Capítulo 61
1614palabras
2022-08-30 05:41
POV KIRAM
Se que podía parecer fuera de sí, por el hecho de que tomara tan a la ligera el que no nos hayamos protegido en el acto, incluso era consciente de que eso es lo que estaba pasando por la pequeña cabecita de la chica mientras me oía hablar con tanta tranquilidad, y no era para menos, debido a que yo tampoco paraba de sorprenderme de mis nuevas actitudes frente a todo lo que tuviera que ver con ella. Pero también entendía, que cuando superas ciertos miedos adquiridos desde tu niñez, y ya estabas en cierta etapa de tu vida, dejaban de existir los obstáculos que antes hacían que te limitaras sin saberlo; como consecuencia, entendiendo lo que ahora querías y necesitabas y sobre todo lo que era más importante, y saber eso era ir por ello a como de lugar, ya no queriendo perder más el tiempo, y eso es lo que estaba viviendo ahora con ella.
Esto había sido todo un sube y baja de emociones para mí, al principio me había sentido temeroso por sentirme como lo hacía con ella, con el rato, solo lo fui aceptando, y ahora, solo no deseaba separarme ni por un segundo de Isabella, en todo momento estaba deseoso de ella, y no solo por su cuerpo, sino por un fuerte deseo de poseerla, de que solo tuviera ojos para mí, de que no se apartara de mi lado ni por un instante; todo lo que antes jamás pensé necesitar, solo se volvió una necesidad ferviente desde que ella había llegado a mi vida metiéndose en mi ser, una novia, una esposa, una familia, hijos, una vida con ella, esas eran las cosas que ahora comenzaba a necesitar, todo lo que nos implicara juntos.

Antes jamás hubiese pensado que amar a alguien se sentiría de ese modo, mis pensamientos respecto al tema, solo eran dirigidos a que tales sentimientos eran innecesarios para vivir, y en caso de permitírtelo te volverían débil, pero más allá de esos pensamientos, la verdadera razón de haber opacado tales sentimientos en mi vida, era por el hecho de que no me sentía en la capacidad de sentirlos, pensaba que no poseía la habilidad de poder amar románticamente; pero ahora que comprendía más claramente ciertas cosas, entendía que solo había estado manteniendo en la oscuridad a algo que inevitablemente existía para brillar, la verdad era que todos habíamos nacido con la posibilidad de desarrollar todas las capacidades existentes, mentir, crear, odiar, aprender, sentir… enamorarse, esta última era la más inevitable cuando sucedía, lo sabía ahora que lo estaba experimentando y que anterior a aceptarlo, lo había intentado reprimir por todos los medios, pero hacerlo solo fue una bomba de tiempo.
...
Al día siguiente...
La suavidad de mi cuerpo que era como la de una ligera pluma en el aire, tan liviano como nunca jamás lo había sentido estar, inundado por un sentimiento de dicha, satisfacción, se hacía presente cada vez más a medida de que iba despertando, se sentía completo tenerla conmigo... Mi mano fue lanzada hasta la otra mitad de la cama ya que había amanecido con mi cuerpo muy alejado al de ella, y ya deseaba sentirla, pero al caer mi mano lo hizo directamente en las frías y solitarias sábanas, abrí mis ojos de golpe, para ver que ella no estaba allí, me levante por instinto quitando toda pereza que pudiera quedar en mi cuerpo como era normal cuando apenas recién habías despertado, busque por todas las áreas de la habitación, el baño, pero no la veía, salí de la habitación y con prisa caminé por el pasillo viendo a todos lados, tampoco logré verla por ninguna parte, sin más opciones, baje las escaleras casi sin visualizar lo escalones, solo fue cuando iba a la mitad de ellas que mi mirada dio con ella, estaba caminando en dirección a la puerta principal, ella se iba, se iba sin más.
-ISABELLA- Pronuncie en voz alta, en un intento de llamar su atención.
Yo, que seguía de pie a mitad de las escalares, titubee un poco antes de bajar por completo, ella giró inmediatamente la mitad de su cuerpo y nuestras miradas hicieron contacto visual, la expresión en su rostro, era una de sorpresa, una que hacía alguien al que descubren infraganti.

-Ki... Kiram- Tartamudeo.
-No te vayas… Por favor- Pedí casi en una súplica.
Una extraña punzada se hizo presente en mi pecho.
-Le dije a Massimo que lo ayudaría a mudarse- Dijo tan esquiva de inmediato, que casi pareció ser una excusa.

