Capítulo 17
2297palabras
2022-08-05 10:30
Punto de vista de Levi.
¡Shrek!
¡Eso es! ¡Ella me recordaba ese maldito gato de la caricatura Shrek! Su modo de siempre hacer trompita con sus labios rojos, y sus enormes y tiernos ojos color verde esmeralda verde brillaban en la luz. Se veía tan inocente y dulce que ni siquiera mi bestia podía enojarse con ella.
Me sentía molesto y me quejé. Esa chica podía lograr que reyes se rebajaran a sus pies y ni siquiera lo sabía. Incluso tu verdadero...
Dejé caer mi bolígrafo varias veces sobre mi escritorio. ¡Sentí que me había azotado y no me gustaba!
Pero lo hice…
Me gustaba su modo de hacer un completo lío de las cosas, de tener que disculparse constantemente y hacerme trompita con esos labios deliciosos. En seguida me había dado cuenta de que no sabía cocinar, pero me encantaba cómo nunca se daba por vencida. Tendría masa en su rostro y en su pelo, tendría las mejillas y la nariz cubiertas de harina, y sus dedos estarían pegoteados de azúcar. La mayoría de las veces mi lobo quería ir y lamerle los dedos...
Intenté concentrarme en mis papeleos antes de que necesitara otra ducha fría.
Fruncí el ceño.
¿Por qué debería conformarme con una ducha fría? Podría llamar a Laurel o a Cassy y echarme un polvo rápido. La última vez que vino Cassy, mencionó cierta preocupación sobre que Dina fuera mi doncella. Podría fácilmente entender sus celos; Dina era hermosa por donde se la mirara. No solo su cuerpo es perfecto, sino que tenía una forma particular y personal que te captura de inmediato. Su sonrisa, su honestidad, su risa...
Y durmió bajo mi techo.
Sentí que mi lobo se movía y me eché hacia atrás. ¿Por qué no la había llevado conmigo? Jamás he tenido problemas convenciendo a las mujeres de que vinieran conmigo a la cama. Pero de nuevo, siempre estaban dispuestas, porque yo soy el macho alfa. Dina... No, no me parecía del tipo, muy a pesar de mi lobo. Sí, en esto coincidía con él. No iba a ser como todas las otras a quienes yo cogía y echaba a la calle a la mañana siguiente. O cuando terminaba con ellas. Siempre me aseguraba de que supieran que no hay un futuro conmigo y, si bien llorisqueaban como perras, lo aceptaban. Pero Dina no es así. No, ella es alguien con quien tener una relación...
¿Relación?
Me preguntaba cómo sería su relación con Mick ahora. ¿Habrán vuelto a encender la llama? Sabía que mi hermano estaba discretamente intentando encontrar una compañera, ¿pero sería ella? El solo pensamiento puso a mi lobo nervioso. Respiré profundo. Se volvía un tarado posesivo incluso con su doncella.
"Increíble, bestia agresiva", murmuré a nadie en particular mientras me frotaba la punta de mi nariz. Podía sentir cómo se burlaba de mí. Insultarlo nunca era una buena idea, pero hace poco me había dado cuenta de que cuando me imaginaba a Dina desnuda, se calmaba más rápido que con cualquier canto o hechizo. Sus curvas redondeadas, su trasero firme y sus pechos suaves. Recién salida de la ducha, uno podía ver sus pezones endurecidos a través de su camiseta que solo actuaba como una segunda piel sobre sus curvas; dejaba lo suficiente para que la imaginación de uno volara. Y...
¡Y yo iba a necesitar esa ducha fría ya mismo!
Mi miembro erecto palpitaba contra mis jeans, suplicándome que lo liberara. Gruñí, pero pude sentir a mi lobo sonreír por mi miseria.
Saqué mi teléfono y comencé a escribirle a Laurel. Necesitaba un polvo o una mamada, lo que sea que tuviera un resultado más rápido, así podía volver a trabajar un poco...
Un golpe en la puerta me sacó de mis pensamientos cachondos. Dejé el teléfono y escondí mi erección debajo del escritorio antes de dejar que Mick entrara.
"¿Alguna novedad?, le pregunté sin levantar la vista. Sin embargo, al segundo de que haya entrado, el aroma de ella me golpeó como una tonelada de ladrillos. Mi lobo gruñó y me fue difícil evitar que él tomara el control. ¿Y entonces, qué si él y Dina estaban juntos? ¿No debería estar feliz por mi hermano? Mi lobo no estaba de acuerdo...
"Ahora hay más canallas en esta área de lo que hubo... ¡JAMÁS!", Mick resumió el reporte antes de entregármelo. Por suerte, era ajeno a mis pensamientos asesinos. Tomé el archivo y lo examiné rápidamente. Finalmente, mi lobo dejó de pelear y prestó atención. ¡¿Canallas y vampiros?! ¿Desde cuándo?
