdí el control, y…
—¿Y otra vez esta mañana? —lo interrumpí, pensando que era una excusa poco convincente—. ¿Me vas a marcar cada vez que tengamos sexo?
Me crucé de brazos y sostuve su mirada, pero rápidamente me arrepentí. La toalla alrededor de mi cuerpo se aflojó un poco con el movimiento y si la soltaba, estaba segura de que se caería. Y estar desnuda frente a Levi en este momento no era parte de mi plan. Por supuesto, eso era todo lo que mi loba quería, pero me obligué a estar enojada con él por el momento.
Desde luego, quería que me marcara... ¡algún día! No esperaba que lo hiciera momentos después de que nos confesáramos nuestro amor. Y no, tampoco era el fin del mundo, pero... ¿en serio? ¡Oficialmente, todavía era su sirvienta! Solo esperaba que esta "pérdida de control" no se volviera algo normal... Quería que me respetara a mí y a mis deseos, incluso cuando fueran difíciles de seguir.
—Entonces —prosiguió Levi, mordiéndose los labios, tratando con todas sus fuerzas de no sonreír—, ¿va a haber más veces?
—Por supuesto, eso es lo que escuchaste. —Fruncí el ceño y le di una palmada en el pecho, y rápidamente tuve que reajustar mi toalla...
—Lo siento —susurró, mientras me atrapaba entre sus enormes brazos y el lavabo—. ¡Lo siento! De verdad lo lamento. ¡No es broma! —Levanté la vista y no noté rastro de burla alguna—. Sé que debería haber hecho más para mantenerlo a raya, pero... —Apretó la mandíbula y sus nudillos se pusieron blancos—. ¡Dios! Con solo pensar que podría perderte si aparece alguien más.... Yo… —Hizo una pausa de nuevo y fue entonces cuando me di cuenta de mi propio error. ¡Mierda! Por supuesto, haber perdido a su madre y a su hermano nonato había dejado marcas permanentes en él; no solo en su cuerpo sino también en su mente—. Lo siento —continuó, una vez que tuvo a su lobo bajo control—. En serio te respeto. Yo-yo no esperaba que fuera tan difícil...
—¡Levi! —lo interrumpí, colocando un dedo en sus labios. Respiré hondo y apoyé la cabeza en su pecho—. Sé que me respetas y lamento haberte presionado anoche. —Respiré su aroma hasta que me calmó, antes de inclinar mi cabeza hacia él—. Supongo que pensé que con tu reputación y todo…
Al instante, él se burló y sacudió la cabeza.
—No eres como nadie con quien haya estado, Dina —dijo con honestidad y me acarició suavemente la mejilla—. Lo digo en serio. Contigo, todo es nuevo y emocionante y… —En ese instante, suspiré y me apoyé en sus cálidas y fuertes manos—. Te queremos —continuó en una voz baja y ronca, que envió escalofríos por mi espalda—. Creo que no queríamos arriesgarnos a que cambiaras de opinión y por eso perdí el control…
—¿Tenías miedo? —pregunté, mirándolo a los ojos azul océano. Él asintió.
—Te amo —dijo en susurros, su voz sonaba casi dolorosa—. No quiero perderte, jamás. No puedo hacerlo.
Expulsó las últimas palabras como si estuviera a punto de ahogarse; rápidamente me tomó entre sus brazos, sosteniéndome con fuerza contra su cuerpo, como si yo fuera lo único que evitaba que se ahogara. Dejé que me abrazara todo el tiempo que necesitara y, mientras lo hacía, lo sentí inhalar mi aroma como si de una droga se tratara y su pecho vibró mientras un ronroneo bajo resonaba en la parte posterior de su garganta.
—Yo también te amo, Levi. —Suspiré en su cálida piel, trazando patrones sobre su tonificado pecho—. Pero también estoy un poco asustada...
—Te protegeré —prometió, y me sujetó aún más fuerte—. Esos vampiros…
—¡¿Vampiros?! —exclamé. Mi mente instantáneamente voló de regreso a la imagen de esos ojos rojos en medio del camino—. Mierda, me había olvidado de ellos.
En ese instante, a través del vínculo, casi podía sentir la mente de Levi funcionando; la mayor parte era escepticismo, pero también había algo de humor allí. De pronto, me agarró de los brazos y se alejó, mirándome con una media sonrisa y esa característica ceja levantada.
—¿Te olvidaste de la horda de vampiros y rogues que intentaron secuestrarte? —inquirió y sacudió la cabeza como si no pudiera creerlo—. ¡Típico de ti!
—No lo olvidé —repliqué, haciendo un puchero como era habitual en mí—. Simplemente no es lo que más me asusta en este momento.
—Entonces, ¿qué es? —preguntó, tirando juguetonamente de mi labio inferior. Si no necesitara que fuera serio en este momento, sonreiría ante su obsesión por mis labios. Maldición, en serio tenía algo por ellos...
—¡Esto! —Aparté sus dedos de una palmada e hice un gesto entre nosotros dos—. ¿Yo siendo tu pareja? —Continué, pero él todavía me miraba, como si estuviera hablando en un idioma diferente. Suspiré, antes de exclamar—: ¡Tú eres el alfa! Y por si no te has dado cuenta, no estoy hecha para ocupar la posición de Luna…
—Me gustaría ver quién se atreve a intentar quitarte ese puesto —gruñó y, de repente, todo su cuerpo irradiaba poder—. ¡Eres mía!
De inmediato, me sonrojé por ese tono de voz. Era una mezcla entre deseo y necesidad, como si fuera mi dueño y yo la de él...
—¡Mierda, ese tono posesivo me está excitando! —Escuché el eco de esas palabras en todo el baño. De inmediato, jadeé porque me di cuenta de que fui yo quien las había pronunciado. Rápidamente cerré la boca, tratando de encubrir mi error. ¡No había querido decirlo en voz alta! Pero claro, como era típico de mí, mi mala suerte no paró ahí…
Cuando moví mis manos para cubrir mi boca, mi toalla ya floja cayó, exponiendo mi cuerpo desnudo a mi pareja una vez más. Jadeé y traté desesperadamente de recuperarla, pero fallé. Un ruido sordo vibró en el pecho de Levi. Me atreví levantar la mirada hacia él, aunque ya sabía lo que me esperaba. Sus ojos se habían oscurecido a un tono casi negro y una sonrisa traviesa se deslizó por sus labios.
Antes de que supiera lo que estaba pasando, me agarró el trasero y me colocó sobre la mesa. De manera instintiva, mis piernas se envolvieron alrededor de su cintura, mientras él se colocaba en el medio. Jadeé cuando sentí su erección presionar contra mi sexo ya palpitante.
—Levi… —Traté de regañarlo, pero las palabras murieron en mi lengua cuando él poseyó mis labios. De inmediato sonreí. Los alfas tienen una resistencia increíble...