Capítulo 37
1350palabras
2022-07-26 15:59
PDV Luka.
Rápido, pasó la semana, el jueves recibí mi título en la oficina del rector de la universidad, pues era amigo de mi padre y de don Armin, así que, a petición de este último y sabiendo lo que me esforcé en estos tres meses para terminar mi trabajo de grado y que siempre fui el primero de mi clase, me concedió entregarme el ansiado diploma.
– ¿Ya tienen todo listo para su luna de miel? – nos preguntó Ajax, con las cejas levantadas, haciendo énfasis en la frase luna de miel, en una reunión Christine pasada de tragos le contó o más bien le confirmó la verdad, que era un matrimonio de mentira para que ella lograra tener el control de la empresa, más si supo guardarse la verdadera razón.
– Si nos iremos, mañana a Madrid – respondió ella muy sonriente.
– ¿Madrid en serio?
– ¿Que te sorprende tanto? – pregunté esta vez yo.
– La verdad que tengo ganas de ir a Madrid, tengo un asunto pendiente por allá.
– ¿Un asunto de medicina o de faldas? – cuestionó Christine – porque se me hace extraño que no estes en el piso uno – se refirió a que seguía con nosotros y no en una orgia como normalmente lo hacia las pocas veces que venía al club.
– ¿Acaso quieres subir conmigo? – le coqueteó mi mejor amigo, pero para nuestra sorpresa ella se sonrojo y yo solté la risa.
– No me molestaría hacer un trio – agregué para seguir molestándola.
Me detuve al recibir un manotazo de Christine en mi abdomen.
– Son tal para cual – dijo negando la cabeza divertida mientras yo me preguntaba si a ella le habían quedado ganas de estar nuevamente con otro hombre, ¿acaso era bisexual?
– Si quieres subir adelante, hay muchas chicas aquí que le encantarías, yo te guardo el secreto –le susurré en el oído.
Ella solo negó con la cabeza, y no volví a tocar el tema, más tarde nos fuimos, son despedirnos, pues al parecer Ajax si se había animado a subir después de todo.
Para el lunes, Christine no se quiso levantar para la reunión con Mario, ciertamente habíamos estado ocupados el fin de semana conociendo. Cuando fui a su habitación a despertarla, pues pedimos una habitación doble se rehusó a levantarse.
– Luka desde que estábamos en la universidad no duermo un lunes hasta tarde, déjame dormir, tú puedes llevar esta reunión tu solo– se cubrió la cara con la almohada y finalmente salí yo solo al despacho de Mario el cual me había compartido la locación por mensaje.
Seguí el gps y pronto me estacioné en el edificio de dos plantas con el nombre La Compañía. Bufé de abogados.
– ¿Donde he leído ese nombre antes? – me pregunté. Sin darle muchas vueltas al asunto, entré y me anuncié.
– Buen día señor Quant, en efecto el abogado lo espera, por favor tome asiento en un momento la asistente del señor de las casas vendrá para que lo escolte hasta su oficina.
Me senté en la silla cercana a mi, bajo la atenta mirada de la recepcionista, la cual estaba aceptable, inconscientemente le guillé el ojo y como siempre pasa, ella se sonrojo y me mostró una sonrisa. No pasaron ni tres minutos cuando una mujer de algunos cuarenta y tantos se acercó a mí.
– Bienvenido señor Quant, por favor acompáñeme – la seguí hacia el ascensor. Y ella siguió hablando.
– Que prefiere tomar, te, café, o alguna soda.
– Un café negro está bien, gracias.
– Se lo haré llegar enseguida a la oficina del señor de las casas, es por aquí.
En el último piso había solo tres puertas dobles, lo que asumí eran las oficinas. Antes de llegar a la tercera puerta Mario salió a recibirme.
– Amigo, bienvenido a Madrid y a mi bufete, pasa y ponte cómodo.
– Gracias Mario– nos dimos un abrazo y entramos.
