Capítulo 68
2313palabras
2022-09-08 11:40
NARRADOR OMNISCIENTE
Seis meses después…
Seis meses habían transcurrido desde aquella hermosa velada donde Kiram y Bella se habían convertido en una pareja formalmente, para los dos, cada día que conformaron esos seis meses habían sido los mejores meses de sus vidas, días donde se habían encargado de conocerse más a profundidad de múltiples formas, cada vez se sentían más compenetrados el uno con el otro, hasta el punto de sentir que no deseaban tener una vida donde el otro no estuviera, y tan compenetrados como si sus vidas antes del otro solo fuera un recuerdo gris.
Isabella a pesar de haberse negado al principio, se le hizo sumamente complicado no sucumbir ante sus propios deseos, y ante la insistencia indirecta y directa de Kiram para que se quedara a vivir con él, por lo que durante ese tiempo se había estado quedando con frecuencia a dormir en la enorme casa de su novio, y aunque aún no se mudaba oficialmente, tenía una que otra cosa aquí y allá, más las que Kiram ya se había encargado de abastecer en contra de la voluntad de la chica, constantemente mandaba a comprar cosas con su asistente que él pensaba ella necesitaría como, productos de aseo, maquillaje, ropa, zapatos, entre otras cosas que realmente ella no expresaba necesitar, por supuesto él había estado muy emocionado con el hecho de tenerla solo para él en casa, sobre todo porque les permite pasar más tiempo juntos por las noches y en las mañana antes de que Bella tuviera que irse a cumplir su turno al trabajar.
Con respecto al trabajo de Isabella, Kiram muchas veces se encontraba en la constante disyuntiva de si decirle o no que renunciará a ese trabajo como mesera que le estaba quitando tanto las fuerzas como la juventud de la chica, odiaba tener que verla así de cansada por tan poca recompensa, deseaba en gran manera poder darle una vida algo más que digna, una vida donde ella no estuviera más nunca por debajo de ningún empleador, ni por debajo de nadie, deseaba darle todo y con “todo” iba incluida la vida de lujos que solo un multimillonario como él podía permitirse, aunque él la había conocido como una chica sencilla, a veces deseaba muy para sí mismo, que a la chica le gustara un poco más las cosas materiales para que así aceptara todos los lujos que de vez en cuando se emocionaba dándole, en ocasiones solía hacerle regalos de muy alto valor económico a su pequeña y sencilla novia, en respuesta a eso, Isabella no ocultaba la incomodidad que tales presentes le causaban. ¿Era muy atroz de su parte querer compartir todas sus riquezas con su desinteresada novia? Pensaba el hombre cada vez que veía la incomodidad en el rostro de la chica.
Siendo consciente de cómo en realidad era su pequeña novia y que no aceptaría dejar su trabajo para que él fuera quien supliera todas sus necesidades y la de la pequeña familia de la chica, y menos si tomaba en cuenta que hasta ahora solo había aceptado ser su novia, eran miles las ideas que construía en su mente, también había pensado en la posibilidad de poder comenzar por ofrecerle algún trabajo que fuera mejor en cualquiera de sus empresas, incluso si su deseo era hacer algo respecto a su carrera, quería dejarle claro que él estaba dispuesto a apoyarla y ayudarla a que cumplera sus anhelos más deseados, pero sus pensamientos que no dejaban de rondar todas las maneras, se veían frustrados al ver la independencia que mostraba tener esa joven mujer frente a la vida, eso y que no había conseguido el momento oportuno y la forma correcta de planteárselo. Claro que esas eran partes de las cualidades que lo habían enamorado de la chica, y cada vez lograba desarrollar más admiración por tales cualidades, tampoco era como si tuviera el deseo de cambiarla; era más que aún no aprendía a cómo controlar sus grandes impulsos por su deseo de protegerla debido al gran amor que sentía por ella.
Por parte de Isabella, a pesar de ser aún muy joven, muchas veces podía ser más controlada respecto a sus emociones en comparación que su novio que era mucho mayor que ella, iba entendiendo cuáles eran las debilidades que iba develando el hombre y la mayoría tenían que ver con ella, lo que le causaba gracia y ternura pero también ponían a prueba su paciencia en la misma medida; ella era consciente de que el hecho de que su novio se volviera un tanto loco queriendo darle costosos obsequios, no era porque pensara que así la conquistaría o que podría comprar su amor, sabía que él tenía claro que para conquistarla, nada tenía que ver el dinero y las cosas, en cambio, ella con el tiempo iba comprendiendo que no se había enamorado de cualquier hombre, y que tales actitudes corresponden solo a un hombre como lo era un Adams, y que amarlo era entender que el venia con todas esas costumbres lujosas que formaban parte de él desde el inicio de su vida, y que eso entraba en aceptarlo como era.