Baje al fin, y fui hasta acercarme a ella, puse ambas manos en sus dos mejillas y acerque mi rostro al suyo.
-Quédate conmigo mi amor- En cada palabra sé que podía percibirse la súplica.
Un miedecillo al ver su expresión de duda me llenó el corazón, pensar en que se había arrepentido por haber estado conmigo la noche anterior fue el detonante de ese sentimiento.
Se que lo que la motivaba a actuar así era la inseguridad que aún le causaba todo esto que era tan reciente, inseguridad que había adquirido gracias a mis estupideces, quizás pensaba que yo podría ser el que se arrepintiera y cambiara de opinión al amanecer, no podía juzgarla por pensar mal de mí, después de todo, yo me lo había ganado a pulso, pero santo cielos, le había dejado claro en más de una ocasión tanto con palabras como con hechos que la quería genuinamente a mi lado, lo sé, sé que faltaba más de mi parte, pero para eso necesitaba que ella se mantuviera a mi lado, de ese modo, yo me encargaría de comprarle hasta la última estrella del cielo de ser necesario.
-¿Y si en algún momento cambias de opinión respecto a tus sentimientos por mí?- Preguntó con atisbo de temor en su tono. -N...no podría soportarlo esta vez Kiram- Admitió casi en un gemido.
Tal como lo pensaba, ella sentía inseguridad de mis sentimientos, me odiaba por haber sido un imbécil, me odiaba por haberla lastimado en algún momento, y me odiaba porque, aunque estaba seguro de que iba a intercambiar todo eso por nuevos recuerdos donde solo la hiciera sentirse amada, esos desagradables eran unos que jamás iba a olvidar y que siempre llevaría con ella.
-Necesito que te sientas segura de que yo jamás cambiaré de opinión respecto a esto, jamás pasará, nunca había estado tan seguro de algo en toda mi vida como lo estoy de ti- Asevere apretando más sus mejillas.
Mientras oía mis palabras vi sus ojos apenas cristalizarse por un momento; su boca se entreabrió un poco con duda, luego mordió su labio inferior e inclinó más su cabeza para mirarme con más perfundidas.
-Esta bien, te creo- Dijo en un hilo de voz.
Le di una media sonrisa de satisfacción.
-¿Te quedaras conmigo?- Pregunté sin soltarla aun.
Ella asintió en aceptación haciendo formar una sonrisita apenas visible en sus hermosos labios.
-Dios te amo tanto- Rodee posesivamente todo su cuerpo con el mío dejándola inmóvil.
Fue así que atrape sus labios con los míos proporcionándole el un beso mas lleno de ganas y pasión que jamás le había dado, o al menos así lo estaba sintiendo en ese preciso instante.
Mis demostraciones quizás le podían resultar abrumadoras, más cuando venían de un hombre como yo, pero es que tenía todo ese afecto avasallante guardado para ella, y solo salía sin ser previamente precisado; cuando decía que la amaba ella no solía decir nada en respuesta, si, aunque me decepcionó un poco porque también quería todo de ella sin tapujos, y claro que no dudaba que me quisiera como yo ya la amaba, pero debía ser paciente, muy paciente en el proceso.
Para cuando me di cuenta de que estaba encima de ella como un total acosador, fue muy tarde, ya parecía que le faltaba el aire, por lo que deje de apretar, pero sin apartarme por completo, para así el aire fluyera en sus pulmones, no sé en qué momento me había convertido en ese hombre de demostraciones excesivas, pero creo que debía controlarlas un poco, si no quería que huyera de mí.
-Lo siento... fue un impulso- Me excuse intentando calmar mis instintos.
Ella soltó una risita divertida.
-Al parecer debo contralarme- Repliqué avergonzado. -Antes, jamás imaginé que podía ser así, menos tomando en cuenta como ya sabes que era, digo, así ha sido desde que tengo uso de razón... los detalles de mi niñez, luego puedo dártelos- Intente explicarme torpemente. -Ahora, solo se que independientemente del hombre que hayas conocido en mí, no quiero seguir siendo el tipo que se reprime lo que siente Bella, no contigo, de ahora en adelante sí siento algo, quiero que te des por enterada- Dije metiendo una cabello suelto detrás de su oreja.
Se mantenía atenta a mis palabras, pero extrañamente en ella que siempre tenía algo que decir, en esta ocasión estaba en silencio, solo sus gestos me decían que estaba comprendiendo lo que torpemente le explicaba. Por un momento, caí en cuenta que cuando salí tan de prisa minutos antes de mi habitación en su búsqueda, que lo único que llevaba puesto era mis bóxer que era con lo que había dormido la noche anterior, por lo que alce mi dedo índice frente a ella queriendo decir que me diera un minuto, para luego darme vuelta y subir nuevamente y con rapidez los escalones e ir en dirección a mi habitación con la intención de vestirme como la gente normal.
-Kiram- Llamo a mis espaldas, a lo que rápidamente voltee para mirarla.
-También te amo… Mucho... Tanto que da miedo- Admitió temerosa mientras mordía su labio inferior.