Capítulo 34
2485palabras
2022-08-13 00:01
Perspectiva de Dina
Esta vez no le di ninguna oportunidad de marcharse. Pasé mis brazos alrededor de su cuello y tiré de él hacia mí, utilizando su sorpresa en su contra. De alguna manera sus labios sabían mejor ahora que sabía que me amaba...
Sé que fue una jugada de perra hacer que Levi confesara primero, en especial cuando finalmente me di cuenta de por qué me había dicho todas esas cosas. Él me amaba... y yo a él.
Pero para ser sincera, estaba asustada... Tenía miedo de que no me quisiera, de que todo estuviera solo en mi cabeza y que no fuera más que mi mente desesperada uniendo el rompecabezas de la forma que deseaba y no como realmente era.
En otras palabras, no podía confiar en mí misma. Incluso después de todo lo que había sucedido, no podía creer que alguien como Levi Stone pudiera enamorarse de mí, una chica completamente ordinaria y mundana... Una sirvienta…
No lo creí hasta que escuché las palabras de sus propios labios. En ese instante, todo mi mundo explotó en mariposas y nubes esponjosas de color rosa. Lo sé, es el cliché más viejo de la historia, pero aun así es cierto...
—Eso... —jadeó Levi, una vez que finalmente nos separamos para poder respirar—. No es lo que esperaba que sucediera.
De pronto, sus ojos azul océano se encontraron con los míos y de inmediato me sonrojé, al darme cuenta de toda la felicidad y pasión que contenía esa mirada. ¡Y me estaba mirando a mí! Tragué con fuerza, mientras la vergüenza y la timidez finalmente me alcanzaban.
—Entonces eres un idiota —afirmé, mientras sentía mis mejillas comenzar a arder.
—Y sigues insultándome —sonrió él. Luego, sus manos se posaron en mis caderas, rozando suavemente mi piel expuesta. Su calor envió chispas a través de mi abdomen que parecieron encender llamas en mi corazón.
—Sí —murmuré, viendo la ironía en la situación después de lo que me dijo hace un momento, sin mencionar lo que acababa de hacerle a la pared junto a mí... Sin embargo, no le tenía miedo, no tenía razón para temerle—. Pero eres mi idiota.
—¿Tuyo...?
—¡Mío! —inconscientemente, un poco de mi loba se coló en la conversación y al instante, el lobo de Levi respondió. Sus ojos brillaron con ese rico color miel e hizo que mi loba aullara como una cachorra al ver a su pareja.
Él sonrió... Esa irritante sonrisa de complicidad que hacía cuando se salía con la suya en algo. Era esa sonrisa que hacía que mis entrañas se removieran... Esa sonrisa que me encantaba...
De pronto, sus labios hambrientos capturaron los míos y durante los siguientes minutos no hicimos nada más que explorar el cuerpo del otro, dentro y fuera. Mis dedos se arrastraron sobre sus duros bíceps, sus anchos hombros y su tonificado pecho. Había suficiente vello corporal allí para enroscar mis dedos, así supe que ese era el cuerpo de un hombre.
Por su parte, las curiosas manos de Levi viajaron desde mi pequeña cintura hasta mis pechos. Podía sentirlo conteniéndose, no los tocaba como realmente deseaba, lo que me hizo sonreír y respetarlo aún más. En cambio, buscó un extremo de mi blusa y la empujó hacia un lado para poder sentir mi piel, haciendo estallar fuegos artificiales dondequiera que tocara.
—¿Significa esto lo que creo que significa? —preguntó, una vez que finalmente nos liberamos el uno al otro. Sus ojos vidriosos y lujuriosos se encontraron con los míos—. ¿Tú me aceptas? ¿Por completo?
No respondí, no pude. Todo era tan perfecto que parecía un sueño. Tenía miedo de que cualquier sonido me despertara y me encontrara sola en mi cama. Yo no quería eso, necesitaba pruebas de que esto no era otro sueño, así que enlacé mis manos alrededor de su cuello y lo besé suavemente. Lo deseaba... hasta su última gota.
