Capítulo 25
1359palabras
2022-07-20 15:15
PDV Narrador.
– Déjalas – pidió ella – nunca he tenido sexo con los zapatos puestos – dijo mirándolo con las cejas alzadas.
– OK, acepto ser tu primera vez – respondió, sonreído terminó de desvestirse, mientras ella estaba recostada en sus brazos mirándolo con descaro.
“Viste que parece un adonis, oh Dios ¿le viste ese tamaño?” comentó la consciencia porrista saltando y dando piruetas de cheers leader.
“Cállate” le respondió la C.I, quien quería retomar el libro, pero sería un pecado no ver al modelo que se estaba desvistiendo frente a ella, “lo estoy viendo y pues por fin estamos de acuerdo'”
“Ves y tú que te querías ir, menos mal que esta no te hizo caso por fin”. Respondió CP moviendo las caderas al ritmo de una salsa.
– Las estoy escuchando – dijo Isabel a su interior que al parecer estaban en cortocircuito. Pestañeó para concentrarse en el Tarzán que tenía ante ella con cuadritos incluido.
Él caminó hacía un mueble que estaba frente a la cama y encendió el equipo estéreo para luego dar un mando desde su teléfono y dejar escuchar de fondo la canción de Rihanna Love on the brain, Isabel se paró de la cama poseída por la música que a ella le encantaba y había pensado que era perfecta para un momento como ese.
Le pasó sus manos por los hombros y empezó a moverse sexi rozándolo con todo su cuerpo, haciendo que esa parte viril de su cuerpo se expandiera más, no pudo esperar a que la canción terminara, la alzó y la puso sobre él.
Ella rodeo la cintura de él con sus piernas y sus centros se encontraron, ambos sintieron como una corriente que los recorrió desde su parte íntima hacia todo el cuerpo, pero ninguno dijo nada, caminó mientras se besaban con pasión, la posó en la cama nuevamente para colocarse un preservativo.
Tomó sus piernas y las colocó en sus hombros mientras él se arrodillaba frente a ella en la cama, comenzó a desplegar besos y a succionar desde los dedos de sus pies, deteniéndose en la parte interna de los muslos de ella, acción que le sacaba mas de un espasmo, finalmente acercó los labios de la entrada que ansiaba y con firmeza succionó, ella gritó, él sonrió.
Dejó suaves mordiscos en toda la parte húmeda mientras con dos dedos hacían la entrada triunfal.
– Oh por Dios – gritó ella.
Isabel soltó palabras en español, inglés y alemán al recibir de Luka una palmada en su palpitante zona intima.
– ¿Me quieres adentro? – preguntó él
– Oh sí, por favor.
Luka sonrió victorioso con una mano se tomó su adolorido miembro deseoso de clavarse en ella.
– Sé que estás limpia, al igual que yo – dijo el refiriéndose al resultado de los exámenes que cada persona que entrara ahí debía hacerse – pero, debo preguntar, ¿prefieres usar preservativo?
'sii' 'noo' gritaron la consciencia intelectual y la porrista respectivamente y al mismo tiempo.
Él vio como la indecisión cruzó por su mirada y sin atrasar más lo que ansiaba hacer, tomó el paquete para ponérselo en segundos.
Luka tomo las pantorrillas de ella quien pestañaba con rapidez, pero lo miraba con el mismo deseo que él tenía por ella. para colocárselas en los hombros y sin esperar más, entró en ella, de forma lenta, sintiendo cada centímetro de su entrada húmeda y cálida, sus ojos estaban conectados, en ese acto de entrega.
Unos gruñidos se escucharon en la habitación, la embistió de forma constante mientras acariciaba sus piernas, sus montañas firmes y su marcado abdomen, admiraba lo trabajado que tenía el cuerpo la escultural mujer que se encontraba gimiendo, gritando y arañando los muslos de él.
Cuando sintió que su parte intima estaba siendo apretada por la de ella, estuvo a punto de llegar al orgasmo, pero se había decidido que quería escucharla gritar su nombre.
– Vamos nena, di mi nombre.
