Capítulo 19
741palabras
2022-07-17 16:11
PDV Luka.
– ¿Pasó algo, por qué me llamas a esta hora? – pregunté un tanto nervioso ante la llamada de Christine.
– Casi va a amanecer Luka y no has regresado, recuerda que estamos en casa de mis padres.
– Lo que me faltaba, tener hora de llegada – le espeté.
–Tu sabías Luka, no seas latoso, – bajo la voz y la puso más melosa, para que no me molestara – será mientras que estemos aquí, esposito. Te lo recomendaré.
– Lo olvidé, Ok, ya salgo para allá. – suspiré profundo.
– No tardes, te deje salir por mucho tiempo – dijo riendo.
– Te estás tomando muy en serio tu papel.
– Tú deberías hacer lo mismo querido. Apúrate, suelta a la de turno.
– ¿Y hasta celosa me saliste?
Su carcajada me contagió y reímos juntos.
– Voy saliendo, en unos minutos estaré allá – colgué.
Me pasé la mano por el cabello frustrado, aun cuando me riera de sus ocurrencias, lo cierto era que este favor me estaba costando mucho, ahora resultaba que tenía hora de llegada, por esta razón no había querido comprometerme.
Quiero seguir disfrutando de mi libertad, ya ni me había ido a dormir a mi apartamento, por Suerte mi ahora esposa conociendo mis gustos me había hecho socio de esta idea de negocio que le plantee, y aquí mismo disfrutaba de todo lo que el sexo y la libertad me permitiera.
Ciertamente desde hace varios años que era totalmente independiente y ahora Christine me sale con esto, aunque como siempre me recuerda, tengo lo mejor de los dos mundos, pero no tan libre como antes.
Salí de la oficina donde había ido a hablar con Christine, por la privacidad y porque estaba insonorizada. Aproveche de asegurarme de dejar todo en orden mientras que pensaba en este giro de vida que nuevamente tenía.
– Mierda – exclamé cuando recordé que había dejado a María en la mesa, justo ahora cuando había logrado acercarme aun cuando contra todo pronóstico volví a verla. Para colmo, cuando llegué a la mesa donde estaba, ya la bella María se había ido.
Por lo menos me ahorró la vergüenza de tener que decirle que me tenía que ir.
Salí del club en mi nuevo Mercedes EQC 53 color plata, que me regaló mi nuevo suegro. Mañana será otro día, o mejor dicho dentro de unas horas amanecerá y veremos si cuento con la misma suerte de hoy.
Me sonreí ante esta novedad, aunque resultó raro para mi entablar una conversación con una desconocida sin que termináramos en la cama, sobretodo con una desconocida tan sexi como María.
Al llegar a la casa de los Albrecht, fui a la habitación de Christine y la encontré dormida, me di una ducha rápida y me acosté solo en boxers, me puse los brazos bajo la cabeza y miré al techo pensando aún en la sexi española que se me escapó de las manos.
Era cómico, María, la mujer que había ido a un bar para tener sexo a no tener sexo, el pensamiento me sacó una sonrisa, definitivamente era una mujer interesante.
Pasados unos minutos como por inercia, quizá buscando calor, sentí el cuerpo de Christine pegarse al mío y luego abrazarme, la abracé de vuelta y me quedé dormido en los brazos de mi esposa, increíble pero cierto.
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PDV Isabel.
Al llegar al apartamento de Pilar se me hizo extraño estar sola ahí, sin embargo, era la vida de mis amigos y yo no podía cuestionar la forma en la que llevaban su relación amorosa, por más que se me haga impensable la idea que a estas alturas a poco de casarse ambos estuvieran teniendo sexo con otras personas.
Con esa idea entré a la recámara de invitados, me alisté para acostarme, envié una plegaria porque todo saliera bien con Pilar y antes de caer en un profundo sueño con el cielo casi claro, llegó a mi mente la pícara plática con Luka.
Definitivamente era un galán, pero para mí mala suerte no cumplía ni con la mitad de mis requisitos, no había manera de que yo pudiera estar con un estudiante, y mucho menos que frecuentara esos bares, quizá mintió como lo hice yo al decirle que me llamaba María, tal vez sea un gigoló.
Me reclamé a mí misma "deja de darle más vueltas, a lo mejor ni lo vuelva a ver" y así me quedé dormida.