Capítulo 73
2522palabras
2022-09-08 11:53
Años después…
-Que rápido pasa el tiempo- Susurre mientras observaba nostálgica la foto de mi boda con Kiram en el fondo de la pantalla de mi computador.
Dos años ocho meses y tres semanas habían pasado desde ese entonces.
Saliendo de mi ensimismamiento ladee mi cabeza tomando el hilo de lo que se supone estaba haciendo, al parecer el sin fin de sentimientos que provocaba mi estado no solo se habían quedado en los primeros meses de embarazo, sino que me habían acompañado prácticamente hasta el último día en que diera a luz, detrás de mi escritorio y en la comodidad de mi silla especial para embarazadas, casi no podía llegar con comodidad a la mesa por lo enorme de mi panza, una que estaba a nada de explotar, aún así, debía aprovechar adelantar un poco el trabajo, ya que no podía venir a diario como antes solía hacerlo, al menos aprovecharía al máximo las horas que podía estar con todo mi enfoque en el trabajo. Si así era tener ocho meses y tres semanas de embarazo, a muy escaso tiempo de poder conocer al fin a nuestro.
Mi amiga se asomó en la puerta antes de entrar.
-Bella cariño, tu esposo pregunta insistentemente por ti- Dijo agitando el móvil en el aire.
-¡Mierda!- Abrí mis ojos de par en par.
Tome mi móvil con rapidez solo para confirmar lo que ya me esperaba, seis llamadas eran las que había pérdidas de Kiram.
-¿Sigue en la llamada?- Pregunté temerosa, a lo que Anna asintió.
Me acercó su móvil, yo lo tome y lo acerque a mi oreja.
LLAMADA
-Hola cielo- Salude apacible.
-Isabella Adams- Mencionó en un tono espeluznante.
Y solo con la mención de mi nombre y apellido de casada, ya se habían mojado mis pantis, y no precisamente por la razón que me hubiera gustado.
- ¿Porque no contestas mis llamadas? ¿sabes lo preocupado que estaba? pensé que algo te había pasado- Sentenció en un tono que denotaba molestia.
-Mi amor lo siento mucho, es que mi celular estaba en silencio, mi distraje tanto, que olvide ponerlo a sonar – Explique en una débil excusa.
Del otro lado, escuche como respiro con profundidad antes de volver a hablar, suponía que estaba llenándose de paciencia.
-Está bien cariño, solo ten más cuidado la próxima vez- Dijo con más calma.
Como lo conocía, sé que se estaba conteniendo, en otras ocasiones, donde no había contestado apenas a la tercera llamada, salía de donde fuera que estuviera en mi búsqueda, si, así de obsesivo era mi hombre.
-Así será- Respondí con el tono de una niña buena.
-¿Como te has sentido hoy? – Preguntó cambiando de tema.
-Me he sentido perfecta, nada más allá de las molestias habituales- Conteste al tiempo que masajeaba mi gran panza.
-Los he extrañado-
-¿Ya nos extrañas? Apenas y te fuiste ayer- Repliqué en tono juguetón.
-Te extraño desde el momento en que pise afuera de la casa, sabes que me vuelve loco estar tanto tiempo sin ti. ¿Es que tu no me extrañas? - Reprocho dolido
“Tan dulce mi esposo”
-Por supuesto que sí, sobre todo, porque me costó dormir sin ti para que hicieras de mi almohada, ya sabes, eres mi almohada más cómoda y favorita- Bromee para molestarlo.
El río y bufo al mismo tiempo, quizás si hubiera dicho eso frente a frente me hubiese ganado algún castigo por mi insolencia, uno que hubiese recibido con gusto.
-Estoy haciendo todo para resolver esto cuanto antes, y intención es regresar cuanto antes con ustedes-
-Lo sé, tú está tranquilo, tomate los días que sean necesarios, nosotros estaremos bien cielo- Dije tranquilizadora refiriéndome a mí y a nuestro bebé.
