Capítulo 69
1843palabras
2022-09-08 11:40
Al salir del trabajo junto a Anna, ya estaban allí nuestros hombres esperándonos. Si, Anna y Liam se habían hecho novios oficiales hace tres meses, la noticia al instante me emocionó enormemente, y desde ese entonces no se separaban jamás, aunque la verdad antes de hacerlo oficial tampoco se separaba, solo que solíamos hacer como que si no nos dábamos cuenta de ello.
-Hola Kiram- Saludo Anna sin dejar de caminar en dirección a su novio.
-Hola Liam- Salude también al hombre que como Kiram se encontraba recostado a su auto,
Los dos parecían dos chicos malos con vestimenta ejecutiva, esperando a sus chicas.
-Hola, mi hombre de hielo- Me acerque más, pase los brazos por su cuello y le proporcione un profundo beso.
-Debes saludarme primero- Reclamó tomándome por la cintura para pegándome más de lo que ya estaba a él.
-Que posesivo mi hombre de hielo- Bromee.
-Busquen un hotel- Gritó Liam debido a nuestra escena.
Reí divertida y avergonzada al mismo tiempo.
-Solo tiene envidia- Dijo Kiram para molestarlo.
-Nos vemos mañana chica- Me dirigí a Anna.
-Seguro- Dijo con una mirada de complicidad.
Ella entró al auto con Liam, y yo me adentre al de Kiram.
...
Ya estacionados afuera de mi casa...
- ¿Vas a entrar? - Pregunté.
-Hoy no, ya que no te vas a quedar conmigo- Develó algo de tristeza al decirlo. -Necesito terminar unos informes que tengo retrasados en casa-
-Mamá y Camila se van a decepcionar de no verte-
Por supuesto mi mamá ya amaba a ese hombre y mi hermana casi lo adoraba, Kiram había cambiado un poco, al menos con mi familia se mostraba más abierto y sonriente, parecía haber hecho un vínculo genuino con ellas quienes eran personas sencillas en su manera de ser como yo, mi madre lo solía consentir incluso más que a mí, respecto a Camila era un tema, Kiram de vez en cuando la había invitado con nosotros a parques super exclusivos, y le vivía dando grandes y costosos juguetes y aparatos tecnológicos a la niña, siempre regañaba a Kiran por eso, le decía que la iba a volver una niñita caprichosa si seguía consintiéndola así, él en su defensa, decía que Camila era una niña inteligente y aplicada en sus estudios, lo que la hacía merecer todo eso; luego no obstante de no verme convencida de su argumento, decía que no lo haría tan seguido y que no daría cosas que costarán demasiado, pero en realidad ya sabía cuál era su estrategia para apaciguarme, solo dejaba que pasaran días, para luego volver a cumplir los caprichos de la chiquilla.
Eso solo me hacía pensar que no quería ni imaginar cómo sería cuando tuviéramos un hijo, sería una gran tarea enseñarlo a no ser tan consentidor.
“Que hago pensando en hijos? Ya tengo la mente frita por ese hombre”
No mentiría, ya había imaginado cómo sería mi vida entera con él, aunque muy allá en la lejanía es que existían esas cosas. Interrumpiendo mis propios pensamientos.
-Entonces adiós- Voltee para salir.
Y claro, sabiendo que no me dejaría ir así sin más, me tomó por la muñeca para hacer que dejara de salir.
-¿Piensas irte sin darme un beso antes?- Reclamó.
Gire mi cabeza a él con una sonrisa divertida que ya estaba en mis labios, me acerque y deje un beso casto en los suyos, tal y como lo había pedido, solo un beso. Pero como ya sabía que un pequeño besito inocente no sería suficiente, su siguiente movimiento esperado por mí que ya lo conocía, fue acercarme para luego pasar sus manos por mis mejillas y acercando mi cara a la suya me propino un beso que dejó de ser inocente en el tercer segundo, saboreo todos mis labios con necesidad, sus besos se sentían excesivamente sabrosos de probar.
-Mi amor.. Si sigues así… Me va a provocar otra cosa- Murmure con dificultad.
-Para mí ya es tarde- Paró el beso y sin soltarme la cara miro abajo.
Mi mirada fue con la suya a sus pantalones, donde su miembro se marcaba demostrando estar muy despierto.
-¿Y si hacemos esto rápido- Propuso. -Además, cuando usas estas faldas no esperes que pueda controlarme- Metió su mano debajo de mí falda, mientras besaba y mordisqueaba mi cuello.
-Estamos afuera de mi casa- Dije consternada.
-Eso se soluciona fácil-
Se separó, encendió el auto y lo puso en marcha.
-¿Kiram que haces?- No entendía qué es lo que se proponía en esa cabeza sucia.
Más adelante, volvió a estacionar en una solitaria esquina en la que no había casas alrededor.
-Estás loco- Abrí mis ojos de par en par.
Echo el asiento hacia atrás.
-Ven- Me jalo para subirme encima de él.
“De verdad tendremos sexo en el auto, justo en mi vecindario”
Menos mal y al menos los vidrios eran polarizados y nadie que pasara podía vernos desde afuera, aunque esa esquina no solía ser tan concurrida, gracias al cielo; y para ser bien honesta, mi zona ya estaba muy mojada por las ganas que me habían dado de ser follada por ese hombre.
-Estamos locos por hacer esto- Dije comenzando a besarlo con desespero.
La escena era esta, el en el asiento del conductor que ya había arrimado hacia atrás para tener más espacio, y yo encima de sus piernas frente a él besándolo sin reparo, me movía arriba de su erección como una gata en celos, por su parte el metió una de sus manos por debajo de mi suéter y agarro mis senos masajeandolos con lujuria, para después, quitar mi sujetador y subir mi camisa y así comenzar a devorar mis gemelas con su boca, mientras con su mano disponible la metía acariciando entre mi trasero.
