Capítulo 68
1322palabras
2022-09-07 14:03
PDV Narrador.
Ajax decidió bajar, se esperaba y a la vez no ver a la conejita pelirroja en la fiesta, había estado con Luka desde temprano viendo todo desde su oficina mediante las cámaras que estaban desplegadas por los salones abierto, se le había acelerado el corazón cuando la vio en ese traje de viuda negra que se ajustaba a su cuerpo perfecto.
Sabía que tenían una conversación pendiente, luego de recapacitar y pensar una y otra vez lo que había sucedido, se dio cuenta que no actuó del todo bien, a su mundo no se entra de golpe, tampoco se debería entrar porque al otro le gusta, debe ser algo sutil, algo con lo que sepas que quieres vivir así, la sumisión y a dominación es un acto de confianza, de entrega no es solo dar nalgadas cuando la sumisa desobedezca.
Ya había cumplido el favor que le pidió su amigo, él cual que haría una locura hoy, pero si no arriesgas no ganas, así es en el amor y en la vida. Por lo tanto, lo apoyó.
Cuando se abrió las puestas del ascensor, Ajax dio unos pocos pasos y se encontró a su conejita caminando, admirando el lugar. Hacía poco Pilar se levantó de la mesa cuando Christine y Mario la dejaron sola con Fernando y su esposa y estos empezaron a discutir muy disimuladamente porque a ella la podían matar, pero su vida debía ser perfecta y su esposo no había hecho bien en invertir en un local de sexo, eso iba contra sus valores.
Ella decidió recorrer el lugar, iba con una copa de champagne en la mano, cuando sintió unos ojos en su espalda, giró y para su sorpresa se encontró con el hombre con quien debía hablar o quizá hacer algo más, lo miró anonadada con su atuendo de flecha verde, un pantalón de cuero verde, una franelilla de huecos verde por la cual se apreciaba su bien definido pecho, unas botas, una pequeña marcara verde y por su puesto su arco y flecha que colgaba en su espalda.
Apenas vio a uno de los asistentes con las tarjetas, vio rápidamente la pantalla de las habitaciones disponibles y la tomó para escribir.
De: viuda negra
Para: Flecha verde
Lugar: cárcel de Oliver Queen.
Ella ya había sido una cobarde con él, así que decidió entregarle ella misma la invitación, Ajax se había sentado casualmente en la barra sin perder de vista los movimientos de la pelirroja, sonrió al verla caminar hacia él con la tarjeta en la mano, se sentó a su lado, lo miró como valorándolo y deslizó sobre la barra hacia él la invitación, luego se puso de pie y caminó hacia el punto de encuentro.
Ajax no se iba a hacer de rogar, él la deseaba, así que tomó la pequeña tarjeta y se caminó detrás de ella a pocos metros de distancia. El contoneo de sus caderas al caminar, ya había despertado la parte anatómica más especial de Ajax.
La habitación simulaba obviamente la cárcel, sin embargo, el centro estaba despejado solo se veía una cama pequeña al final, a los lados arriba y abajo celdas, a un lado una mesa tipo comedor de metal pero que tenía esposas y cadenas en las cuatro puntas. En la pared colgaba un estante con cualquier tipo de herramientas que ella no sabía ni para que se usaban.
Apenas estaba familiarizándose con el lugar cuando escuchó el clic en su espalda, la puerta se había abierto y ella se giró para recibirlo. Respiró aliviada, por lo menos había aceptado.
– Buenas noches viuda negra – le saludó con un deje de sonrisa.
– Buenas noches flecha verde, creo que te debo algo y vine a pagártelo.
Ajax achicó los ojos, se preguntó a que se estaría refiriendo, a conversar, quizá.
– Tú me dirás.
– Un castigo, me ofreciste un castigo por desobediencia y quiero recibirlo.
Ajax no pudo evitar abrir los ojos sorprendido por lo que su conejita pelirroja le estaba diciendo, sus ojos pasaron de ella y se fijaron en el estante de herramientas de la pared, pero pronto recapacitó, eso no iba así.
– Si pides un castigo es porque, uno te estás haciendo una sumisa y dos porque quieres que yo sea tu amo, ¿es eso lo que quieres decir?
Pilar tragó grueso, no sabía que clase de amo pudiera ser Ajax, pero si ya se había metido en el papel se iba a lanzar de frente.
– Si quiero que seas mi amo – ella se acercó a él y él dio un paso hacia atrás.
– Si eso es así, aun te falta estudiar, los castigos no los piden las sumisas, los da el amo, cuando guste.
– Pero tú me lo ofreciste, solo que yo, yo.
– Huiste, dilo – le respondió él un tanto seco.
– Entonces, ¿cómo lo vamos a resolver? – preguntó ella sin saber que más hacer.
– Podemos empezar porque me digas que es lo que quieres nenita.
– Te quiero a ti.
Una sonrisa un tanto maquiavélica se asomó en el guapo rostro de Ajax.
– Entonces eso es lo que no vas a tener hoy.
– La cara de tristeza y decepción de Pilar no se hizo esperar, acaso la iba a dejar ahí plantada.
– Por lo menos no completamente – terminó Ajax la frase al ver su expresión.
– ¿Qué quieres decir con eso?
– Ya no preguntes más, date la vuelta y no me mires hasta que yo te lo pida.
Ella obedeció, él se acercó y empezó a bajar la cremallera de la braga negra que tenía Pilar puesta. A ella su solo tacto le erizó la piel. La sentó en los bancos de la mesa comedor y le quito las botas con una parsimonia que Pilar sentía que el corazón se le iba a salir.
La desnudó completamente y le pidió que se acostara boca arriba en la mesa, le ato con unas cadenas largas y unos grilletes en los pies, de manera que ella podría subir las piernas, las manos se las inmovilizó con unas esposas cubiertas con una tela acolchada, la mesa era de metal y estaba fría, al recostarse un pequeño ahogo, salió de su boca. Luego Ajax le pidió.
– Mírame – ella sin dudar lo observó mientras él se desnudaba y se quedaba en unos gloriosos bóxer Armani de color gris oscuro que ya estaba abultado. A Pilar se le hizo agua la boca y su respiración ya estaba pesada. él no era un amo que le gustaba marcar a su sumisa, por lo menos no de esa manera.
Ajax caminó hacia la parte de atrás de la habitación y ella no pudo seguir sus pasos, pero al rato lo tuvo de nuevo al frente, con una cubeta de hielo y una botella de champagne dentro. La posó a su lado, a la altura de su cadera y sin más saco un cubito de hielo y se lo pasó por sus pechos, la espalda de Pilar se despegó de la mesa y sus pez****s reaccionaron rápido, Ajax sonrió.
Ella lo miró y él le dijo.
– Si me vuelves a mirar te vendaré los ojos. – ella giró la cabeza hacia el otro lado.
Escuchó como él destapó la botella de licor y como salió disparado el tapón. Luego un nuevo cubito de hielo fue puesto sobre ella, pero en el perfecto triangulo que se había dejado luego de depilarse. Ajax le abrió más las piernas y el agua helada se deslizo hacia su parte más íntima. Demás estaba decir que ya estaba húmeda.
Ajax se colocó frente a ella como si fuera un ginecólogo y vacío parte del champagne sobre su parte y la bebió.
– Oh por dios – salió de la boca de la viuda negra cuando sintió a su amo, sorber y lamer su entre pierna.