Capítulo 31
1839palabras
2022-07-23 14:34
PDV Narrador.
Pilar no le permitió a Luis entrar esa noche a su habitación por lo que este último tuvo que irse a dormir a la habitación de huéspedes. Pero para sorpresa de Pilar solo sería esa noche, pues al otro día pensaba tomar un avión a Hamburgo, esto era lo más arriesgado que había hecho en su vida, tenía diez años con Pilar, era su amiga, su amante, pero ciertamente su relación se había enfriado.
Era eso o simplemente se estaba dejando llevar por esta chica que a decir verdad lo llevaba loco, porque era alocada, lo retaba a diario, lo había hecho tener se+o en partes que él no se hubiera imaginado, de hecho, Pilar le había pedido una que otra vez hacer algo diferente, pero Luis le gustaban las cosas como estaban.
Sin embargo, Carmen una ingeniera de planificación de obras venezolana se le metió de una manera tan sutil que ni él mismo se había dado cuenta que ahora iba a dejar a su prometida para darse la oportunidad de conocerla y ver si podían funcionar o solo era un capricho.
Antes de irse llamó a Pilar, pero esta seguía molesta y no le contestó por lo que le dejó un extenso mensaje de voz.
“Nena, no sé porque estas tan molesta, entiendo que habíamos acordado una fecha, pero tú siempre me has apoyado y la verdad, ni siquiera me habías dicho que nos casáramos, fue mi idea, no pensé que te importara tanto rodar unos meses. Espero que a mi regreso podamos hablar como adultos, solo podré venir una vez al mes, ya verás que el tiempo pasa rápido y luego de que nos casemos no me querré separar de ti, te amo”
Luis No le estaba mintiendo en ese mensaje, bueno no del todo, de verdad amaba a Pilar, ella había sido literalmente su pilar con todos los cambios que había tenido, lo quiso cuando no tenía y cuando tuvo. No se veía dejándola, pero debía darse esta oportunidad que este proyecto le brindaba.
Carmen era blanca de cabello risos negros, ojos rasgados y lo mejor era que no le importaba estar con el sabiendo que estaba comprometido. Así que no tenía nada que perder, sabía que Pilar lo esperaría, ella también lo amaba.
Por su parte Pilar, se sentía desconcertada no sabía lo que estaba pasando, quizá ¿Luis se enamoró de otra en ese fin de semana del pase libre? Se preguntaba, imposible. Fue solo un fin de semana quien se enamora en dos días, eso solo pasa en las novelas cursis. No quería seguirse atormentando así que tomó una pequeña maleta mientras llamaba a su amiga Isabel metía ropa en ella.
– Hola prometida – escuchó al otro lado de la línea a su casi hermana.
– Querrás decir ex prometida – le respondió sin ánimos.
– ¿Qué estás diciendo hermana?
– Voy saliendo a Madrid, ¿puedes recibirme unos días? Necesito salir de aquí.
El solo tono de voz de Pilar la asustó, algo grave debió pasar, su amiga nunca huía de los problemas, no la iba a atosigar a preguntas por teléfono.
– Por supuesto que puedo recibirte, mi piso es tu piso, ¿a qué hora es tu vuelo?
– A las siete, pero no tienes que buscarme para que no te desveles, déjame la llave donde siempre y entraré sin hacer ruido.
– Claro que no, allá estaré buscándote, pásame el itinerario.
– Gracias, sabes que te quiero por eso – le respondió la pelirroja a su amiga, no por aceptarla sino por no preguntarle nada, por el momento.
– Se que me amas, aquí te espero, me encanta que vengas– pauso un momento y luego volvió– debo contestar una llamada Pi, nos vemos más tarde, te quiero.
Y colgaron, Pilar tomó lo que necesitaba, era extraño ver el closet tan vacío, Luis se había llevado mucha ropa. Llegó al aeropuerto, se registró y fue a la sala de espera, sin si quiera imaginar que en la sala de VIP estaba un médico que iba rumbo a Sevilla a dictar una conferencia.
Llamaron a abordar, pero como siempre pasaban lo de primera clase primero ella se quedó con su cara metida en una novela que la había atrapado se llamaba El Amor de Emma, las escenas eróticas estaban tan bien escritas que la habían cautivado, se podía imaginar todo, era de un amor a escondidas de una chica de veinte años que había sido capaz por lo que había leído hasta ahora de estar con un chico que se casó.
No podía parar de leer y entró al avión con la cara en el libro, hasta que una voz que le sonó algo conocida la interrumpió de su lectura.
–Cuidado tropiezas.
Fue cuestión de segundos que un escalofrío le recorrió y lo sintió en el estómago incluso antes de alzar la cara para saber de dónde provenía la voz, encontrándose con ese rosto que le pareció hermoso con una sonrisa y unas cejas alzadas, quizá tan sorprendido como ella de encontrarse ahí.
– Hola – solo pudo decir con una sonrisa nerviosa, antes de que la persona de atrás la apurara.
Su asiento no estaba lejos de él pero no podía ver nada debido a que el área se separaba. Pilar suspiró al sentarse, y se preguntó si iría a Madrid, por su parte Ajax estaba sonreído ni en sus mejores sueños pensó en encontrarse a la pelirroja nuevamente, solo que llamó su atención lo rojo que tenía los ojos, no fue ni un minuto que se miraron, pero pudo notar que no tenían la misma chispa de vitalidad con que la había conocido.
