Capítulo 38
1164palabras
2022-07-27 19:40
PDV Narrador.
El trio de hombres hablaba en la oficina, mientras que en planta baja entraba la socia que faltaba, venia con el ipad en la mano, y de pronto se miró las sandalias de tacón de aguja cruzadas en su pantorrilla, era la primera vez que las usaba para la oficina, pero quería sentirse poderosa ante la audiencia que había tenido hoy, las acompaño con un vestido n**ro junto a un saco del mismo color, de pronto recordó con un suspiro la última vez que había usado esas sandalias.
“Me debato si quitártelas o no” la voz ronca y profunda de aquel hombre de ojos azul eléctrico que no dejaba de visitarle en sueños, resonó en su mente y parecía que su consciencia porrista tenía la película puesta de ese día.

Unos cuantos pasos más y llegó a la recepción, la chica tras el escritorio la saludo.
– Hola Isabel, ¿cómo te fue? – saludó alegre como siempre, no era su amiga, sin embargo, se llevaban bien. – te recuerdo que tienes novio.
Isabel sonrió – ¿y a que se debe el recordatorio? –le preguntó con una ceja levantada divertida.
– Primero porque te llego un ramo, y segundo para que lo tengas en cuenta cuando veas al papasito modelo que esta con el abogado Mario, yo lo vi primero.
Isabel, rio negando con la cabeza, seguro no tenemos los mismos gustos tranquila casi le gritó mientras se cerraban las puertas del ascensor y subía a su oficina. Un ramo de rosas, que lindo Leone, hoy debía ser, ya levaban dos meses y por una que otra razón no habían podido estar juntos, si no era porque ella estaba ocupada, era porque él estaba con sus padres en algún evento.
“Estas urgida de s***, o mejor dicho estamos todas, lo único que hago es ver y ver la película del dios del s***” no puedes solo ir a Alemania? O no se búscate otro, pero ya.” Dijo la atrevida CP con los brazos cruzados.

Isabel se estaba mirando en el espejo preguntándose en serio si debía ir al psicólogo o acostarse con Leone, cuando las puertas del ascensor se abrieron y su mirada se encontró con unos ojos azul eléctrico.
– ¿María? – dijo Luka, o quizá solo movió los labios, Pensó que era una visión, no podía creer que la tuviera al frente, tan regia, elegante con el cabello en una cola alta, que de pronto le provoco estar halándoselo desde atrás mientras se acoplaba y la hiciera gritar.
Isabel leyó sus labios, la llamó María, era él, justo al lado de sus socios, sus piernas se volvieron como de hule y sus manos de gelatina, resbalándosele el ipad.
– Isabel llegaste – exclamó alegre Mario.

Mientras un ágil y rápido Luka se agachó y atrapó la tableta antes de que tocará el piso. Sin embargo, había escuchado claramente, Isabel.
Ya estaba levantado y cuando iba a darle el aparato a la chica que no se había movido, lo retuvo.
– Gracias Luka, ¿te asustamos Isa? – dijo Fernando tomando el ipad de la mano de Luka, y sintiendo una leve resistencia al dárselo.
Isabel tuvo que salir de su trance y enfrentar a las personas que estaban delante de ella, total ella no tenía nada que ocultar ¿o sí?
– Gracias – sonrió como pudo e intentó salir.
– Isa, él es Luka mi amigo y próximo socio. – dijo un Mario sonriente ajeno a lo que los presentados estaban pensando.
Ella decidió fingir que no lo conocía y extendió su mano. Hasta que pensó que debía dar su nombre real.
– Luka Quant – le recibió la mano muy galante la cual llevó a sus labios para no solo posar un casto beso, sino que con su agilidad tuvo tiempo para sacar su lengua y posarla en la delicada piel de su fiera.
Isabel se le cortó la respiración, su consciencia intelectual se desmayó y la porrista daba giros hacia atrás sin cesar gritando extasiada.
– Isabel Martin – casi lo susurró, pero el muy malvado le respondió.
– Disculpa no escuché tu nombre.
Ella se aclaró la garganta y lo más claro que pudo repitió sin mostrar lo mucho que estaba afectada.
– Isabel Martin.
– Isa es nuestra otra socia, por cierto, ya que estas aquí, estamos saliendo a almorzar, ¿vienes con nosotros? – habló Fernando.
– No gracias, ya pedí comida, estoy muy ocupada, que les vaya bien, buen apetito – dijo y caminó hacia su oficina.
– Gracias, Isabel – pronunció lentamente cada silaba subiendo las revoluciones del corazón de ella. – Por cierto, bonitas sandalias.
Isabel entró a su oficina, en shock, esto no se lo imaginó ni en sus peores sueños, ¿Cómo era que el hombre con el que se acostó en otro país, al cual le había dado un nombre falso se encontraba no solo en Madrid si no en su oficina?
Colgó el bolso y la chaqueta en el perchero y se sentó, y fue cuando vio el ramo de alegres gladiolas con la nota:
“nos vemos esta noche bonita” con una corta firma de Leone.
"Siii esto es una señal, volvió, así que no lo dejes escapar" la CP de Isabel seguía saltando haciendo piruetas.
"Te recuerdo que está casado" recordó por su lado la CI, quien se despabiló
"Tenías que venir de aburrida, si se acordó de las sandalias, es el mejor"
Mientras tanto en el ascensor.
El gesto de galantería de Luka hacia Isabel no le pasó desapercibido a Mario. Quien se rio entrando en el ascensor.
– Es un hueso duro de roer hermano – le bromeó a Luka.
– Si que lo es – secundó Fernando, pero ya tiene novio.
– ¿tiene novio? – preguntó Luka evitando no parecer muy interesado.
– Si un abogado que se acaba de mudar a Madrid.
– Umm – solo dijo – ¿y tienen mucho tiempo siendo socios?
– Si respondió Fernando esta vez – desde que nos graduamos decidimos que íbamos a montar entre los tres un bufete, Isabel es un genio y sus padres son unos abogados muy conocidos en la ciudad, solo que ya están retirados.
Al llegar al restaurant, Luka, se acordó de Christine, quien extrañamente no le había ni llamado ni enviado algún mensaje por lo que decidió llamarla para que viniera a almorzar con ellos.
– Aló – respondió una somnolienta joven.
– Christine, ¿aun duermes?
– Estoy de luna de miel no molestes – le respondió y colgó para seguir durmiendo.
La verdad era que hacía varios años no se tomaba un descanso, y estar fuera de la oficina y hasta del país la hizo relajarse mucho.
– ¿Cómo no me di cuenta lo estresada que estaba? – se preguntó la rubia y siguió durmiendo.
Ni si quiera revisó los insistentes mensajes de quien estaba en Suiza ideando un plan para tenerla de una vez por todas y para siempre costara lo que costara.