Capítulo 15
929palabras
2022-07-14 15:35
PDV Pilar.
Respiré un poco aliviada cuando vi que el antro parecía de lo más normal, creo que me imaginaba ver bailarines eróticos por doquier y gente caminando semi desnudos llevando a su pareja con una cuerda amarrada a un collar.
Me reí internamente de mí misma, a veces en mi trabajo debía exagerar las escenas y eso lo estaba llevando a mi vida personal.
La música estaba muy buena, el local muy bien decorado, era circular con una barra en el medio y las mesas a los alrededores, de acuerdo a lo poco que capté de la conversación entre Pilar y su pareja de amigos, en el primer piso estaban las habitaciones a escoger y tenían un código de colores.
Por mi parte me deleitaba con una piña colada que me provocó y estaba deliciosa. Lo bueno de estar aquí es que nadie me conoce, no me quiero imaginar si me consiguiera a alguien de mi trabajo, qué pensaría de mí.
Aunque otra cosa que me llamó la atención es que la exclusividad del local hacía que sólo los grandes empresarios y la alta sociedad viniera y, a decir verdad, estaba bastante lleno.
Un hombre moreno y con una espalda que parecía una mesa para cuatro personas se acercó al novio de Adeline intercambiaron unas palabras, se dieron la mano y se despidieron de nosotras caminando hacia el ascensor.
– Un trío, ¿qué tal? – me dijo Pilar con los ojos agrandados y luciendo emocionada.
– ¿De verdad? – pregunté sorprendida.
– Sí, que nivel de apertura, – dijo – me invitaron, pero aún no me siento capaz de hacer eso, solo vine a probar de a uno.
Le sonreí – qué tal si te escogemos uno – sugerí.
No había terminado de hablar cuando un rubio, más bien albino bajo y vestido de saco y corbata se acercó a proponer un trío entre él y nosotras dos.
– No, gracias – dijimos al unísono con una sonrisa forzada.
Luego vino un hombre pequeño a invitarme a subir, al cual rechacé con una sonrisa. Y así pasó el tiempo hasta ya casi las tres de la mañana que vino un hombre bronceado con unos ojos color miel, una barba perfecta y una sonrisa baja bragas que invitó a Pilar.
Nos miramos y ambas asentamos por instinto, era guapo, sexi y varonil, así que mi amiga no dudó en tomarle la mano y dándome un beso en la mejilla me dijo en español.
– Este es, deséame suerte.
– La mejor de todas – le respondí guiñándole el ojo.
Secretamente también pedí suerte para estar en ese bar que se viene a buscar ligues sin querer ligar con nadie.
Por la siguiente hora mi frase favorita fue no gracias, tanto a bebidas como a invitaciones de hombres y hasta de una pareja de chicas. Opté por mirar mi teléfono para evitar captar más miradas.
Fui sorprendida por un hombre que sin más se sentó en el mueble frente a mí, alcé mi vista para despacharlo cuando mis ojos se toparon con esa cara perfectamente perfilada que ya había visto antes, esos ojos azul eléctrico con los cuales había soñado por varias noches.
Vestía totalmente de negr* lo que, al contraste con su blanca piel, el color de sus ojos sobresalía.
Me quedé sin habla por segundos mientras su amplia sonrisa de dientes blancos y perfectos sobresalían entre una nariz delgada y recta y una mandíbula triangular que emanaba esencia varonil.
"Oh por Dios, creo que solo con su sonrisa hizo que humedeciera mis pantys" gritó mi CP.
– ¡Vaya, vaya! – finalmente rompió el silencio.
Yo saqué la fuerza para hablar, pero mi voz no me acompañó, menos ante el comentario como siempre imprudente de mi consciencia.
– No recuerdo haberte invitado a sentar a mi mesa – dije con la voz más débil de lo que quise.
– ¿No lo hiciste? – dijo sonreído – porque creo que me debes una bebida.
– Serás guarro – Exclamé en mi idioma.
– Algo me dice que eso es un insulto, niña bonita ¿siempre tienes la boquita así de sucia? – dijo haciendo un mohín y hasta eso se le veía sexi.
" Ajá hasta que lo aceptas, ese hombre sí que me enciende, ¿qué tal si lo invitas a subir?"
Dijo la atrevida de mi CP que despedí moviendo mi cara y cerrando mi boca ante la sorpresa de sus palabras.
– ¿Qué haces aquí, niña bonita? – pregunto socarrón – porque es obvio que no viniste en busca de sexo, sino no hubieses rechazado a más de cinco hombres.
– ¿Y tú cómo sabes eso, acaso me estás vigilando? – le respondí al atrevido sentado frente a mí.
– No te creas tan importante, es mi trabajo. Además, con esa ropa tan formal, es fácil leerte
– ¿O sea, eres el vigilante del local, o un estudiante de Donatella Versace? Para que andes opinando sobre mi outfit – dije negando con la cabeza, demasiado creído y directo.
Pero sin siquiera darme cuenta le respondí a su pregunta.
– Vine a acompañar a una amiga – cerré mi boca enseguida no tenía por qué darle explicaciones a este.
– Ah, ya ahora todo tiene sentido – dijo sentándose aún más cómodo.
Hizo una seña al mesonero quien en menos de un minuto venía con un vaso con un líquido ambarino.
– ¿No deberías andar cuidando del bar?
– No, Digamos que por ahora lo tengo todo bajo control, así que tengo tiempo libre.
Dijo levantando su vaso, pretendiendo brindar.