Capítulo 45
1675palabras
2022-08-01 20:17
PDV Luka.
Ya me había dado cuenta de las miraditas que le hacía Mario a Christine, y que una que otra vez ella se sonrojada levente por algún comentario, así que no todo estaba perdido. Si era cierto lo que yo imaginaba; que ella podría estar con un hombre, Mario quizá pudiera ser mi salvación para salir de este Matrimonio, lo que sería bueno para mí, para Christine, Mario, y hasta para los Albertch, iba a ser un ganar-ganar.
Por lo que de hoy no pasa que le pregunté a Chris sobre sus inicios con Adela, porque ni en preparatoria ni en la universidad la vi con alguna chica de forma romántica, aunque Christine siempre fue tímida, era por mí por quien y conmigo con quien salía de fiesta.

Por hoy dejaría tranquila a mi fierecilla, aunque su beso me calentó hasta la medula, este plan era prioridad, porque hoy no perdió la oportunidad de recordarme que estoy casado. Por lo que al llegar a nuestra habitación le pregunté Chris.
– ¿Has hablado con tus padres? – tomé par de cervezas, pues Madrid era más caliente que Frankfurt y estaba acalorado, se la serví en una copa como a ella le gusta y la invité a sentarse en la sala que compartíamos dentro de la habitación.
– Si los llamé ayer– respondió tomando un sorbo.
– ¿Y con Adela?
Se quedo pensando un poco y desvió la mirada, por lo que ya sabía que la respuesta era no.
– La verdad es que no, he estado durmiendo y aprovechando esta vacación que no me había percatado de lo mucho que me hacía falta. Gracias por esto – me sonrió y yo capte que no era lo que ella creía lo que la tenía estresada.

– ¿Chris de que necesitabas vacación del trabajo o de tu relación?
Abrió los ojos de par en par y se quedó como en blanco, quizá sopesando la verdadera respuesta que ella no quería ver.
– Quizá de ambos – sonrió tristemente. – pero lo cierto es que lo estoy pasando bien y me encantó el sitio que escogieron para el bar.
No caería en su trampa, estaba claramente tratando de cambiar el tema.