– Como habrás visto este es mi bufete, junto a dos socios más, solo estamos dedicados al área mercantil por eso cada vez nos estamos haciendo más fuerte al estar en una sola área, en este piso solo estamos los socios, en el segundo nuestro grupo de abogados que son seis.
– Ya veo – dije asentando con la cabeza.
– Te ofrezco algo de tomar?
– Le pedí un café a tu asistente, no suelo tomar alcohol en las mañanas.
– ¿Entonces que has pensado de instalar un bar acá? Debo decir que me ha entusiasmado la idea, y he hecho algo de investigación, en efecto no hay uno acá con ese concepto, pero si algunos similares, donde escoges a quien llevarte, pero son personal del bar.
– Suena interesante, me gustaría conocerlo.
– Sabía que ibas a decir eso, mi otro socio Fernando, conoce a los dueños y es una pareja muy peculiar, así que me los presento y me reuní con ellos.
– Vaya que has hecho la tarea – reímos juntos, me gustaba su entusiasmo, quizá si sería bueno hacerlo socio.
– Para instalar un negocio de esa categoría, necesitamos juntarnos con gente que lo aprecie, por lo que si estos amigos están dentro nos será de ayuda, se me ocurre organizar una fiesta con sis clientes y amigos que les guste la idea para ir haciéndonos conocer. – le sugerí – al final no seriamos una competencia directa para ellos, porque mi negocio no es ofrecer gente para se** es que los amantes se intercambien y los solteros tengan un lugar donde expresarse con quien quieran.
– Entonces seremos socio, creo que será un éxito– dijo Mario entusiasmado.
– Hagámoslo – le tendí mi mano para cerrar el pacto – pretendo quedarme una semana acá, así que pudiéramos aprovechar el tiempo para encontrar un buen sitio, preferiblemente algo que esté construido y que solo hagamos cambios, en Frankfurt tengo una empresa de confianza con buenos arquitectos, pero quizá una empresa local nos saldría más económico.
–Voy a ajustar mi agenda para dedicarnos a eso, también para reunirnos con los Fernández, la pareja dueños de “choose”, el bar de escogencia.
Así seguimos conversando de posibles aliados con la cartera de clientes de Mario, hasta que su teléfono, repicó.
– Dime, ¿ya estás aquí en la oficina? Contestó – perfecto, acércate hasta la mía, quiero presentarte a alguien. – y sin más colgó.
– Acaba de llegar uno de mis socios – me informó – ¿tienes planes o podemos ir a almorzar al mejor sitio de paella madrileña?
– Vayamos, es uno de mis platos favoritos y aprovechando que estoy en la casa de las paellas, espero probar muchas.
La puerta fue tocada y esperaba ver al socio de Mario, sin embargo, una mujer se asomó, quede sorprendido al darme cuenta que parecía una modelo.
– Señor Mario, el señor Fernando le pide que lo espero unos diez minutos, pues recibió una llamada que debía atender.
– Está bien Estela gracias.
– Si que tienes buen ojo para las empleadas Mario, a excepción de tu asistente he visto puras bellezas.
Mario río y aclaro el por qué él no tenía una así.
– Pues la mía me la escogió mi ex mujer, así que entenderás el aspecto – reí ante su confesión – pero es la mejor, muy eficiente, responsable y sobre todo discreta, así que no la cambiaré ahora que estoy divorciado, al final me hizo un favor.
A los minutos entró un hombre bajo de aspecto fuerte.
– Buen día Fernando Castillas – se presentó con un apretón de manos fuerte.
– Luka Quant – me levanté para estrecharle la mano.
– Un gusto, Mario me ha hablado sobre un posible negocio en conjunto, bienvenido. – dijo antes de voltearse a mirar a Mario.
– ¿Dónde está Isabel? Pensé que estaba aquí contigo.
– No, hoy tenía una audiencia conciliatoria en la mañana, quizá se fue directo a almorzar.
Mario respondió mi pregunta no formulada, al no saber de quién hablaban
– Isabel es nuestra otra socia, ya pronto la conocerás.