-Está bien cariño, voy a entrar a una junta, te amo Bella- Se despidió.
-Y yo a ti- Dije sincera para luego colgar.
FIN DE LA LLAMADA
Resople tranquila al poner el móvil en la mesa, después de todo, la llamada no había salido desastrosa. Kiram se había vuelto un sobre protector de primera calidad, ya lo era antes sin que estuviera embarazada, pero desdé el día que supo que esperaba a nuestro primer bebé, sobrepasó los extremos de protección, al principio me insistió en múltiples ocasiones en poner guardaespaldas para mi cuidado, a lo que termine por ceder sin más opciones luego de haber tenido pequeñas peleas sobre el tema, mi condición, fue que solo sería uno y no un batallón como él deseaba que fuera en realidad, al final, si había sido de bastante ayuda tenerlo.
Constantemente trataba de hacerle entender que estaba embarazada y no enferma, pero más tarde, decidí que, con ese hombre, solía irme mejor cuando terminaba por abrir mi mente y entendía que esa era la forma en la que él expresa su amor y preocupación por mí, con el transcurso de los años, ya había ido aceptando y adquiriendo cada vez más paciencia a sus extravagantes atenciones, después de todo tampoco es como si fuera algo tan malo, en el peor de los casos, sólo podía resultar molesto.
Actualmente se encontraba resolviendo algunos problemas que surgieron en una de sus sedes fuera del país, al principio se negó rotundamente a viajar ya que estaba en estado y a nada de dar a luz, pero el doctor nos dijo que lo más seguro era que las contracciones comenzarán en una semana, así que lo inste a que fuera y resolviera los problemas que requerían especialmente de su presencia, al final y luego de tantos intentos, aceptó ir, solo que en vez de tardar una semana que era lo que necesitaba aproximadamente para llevar todo a cabo, prometió que lo haría en sólo tres días.
-Chica, ese hombre es realmente un obsesivo de tu protección- Entro mi amiga diciendo.
-Si, ya lo conoces, a veces exagera un poco- Entregue su celular.
-Decir que es solo poco es minimizarlo demasiado-
-Quizás. Y tú hombre no se queda muy atrás- Moleste de vuelta.
-Si, quizás también sea cierto- Dijo rascando su mejía. -A veces él también se excede, ¿porque serán así? - Replicó con un poco de fastidio.
-Nos queda amarlos como son- Acepte con resignación, a lo que ambas terminamos riendo.
Anna hacía un año se había casado con Liam, admito que nunca pensé que llegaría a tanto y tan rápido, aunque les tomó al menos poco más de tres años decidirlo, digo, ambos eran muy relajados respecto a su relación, luego Liam le pidió matrimonio repentinamente a lo que Anna no aceptó de inmediato, al principio estaba temerosa y escéptica a tal compromiso, por lo que hizo esperar al hombre un poco mientras se aclaraba en lo que deseaba para ella, dando como resultado que al final lo aceptara, ya que él era parte de lo que ella deseaba para su vida, o al menos algo así fue su explicación, lo cierto, es que si lo amaba.
...
Ya era algo tarde por la noche, luego de que hablara en esa llamada con Kiram, me había llamado un par de veces más, eso más los mensajes express que me había enviado durante el día. Comenzaba a pesar que era mejor tenerlo cerca, ya que el agobio por mi amado esposo aumento en cuento se fue, y aunque normalmente así era él, tenerlo a tantos kilómetros de distancia le había agregado un plus de intensidad.
-Hola mi niña, me enviaron por ti- Escuche de pronto decir a mi suegra mientras asomaba la mitad de su cuerpo por la puerta de mi oficina.
-Amanda- Salude con entusiasmo por la sorpresa de su presencia.
Llegó hasta mí y me abrazó.
-¿No estabas en París?- Pregunté confundida.
-Si, pero París puede esperar- Aseguró sonriente.