Él era experto tomando oportunidades, de no ser así, no la habría conocido, y definitivamente no desperdiciaría esta, se levantó de su gran y cómodo asiento de primera clase, abrió la puerta que los separaba y a hayo en la tercera fila, al lado de una joven embarazada, por suerte además de lograr su cometido haría una buena labor.
Llegó a la fila de dos y le hablo a la señora encinta, en alemán.
– Disculpe que la moleste señora, soy médico y debido a su estado es mejor que esté cómoda, le ofrezco usar mi puesto en primera clase, yo tomaré el suyo.
El griego quería reírse pues no supo quien abrió más los ojos si la bella Pilar o la sorprendida dama que no dudo en aceptar la oferta y él la acompaño hasta el que era su asiento.
– Hola– saludó coqueto una vez sentado al lado de una Pilar que ya no solo estaba sorprendida de la casualidad sino de que haya hecho esa locura solo por sentarse al lado de ella.
– Hola doctor– se le antojó llamarlo por su profesión y se estremeció por dentro al parecerle tan sexi.
– Si que eres una mujer con suerte¬ mira que encontrarnos aquí en un aeropuerto tan grande.
– La verdad nos encontramos en el avión.
–Punto para ti, ¿Cómo has estado Pilar, ¿cierto? – quiso hacerle ver a la chica que apenas se acordaba de su nombre, pero la verdad era que la había recordado cada día desde que había estado dentro de ella.
A diferencia de Pilar que en su intento de olvidar ese fin de semana si lo hizo, solo se acordaba que era doctor.
– Así mismo, Pilar, muy buena memoria doctor–le sonrió picara mientras se intentaba acordar del nombre de él.
– Y tu no te acuerdas del mío – ella se sonrojo y él se acercó a su oído – ¿no recuerdas el nombre de quien fue tu primera vez? No me digas que tengo que esforzarme más y repetir lo que hicimos, la verdad es que no me gusta que me olviden.
La boca de Pilar parecía la de un pez fuera del agua, abría y cerraba sin que alguna palabra saliera, obviamente no olvidaría jamás, todo lo que le hizo sentir, pero el nombre era otra cosa. El joven doctor de al lado vio como reaccionó ante él, pero primero quería saber otra cosa.
– Mientras te lo piensas, dime que te ha hecho llorar – cambió drásticamente el tema.
– ¿Cómo sabes que he llorado? – fue la única pregunta que le salió pues se había esforzado en maquillarse para que no le notara.
– No quiero sonar arrogante, pero me conozco muy bien el cuerpo de una fémina y sus reacciones. Y además ya me lo validaste, así que soy todo oídos.
– Disculpa, pero no ando contándole mis penas a cualquier desconocido.
– Cualquier desconocido ¿eh? Quieres arruinar mi ego que tanto me he esforzado en subir– le dijo él tratando de lucir ofendido– primero no recuerdas mi nombre y ahora me tildas de desconocido.
– No quise decirlo de esa manera, – dijo apenada la chica – disculpa por no recordar tu nombre, eso no significa que te haya olvidado – bueno tampoco quise decir eso – dijo rápidamente queriendo tapar su desliz ella no quería decirle que había sido inolvidable para ella.
– Ya nos vamos entendiendo.
La sonrisa triunfal del doctor hizo que se le aguara la boca a Pilar, quien miró hacia la ventana para recuperar un poco la compostura.
– Entonces? Me vas a contar como es que unos ojos tan bellos están llorosos, o refieres decirme que tengo que hacer para que recuerdes mi nombre– dijo esto último rozando el brazo que ella tenía posado sobre su pierna.
Instintivamente se acercó más a la ventana, no podía creer lo nerviosa que estaba al lado de ese gran hombre y mucho menos como su cuerpo estaba respondiendo a su cercanía. Entonces para alejarlo habló.
– Mi novio pospuso la boda y prácticamente se mudó del apartamento.
Ajax abrió los ojos sin poder disimularlo, no sabía si sentir pena por ella y la tristeza que se le veía o tomarlo como una buena señal para él.
– A qué se debió ese cambio, no hacía mucho que te había pedido matrimonio me contaste.
– ¿Acaso recuerdas todo lo que hablamos?
– Digamos que tengo buena memoria, es parte de mi trabajo.
–Bueno si hace unos tres meses me pidió que nos casáramos, luego de diez años de noviazgo– le confesó ella y unas nuevas lagrimas se asomaron en sus ojos.
– Quieres saber algo gracioso, fui yo quien le ofreció un pase libre por su despedida de soltero, para yo también tomarlo, y parece que me salió al revés, quizá el si encontró una mejor que yo. – dijo con una sonrisa triste en su rostro y a él le provoco abrazarla.
– ¿Te dejó por otra? – quiso validarlo, pero luego se dio cuenta que había sido muy brusca su pregunta – lo siento.
– La verdad es que no lo sé, solo me dijo que pospondríamos la boda porque se iba a trabajar fuera de Frankfurt, pero no le creo, no tiene sentido suspender una boda que se daría en menos de tres meses.