-Aaahh Kiram, tus toques me ponen- Gemí sin dejar de moverme.
Pasó su mano hacia delante de mi intimidad y comenzó a meter su dedos en mí abertura, lo que logró que me arqueara hacia atrás por la excitación que tan atrevido toque me provocaba.
-Mi amor, solo de verte así me voy a venir- Dijo jadeante.
-No, si comenzaste esto termínalo dentro de mí- Reclame.
Me levante un poco para dar espacio, quite su cinturón y le di el mismo espacio para que liberará su miembro, definitivamente el sexo en el auto no estaría dentro de la lista del más cómodo, pero eso no le quitaba lo excitante que se sentía. Él puso mi pantis a un lado, acto seguido me senté arriba de su miembro dejando que me penetrara de una sola estocada.
-Aaahhh Aaaahhh- Comencé a moverme lo que el reducido espacio me permitía.
-Estas tan caliente y mojada- Soltó entre jadeos.
Me rodeo con sus brazos y me pego a él con tanta fuerza que solté un gritito ahogado, de ese modo queriendo llegar a lo más profundo de mí interior. Al poco tiempo no pudimos contenernos más y explotamos de deseo. Nos quedamos en la misma posición por un momento abrazados, para recuperarnos por el reciente ejercicio.
-Esto es mejor que hacer ejercicio en el gimnasio- Río.
-Es cardio puro- Agregue divertida.
Por fin nos separamos, estábamos algo sudados debido a la actividad física realizada, en mi asiento, trate de acomodar mi ropa para que no quedaran evidencias al bajarme.
-Creo que ya podrás irte más satisfecho- Dije picara.
-Al menos así ya podré soportar hasta mi dosis de mañana- Bromeó.
-Eres un pervertido- Rodee mis ojos.
Le di un último beso de despedida y me apresuré a bajar.
...
Al día siguiente...
Con un nuevo día, venía un nuevo reto por el cual me sentía en la necesidad de luchar, uno que en algún momento descubrí que ocurría con más regularidad de la que hubiese deseado en esta enorme ciudad, se me había incrustado entre ceja y ceja la necesidad de pertenecer a esos pocos que se atrevían a nadar en contra de la corriente, no era que quisiera ser de esas personas problemáticas que en todo buscaban un lío, era más que por mi sangre corría un especie de gen defensor; cuando era pequeña, mi madre pensaba que al crecer mi elección se inclinaría por la abogacía, debido a aquella tenacidad que desde temprana edad demostraba tener ante las situaciones, sin embargo, muy alejado de dedicarme a la abogacía, en algún momento de mi vida me enamore de todo lo que tenía que ver con lo antiguo, más que con lo antiguo, con descubrir, ya que tales objetos debian poseer una historia maravillosa que se hallaba detrás, quizás para algunos era algo que podría no sonar tan atractivo, pero para mí era algo a lo que me quería dedicar y trascender en ello.
Había despertado temprano con ayuda de mi ruidoso reloj de mesa, no entendía cómo es que aún seguía funcionando luego de que por algunos años cada mañana quedaba estampado contra el piso en el pobre intento de apagar su odioso timbrado. Luego de haber tomado una ducha y de haber estado vestida adecuadamente y con adecuado me refería a cómodo, enrolle los carteles que con mucho esfuerzo había logrado terminar la noche anterior, en aproximadamente una hora debía estar en el punto de demolición, justo antes de que pudieran comenzar los trabajadores.
Hice acto de presencia por la cocina para despedirme de mi madre y de Cami como era costumbre antes de salir de casa.
-Buenos días Familia- Salude.
-Hola hermana-
-Buenos días hija, ¿a dónde vas tan azorada y con todo eso? - Preguntó mi madre con esa misma expresión que solía hacer cada vez que sospechaba que andaba en malas andanzas.
-Hoy alzaré mi voz- Dije metiendo un pedazo de pan en mi boca.
-Claro. Solo cuida de no meterte en problemas- Dijo con resignación. -No entendió cómo es que aun sigues haciendo esa cosas-
-Siempre y cuando sea necesario ahí estaré- Respondí con determinación. -Además ¿no fuiste tú quien me enseñó a ser decidida y luchar hasta el final por lo que crees? - Recordé muy a su pesar en una pregunta más retórica.
Ella soltó un resoplido, sabía que ya había perdido esa batalla.
Mientras bebía con rapidez para luego salir, mi móvil que se encontraba en mi bolsillo sonó, lo tome y conteste.
...
LLAMADA
-Hola cariño, buenos días, ¿cómo amaneciste? - Pregunto esa sexy voz ronca del otro lado.
-Buenos días mi amor, lo siento, es que estoy algo menos que exacta de tiempo, de hecho, voy saliendo de casa- Dije al tiempo que vi mi la hora en el reloj en mi muñeca, ya era algo tarde
-¿Es Kiram? Salúdalo de mi parte hija- Intervino mi madre.
-Y de la mía- Repitió mi hermana.
-Con sus gritos, creo que ya escuchaste- Dije en una mueca.
-Así es- Río. -De igual manera, dales mis saludos-
-Lo haré. Cielo, lo siento, hablamos más tarde, te estoy colgando- Dije sin dejar que ni que pudiera contestar y colgué.
FIN DE LA LLAMADA
…
Me despedí de mí madre y mi hermana, no sin antes darles mi cariño y mi amor brevemente para luego salir.