-Dios, solo no me digas que Kiram te hizo venir- Resople avergonzada.
-Puede que me haya llamado desde la hora en que decidió que viajaría- Arrugó un poco su nariz.
-Ya me cuida Lex- Dije refiriéndome al guardaespaldas que estaba afuera de mi oficina.
-Sabes que no me molesta darle una mano a Emma, además, admito que yo acepte encantada- Confesó con encanto.
“Dios voy a ahorcar a ese hombre un día de estos”
Ya mi mamá se estaba quedando conmigo en casa, pero también llamar a su madre era demasiado, no tenía límites.
-Sabes que ha estado muy sobre protector- Justifique con una mueca que se formó en mi cara. -Siento que te haya molestado por esto- Hable apenada.
-Lo sé, es tan lindo como cuida a su esposa mi niño- Aceptó con extrema ternura de las fechorías de su niñito.
Claro, como no era ella quien las recibía.
-Lo es- Terminar por aceptar ladeando mi cabeza.
...
Me encontraba en casa ya recostada en la cama, era difícil encontrar una forma que mi cuerpo hallará cómoda para descansar, más cuando él no estaba aquí, esa barriga tan enorme lo hacía todo el doble de complicado, tan solo llevar a cabo necesidades básicas, se había vuelto una tarea difícil de realizar. Si, claro que era una etapa hermosa, pero mentiría si dijera que no tenía sus momentos irritables, me daba fatiga a menudo y con mucha rapidez, me hinchaba toda como un pez globo, y también estaban ese sin fin de hormonas alocadas que habían logrado afectar mis emociones de principio a fin, si, según el doctor eso era lo normal, pero por los cielos, esto dejaba a cualquiera escéptico de pasar por esto una segunda vez. Sin embargo, y lejos de todo eso, cuando me enteré de que estaba embarazada, fue todo un sube y baja de emociones, la noticia al principio me provocó temor, quizás algo tuvo que ver el hecho de que no lo planeaba para ese momento, con ese tema no tenía apuros, y Kiram, aunque sabía claramente que lo deseaba, tampoco estaba tan apurado por apresurarse, él entendía que yo aún era bastante joven y que ya habría tiempo suficiente para que concibiéramos, y de esa manera agrandar nuestra familia. Pero había cosas que podían suceder sin un plan previo, y en ocasiones, eran esas cosas tan perfectas que solo llegaban para traer felicidad a nuestras vidas y a los que nos rodeaban, y ese había sido nuestro caso, con la emoción con que al final todos lo recibimos fue inmensa. Aún recordaba en mi mente con claridad, las expresiones en el rostro de mi esposo cuando se enteró de la feliz noticia, fue la cosa más hermosa y más tierna de presenciar, y así fue como habíamos comenzado esta nueva y maravillosa etapa en nuestras vidas.
...
Estaba sintiendo algo de incomodidad y dolor en la parte baja de mi vientre desde hacía un rato, por ese mismo motivo me estaba costando mucho esfuerzo poder quedarme dormida, mi celular sonó, y supuse de inmediato que era Kiram quien no había hecho su llamada de la noche, no era algo que me molestaba, después de todo suponía que estaba lleno de ocupaciones, así que antes de esperar por su llamada había decidido que sería mejor si intentaba relajarme y dormir dejándole antes un mensaje de buenas noches, pero hasta ahora, había sido misión imposible.
Tomé el móvil que permanecía en la mesita de al lado entre mis manos y conteste.
LLAMADA
-Cariño, lo siento mucho, estaba tan ocupado que no había podido llamar- Hablo con azoramiento en su tono de voz.
-Hola cielo, tranquilo, eso fue lo que imaginé- Repuse tranquilizadora. -¿Como estás tú?-
-Estoy bien, y todo va como esperaba- Manifestó con dicha.
-Es bueno saberlo-
-¿Como te has sentido?- Preguntó.