Él respondió rodeándome con una mano y tirándome contra él. Al instante sentí su excitación presionando contra mi abdomen y sonreí. Allí estaba mi prueba, esto era real...
—¿Qué estás pensando? —bromeé, sintiéndome como si estuviera caminando en las nubes.
—¡Emm, lo siento! Soy un idiota —exclamó lanzándome una sonrisa—. ¡Te-tendrás que repetir eso! Yo no... no creo haber entendido del todo...
—Tranquilo, Sr. Sutileza —sonreí y lo besé de nuevo. Él dejó escapar un suspiro de alivio cuando el beso se hizo más y más acalorado.
—Dios, se siente increíble —murmuró entre besos, mientras ambos tratábamos de recuperar el aliento—. ¿Esto es real? ¿De verdad es real?
—¿Qué te convencerá de que lo es? —Jadeé, deseando nada más que sentirlo de nuevo.
—No lo sé —confesó—. Yo nunca… —Se rindió a mitad de la oración y en su lugar comenzó a besarme de nuevo.
Jadeé ante la repentina invasión de su lengua, antes de hacer otro débil intento de dominarlo. Levi sonrió, mientras su mano encontraba su camino en mi cabello y me inclinaba para dejarme debajo de él. Un gemido involuntario escapó de mis labios y Levi aprovechó ese momento para tomar el control total de la situación.
Un momento después, sus labios calientes y su lengua húmeda dejaron un rastro de besos por mi mandíbula y cuello. De inmediato, un escalofrío de placer se deslizó por mi columna y convirtió mis piernas en gelatina.
—Dios, esto se siente tan bien —su voz ronca y sensual era como terciopelo contra mi oído. Me besó como si mis labios fueran de su propiedad y continuó besándome hasta que me quedé sin aliento. Su lengua exploró cada centímetro de mi boca y sus dientes mordieron mis labios inferiores, dejándolos rojos e hinchados.
Una vez que finalmente nos liberamos, continuó besando mi cuello y no se detuvo hasta que estuvo en el lugar donde un lobo marca a su pareja. Jadeé nuevamente cuando sus labios húmedos enviaron escalofríos de placer a través de mi sistema.
—Quiero marcarte —dijo con voz ronca. De repente detuvo su ofensiva contra mi cuerpo y en ese intervalo miré hacia arriba. Todo lo que vi fue la sinceridad en sus ojos, estaba hablando en serio.
Supongo que debí haberme sorprendido, pero... no fue así. Estuvimos viviendo juntos durante meses y quién sabe hace cuánto tiempo nuestros lobos se habían aceptado el uno al otro.
De inmediato, traté de respirar profundamente para pensar con claridad, pero fue más difícil de lo que creía. No supe cómo responderle. Sabía que cuanto más poderoso era el lobo, más posesivo sería con su pareja; en especial si ella no estaba marcada. Además, ya nos habíamos aceptado, así que ¿por qué esperar?
—Sigo siendo tu sirvienta —le recordé y un fuerte estruendo vibró en lo profundo de su pecho.
—Considérate despedida —gruñó y animó un beso en mis labios. No pude evitar sonreír e inclinarme por más, y así terminamos besándonos hasta que, una vez más, nos quedamos sin aliento.
—¿No deberíamos…? —Jadeé de nuevo, tratando de pensar racionalmente, aunque mi cerebro primitivo y excitado estaba al mando en ese momento—. No sé, ¿tener una cita o algo? ¿Conocernos mejor antes de...?
—¿Eso es lo que quieres? —preguntó Levi, con una pequeña sonrisa inocente, casi infantil, persistiendo en su boca. En ese momento, me humedecí los labios y traté de pensar.
Si tuviera que responder con la verdad diría que no, en absoluto. Yo solo anhelaba su marca en mi cuerpo. ¡Quería ser suya, total y completamente! ¡Pero de repente me di cuenta...! Solté un grito ahogado y me cubrí la boca con ambas manos.