Kiram se había estado relajado un poco con respecto al trabajo, decidido que era una buena opción delegar un poco más las responsabilidades a su enorme equipo ejecutivo de cada lugar del mundo donde tenía negocios, así quedando para él un poco de más tiempo libre, algo que su madre incansablemente le había pedido en múltiples oportunidades, y qué solo hasta ese momento lo había considerado por aquella chica, a la cual ahora tenía la necesidad de ofrecerle tiempo, porque parte de la madurez que había alcanzado en esa nueva etapa, era entender la importancia de dedicarle tiempo de calidad con constancia a sus seres amados, y aunque Isabella respetaba su trabajo y no le exigía tales sacrificios, eran esos nuevos pensamientos y gestos que la lograban enamorar cada día más.
Las mujeres que en algún momento intentaron seducir al magnate a como diera lugar, como lo eran específicamente Samantha y Amber, no pudieron molestarlo más, al menos no tan descaradamente, aunque para poder llegar a esa paz, Kiram debió dejar a las chicas en su sitio, sobre todo a Amber que había dejado al descubierto sus malas intenciones, y para el momento que él lo hizo, no fue tan amable con ella como lo había sido antes en nombre de la amistad; claro que jamás acabaría el sin fin de mujeres que estaban interesadas en un hombre como él, era seguro que aunque estuviera casado en algún momento de su vida, jamás faltarían las mujeres ofrecidas que dejaran expuestas sus intenciones ante el magnate.
...
POV BELLA
El la actualidad, me encontraba de vacaciones de la universidad, en otros tiempos no muy lejanos, no fuese tomado tales vacaciones, de ese modo siguiendo el curso sin parar para así fulminar la carrera con mayor rapidez, es por ese hecho tambien que para este momento iba tan avanzada, sin embargo, sentía que necesitaba parar y tomar un respiro, después de todo solo era un año el que me faltaba para graduarme, y ya sabíamos lo rápido que un año podía pasar.
Pronto me iría con Kiram a pasar unos días en el hotel familiar, pensar en volver a ese lugar luego de todo lo que ahí paso entre los dos, me hacía sentir una sensación muy extraña, pero, a decir verdad, y a pesar de todo eso, siempre había recordado el lugar con verdadero afecto.
Durante este tiempo, hemos construido una amistad aún más fuerte con Sara y Amanda, increíblemente mi madre y la de Kiram se agradaron mucho al instante de hacerse conocido, era gracioso de presenciar, pero ahora hasta se hacían llamadas e intercambiaban mensajes de texto todo el rato, solían compartir chismorreos todo el tiempo, y aliarse para molestarnos un poco a Kiram y a mí. Siempre se me había hecho increíble como esas personas que provenían de familias con tantas riquezas que evidentemente no dejaban de disfrutar y otras veces despilfarrar, habían aprendido a apreciar más las pequeñas cosas importante que nos ofrecía la vida, quizás cosas que solo se podían aprender luego de tantos golpes que tal vida podía dar, o quizás también podríamos llamarlo sencillez de corazón, pero fuera cual fuera la razón, admiraba el que apreciaran mucho más lo que poseían dentro las personas que las rodeaban, a que lo que su estatus social suponía, y esos valores eran de lo que muchos carecían, sin importar si eran ricos o pobres.
Aunque si hablábamos de sencillez, Kiram a la hora de hacer extravagantes derroches, no solía escatimar en gastos. Me había estado haciendo regalos muy costosos los cuales realmente no necesitaba, me daba mucha pena desilusionarlo y por eso los aceptaba muy en contra de mi voluntad, pero la incomodidad que demostraba en mi rostro, no era algo que podía ocultar tan fácilmente, lo último que el hombre me había insinuado, era que quería darme un deportivo con la excusa de que podría desplazarme con mayor facilidad en mis rutas diarias, y antes de que se le ocurriera hacerlo como todo lo que hacía en contra de mi voluntad, le di un rotundo NO, aunque vi decepción en su rostro no discutió más sobre el tema, al menos no en ese momento.
...
En el trabajo...
-Bella te voy a decir algo, pero no te alteres- Saltó de pronto mi amiga Anna.
