Capítulo 69
1842palabras
2022-09-07 14:15
PDV Narrador.
Esa noche de inauguración de Liberty se hizo gala de su nombre, muchas parejas se tomaron varias libertades, era como si estuviera en la atmosfera, algunos querían probar un local nuevo, otros querían rendirse a sentir, todos querían demostrar el amor y la pasión en una entrega.
En la bati cueva de batman ocurrió algo curioso, sus ocupantes no utilizaron ningún juguete, se acariciaron, se besaron, batman solo quería demostrar adoración a bati chica aun cuando llevaba en su vientre un bebe que no era de él. Hicieron el amor con dulzura, como si cada uno quería conocer y recordar muy bien el cuerpo del otro.

Eso hizo un impacto en ella, quien por primera vez sintió hacer el amor, cuando Christine alcanzó el orgasmo con ella salieron unas lágrimas que, aunque asustaron a Mario, porque pensó que le había hecho daño, ella le aseguró que no, que simplemente no sabía porque lloraba. Pero por ningún motivo quería que el la dejara de abrazar.
Ese mágico momento le mostró la diferencia entre hacer el amor y tener sexo, antes lo había disfrutado, con su esposo, pero fue bajo efectos de una droga, en la mazmorra con varios hombres fue una ultra sensación y el saber que podía estar segura con ellos, pero justo ahora se sentía de una manera sublime, como si estuviera en las nubes y no quería bajar, quería quedarse ahí.
Algo muy parecido sucedió con Mario, él había estado casado, si, pero por conveniencia y decisión de su familia, había estado con otras mujeres buscando ese amor que su esposa no le ofrecía, también buscó a su viejo amor, pero se dieron cuentas que ya había pasado, que había quedado como el amor de la adolescencia y ya no tenia cabida, pero ahora tenia en sus brazos a una mujer que quería cuidar, amar, respetar y hasta ayudarla a criar a su hijo.
En otra habitación flecha verde cumplió su promesa aun cuando le dolía su parte más íntima, no permitió que su compañera lo tocara, pero él si y se embebió de ella, la hizo correr de muchas maneras, le iba explicando cada cosa que usaba en ella y como la iba hacer sentir, ella se rindió a su doma e incluso hicieron acuerdos, ya no querían estar separados, ella sería su sumisa, pero no lo harían en público.
Ajax aceptó, aun cuando para él no era un problema exhibirse, el DS, se trataba de respeto y consenso. Irían un paso a la vez, él le enseñaría. Finalmente, solo permitió abrazarla cuando Pilar cayó rendida ante la cantidad y la intensidad de cada orgasmo que él le había dado.
Paolo había por fin llegado a Liberty después de una larga y cansada jornada de trabajo, fue recibido con una copa de champagne como todos y se dedicó a buscar a su compañera, no veía a la mujer maravilla por ningún lado, saboreó la bebida con calma y cuando la llamó saltó la contestadora, no pudo volver a intentar porque una rubia alta de ojos verdes vestida de la chica halcón, un legin color verde un micro top que apenas cubría sus pechos de color amarillo, con unas alas negras.

Él tenía su traje de iron man rojo con detalles palteados y dorados, pero su cara al descubierto, pasó del casco porque se sentía como asfixiado, no pudo decir que no a semejante mujer que parecía una modelo y le ofrecía una copa, total su compañera que no era su novia aun, no aparecía, él era un chico joven, con mucha energía y ganas de pasársela bien, lo que una cosa llevó a la otra y terminaron el tocador de caballeros y con la chica de alas haciéndole una felación.
Mientras tanto en la oficina de Iron man.
El enmascarado hombre, desató las piernas de Isabel y la cargó hacia la cama, ella se sentía extasiada e intrigada porque no se quitaba el casco, él la posó en la cama y se retiró.
– ¿A dónde vas? – quis saber ella, le había dado un super orgasmo, pero ni una sola caricia.