Antes de contestar su pregunta, me debatí en si decirle del dolor que estaba sintiendo o no, luego de pensarlo unos segundos, decidí no hacerlo, no quería. que se preocupara sin necesidad, ya sé que era capaz de regresar solo por algo tan simple, y eso arruinaría sus planes allá.
-Estoy bien, estaba intentando dormir ya, que bueno fue poder escuchar tu voz antes, ya podre ir a dormir más contenta- Dije empalagosa, a lo que él soltó una risita.
-No me perdonaría si no escuchaba a mi perfecta esposa antes de que se fuera a descansar- Confesó con amor.
-Te amamos muchísimo ¿lo sabías? - Pregunte con coqueteo y ternura tocando mi panza.
-Yo los amo mucho más a los dos, con mi vida- Aseguró.
Sus palabras llenas de amor hicieron que mis sentimientos que estaban más revoltosos que nunca, hicieran estragos una vez más, es por eso que mis ojos se cristalizaron al instante que sentí en mi corazón cada una de sus palabras.
-¿Estas bien amor?- Preguntó Kiram al ver que no hable durante algunos segundos.
Y solo era porque estaba en la lucha interior por reprimir mis emociones.
-Si, es que sabes que me pongo muy sentimental de un momento a otro, me he vuelto todo una llorona- Dije entre sollozos, para luego ambos reírnos, en mi caso reí entre lágrimas.
-Te dejaré para que puedas descansar, sueña conmigo-
-Mi dulce hombre cursi- Moleste. -Pero si y mil veces si, mi sueño es más placentero cuando apareces en él- Dije con más cursilería.
-Te amo, que descanses-
-También te amo, intenta descansar tú también, lo necesitas-
Así fue como nos despedimos.
...
Solo al poco tiempo, y en vista de que la molestia se apaciguó, logré quedarme dormida.
...
No sabía con exactitud qué hora seria, pero estaba segura que era de madrugada, comenzaba asentir de nuevo esas molestias, pero esta vez, con más insistencia en la parte baja de mi vientre, tonto así, que habían logrado despertarme.
-AAUCH- Grite sin poder reprimir.
Sentí un dolor en la parte baja esta vez más extraño, por un momento pensé que podían ser contracciones, pero por los cielos, aún no era el tiempo, Kiram no estaba aquí, no podía ser que se adelantara todo, NO IMPOSIBLE.
-Bella hija, ¿estas bien? - Entró mi madre con paso apresurado.
Prendió la luz de la habitación, y más atrás vi a Amanda entrar.
-Los gritos se escuchan desde mi habitación, ¿Emma qué le pasa? - Preguntó a mi madre, pero viéndome a mí.
-Tranquilas, solo es...- No pude terminar mi débil intento de calmarlas, otro dolor me inmundo. -AUCH- Volví a quejarme.
Ellas se vieron las caras con suma preocupación en cuestión de segundos, luego vinieron a mí.
-Señorita Isabella ¿está bien? - Entró Lex corriendo.
-Estoy bien Lex no te preocupes- Dije entre gemidos de dolor.
-Hija, vamos a la clínica ya mismo- Dijo tomando el celular. -Llamare una ambulancia-
-No se preocupe, yo lo haré- Repuso Lex y sacó su móvil para hacer la llamada.
-Yo llamaré a Kiram- Dijo Amanda saliendo de la habitación rápidamente.
-Amanda no... Lo...- Solo logre decir, pero ella no me escuchó porque ya había salido. -Mamá no creo que sea necesario ir a la clínica, esto de seguro es algo normal- Intente sonar tranquila, pero sé que mi expresión dejó ver el dolor que estaba sintiendo.
Y así fue como en solo minutos, todos estaban alocados por la situación, y peor aún, Kiram también lo estaría, solo no quería que se sintiera culpable por no estar aquí, más luego de que fui yo quien lo convenció de ir.