Capítulo 19
2027palabras
2022-08-05 11:11
El punto de vista de Levi.
¡Odiaba negociar tratados!
Tampoco es que la manada Black Lunar los necesitaba. Mi manada era fuerte por sí misma y realmente no entendía el punto del "intercambio de técnicas de entrenamiento". Mis Deltas eran expertos y nuestros Luchadores y Elites eran los mejores en estas tierras; incluso habían vencido a los Reales en la última competición. ¡No necesitaba que sus estúpidos Luchadores le enseñaran nada a mi manada!
¡La Manada Black Lunar no necesitaba de nadie más!
Pero yo no era estúpido.
Sabía que esa alianza quería decir no pelear y no pelear significaba no guerras ni tomas de poder hostiles. ¡De cualquier modo, era así la mayor parte del tiempo! Por eso, yo jugaba mi rol en la estúpida reunión con el Consejo que me fastidiaba y me discutía para que aceptara trato tras trato.
Como si hubiera nacido ayer...
Yo sabía que Black Lunar se estaba volviendo más poderosa de lo que todos querían; especialmente más que los Reales. Ya había expandido el territorio en dos ocasiones y había tomado el mando de otra manada sin mucho esfuerzo. Por eso es que ahora su objetivo era contenerme. Asegurarse, por decirlo de algún modo, de que no se me suba a la cabeza y estupideces así. Como si eso fuera en realidad un problema...
Expandí el territorio porque mi manada necesitaba espacio para desplazarse ya que parte de mi tierra era un asentamiento humano. Además, ataqué la manada porque ellos nos atacaron primero. Acababa de ser nombrado alfa y, aparentemente, alguien pensó que esa era la oportunidad perfecta para controlar la manada.
Estaban equivocados...
Salí del depósito y me dirigí hacia el auto. Era domingo, así que sabía que se suponía que debía estar en lo de la tía Sally. Pero en realidad prefería irme a casa y que Dina me cocinara algo. ¡Lo más probable era que pidiera ese desagradable intento de pizza!
Mi lobo sonrió y se imaginó las discusiones que tendríamos. Él realmente quería ir y, por una vez, estuve de acuerdo. Pero tuve una discusión mental y supe que le debía a la tía Sally, por lo menos, una visita rápida. ¡Sería solo para disculparme y luego ir a casa a estar con Dina!
¡Sí, eso es un buen plan!
"Levi", exclamó la tía Sally cuando entré a la cocina. El increíble aroma a cordero casero, salsa y todas las guarniciones atacaron mis sentidos instantáneamente. Sin embargo, extrañamente no se las ingeniaron para convencerme de quedarme. La idea de ver la cara sorprendida de Dina me hizo sonreír y ya estaba apostando con mi lobo sobre qué tiraría ella esta vez...
"Hola, tía Sally", saludé a mi tía y le di un beso en su mejilla. Era la mujer más dulce y cariñosa que había conocido. También era la mujer más conservadora y obstinada que jamás había conocido. Era como volver a los 50s, elegir CUALQUIER mujer de la franja bíblica y uno no podría notar la diferencia entre ellas. Había sido una Luna genial y, a pesar de que mi compañera tomaría ese lugar, yo la había convencido de que continuara con su trabajo luego de que convertirme en alfa.
Había criado al resto de sus hijos básicamente sin ayuda y no importaba cómo Mick y yo la cagáramos, ella nunca se dio por vencida con nosotros. ¡Especialmente conmigo! Yo sabía que tenerme cerca no había sido fácil para ninguno de ellos, por mi lobo y nuestro temperamento violento. Pero ella no se quejó ni una sola vez sobre una habitación destrozada o un agujero en la pared.
¡Ella era increíble!
Quizás, si no lo fuera, yo estaría buscando más seriamente una compañera. Pero, de nuevo, si ella no fuera la mujer increíble que es, yo no sería el hombre que soy hoy. Y, a pesar de que no era perfecto, sabía que ella estaba orgullosa de mí...
Olfateé rápidamente para localizar al resto de mi familia. Estaban todos afuera, pero eso no era todo. Mi lobo reaccionó y una punzada desconocida se clavó en mi corazón.
¡Dina!
"¿Quién está aquí?", pregunté, a pesar de que ya sabía. Su aroma era débil, pero lo podría reconocer en cualquier lugar...