– Sigue, sigue – le gritaba ella.
Por no obedecerle se salió de ella y la dejó subiendo la escala de uno de los mas grandes orgasmos que había tenido.
– ¡Nooo! – le gritó con el pecho agitado por las respiraciones, quería gritarle todos los insultos que se sabía por la crueldad que estaba haciendo con ella.
Luka le tomó la cara y lamió sus labios.
– Dame lo que quiero, no te resistas más, niña bonita, grita el nombre de quien te esta dando tus mejores orgasmos.
– Si serás creído – respondió ella mordiéndole el labio a punto de sacarle sangre.
– OK, con que así quieres jugar – preguntó con media sonrisa un tanto macabra.
La giró, tomó sus caderas para alzarla y la embistió lo más fuerte que pudo, no para hacerle daño, sino para que sintiera que el era quien mandaba, la embestía y le daba nalgadas que a ella le llegaban a ella como corrientazos de placer y un nuevo mega orgasmo se formaba en su interior.
Algunos embistes después sus cuerpos se acompasaron en el movimiento, la hizo temblar con un orgasmo que de no haber sido porque se salió de ella nuevamente hubiese estallado de la lujuria. Y así siguieron una, dos, tres…
" Grítalo, grítalo, es un Dios, oh por favor, ya" le gritaba su consciencia en el octavo o decimo orgasmo, ya había perdido la cuenta, tenía la garganta reseca de tanto gritar y gemir y este hombre aun parecía un toro.
Buscó apoyo en la consciencia intelectual, pero está ya había desmayado de placer hacia rato.
Su orgullo no la dejaba, pero ya su cuerpo no daba para más y sabía que era cierto, había conseguido al mejor amante del mundo y él solo pedía que gritara su nombre.
– Oh Luka, sí, sí, llega para mí – le dijo con la poca fuerza que le quedaba.
Habían pasado horas y habían hecho poses que ni siquiera ella sabía que existían.
Él apenas escuchó su nombre y se fue a la gloria que ansiaba, se dejó llevar ante su canto de sirena y con un grito casi de dolor llegó al orgasmo que había retrasado como nunca antes.
Cayó sobre ella, con cuidado de no caerle con todo su peso, sus cuerpos estaban jadeantes y sudados, segundos después Isabel inició a acariciarle la espalda y peinarle el cabello con sus manos.
Al fin una caricia de la fiera que solo lo había arañado, nalgueado y pellizcado, no había sido difícil de domarla, pero lo logró.
Ambos se durmieron del agotamiento, al rato el despertó y con la luz del sol se sentó en la cama a admirar el cuerpo de su fiera bonita, observó que tenía varias cicatrices, en el cuello, en los senos, en el abdomen.
Sonrió al pensar que si bien el gimnasio era parte de su vida el bisturí la había ayudado, sin embargo, era su personalidad casi indomable, sus ojos verdes en contraste con su bronceada piel, la elegancia al andar lo que no podía sacar de su mente.
Estaba sonreído cuando ella despertó y al darse cuenta que estaba desnuda ante él por instinto tapó su cuello y la cicatriz más grande del abdomen bajo.
– No te tapes, fiera bonita, cada una de ellas te hacen única, eres una mujer muy valiente.
Isabel tragó grueso al escuchar esas palabras, a excepción de su ex novio nadie había visto sus cicatrices, siempre se había sentido apenada de mostrarlas.
Pero este caballero del sexo no solo era eso, era capaz de hacerla sentir especial con aquello que para ella era vulnerabilidad.
– Gracias – dijo sonreída evitando que una lagrima se le saliera. – anoche era niña bonita, ¿Qué cambió? – le preguntó sonreída.
– Además de las marcas de tus uñas en mis piernas, me llamaron para verificar si estaba matando a alguien debido a los gritos que se escuchaban.
– No te creo, ¿en serio? – preguntó horrorizada.
Él no pudo contener más la risa.
– Si serás canijo– le soltó ella en español.
Él le dio un casto beso y se dirigió al baño.
– Ahora vuelvo – informó guiñándole el ojo.