Los vampiros eran nuestros enemigos naturales, incluso después de las guerras y del comienzo de la era moderna, la lucha de poder no había terminado. Ya no peleábamos en campos de batalla, pero eso no quería decir que la pelea hubiera acabado.
Entonces, ¿por qué estaban aquí? Habíamos capturado uno, pero solo nos había dejado un nombre: Ridley. Como en Dina y Dylan Ridley. Desafortunadamente, lo había asesinado antes de que pudiéramos sacarle más información. Para ser más específico, mi lobo lo mató un segundo después de que su sucia lengua hubiera pronunciado el nombre.
Antes de que volviéramos al tema que nos preocupaba, mi lobo engulló una poco entusiasmada disculpa. ¿Por qué? Lo primero que aprendí sobre lo que es ser alfa es que, para ganar una pelea, debes comprender el objetivo de tu enemigo. Su motivo de lucha. Yo me convertí en alfa para proteger a quienes amaba, a mi familia. Entonces, ¿quién estaría dispuesto a atravesar tantas dificultades para obtener una chica supuestamente común? ¿O estaban buscando a su hermano? ¿Qué había hecho él para llamar tanto la atención? ¿Intentarían llegar a ella para luego llegar a él?
Mi lobo gruñó y mostró sus dientes, ¡lo haría con cualquiera que se atreviera a hacerle daño!
"¿De verdad piensas que van detrás de ella?", preguntó Mick; y expresó lo mismo sobre lo que yo había estado reflexionando. Su teléfono vibró y rápidamente respondió el mensaje.
"No me sorprendería", dije por lo bajo sin dejar de observar sus movimientos. ¿Era ella? ¡No! Aparté rápidamente mis pensamientos de Mick e intenté mantenerme concentrado. ¿Quizás debería volver a revisar los archivos de sus padres? Podría haber algo allí que había pasado por alto. ¿Algunos enemigos? Su madre no era originalmente de esta manada; era una canalla que había sido aceptada en la manada porque ella había encontrado a su compañero aquí. ¿Podría esa ser una razón?
"¿Su hermano?", volvió a preguntar Mick, justo cuando recibía otro mensaje. Mi lobo gruñó.
"Tampoco me sorprendería", me encogí de hombros intentando que no se diera cuenta de que apretaba mis dientes. Las dos semanas de Dylan habían pasado hace rato y, como Dina predijo, no apareció. Además, ninguno de mis rastreadores había podido encontrar una pizca de evidencia de que estuviera vivo todavía. No era que me importara; me gustaba que su hermana fuera mi doncella. Eso no iba a cambiar tampoco porque al segundo de que Dylan pusiera un pie en mi territorio, lo iba a matar. Mi lobo gruñó y, sorprendentemente, estuvimos de acuerdo: ¡¿qué clase de hombre golpea a una mujer?! ¿Y a su hermana menor? Se suponía que debía cuidar de ella.
"¿Probaste preguntándole a ella? ¿Quizás ella sepa algo?", Mick volvió a sugerir. Solo tenía que mirarlo para recordarle de quién estábamos hablando y rápidamente asintió. "Si, ¡tienes razón!".
Dina era demasiado honesta y abierta para estar escondiendo secretos. Diablos, ¡dudaba de que ella pudiera mentir para salvar su vida! Además, nunca jamás había escondido el hecho de que ella y su hermano no tenían la relación más amorosa. Si él estaba en problemas, sabía que no debía involucrarla a ella.
"¿Por qué alguien se tomaría tantas molestias para obtener un solo lobo?", pregunté mientras lo miraba a Mick. Pero él estaba ahí parado con una sonrisa estúpida en su rostro mientras miraba su teléfono. ¡Basta! Una cosa era robarme MI doncella, pero ¿faltarme el respeto?
Un gruñido fuerte rasgó la habitación. Mick dio un salto y, como si fuera un niño atrapado con las manos en la masa, guardó su teléfono y me miró con timidez.
"¿Ocupado?", gruñí.
"No hasta más tarde", tragó saliva y enseguida cambió de tema. "Conseguiré algunos de los rastreadores para ver si podemos identificar de dónde vienen estos canallas. Quizás si encontramos la fuente de origen, podamos capturar e interrogar a quien sea que los esté juntando".
"Sabes entonces pensar como un Beta", murmuré; mi lobo estaba peligrosamente cerca de la superficie y yo peligrosamente cerca de dejarlo golpear a mi hermano.
Como si hubiera percibido mi humor oscuro, de pronto sacó una carta y me la dio.
"¿Qué es esto?", murmuré y miré el sobre. Incluso mi lobo frunció el ceño cuando nos dimos cuenta...
"Una carta de amor de parte del Consejo", bromeó Mick. Estaba acostumbrado a mis estados de ánimo y sabía más que nadie que mi lobo se distraía fácilmente, algo de lo que sabía sacar ventaja. "Quieren saber quién te acompañará al Baile de Navidad...", continuó con una sonrisa molesta en su rostro.
