Capítulo 6
1329palabras
2022-08-01 15:21
Perspectiva de Dina
—Lo siento, alfa —murmuré rápidamente; al mismo tiempo, mi corazón dio un vuelco, mi estómago se retorció y sentí un ardor en mis mejillas—. Entiendo. De las calles, no un favor.
¡Iba a hacer que me matara! Pero como no dijo nada, el nerviosismo pasó a ser incomodidad. ¿Debía irme? ¿Era eso lo que estaba esperando? ¿Qué hora era? ¿Quería que le preparara su desayuno? ¿Empezaba a trabajar ahora mismo? ¿Acaso esperaba que me pusiera un traje de sirvienta? Porque si ese fuera el caso…
—Tengo entendido que tienes una beca...
De inmediato, giré la cabeza en su dirección y lo miré de nuevo.
—S-sí, alfa —tartamudeé. Su pregunta me tomó un poco por sorpresa. ¿Cómo lo supo? En ese momento recordé mi conversación con Dylan anoche. Si él se quedó parado afuera de la puerta, sin dudas pudo escuchar lo de la beca.
—¿En que? —inquirió.
—Arquitectura, alfa.
—No toleraré ninguna distracción mientras trabajas —dijo en un tono sin emociones. Decir que sus palabras se sintieron como una puñalada en el estómago sería quedarse corto. Yo quería discutir, le diría que se fuera al diablo e iría a lo de Rita. Ella todavía vivía en casa de sus padres, por lo que no podría quedarme allí permanentemente, pero tal vez si consiguiera un trabajo...
Sin embargo, no tardé en darme cuenta de que sin importar lo que hiciera, no sería suficiente porque aunque no vivía allí en ese momento, todavía tenía que pagar las cuentas de nuestra casa. NI siquiera con dos o incluso tres trabajos podría pagar la hipoteca, el alquiler y la factura sin morirme de hambre.
Por lo tanto, me gustara o no, quedarme era mi única opción…
—Sí, alfa —suspiré, y en ese suspiro se desinflaba mi esperanza. Sentí la decepción llenar cada fibra de mi ser. Supongo que todavía podría intentar escabullirme, pero algo me dijo que me atraparían en las primeras horas...
—Las únicas excepciones son tus estudios —continuó, para mi sorpresa.
—¿Qué? —murmuré, no muy segura de haberlo escuchado correctamente.
—¿Lo has entendido?
—¿Qué? ¡N-no! Digo… —balbuceé, las palabras tropezaban al salir de mi boca; intenté no emocionarme demasiado, en caso de que lo hubiera escuchado mal—. ¿Q-quieres que c-continúe la universidad?
—Seré lo más comprensible posible para ti —dijo sonando casi molesto mientras inclinaba su enorme cuerpo hacia adelante—. ¡Quiero que tu prioridad más alta sea tu título, sin importar nada! Si el trabajo baja tu desempeño en la universidad por debajo de excelente, entonces le darás prioridad a tus estudios, en cualquier ocasión. —Me miraba fijamente a los ojos—. ¿He sido claro?
—¡SÍ! —exclamé, casi saltando de la silla de la emoción. ¡Dios mío! ¡No podía creerlo!—. ¡Sí, alfa! ¡Como el agua!
Al instante, me sentí como una idiota por agregar la última parte, pero estaba tan abrumadoramente feliz que no me importó quedar en ridículo; las palabras salieron solas de mi boca. Uno de mis defectos más encantadores...
—Bien —respondió él y... ¿era idea mía o sus labios se curvaron un poco hacia arriba?—. Puedes usar cualquiera de los autos del garaje, ¡excepto la Ferrari! Las llaves de todos ellos están en la cocina.
¡¿Que qué?! ¡¿Me dejaría usar su auto?! ¿Hablaba en serio o era solo una broma?
—Si necesitas algo o tienes alguna pregunta, solo dilo —prosiguió alfa Stone—. Si no estoy aquí, me encontrarás en la oficina de la Casa de la Manada.
Nuevamente asentí; ya no confiaba en mi boca, podría soltar palabras fuera de lugar y así ofenderlo sin querer.
—¿Alguna pregunta? —inquirió a continuación.
—Erm… —traté de formar palabras, pero solo me quedé allí sentada, con la boca abierta. Tenía un millón de preguntas, pero no podía detenerme en una sola. Pero sobre todo, sentía gratitud.
Él no necesitaba hacer esto, pero aquí estaba, dándome todo lo que necesitaba hasta que Dylan decidiera aparecer de nuevo. Sin dudas, esta era la primera vez en mi vida que alguien me estaba cuidando, y el sentimiento era... agradable.
