Capítulo 27
940palabras
2022-07-21 15:32
PDV Isabel.
Ya tenía el plan para evadir a Leone por los próximos cinco días. Ya en mi bufete nos dispusimos a reunirnos mis dos socios y yo para revisar los casos, y hacer lluvia de ideas para ampliar nuestra cartera de clientes.
– Y si abrimos una oficina en Alemania – sugirió Mario.

– Jolines, tío, si nunca has sido fanático de salir del país – le respondió Fernando.
Yo solo me quedé mirándolo atenta, pensaba lo mismo que Fernando, pero quería escuchar el argumento de Mario.
– Bueno hay que salir de la zona de confort, tengo un amigo allá que está abriendo unos bares con un concepto muy interesante. – asentía la cabeza como si se le hubiese acabado de ocurrir esa idea.
– ¿Qué clase de bares?
Sentí curiosidad por su expresión y el interés en viajar ya que como había dicho Fernando, Mario no le gustaba salir de Madrid. Y a decir verdad la frase ´bares con concepto interesante¨ había llamado mi atención plenamente, además de que Mario me volteó a verme con una mirada picara y con una media sonrisa.
– Uno muy exclusivo y que definitivamente no puede ir todo el mundo, pero te sorprendes de la gente que va.

Volví a sentir como si hablaba en doble sentido, pero no duró mucho cuando fuimos interrumpidos por la asistente de Mario quien tocó la puerta solicitando acceso.
– Señor Mario, ¿se puede?
– Adelante Adela, supongo que es muy importante para que interrumpas.
– Disculpe la molestia, pero le están llamando del aeropuerto de Rhein-Main-Flughafen confirmando que encontraron su maleta y quieren la dirección a dónde enviársela, supongo que no la quiere en su casa, ¿o sí?

– Que la envíen aquí – respondió y automáticamente bajó la mirada.
– ¿Cuándo estuviste en Frankfurt? – Preguntó Fernando.
– El fin de semana – respondió aún sin verme a los ojos.
– ¿Y por qué no me avisaste? tú sabías que iba a estar allá.
Esta vez hablé yo, Mario se sonrojó, así que no quise indagar más, quizá era algo privado y no era de mi incumbencia. Solo esperaba que ese bar no fuera del mismo tipo al que yo habia ido.
– ¿Le encontraste sustituta a María? – dijo en forma de broma nuestro socio.
Antes de que pudiera responder y viendo lo incomodo que estaba, me le adelanté.
– De ser eso cierto, yo no quiero saberlo. Ambos siguen siendo mis amigos y en esta situación no me quisiera poner a favor de alguno, ni mucho menos tener que mentir. Así que sigamos con lo que íbamos
– Tienes razón, es mejor que sigamos – respondió aliviado.
Continuamos nuestra reunión y la finalizamos con algunos planes. Para final de la tarde recibí un mensaje de Leone.
Leone.
Hola bella, ¿Quieres venir al hotel a visitarme?
Isabella
Hola guapo, me encantaría, pero acabo de empezar mis días y no me siento muy bien.
Leone
Oh, ok, ¿necesitas algo?
Isabella.
No, solo llegar a casa tomarme un té y descansar.
Me sentí mal rechazándolo, así que le ofrecí para mañana hacer algo.
Isabella.
¿Que te parece si mañana, vamos a ver los muebles de tu piso? Tengo muy buen gusto.
Leone.
No lo dudo linda, pero ya mi mamá se va a encargar de eso.
¿Tú mamá? Me pregunté.
Estuve a punto de escribírselo, pero bueno no debí de juzgar, algunas madres son más protectoras que otras.
“No debe ser bueno en la cama” interrumpió mi consciencia porrista.
“Eso solo demuestra que es un hombre considerado y buen hijo” respondió mi CI.
Sacudí mi cabeza para despedirlas a ambas y salir hacia el spa a recibir mi masaje.
– Hola, Marie – saludé a mi masajista de años con dos besos en las mejillas.
– Hola querida, ¿qué te hiciste esta vez? Porque yo te veo perfecta – me miró completa admirando mi traje de pantalón y chaqueta rosa pálido de Carolina Herrera.
– Gracias, querida, pues no me hice nada, digamos que me hicieron y no preguntes – le guiñé el ojo mientras pasábamos a la cabina.
Una vez acostada en la camilla con un top de paño blanco que apenas cubrían mis senos, otra pieza solo mi trasero y parte íntima, queriéndome tapar la cara de la vergüenza de que otra persona me viera llena de chupetones.
Escuché a Marie que aún me daba la espalda mientras preparaba el equipo.
– ¿Por dónde quieres que empiece? – una vez se acerco a mí, casi gritó – ¡Mujer, por la virgen santísima! – con los ojos abiertos y queriendo aguantar una sonrisa.
La miré con cara de “te dije que no preguntaras”
– OK, ok, no preguntaré. Pero me quemaré por dentro si no te digo que creo que te acostaste con el mismo demonio del sexo.
– ¿Por qué tiene que ser el demonio y no el dios? Respondí tratando de estar sería ante su ocurrencia.
– Porque solo existe un Dios y no le gusta la lujuria. – le saqué la lengua y empezó con su trabajo.
– Solo haz tu magia y que se me quiten rápido.
– Así será.
Salí de ahí directo a mi piso revisando el correo y encontrándome que me habían asignado fecha para dos juicios esa semana, lo que significaba que tendría mucho trabajo por delante, solo pude ir una vez a cenar con mis padres y otra noche con Leone de forma rápida, el sabía tanto como yo lo que significaban ese tipo de juicios en nuestra carrera, para mi sorpresa me dio un consejo que me sirvió de mucho con el jurado.