"No voy con nadie", respondí molesto; ya habíamos tenido esta conversación un millón de veces antes. "Simplemente dará la impresión equivocada". Fruncí el ceño cuando recordé la última conversación con el Consejo. Querían que consiguiera una compañera; como no soy un lobo que nació alfa, una compañera (o más específicamente un heredero) reforzaría mi posición y mi derecho al título. Ahora bien, quizás no tenga la moral más alta, pero si alguna vez tengo un hijo, será porque quiera un hijo, ¡no porque necesite un heredero!
"Conoces al Consejo...", Mick comenzó con su argumento usual y, como siempre, lo interrumpí.
"Lo sé, y cuando llegue el momento, les diré lo que les digo cada año", me quejé, y me pregunté si esto no sería obra de la tía Sally. Sé que ha estado molestándonos a Mick y a mí sobre los nietos, pero hasta ahora solo había, en parte, logrado convencer a Mick. ¡Yo NO estaba buscando una compañera!
Para ser honesto, la sola idea me asustaba muchísimo. Tenía poder y atractivo físico, eso seguro, por lo que no era difícil encontrar a alguien dispuesta a tomar el título de Luna. Pero eso también quería decir que alguien iba a tener que verme por lo que realmente soy. Un hombre roto con el poder de una bestia...
"Deberás encontrar una compañera tarde o temprano", continuó Mick con los brazos cruzados. Apreté mis puños y dejé escapar un gruñido de irritación. Sí, definitivamente tía Sally...
"Preocúpate por hacer tu trabajo y mantente lejos de mi vida personal", gruñí sin dejar de darle una última mirada de advertencia.
"Si, Alfa", asintió y se fue hacia la puerta. Pero el idiota de mi hermano se había olvidado de cuándo parar; entonces, se detuvo y me miró. "¿Es por tu lobo?".
La sola sugerencia hizo que mi lobo se enfureciera. Esa sugerencia que implicaba que él estaría solo y sin pareja para siempre. Quería sangre. Y yo estaba perdiendo mi batalla de poder con él.
"¡VETE A LA MIERDA!", grité y, por suerte, Mick supo irse de allí antes de que me perdiera por completo. Mi lobo estaba rugiendo y arañando por salir. Intenté respirar profundo para calmarlo, pero no se detuvo. Mi lobo estaba peleando por tener control, quería ir detrás del hombre a quien yo consideraba mi hermano y matarlo por hablar en contra nuestra. No le importaba. A mi lobo nunca le importaba nadie. Cualquier cosa que se cruzara en su camino, lo mataba. Y mataba sin remordimientos...
Me puse de pie y salí de la oficina rumbo a casa. Sabía que no habría nadie a esa hora. Cerré la puerta detrás de mí e intenté respirar profundo un par de veces. Una vez que me había calmado lo suficiente, podría salir a correr, pero no podía darle el control a mi lobo ahora. No así...
Mientras mi lobo luchaba por tener el control, una rabia me atravesó. Quería salir. Quería sangre. ¡Demandaba respeto! Apreté mis puños para intentar tenerlo nuevamente bajo control. Estaba a punto de estrellar mi puño contra la pared cuando, de pronto...
Mi lobo dejó de pelear.
Jadeé ante tan repentino cambio. Mi corazón latía como si hubiera corrido por millas y un rastro de sudor se estaba formando en la base de mi cuello. Mi visión estaba borrosa y mis músculos dolían de pelear. Pero mi lobo estaba callado y, reacio, bajé la guardia; parecía curioso, en vez de sentir rabia y deseo de matar. Sacudí mi cabeza en el intento de aclarar mi visión borrosa. ¿Qué diablos había llamado la atención de mi lobo para que él...?
Miré hacia la pared y, sorprendido, di un paso hacia atrás.
En el muro blanco, acobardados por mis errores y mis remordimientos, apareció una comunidad de pequeñas personas de figuras de palitos. Cada parche gris se había transformado en cualquier cosa, desde galletas y frutas gigantes a pequeñas y adorables cabañas para las personas de figuras de palitos. Deambulaban por parques, casas en los árboles y ríos; hacían que mi muro de los errores cobrara vida en formas que jamás habría imaginado..
¿Cómo diablos me perdí esto?
Di un paso más hacia atrás y finalmente noté el dibujo en las escaleras.
Sonreí.
Era el dibujo de un perro gigantesco que, con orgullo, le mostraba a su amo de palillo la baranda que faltaba quien, a su vez, agitaba su cabeza con desesperación. Como si esto fuera a explicar lo que había pasado con el resto de la baranda.
Mientras permanecía allí parado mirando cómo cobraba vida este mundo imaginario, sentí que mi lobo se calmaba; simplemente disfrutaba de la fantasía de otro ser humano. Me senté junto a él y observé todo.
Las líneas podrían realmente cambiar las cosas...