De inmediato, respiré profundamente. ¡Muy bien, es hora de alejar las emociones y ponerse pantalones de niña grande! ¡Él quería saber si tenía preguntas sobre el trabajo! Debía enfocarme en eso...
—Si-si debo mantener la despensa abastecida en todo momento y hacer la cena y el desayuno, entonces... yo-yo... erm... —tartamudeé y mi mente se quedó en blanco de nuevo. Estaba tratando de preguntar si íbamos a tener una cuenta con fondos para alimentos, o cómo iba a funcionar esto. Solo esperaba que no haya entendido mal...
—Yo cubriré todos los gastos de comida —respondió con frialdad, como si fuera un día más en la oficina—. Y, por supuesto, espero que te sientas como en casa mientras estés aquí. No puedo permitir que mi sirvienta se muera de hambre.
—Gracias, alfa —sonreí ante su pobre intento de broma y sentí que mis mejillas se calentaban. ¡No había forma de que me acostumbrara a esto!
—Por supuesto, te pagaré —prosiguió, a la vez que agarraba una hoja de papel y me la mostraba—. Tu hermano dejó esta cuenta bancaria. ¿Está bien?
Todavía sorprendida de que me iba a pagar, asentí casi sin leer el papel que tenía delante. Pero luego me di cuenta de lo que acababa de aceptar y tuve que morderme la lengua para no maldecir en voz alta. ¡Dylan le había dado a alfa Stone su cuenta bancaria!
¿Qué iba a hacer ahora? Supongo que podría decirle que me depositara en mi propia cuenta, pero tal vez si Dylan obtuviera más dinero (que probablemente era lo que él también estaba pensando) podría terminar antes con lo que tenía que hacer.
Por lo tanto, me quedé callada. Aunque la traición de mi hermano me dolió, no eclipsó la felicidad que sentía en ese momento. Además, yo hacía mi propio dinero desde mi página web, así que aún podría cubrir todas las facturas y la hipoteca con ello.
—De nuevo, muchas gracias, alfa Stone —continué, mucho más humilde ahora—. Sé que mi hermano es un dolor de cabeza y no tenías que hacer esto, pero...
—Ahí es donde te equivocas, Dina —me interrumpió. De pronto, nuestras miradas se encontraron y un escalofrío recorrió mi columna—. Sí, tu hermano es un dolor de cabeza, pero no hago esto como un favor para él. Cualquier amistad que una vez tuve con Dylan se evaporó hace mucho tiempo.
El alfa habló con una pasión inesperada que me dejó bastante desconcertada y con la boca seca. Sonará estúpido, pero realmente creía que alfa Stone no tenía sentimientos; sin embargo, ¡claro que tenía! Y considerando que estábamos hablando de Dylan... ¡Diablos! No podía imaginarme qué le había hecho mi hermano.
De repente, una ráfaga de vergüenza fluyó a mis mejillas. ¡Ay, dios! ¿Qué hizo Dylan? ¿Alfa Stone le guardaba rencor? ¡Ojalá que no! Si así fuera, entonces ¿por qué hacía todo esto? De pronto, nada tenía sentido...
—Entonces... —murmuré, atónita—. ¿Por qué?
—Por ti —respondió como si fuera obvio—. Eres miembro de mi manada y con la mierda que Dylan tiende a remover, estoy preocupado por ti.
Al instante, mi corazón dio un vuelco y mis ojos se abrieron de sorpresa. ¿Preocupado? ¡¿Por mí?!
—Quiero mantenerte a salvo, al igual que a cualquiera de los miembros de mi manada —explicó.
—Sí tienes corazón... —murmuré en voz baja antes de darme cuenta. Él levantó su ceja y me miró fijamente, ¡mientras, por dentro, yo maldecía a mi gran bocota! ¡¿Por qué no nací muda?!
—¡Lo siento! Lo que quise decir es que… —Rápidamente traté de encubrir mi pequeño desliz—. ¡Gracias, alfa!
Él no respondió, simplemente me dio un pequeño asentimiento.
—Es domingo, así que hoy trabajo desde casa —prosiguió y volvió su vista a la computadora—. No quiero distracciones.
—¡Muy bien, sin distracciones! —contesté y prácticamente huí de la oficina antes de hacer o decir algo que lo molestara. Aunque… ¿Podría ser este un buen momento para decirle que no podría cocinar ni aunque mi vida dependiera de eso?