–Si también me pareció un buen punto, creo que Mario es un buen tipo para hacer negocios, además de que vive aquí, así que lo cuidara de cerca, mientras estemos en trabajando.
–Si así parece, se ve un buen hombre, bueno quiero decir ambos a manera de socios, están muy entusiasmados.
Le sonreí.
– No me digas que te gustó Mario, me voy a poner celoso.
– Si eres tonto, claro que no.
– Solo diré que está divorciado – dije soltándole esa información mientras tomaba un trago y le rellenaba su copa.
– Por cierto, Chris, tengo curiosidad de algo, ¿cómo conociste a Adela? ¿Cuándo entró a trabajar para ti?
– ¿De verdad quieres saberlo? No pareciera que te cae muy bien.
– No es que me cae mal, poco he compartido con ustedes juntas y la verdad su actitud esta última vez para contigo no me gustó. Pero entiendo que puede estar molesta con todo esto del matrimonio.
– Si eso es, ella es buena conmigo.
– Entonces ¿cómo se conocieron? Es ella tu primera pareja o ¿me anduviste escondiendo otra?
– Ella es la primera, pues la conocí en una clínica.
– ¿En una clínica?
– Si Luka, es una larga y aburrida historia.
– Pues tengo el resto del día libre para escucharla así que ponte cómoda – le tomo los pies para quitarle los zapatos bajos que tenia y empezó a masajeárselos, con eso sabía que cedería.
– AHG – un pequeño gemido salió de su boca al sentir mis manos sobre los dedos de sus pies – no estas jugando justo.
– Pues parece que lo estas disfrutando, así que masaje por información.
– Esta bien. – tomó un trato largo y una respiración profunda.
– Cuando me gradué, ya tu no estabas cerca de mí, te habías alejado de todo y no querías ser encontrado. Y en la fiesta de graduación a la cual no quería ir, pero al final accedí, y pasó algo que marcó mi vida.
Detuve mis manos por un instante, no pensé que la historia empezaba cuando me había alejado, al fallecer mis padres pensé que mi mundo se había caído y no fue así, yo mismo lo empecé a derrumbar, primero al dejar la universidad a escasos meses para graduarme, luego no permití que ningún amigo se acercara.
Empecé a beber solo hasta caer desmayado y solo mi nana me recogía y cuidaba de mí, después empecé de fiestas, bares y mujeres, luego solo al BDSM, al año siguiente me fui a los estados unidos por un año hasta casi quedarme sin dinero en casinos y fiestas, luego volví y en eso pasaron casi tres años que apenas dejé que Christine o sus padres me hablaran por teléfono.
– ¿Que te pasó? – salí de mi cavilación para dejarla terminar de contar. Al mirarla tenía los ojos brillosos. – Chris, soy yo, sabes que puedes decirme lo que quieras y siempre me tendrás contigo.
– En la fiesta bebí demasiado, te extrañaba, siempre pensé en compartiría ese momento contigo. Al irte todos se apartaron como si solo me trataran porque estaba siempre contigo.
– No me culpes de ser el más apuesto de los dos – me reí para hacerla reír.
– Bobo. ¿Quieres que siga o no?, porque aparte de … – se quedó en silencio y yo le dije
– Claro que quiero saberlo.
– En la madrugada de la fiesta me invitaron unas chicas a subir a una habitación para tener una fiesta mas privada, al inicio me pareció buena idea porque ya la música me mareaba y además eran tus amigos entonces, al llegar a la habitación quedé tan impactada que no me pude mover. Cerraron la puerta con seguro y los que entraron conmigo empezaron a desvestirse y besarse. Estaban haciendo una orgia, pero había muchas chicas amordazadas y parecían no pasarla bien.
– Yo me quise ir, pero uno de ellos me detuvo diciendo que si tu no me habías enseñado que eso era lo que hacías, que si acaso era tu virgen.
– ¿Que carajo? – no quería interrumpirla, pero eso había sido mucho.
– Déjame terminar porque se me está haciendo muy difícil contarte esto.
– Me hicieron una rueda y me empezaron a empujar y marearme entre ellos, me echaban humo en a cara, que debió ser algún tipo de droga, Y para hacer el cuento corto me violaron esa noche entre cinco hombres.
Me quedé sin habla sentí que un nudo enorme me estaba ahogando. No podía creer que algo tan horrible le podía haber pasado a la que por años cuide como si fuera mi sangre. Me paré de la silla y mi arrodillé ante ella.
– Lo siento Chris, perdóname –No me di cuenta de que lloraba hasta que ella limpió mis lágrimas.
– No tengo nada que disculpar. Tu no tuviste nada que ver Luka, por Dios.
– Si yo hubiese estado contigo eso no hubiese pasado.
– Habían fallecido tus padres, estabas sumido en tu depresión, tú no tenías la obligación de cuidar de mí.
– ¿Quiénes fueron Christine? ¿Quiénes te hicieron eso?
– Eso ya no tiene importancia Luka, eran unos inmaduros que solo te tenían envidia.
– Dímelo, ¿acaso están pagando condena?
– No, yo no los denuncié.
– ¿Por qué diablos no lo hiciste? ¿Por qué no me llamaste?
– Cálmate, antes de eso te había llamado cientos de veces y no querías contestarme la llamada, ¿para qué lo iba hacer en ese momento?
– Fui un estúpido, si yo te los presenté. Por favor Chris dímelo.
Me ignoro y siguió.
– Tu querías saber cómo conocí a Adela, pues la conocí en la clínica a donde asistí a terapia con un psicólogo. Luego de eso no soportaba a ningún hombre cerca de mí, ni si quiera a mi padre, peor como no era normal que no dejara a mi propio padre darme un abrazo y mucho menos quería contárselo a mi familia. Busque por mi cuenta y fui en secreto con un psicólogo para que me ayudara a superar mi miedo a los hombres.
– ¿Y Adela era paciente?
– Si, coincidíamos en las citas, una vez me contó que le había pasado algo similar, pero con un familiar de ella y yo le conté mi historia. Desde ahí nos veíamos siempre, ella me consolaba luego deje de ir al psicólogo y solo hablaba con ella. Al poco tiempo empecé en la empresa de mi padre y ella me dio su currículo, y como confiaba en ella la coloqué como mi secretaria.
– ¿Cuándo descubriste que te gustaba?
Christine se quedó pensando.
–No lo sé, solo pasábamos mucho tiempo juntas yo quería destacarme en la empresa y ella se quedaba conmigo, luego se ofreció acompañarme a los eventos como mi asistente para ocuparse de las cosas, después me invitaba a su casa a cenar o un fin de semana y me acostumbre a ella. De tanto hablar con ella y escucharla entendí que no quería mas hombres a mi lado y un día largo y habiendo tomado unas cuantas botellas de vino en su apartamento, solo pasó, ella lo hizo con ternura no como los barbaros con los que había estado y su cariño y comprensión me hizo quedarme con ella.
Algo no me cuadraba de esa historia, pero como no soy psicólogo no podía ser yo quien se lo dijera. Pero quise indagar más.
– Chris, quiero preguntarte algo y quiero que me seas sincera.
Ella me miró extrañada y respondió.
– Por supuesto.
– ¿Disfrutaste cuando estuvimos juntos?
– Eh bueno yo, este, por que me preguntas eso, que tiene que ver con lo que te estoy contando.
Dijo nerviosa.
– Solo dime la verdad.
– Si lo disfruté – bajo la cara completamente sonrojada.