"¿Puedes creerlo? Michael trajo a una chica", mi tía se río, todavía no había notado que mi humor se oscurecía. "Me parece que con esta chica va en serio...".
Entonces, me di vuelta y me fui. Mi lobo estaba peleando por tomar el control; quería destrozarlo y yo me sentía peligrosamente tentado a dejarlo. Empecé a correr hacia el bosque; tenía el pecho encogido y me picaban los ojos. No podía reconocer ninguno de esos sentimientos.
O sí, y solo me rehusaba a hacerme cargo de ellos...
¡Mierda!
Un sentimiento de rabia corría por mis venas y mi cuerpo estaba caliente y contraído. Intenté calmar a mi lobo, pero insistía en salir. ¡Estaba enloquecido! Él solo conocía la rabia y el enojo..
¡No pude hacerlo!
¡No pude contenerlo!
Cuando mi lobo forzó el cambio, grité. Mis patas color arena se enterraron en la tierra mientras nos precipitábamos hacia el bosque. Corrió y empujó con una fuerza que yo jamás le había sentido antes. Por un segundo temí que se diera la vuelta y matara a toda nuestra familia.
Pero no lo hizo.
Empujó con más fuerza para ir más rápido, casi desesperado por poner la mayor distancia posible entre nosotros y Dina. Y ahí fue cuando me di cuenta: corría de miedo.
Mi lobo tenía miedo al rechazo...
Corrimos hasta la frontera y en unos pocos segundos eligió un par de canallas. Rápidamente dirigió su ira hacia ellos y los persiguió. Yo ni siquiera intenté frenarlo; los destrozó como un animal salvaje, pero, una vez que terminó, se calmó lo suficiente como para que yo pudiera tomar el control.
Nos quedamos callados por un momento. Normalmente, cuando mi lobo se enfurecía así, luego le tiraba la bronca. Lo odiaba por ser el monstruo que era, pero...
No esta noche…
Esperé a que mi respiración se hubiera normalizado para recién alertar a las patrullas fronterizas para que fueran a limpiar lo que había hecho. Me di vuelta y comencé a caminar hacia casa. Lo hice despacio, sin ganas en realidad de querer llegar. Mi mente seguía dando vueltas sobre dónde había pasado la noche Dina.
Llegué a casa finalmente justo después del amanecer y el aroma a panqueques quemados me dijo que Dina estaba preparando el desayuno. Maldije por lo bajo; todavía no quería enfrentarla...
Me acomodé y entré...
"¡Buenos días, Alf...!", en la cocina, Dina me recibió con su saludo habitual pero se detuvo en mitad de la oración. Vi cómo sus ojos se abrían del shock mientras me asimilaba. ¡Entero! Maldije apenas por lo bajo; había olvidado por completo que estaba desnudo luego de tu cambio...
Y luego sonreí. ¡Esa sí que es una cara que puede hacer sentir bien a un hombre! Sus ojos me recorrieron el cuerpo varias veces y se detuvieron en algunas... áreas de particular interés. Su rostro se ponía prácticamente de color rojo brillante mientras intentaba deshacerse de su vergüenza.
"¡Mierda! ¡Estás desnudo!", gritó, empezó a saltar y derribó una silla. Y yo, sonreí. Parece que yo gané la apuesta, le recordé a mi lobo, pero él estaba jactándose del hecho de que Michael no tenía un cuerpo como éste. Mentalmente, desvié mi mirada de mi lobo. De todos modos, eso no cambiaba el hecho de que ella y él estaban ahora saliendo. Es más, MUY oficialmente; fruncí el ceño. ¿Se mudaría ahora? A mi lobo no le gustaba para nada la idea y, para ser honesto, a mí tampoco. Supongo que era un recordatorio de que todas las personas que amamos, eventualmente nos dejan...
Sin decir una palabra, me dirigí hacia arriba para darme una ducha rápida y vestirme.
¿Amor?
¿Estaba enamo...?
¡No! Sacudí mi cabeza y agarré una camiseta. Seguramente esto no era otra cosa que un poco más de mi posesividad; un nuevo rasgo que desarrollé luego de convertirme en alfa.
Y los alfas odian perder cosas. Incluso sus doncellas...
Cuando volví a entrar a la cocina, Dina miró sobre su hombro con cuidado y suspiró de alivio cuando vio que estaba vestido.