“Dios porque la gente hace esas cosas, cuando dicen eso, solo logran alterar más a quien se lo dicen”
-Suelta chica- Dije a punto de entrar en desespero.
-¿Sabes el museo que queda cerca del edificio de la compañía de Kiram?- Preguntó con duda.
-Si claro, el enorme y antiguo, he ido unas cuantas veces- Confirmé.
-Resulta que me llegó la información de que mañana lo van a derrumbar, al parecer cayó en quiebra desde hace mucho tiempo hasta el punto de que los dueños no pudieron sostenerlo más, y como es privado al estado no le importa en absoluto meter la mano, ya sabes cómo es ese tema. El hecho es que, alguna empresa lo compró y ahora van a construir algo más allí, la noticia no dio muchos más detalles, pero con esos es más que suficiente para lamentar- Finalizó agitada.
-¿Hablas en serio?- Abrí mis ojos de par en par. -Malditos capitalistas- Solté con enojo.
-Amiga no quiero decepcionarte con mis palabras, pero tienes un novio que forma parte de esos capitalistas que tanto odias- Dijo con pena.
"MIERDA CIERTO"
-Pero esta vez no es él quien se va a deshacer de ese lugar, digo, el me lo hubiese dicho ya, tratándose de un lugar como ese él sabe que me interesaría tal información- Dije con atisbo de duda, duda que luego sacudí de mi cabeza segura de que en esta ocasión no era él.
No es que Kiram por ser mí novio tuviera la obligación de informarme de sus negocios, pero tratándose de algo así, mínimo se sentiría en la obligación de comentarlo, así fuera por la mínima decencia, él ya sabía qué opinaba al respecto.
-Si es cierto, y más porque él sabe que estás totalmente en contra- Fortaleció mi amiga a mí argumento.
-Entonces hay que hacer algo por eso mañana- Dije con preocupación. -Ya sabes, tratar de evitarlo- Hice una mueca, me sentía impotente sabiendo que en la mayoría de esos casos no se lograba el objetivo, porque siempre el capitalismo solía salir triunfante.
-Esta vez sí podré acompañarte- Aseguro Anna.
Decidí llamar a Kiram para decirle que hoy me quedaría a dormir en mi casa, necesitaba hacer los carteles para la protesta, y estar preparada para al día siguiente ir temprano al lugar, y claro que sería más cómodo si hacía todo desde mi casa.
...
LLAMADA
-¿Como está la mujer más hermosa?- Respondió.
-Que cursi se ha vuelto mi novio- Dije coqueta.
-En eso es en lo que me he convertido por tu causa- Bromeo.
Rei con esa risita tonta con que reían las chicas que estaban perdidamente enamoradas, cuando por fin iba a decirle el motivo de mi llamada, se escuchó que de su lado tocaron a su puerta.
-Un segundo mi vida- Pidió. -Pase-
-Señor quería traerle este informe, es el de los estados de las construcciones fuera y dentro del país, también están agregados los lugares candidatos para futuras edificaciones- Dijo la voz que pertenecía a un hombre, suponía que alguno de sus arquitectos.
-Muy bien, déjelo en mi escritorio, luego revisare- Hablo Kiram con su tono de seriedad.
No dejaba de causarme gracia como era este hombre de duro, y como era conmigo tan dulce.
-¿Sigues allí Bella?- Preguntó de nuevo al teléfono.
-Si, hombre de hielo- Moleste.
Así solía decirle cada que lo veía trabajando y siendo él Kiram jefe, el del otro lado soltó una risita apenas audible. Volví en sí nuevamente porque lo había llamado.
-Te llamaba para decirte que hoy no es necesario que vengas por mí, iré a dormir a mi casa- Informe.
-Es un no rotundo- Contestó como si le hubiese pedido permiso.
-Mi amor, no está en discusión- Agregue.
-Habíamos planeado tener una noche de películas en casa- Recordó en lo que parecía ser una protesta de su parte.
-Kiram Adams, apenas y logras ver cómo máximo 30 minutos de esas películas antes de quedarte dormido como si de un anciano te trataras- Solté en una carcajada.
-Es cierto... pero eso sucede mientras estoy abrazado a ti- Dijo en su defensa.
-Estás loco-
-Esta bien, pero igual puedo ir por ti y llevarte hasta tu casa, ¿te parece? – Preguntó, y no parecía darme más opciones que esa.
-Mmm.... Bueno está bien- Acepta resignada.
-Entonces nos vemos en dos horas, te amo linda- Se despidió.
-Te amo más- Dije para luego colgar.
FIN DE LA LLAMADA