—¿Qué? —preguntó Levi, casi en pánico.
—Me acabo de dar cuenta —jadeé, mirándolo y sintiéndome pequeña y avergonzada—. ¡No sé nada sobre ti! —Estaba entrando en pánico—. Aparte de que tienes un estómago hecho de malditas rocas, considerando que mis comidas aún no te han matado.
Ahora que lo pensaba, Levi notó cada detalle insignificante de mí, lo que demostraba cuánto me había prestado atención. En cambio, ¡yo no sabía absolutamente nada de él! Aparte de que tenía una terrible puntería para embocar la ropa sucia en la cesta. Oh claro, también conocía muy bien la forma en que intentaba ocultar su sonrisa cuando se salía con la suya en una discusión estúpida.
—Amor —sonrió aliviado, mientras acariciaba suavemente mis cálidas mejillas—, tenemos el resto de nuestras vidas para conocernos…
—Pero tú me has prestado tanta atención, yo no… —lo interrumpí, pero perdí el hilo de mis pensamientos cuando lo miré a los ojos. Hasta ahora, no había notado nunca que sus fríos ojos azules podían volverse cálidos y amorosos en un instante.
—¿Me amas? —preguntó con esa voz profunda y ronca suya.
—Yo-yo... —tartamudeé, antes de tragar saliva. Mi corazón estaba acelerado, golpeaba mi pecho como un mazo—. ¡Sí! —Me sonrojé aún más al darme cuenta de que era la primera vez que se lo decía—. Yo también te amo.
—¿Por qué? —inquirió con una sonrisa de complicidad en sus labios y se inclinó sobre mí. No me caben dudas, esta era su venganza por lo de antes, me estaba haciendo exactamente las mismas preguntas que yo le hice.
—Porque… —Tragué saliva—. ¡Tú eres tú! Eres un alfa increíble... Es decir, eres reservado y de mal genio, seguro y violento, y obviamente tienes problemas con tu padre...
En ese instante, me detuve, jadeando y en estado de shock por lo que estaba diciendo. En serio, ¡¿qué cara...?! Pero, por supuesto, Levi continuaba sonriendo. Me maldije mentalmente por la terrible conexión entre mi cerebro y mi boca.
No pude evitar sentirme avergonzada. Él confesó su amor de forma tan perfecta y, en cambio, aquí estaba yo, ¡hecha un desastre que no podía articular dos palabras correctamente! ¿Por qué no podía ser normal y decir lo que sentía sin tropiezos?
Nuevamente hice pucheros y antes de que supiera lo que estaba pasando, Levi se inclinó y me mordió el labio inferior. Jadeé ante el repentino e inusual placer que me produjo y eso hizo que Levi sonriera aún más.
—No tienes idea cuánto tiempo he querido hacer eso —sonrió con su confianza habitual de regreso. Me mordí los labios con nerviosismo, sin saber realmente de lo que estaba hablando. Pero rápidamente y con delicadeza sacó los labios de entre mis dientes y los besó con la suavidad con que se posan las mariposas en las flores—. Di lo que sientes, Dina. ¡Quiero escucharlo!
De inmediato, mi corazón se aceleró aún más y mi boca se secó. ¿Qué sentía? Supongo que lo que siempre sentí cuando él estaba cerca. Me sentía...
—Me siento segura contigo —susurré y no pude evitar sentirme tímida y pequeña. A lo largo de mi vida no me sentí segura por mucho tiempo. Ni con mi hermano, ni siquiera en mi propia casa. No me había sentido apreciada o amada desde que mis padres murieron y eso me estaba pasando factura.
Pero con Levi, no me ocurría eso. Incluso ahora que me sentía expuesta y estúpida, no me hizo sentir débil o insignificante, sino feliz, confiada e incluso orgullosa. Y con él era siempre así, estuviera haciendo tarea o quemando nuestro maldito desayuno, no me avergonzaba de tener miedo porque... Tomé una respiración profunda.