"¿Noche difícil?", preguntó con cuidado. Supongo que se daba cuenta de que no había dormido y, de hecho, me sentía cansado. Cansado, viejo y solo...
"Algo así", gruñí. No estaba de buen humor...
"Quizás esto te alegre", continuó diciendo Dina con una sonrisa luminosa en su rostro; su voz era música relajante para mis oídos. "¡No se me quemaron los panqueques! ¡En tu cara!".
"Tú sabes", murmuré y miré su trasero sexy. "Que no se te quemen los panqueques no es un logro muy grande". Sabía que me estaba comportando como un idiota con ella esta mañana. Pero esta vez sí que tenía el derecho, y aceptaría cualquier castigo que ella creó justo después...
Pero para mi sorpresa, simplemente echó la cabeza para atrás y se rio.
"Cuando quemas comida en el microondas", me guiñó un ojo por encima de su hombro, "¡lo es!".
¡Ni siquiera se inmutó!
Y así fue que mi enojo se evaporó y una sonrisa se expandió en mi cara. ¿Qué pasa con esta chica?
"Supongo que me olvidé de preguntar si cocinabas antes de contratarte", sonreí y empecé a comer. Oh, qué carajo. ¡Mientras ella estuviera aquí, su trasero sexy era MÍO!
"Ni aunque mi vida dependiera de ello", se rio y, con maestría, volteó un panqueque. "Mmm, me estoy volviendo buena", se volvió a reír e hizo un baile de felicidad mientras balanceaba su culo de lado a lado. ¡Dios, qué daría por tenerla a ella y a su culo bailando contra mi entrepierna!
Cuando me di cuenta en lo que estaba pensando, parpadeé. ¿Eso me hacía un pervertido? ¡Sí! ¿Lo hacía menos verdadero? ¡No! Suspiré. Si iba a seguir viviendo con ella, realmente necesitaba tener sexo.
¡Y preferentemente con ella!
Y ahí fue nuevamente mi pensamiento pervertido...
"¿Cómo va la escuela?". No lo pregunté porque me interesara realmente, solo quería escuchar el sonido de su voz.
"Bien", sonrió sobre su hombro; y si la experiencia me enseñó algo, iba a contarme algo tan largo, que los panqueques se iban a quemar... "Tengo que terminar este proyecto para el final de la semana que viene; se supone que tenemos que hacer una casa familiar de dos pisos ecológica que se mezcle con el paisaje. Entonces, hice esta cabaña de madera que desaparece en el bosque, es 40% auto-suficiente, tienen su suministro de agua propio y paneles solares que encienden hasta...".
Frenó para mirarme un segundo. Me preocupó haber dicho o hecho algo que la hubiera ofendido. Pero la tímida sonrisa que apareció en sus labios rápidamente nos tranquilizó a mi lobo y a mí.
"Te estoy aburriendo, ¿no?", preguntó mientras sus mejillas se sonrojaban. ¿Sentía vergüenza por su propio entusiasmo? Por más de que me encantara ver sus rosadas mejillas, ojalá ella confiara más en sí misma.
"No", respondí con sinceridad y, como si fuera una señal, el panqueque comenzó a quemarse. Entonces, ella maldijo por lo bajo e intentó salvarlo. Sonreí y di otro mordisco mientras la miraba de reojo. Era fuerte y talentosa; debería hacerse cargo de eso. ¡Lo que ella decía importaba! Solo necesitaba creerlo...
"Ya sabes", me encontré diciendo y la miré a los ojos, verdes y hermosos. "Eres realmente talentosa; no deberías sentirte avergonzada por eso".
Ella sonrió y se sonrojó; luego, se acomodó un mechón de pelo detrás de su oreja.
"Gracias, Alfa", dijo y se las arregló para salvar un poco de desayuno para ella. Okey, no es lo mejor que puedo, pero ¡oye! Al menos sabía que yo creía en ella.
Comimos en un cómodo silencio que duró unos dos minutos, hasta que Dina decidió preguntar por los tratados. Odiaba explicar esa mierda pero de algún modo me encontré explicándosela a ella. Ella sonrió ante mi algo melancólica descripción y rápidamente cambió de tema; hacía que hasta yo creyera que los tratados eran el tema más interesante del mundo.
Me reí y me permití olvidar que ella no me pertenecía.