– ¿ya me extrañas? Ahora vuelvo – respondió en su voz digitalizada.
Ella giró los ojos y lo esperó, viendo cómo se desplazaba dentro de la habitación buscando y colocando objetos en la mesa de metal, él observó lo que tenía puesto, asentó y volvió con ella.
– Ya descansaste suficiente?
Isabel abrió y cerró los ojos, había sido delicioso lo que había sentido pero era justo que él quisiera algo de ella así que solo respondió.
–Si.
–Si ¿Qué?
Ella se le quedó mirando unos segundos sin entender y luego recordó, pero hizo un mohín, que a él le pareció gracioso, aunque ella no podía verle que había sonreído, sin embargo, igual la iba a reprender.
– Si amo.
– Un azote más por hacerme puchero.
Se abstuvo de voltearle los ojos, no fuera a ser que mañana no pudiera sentarse con las nalgas ardidas. Ella intentó pararse, pero él fue más rápido y la volvió a cargar, quería asegurarse de tocarla lo más que pudiera y quedarse con su olor. La llevo a la mesa de trabajo y con sutileza le recostó el torso sobre el metal frío.
– Te voy a dar de azotes mujer maravilla y los vas a contar en voz alta, no es para hacerte daño, es para que la sangre se te concentre en esa parte y sientas lo que viene de una manera más intensa. Si que agárrate a la mesa.
El sobo el trasero, mientras continuaba hablando.
– El DS no se trata de herir o minimizar, es de tocar los puntos exactos con la fuerza necesaria para que conozcas tu cuerpo y sus límites, jamás pienses que quiero lastimarte, este será un castigo leve, te enseñara que ceder a la persona correcta te puede llevar a un mundo desconocido del placer.
Solo esa explicación aun en la voz masterizada, hizo que Isabel se calentara, aunque le diera un poco de miedo, pero de alguna manera confiaba en que no la iba a lastimar.
– Dime una palabra de seguridad, esa me la dirás si sientes que no puedes solo dila y me detendré.
– Thanos – dijo ella metida en el papel.
– Ok, recuérdala.
Y sin esperar más se escuchó en aquella habitación un plash, seguido de un –AAAH. Él le había dado una nalgada con la mano abierta, pero, un poco cóncava para que no le doliera tanto en ambas nalgas. Ella se agarró fuerte del otro extremo de la mesa, le había dolido.
– Cuenta – le habló en con voz de mando.
– Uno – dijo con voz adolorida Isabel.
– Estas cinco son por haberme dejado sin darte una explicación.
Isabel pestañó confundida, pero no quiso preguntar al amo, no vaya a ser que se las aumentara. Le estaba doliendo entregarse de esa manera, no creía que aguantaría ni tres, eso había sido antes de que Iron man se agachara y le soplara donde le había pegado, y la sobó con una mano grande y suave, incluso coló un dedo en su humedad y eso la excitó mucho mas de una manera que no se lo esperó. Pero pasó rápido antes de que llegara la otra nalgada en la nalga derecha.
– Augh, doooos – gritó la abogada y espero su calma llegó en forma de dos besos con uso de la lengua a su adolorida parte, que le arrebató un gemido.
– Tres, cuatro – la había dado dos seguidas, el conjunto de sensaciones se aglomeraba en su parte sensible y ella sentía como se seguí humedeciendo, como era eso posible si la estaban golpeando, se cuestionaba a sí misma.
Volvió a sentir el soplido de su nalgueador cuando caía en cuenta de que Paolo era verdaderamente rencoroso, eso había pasado hacía dos años, acaso para eso había vuelto, para vengarse de que lo había dejado en un hotel luego de haber pasado el fin de semana juntos; a Isabel no le dio tiempo de pensar mas cuando vinieron otras dos seguidas.
– Cinco, seis – chilló con los dientes apretados.
Su dominante estaba irremediablemente sonreído y por demás excitado, verle ese trasero perfecto y provocador así con sus palmas marcadas le llenó aun mas la libido por entrarse en su fierecilla, se había levantado la careta de su casco porque no soporto besarle para consolarla aún más, quizá ella no lo admitiría, pero a pesar del dolor lo estaba disfrutando, se veía como le corría la humedad en su entre pierna que lo llamaba a gritos.
– Así es bonita, mira como estas de húmeda, lo estas sintiendo, te estas entregando a mí. – se bajó la careta y busco un pañuelo rojo para vendarle los ojos, no aguantaba mas, quería besarla.
– ¿Por qué me vendas? – le preguntó agotada.
– Para que lo sientas mas profundo – la cargo nuevamente y la llevó a la cama, no tardó ni treinta segundos en sacarse las botas, el pantalón con todo y calzón y el casco, para abrirle las piernas y hundir su cabeza en su centro.
– Oh sabes divina – murmuro él antes de introducirle un dedo y seguir, sorbiendo y lamiendo mientras escuchaba los gemidos de su gloria.
Cuando se corrió otra vez, el ahora enmascarado cumplió su deseo, se hundió en ella sin piedad la embistió una, y otra y muchas veces más hasta que alcanzaron el orgasmo demoledor en conjunto. Cayó sobre ella y se le salió la expresión.
– Me tienes loco fierecilla.
Isabel la escuchó cuando bajaba de su torbellino, había llegado no al cielo creía que al tercer cielo, ella había leído que las nalgadas se daban para llevar la sangre a las nalgas y vulva lo que las hacia mas receptivas y por eso los orgasmos eran más intensos, así que como ver para creer o mejor dicho sentir para creer, lo había validado por sí misma. Sentía que no podía pensar más, pero ese tono de voz, no era Paolo, quizá la locura orgásmica la estaba asediando.
Quiso quitarse el pañuelo de los ojos, pero su cuerpo estaba laxo, no le daba para más. Se dormitó, ella no supo por cuanto tiempo, pero cuando despertó ya no tenia la venda en los ojos estaba arropada y sin poderlo creer, Paolo se había vuelto a vestir hasta con el casco. ¿Qué sentido tenia ya? Pensó en su mente.
– ¿Acaso no me vas a dejar verte la cara?
– ¿Acaso no sentiste mis besos?
– Por su puesto que si – dijo levantándose y caminando hacia su ropa, busco un baño para refrescarse y volverse a vestir, Salió vestida para ver al hombre al lado de la puerta.
– Te espero afuera – terminó de salir y la dejó ahí solo.
– ¿Qué carajo le pasa a este? – se preguntó en voz alta y busco a su consciencia para que la ayudaran, pero ambas estaban dormidas del éxtasis