—Cuando escuché tu voz esta noche, supe que todo iba a estar bien —confesé, dejándome perder en sus ojos—. Porque tú ibas a estar allí. Eres todo lo que necesito.
Levi no tardó en sonreír. Luego se agachó y descansó su frente contra la mía. Mi loba ronroneó ante la sensación que nos dio.
—Diría que has prestado más que suficiente atención —dijo de repente y su voz erizó mi piel y me hizo jadear de alegría—. Te amo, Dina.
—Yo también te amo, Levi —suspiré y me entregué a él. Me besó, larga y apasionadamente, antes de alejarse de nuevo.
—Di eso otra vez —pidió y sus labios húmedos acariciaron suavemente los míos—. ¡Di mi nombre!
Realmente no podía explicar lo que me pasó en ese instante. Tal vez por el hecho de que me amaba y yo lo amaba a él o quizás simplemente surgió alguna necesidad carnal de saborearlo. Fuera lo que fuera, la pasión y el calor me consumieron, dándome el coraje para hacer algo que nunca antes había hecho...
—¿Y cómo te gustaría escucharlo? —pregunté en voz baja, colocando un suave beso en sus labios, antes de continuar por su mandíbula. Lo empujé suavemente contra la pared de atrás, mientras mordisqueaba su piel, con cuidado de no romperla. Yo también quería marcarlo, pero no todavía.
Levi ronroneó de inmediato. Continué besando su cuello, mientras mi mano se abría paso por su torso tonificado y sus abdominales duros como rocas. Se le cortó la respiración cuando seguí la línea en V de su cuerpo y desaparecí en sus pantalones. Se estremeció cuando bajé mis manos hasta su muslo y luego me abrí camino hacia arriba. Con solo la punta de mis uñas, acaricié cuidadosamente la base de su miembro erecto.
—Dina —murmuró Levi con un profundo rugido ronco y animal. ¡Le gustó! Y eso me animó a ir más allá…
En ese instante, extendí mis garras y corté el cinturón por la mitad. Me encantó verlo jadear ante el movimiento y sonreí. ¡Hice que el alfa malo se estremeciera!
—No te preocupes, Alfa —susurré, dándole un mordisco final a su mandíbula mientras lo acariciaba con cuidado—. No te dañaré la mercancía.
No respondió, pero dejó escapar otro ronroneo de satisfacción cuando lo liberé. Luego, me puse de rodillas y allí le di el golpe final. Dejé que mi lengua mojara la longitud de su miembro, acariciándolo desde la base hasta la punta. Cuando finalmente llegué, rodeé mi lengua un par de veces alrededor de la punta, humedeciéndola y mojándola.
Levi ya estaba temblando encima de mí y me dio la confianza para seguir adelante. No lo dudé y me introduje lentamente su virilidad. Era tan grande que llenó mi boca con solo meter la mitad, así que continué chupándolo, bajando hasta donde me sentía cómoda. Sus manos se abrieron paso en mi cabello, aferrándose como a un salvavidas. Sus caderas se balancearon suavemente contra mí, empujándose hacia adelante aún más, hasta que golpeó la parte posterior de mi garganta. Por un momento me dio arcadas, pero luego de tragar saliva, lo encontré placentero al instante y deseé aún más…
—¡Dina!
De pronto, Levi gimió y pude sentir sus muslos contraerse. Él estaba cerca y saberlo me excitó. Como un fuego que me consumía, ardí en deseo y lujuria; mi corazón se aceleró y mi sexo palpitó...
De repente, como si alguien hubiera accionado un interruptor, Levi dejó escapar un fuerte gruñido. En cuestión de segundos, me levantó del suelo y presionó mi cuerpo contra la pared. Automáticamente mis piernas se envolvieron alrededor de su cintura y mis ojos oscuros y lujuriosos se encontraron con los suyos, igual de oscuros...
—Las damas primero —jadeó antes de que sus labios se estrellaran contra los míos, consumiéndome por completo.